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lunes, 14 de marzo de 2022

Ministra de Hacienda: cierre usted su tienda

 Sepa usted que los impuestos son una cosa tan seria como detraer coactivamente a un individuo una buena parte de los recursos que ha generado con su trabajo. No es de recibo utilizarlos para sus juegos partidistas.

Ministra de Hacienda: cierre usted su tienda


Alguien dijo alguna vez que la política es la única profesión para cuyo ejercicio no se exige conocimiento alguno. Nunca me gustó especialmente la frase pues, siendo objetivamente cierta, admite ser interpretada como una manifestación ocurrente de un sentimiento antisistema. Pero es imposible no admitir que algunos políticos se empeñan en acreditar diariamente su veracidad. María Jesús Montero está entre los que se llevan la palma.

Nada obliga a que un ministro sea el mayor experto de las materias de su Ministerio, ni siquiera a que las conozca en profundidad. Basta con que sepa aprovechar el know how del capital humano existente en su Departamento para gestionar éste y representarlo con la mínima eficacia y seriedad exigibles.

En la dirección expuesta, es generalmente reconocido que nuestro Ministerio de Hacienda cuenta con un ejército de magníficos técnicos. Los inspectores de Hacienda, los interventores del Estado, los Inspectores de los Servicios, los ingenieros y técnicos informáticos destinados en la estructura ministerial, todos ellos conforman un panel inigualable de capital humano que, de aprovecharse eficazmente, constituyen un formidable instrumento para el servicio de los intereses generales.

Ha instalado en su despacho una boutique low cost de propaganda política desde la que emitir los mensajes más falaces y ondear las banderas del oportunismo más ramplón

Lejos de aprovechar con eficacia lo anterior, la actual ministra de Hacienda ha instalado en su despacho una boutique low cost de propaganda política desde la que emitir los mensajes más falaces y ondear las banderas del oportunismo más ramplón.

Se ha podido percibir así en su particular cruzada contra la Comunidad de Madrid, a la que ha acusado sucesivamente de ser un paraíso fiscal -demostrando ignorar lo que es ésto-, de practicar dumping fiscal -evidenciando desconocer en qué consiste esta práctica-, o de ser insolidaria -ignorando los datos cuantitativos de la aportación madrileña al Fondo autonómico con el que se financian los servicios públicos fundamentales en toda España-. Si hubiera consultado a la Secretaría General de Política Fiscal Territorial del Ministerio de Hacienda se le hubiera explicado la falsedad de sus afirmaciones.

Se percibió también cuando apoyó la estrambótica propuesta del presidente valenciano, consistente en crear un nuevo impuesto cuyo hecho imponible fuera tener la residencia en Madrid. Si hubiera consultado a la Dirección General de Tributos habría descubierto que la pretensión de Ximo Puig suponía anatemizar a los madrileños.

Se ha percibido asimismo cuando se refiere a las subidas tributarias que nos ha impuesto su Gobierno y al “impuestazo” que proyecta imponernos recurriendo a esa manida y simplona idea: "¡Que paguen más los que más tienen!" Si hubiera escuchado a los opositores que estudian para ingresar en su Ministerio habría aprendido que la multiplicidad y diversidad con las que se manifiesta la capacidad contributiva no pueden embutirse en semejante ramplonería.

En ningún país miembro (salvo en España) se exige el vetusto Impuesto sobre el Patrimonio que ella y Pedro Sánchez se empeñan en seguir exigiendo a los españoles

Desgraciadamente, se percibe al comprobar los varios saltos en el vacío que ha obligado a realizar a sus expertos fiscales para cumplir con el encargo recibido de proponer en su Libro Blanco la prohibición a la Comunidad de Madrid de dar a sus residentes el mismo trato fiscal que reciben todos los residentes en la Unión Europea. En ningún país miembro (salvo en España) se exige el vetusto Impuesto sobre el Patrimonio que ella y Pedro Sánchez se empeñan en seguir exigiendo a los españoles. Prohibir que la presidenta Díaz Ayuso aplique a los madrileños una fiscalidad europea es ir contra la Historia y hacerlo tan solo por banderías políticas.

Pero entre lo percibido, clama ya al cielo que nuestra querida ministra encargara a sus expertos ¡analizar la fiscalidad con perspectiva de género! Pero ¿Qué broma es esta señora Montero? El género no constituye indicio alguna de capacidad de pago. Si hubiera preguntado a la Agencia Tributaria le habrían enseñado que en ninguno de nuestros impuestos se modula la caga tributaria exigida al contribuyente en razón de su género.

¿Pretendía usted que así fuera con la reforma que proyecta? O, sencillamente, su pretensión era aprovechar cualquier circunstancia, incluso los trabajos preparatorios de una reforma fiscal, para enarbolar de manera improcedente y oportunista una bandera de su credo político. Sepa usted que los impuestos son una cosa tan seria como detraer coactivamente a un individuo una buena parte de los recursos que ha generado con su trabajo. No es de recibo utilizarlos para sus juegos partidistas.

Se publicaban el sábado unas manifestaciones de José Bono en las que opinaba que Montero (la otra) y Belarra no podían seguir siendo ministras, basando su afirmación en la posición que mantienen ambas ante el criminal asedio que sufre el pueblo ucraniano. Si Pedro Sánchez le hiciera caso, que no se lo hará, podría aplicar aquello de dos por el precio de una y cambiar al tiempo a la titular de Hacienda.

Como para desgracia de los españoles las tres van a seguir en el Gobierno, bueno sería que por lo menos la Montero de Hacienda se dedicara a gestionar seriamente su Ministerio apoyándose en el magnífico equipo humano del que dispone y cerrando la boutique de marketing político que tiene abierta en su despacho.

vozpópuli

sábado, 8 de mayo de 2021

Así es como la izquierda caviar está haciendo que la vida sea más cara para los más pobres

 

La agenda progresista antepone sus ocurrencias ideológicas al bien común

Así es como la izquierda caviar está haciendo que la vida sea más cara para los más pobres

“No hay nada más tonto que un obrero de derechas”. Es una frase muy repetida por la izquierda, que se arroga la representación de los menos pudientes.

Cinco preguntas sobre la masiva subida de impuestos que preparan el PSOE y Podemos
Los demoledores datos oficiales que prueban el daño al rural provocado por el PSOE y Podemos

Una izquierda dedicada a erosionar la Libertad y la prosperidad

Ateniéndonos a los hechos, a esa frase deberíamos darle la vuelta: es un disparate que un obrero apoye a la izquierda. Primero, porque la izquierda tiene una peligrosa tendencia a erosionar la Libertad, como han visto todos los que han padecido dictaduras comunistas, y no hay nada más tonto que apoyar a aquellos que quieren imponer un régimen antidemocrático en el que no tengas derecho a opinar libremente y puedas ser encarcelado y torturado por discrepar del gobierno, como ocurre en Cuba, Corea del Norte, China y Venezuela.

Pero además, debemos recordar que la izquierda sostiene en mayor o menos medida un discurso anticapitalista y contrario al libre mercado, y la realidad es que han sido precisamente el capitalismo y el libre mercado el que más ha contribuido a extender la prosperidad en el mundo. La existencia de empresas privadas que buscan ajustarse a las preferencias y demandas de los consumidores ha demostrado ser el método más eficaz de creación de riqueza y empleo.

Los efectos de las recetas económicas socialistas y comunistas

Por el contrario, el comunismo ha demostrado ser el mayor creador de miseria. Incluso en un entorno capitalista, como hemos tenido la desgracia de comprobar en primera persona, los gobiernos socialistas ya han logrado llevar a España a la ruina en tres ocasiones en las últimas tres décadas, provocando unas cifras de paro escandalosas con sus recetas empeñadas en penalizar la creación de riqueza, promover el expolio fiscal y ahuyentar a los inversores.

Basta con ver lo ocurrido en Venezuela para darse cuenta de la enorme capacidad que tiene el socialismo de generar ruina y miseria: un país con una enorme riqueza petrolífera se ha convertido en uno de los más pobres de toda América tras 23 años de socialismo bolivariano, un disfraz bajo el que se escondía el comunismo de toda la vida. Hoy los venezolanos protagonizan el mayor éxodo que ha vivido ese continente en muchos años, huyendo de la miseria y de la opresión de la dictadura chavista. Una dictadura a la que la ultraizquierda europea, entre ella Podemos, apoyó con entusiasmo. En Venezuela muchos han visto una imagen que no era nueva, la de los supermercados desabastecidos:

Era el mismo aspecto que presentaban muchos supermercados soviéticos en los últimos años de la URSS, como vemos en esta foto de Gennady Galperin/Reuters:

Así estaba un supermercado en la ciudad de Moscú el 20 de diciembre de 1990, un año antes de la desaparición de la Unión Soviética (foto de Shepard Sherbell):

Así estaba un supermercado de Moscú en 1991; en diciembre de ese año se disolvió la URSS (foto de Sovfoto/UIG):

Y esto de aquí es una larga cola para comprar papel higiénico durante la dictadura comunista en Polonia en la década de 1980:

España empezó a destruir empleo ya antes de la pandemia

Empecemos a pensar lo que está pasando en España ya desde antes de la pandemia. Entre 2018 y 2019 socialistas (PSOE) y comunistas (Podemos) pactaron subir un 22,3% el salario mínimo, en un acto de colosal demagogia e irresponsabilidad con el que pretendían atribuirse el supuesto mérito de que los trabajadores recibiesen un sueldo mayor. En realidad, lo que hace el salario mínimo es fijar un umbral de productividad para acceder al mercado laboral: si no llegas, te quedas en el paro. Una medida así perjudica especialmente a los trabajos menos cualificados. El gobierno negó la evidencia, pero al final se cumplió lo que muchos avisaban: ya antes de la pandemiaEspaña había pasado de crear empleo a destruirlo, especialmente en el sector agrario.

La pésima gestión del gobierno socialista-comunista durante la pandemia ha agravado y mucho esa situación. La imprevisión del gabinete de Pedro Sánchez y las medidas que tomó -empezando por impedir trabajar a muchas empresas- han disparado el paro y la pobreza en España, haciendo que las llamadas “colas del hambre” se incrementen de manera alarmante. En este escenario, el gobierno no ha tenido mejor ocurrencia que anunciar una subida masiva de impuestosque afectará especialmente a las rentas más bajas, con medidas tan injustas y abusivas como el cobro de peaje por el uso de autovías y carreteras que ya pagamos con nuestros impuestos. Ese expolio fiscal sólo conseguirá ahuyentar aún más a los inversores, destruyendo más puestos de trabajo.

La izquierda caviar: acomodados que dedican su tiempo a ocurrencias ideológicas

En los años 80 se acuñó en Francia la expresión “izquierda caviar” para referirse a los izquierdistas que llevaban una vida acomodada que cuadraba muy poco con su ideología. Esa izquierda caviar tiene preocupaciones muy diferentes a las de la gente con menos recursos. Mientras a ésta le preocupa tener trabajo para poder dar de comer a sus hijos, la izquierda caviar, que tiene la vida resuelta -a menudo gracias a sueldos públicos que pagamos todos- se dedica a pasatiempos como el ecocatastrofismo, el animalismo, la ideología de género y otras pintorescas ocurrencias ideológicas.

Como consecuencia de esas pautas ideológicas, hoy en día muchos miembros de la izquierda caviar están aplaudiendo que se impongan peajes a todos los conductores, incluso a los menos pudientes, porque al fin y al cabo esos socialistas y comunistas de clase media o alta no van a ser los más afectados por esas medidas. Consideran que así se hace un favor a la ecología, aunque el efecto inmediato sea encarecer el coste de la vida a los más pobres.

Los ejemplos de la carne, los viajes en avión y la factura de la luz

Últimamente han tenido otras ocurrencias, como que deberíamos dejar de comer carne: ya se está hablando de crear un impuesto a los productos cárnicos con el pretexto de “reducir su impacto medioambiental”, cuyo posible efecto será una merma en la producción de alimentos y su consiguiente encarecimiento.

También nos han dicho que deberíamos viajar menos en avión por motivos ecológicos: Hacienda acaba de anunciar un impuesto a los billetes de avión que llama “tasa ecológica” y que hará que ese tipo de viajes sean menos asequibles para la clase media y baja. Mientras tanto, todos los españoles seguimos pagando los frecuentes vuelos de Pedro Sánchez en su avión oficial Falcon.

Además, el empeño ecologista por cerrar centrales nucleares y promover energías renovables, mucho más caras y mucho menos rentables, ya ha costado a España en los últimos años decenas de miles de millones de euros, que ya se ha plasmado en un constante aumento de la factura de la luz para todos, pero que afecta especialmente a las rentas más bajas.

La utopía comunista del Foro Económico Mundial: «No poseerás nada y serás feliz»

Que estas medidas perjudiquen a los menos pudientes es algo que a la izquierda caviar le trae sin cuidado. Una de las predicciones hechas por el progresista Foro Económico Mundial en 2017 para 2030 fue: “No poseerás nada y serás feliz”. Es la vieja utopía comunista con un nuevo disfraz, pero con el mismo resultado: eliminar el derecho a la propiedad privada y convertirnos en esclavos del Estado. De hecho, la última reunión de ese Foro tuvo a la China comunista como principal protagonista. Todo parece apuntar a que la izquierda está aprovechando la pandemia para acelerar esa agenda política. Una pandemia que casualmente surgió de China. Y aún hay quien dice que “no hay nada más tonto que un obrero de derechas”, cuando es precisamente la izquierda la que está arruinando a los trabajadores. A ver si algunos despiertan ya.

Foto principal: Peter Turnley. Habitantes de la ciudad rusa de Novokuznetsk haciendo cola a la entrada de una tienda en los años finales de la URSS.

lunes, 30 de noviembre de 2020

El "impuestazo" que impone Rufián a Sánchez en Madrid y Andalucía, otorga mayoría absoluta al PP.

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Hoy por hoy, PSOE + Podemos no ganarían en ninguna comunidad autónoma, bajando entre 35/40 diputados si hubiese elecciones generales. Alfonso Guerra y Felipe González piden libertad de voto a los congresistas del PSOE en Andalucía, Madrid, Castilla la Mancha y Extremadura; los diputados nacionales de la Comunidad de Murcia han pedido un aplazamiento de la votación de los PGE, de otro modo, se verían obligados a votar “NO”-

En dichas comunidades se da por descontado que al más mínimo movimiento del “impuestazo” derivado del órdago que lanzan los independentistas a la bestia negra de España, Pablo Iglesias, en calidad de dueño de Pedro Sánchez, ellos convocarán elecciones que con toda seguridad ganarán.  El valenciano, Ximo Puig ha dejado entrever que se retira de la política a primeros de año. Bien sabe Ximo que la Comunidad valenciana y Ayuntamiento de la capital volverán a ser de la derecha.

El PSOE, y Pedro Sánchez el primero, ha dado rienda suelta al argumento de que lo acordado con los nacionalistas catalanes a cambio de su SI a los PGE forma parte de una estrategia nacional cuyo fin es buscar la «igualdad de oportunidades», y no un ataque contra la capital. Pero las explicaciones llegaron demasiado tarde. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ya lo había dejado claro a principios de semana: la reforma fiscal acordada con el Gobierno tiene como objetivo último acabar con el «paraíso fiscal montado por la derecha» en las Comunidades donde gobierna.

 

Nadie duda en calificar esta nueva ofensiva de «despropósito» y de «farsa» contra la que pelearán «con uñas y dientes» -la propia Díaz Ayuso ha reivindicado en los últimos días que se convertirá en la «peor pesadilla» de los que intenten imponer una subida de impuestos en Madrid-, pero no niegan que, a nivel estratégico, este órdago sobrevenido no deja de ser muy positivo para el liderazgo de la «bestia negra» de Sánchez, como refería el rotativo francés Le Figaro.

 

La clave de la batalla impositiva que plantea el Gobierno, «parapetado» tras un partido independentista, es que se plantea en el largo plazo. Lo pactado entre Moncloa y Esquerra se resume en la creación de un comité bilateral entre Hacienda y los independentistas con expertos que, en última instancia, avalen una reforma fiscal «total, justa y progresiva». Y los plazos que maneja la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para tener lista la modificación legal no baja de, al menos, un año vista, un balón de oxígeno lo suficientemente amplio como para mantener la agitación política y social y que el argumento del ‘Madrid nos roba’ acabe traduciéndose en votos para Isabel Díaz Ayuso.

 

Las encuestas internas que manejan en el PP apuntan que la figura de la presidenta de la Comunidad de Madrid se ha reforzado en los últimos meses y que, de haber elecciones en el corto plazo, el resultado doblaría al obtenido en las autonómicas del 26-M. Admiten que durante los meses posteriores a la primera oleada de la pandemia, fruto de las múltiples polémicas que han salpicado a Díaz Ayuso, su liderazgo fue cuestionado incluso por algunos compañeros de filas que evidenciaron, en privado, ciertas fisuras internas sobre si había sido o no un acierto de Casado elegirla como apuesta personal para ponerse a los mandos de la Comunidad de Madrid.

 

Que los independentistas catalanes hayan metido esta cláusula en su contrato particular con el Gobierno para apoyar los Presupuestos coincide en el tiempo con el horizonte electoral en Cataluña, que se celebrarán el próximo 14 de febrero. En este caso, la formación independentista podrá hacer campaña con el principio de acuerdo para la armonización fiscal, en su caso por haber amarrado el compromiso del Gobierno para acabar con los «beneficios» fiscales de Madrid que, a juicio de los soberanistas, acentúa la fuga de empresas y de riqueza hacia la capital. Pero no serán los únicos.

El PP también intentará sacar tajada de esta nueva batalla política. Esta semana, la propia Díaz Ayuso ha estado en Cataluña, y no será la última. Allí, mano a mano con el candidato de los populares a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, hará gala de la teoría de que «Madrid y Cataluña juntas son mucho más fuertes», como defendió la presidenta regional el pasado viernes, momento en que pidió construir un «puente económico» entre ambas autonomías frente a la «ruptura» que esboza el independentismo.

 

Desde que Gabriel Rufián lanzase el órdago contra Madrid el pasado lunes, Génova ha desplegado también una campaña en defensa de la líder madrileña. Y aunque ha habido algún cabo suelto, como Núñez Feijóo -el presidente gallego sí defendió la armonización fiscal, aunque «a la baja»- la tónica general es la de cierre de filas con la presidenta regional y aprovechar este nuevo argumento contra el Gobierno como elemento diferenciador de la campaña que hagan sus homólogos de Ciudadanos o de Vox en Cataluña.

La Comunidad de Madrid ha sido la primera en bonificar los tributos de Patrimonio, de Sucesiones o de Donaciones. El primero de ellos lo tiene bonificado al 100%, por lo que, en la práctica, no se aplica, mientras que en los dos siguientes la deducción es del 99%. Pese a ello, es la región que más contribuye a la solidaridad interterritorial: aporta el 68% del montante total del Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales.

 

Otro de los puntos más polémicos de la fiscalidad madrileña es el hecho de que, a día de hoy, la región tiene el tramo autonómico del IRPF más bajo de España -9%-. Y no se detendrá ahí. Ayuso adelantó, el pasado mes de septiembre, que llevaría a cabo otro recorte fiscal de este tributo en otro medio punto, hasta el 8,5%, tal y como prometió en campaña, aunque por el momento la iniciativa se encuentra paralizada a causa de los efectos de la crisis del Covid-19.

miércoles, 20 de mayo de 2020

¿En qué manos estamos?


Iglesias echa mano del remedio más trillado: subir los impuestos


«No fue un crimen, fue un error», dijo Fouché del fusilamiento del
Duque de d’Enghien por orden de Napoleón. Parodiándolo, podríamos
decir que considerar «de poco valor añadido, estacional y precario» el
turismo español como ha hecho Alberto Garzón, no es un error, es una
melonada. Primero, porque el turismo es la primera industria de
España, que, en 2018, supuso 191.000 millones de euros, el 15% del
PIB y creó 2.600.000 empleos. Debería saberlo el ministro de
Comercio. Y si no lo sabe, no debería estar un minuto más en el cargo.
E incluso si fuese verdad, su deber era exponer la riqueza cultural,
climática, culinaria de nuestro país, como hacen todos los ministros de
todos los países. Claro que
 lo compensa su jefe al habernos ahorrado 300.000 muertos con el
Estado de alarma. Ya le oyeron ayer a la hora del aperitivo. ¿Quién le
dio la cifra, su comité científico? Otra razón para que conozcamos sus
nombres. ¿O fue investigación suya? Entonces, habría que pedir para
él el Nobel de Medicina, de la Paz o de Literatura.
Aunque tampoco ha estado mal su vicepresidente segundo, Pablo
Iglesias, que insiste en tener la fórmula para domesticar la otra gran
crisis que amenaza aplastar nuestra económica. Ya que desde la
introducción del euro los estados que lo aceptaron como moneda no
pueden darle a la maquina de fabricar billetes para pagar sus deudas,
Pablo Iglesias echa mano del remedio más trillado: subir los
impuestos: a los más ricos (olvidando que pueden llevar su capital a
lugares donde lo tratan mejor); a las transacciones financieras (con lo
que devaluará la Bolsa); a los patrimonios (lo que significa la ilegal
«doble imposición», pues ese dinero ya tributó al ganarse) y alguna
otra genialidad del que está fascinado por lo bien que le va a
Venezuela. Y si las recetas de estos miembros destacados del gabinete
no bastasen para arruinar España, la ministra de Trabajo se dispone a
despachar agentes al campo «para detectar esclavitud». Que allí hay
abusos, seguro, como en todas partes. Pero se denuncian y persiguen
para eso están inspectores y sindicatos. Que la agricultura española ha
dado un salto gigantesco, no hace falta más que ver sus desfiles de
tractores. España es hoy la huerta de Europa con explotaciones
grandes y pequeñas que compiten con las más avanzadas
Que la ignorancia abunda en los casos citados es evidente. Pero que se
hayan impuesto en el gabinete, donde hay personas mucho más
enteradas en economía, turismo y agricultura, resulta preocupante, al
demostrar que el «jefe» está con aquellos. Sánchez dijo en su día que la
idea de Podemos en el gobierno no le dejaba dormir. Pero resulta que
quien gobierna es Unidas-Podemos, -anticapitalista, antimercado,
antidemócrata- al que pertenecen los citados y están llevando al pie de
la letra su programa, empezando por arruinar un país y terminando
por quitarle sus libertades, para conducirlo más fácilmente. Otro día se
lo explicaré con detalle, pues me queda sólo espacio para decir que
quien tenemos hoy problemas de sueño somos los españoles.
Jose María Carrascal

jueves, 20 de febrero de 2020

EL EMBUDO FISCAL



En España existen 65 impuestos regionales específicos, casi todos de carácter medioambiental -aguas, vertidos, plásticos, residuos, azúcares y hasta caza- aunque también los hay sobre turismo, juego o vivienda. La mayoría de las comunidades de la «caja común», las que no disponen de regímenes forales, establecen además recargos sobre tributos cedidos en todo o en parte, en especial sobre el de la renta.
Y es Cataluña, con trece gravámenes propios y cuatro puntos más en el tramo alto del IRPF, la que más presión aplica a sus contribuyentes, aproximadamente el doble de la media, sin que esta voracidad recaudatoria haya servido para evitar que los indicadores de prosperidad decrezcan y que las cuentas autonómicas estén en quiebra técnica.
Por el contrario en Madrid, donde en vez de destinar fondos a políticas identitarias y fomento de la independencia se alivia a los ciudadanos con rebajas estimables en su declaración de Hacienda, el PIB per cápita es el más alto de España, la economía crece con fuerza y se registra la menor tasa de desempleo según la EPA. Por más que la relación entre causa y efecto no sea directa, algo tendrá que ver la benevolencia tributaria con ese dinamismo basado en las recetas de un liberalismo persistente en la defensa de sus ideas.
Sin embargo, como la envidia es el gran defecto español y los nacionalistas son españoles aunque les escueza serlo, han dado en presionar al Gobierno -a través de los empresarios, siempre genuflexos ante un poder que los riega de subvenciones para tenerlos contentos- instándolo a cortar el oxígeno fiscal a los madrileños e impedir que otras autonomías del PP sigan su ejemplo. (En Andalucía, por cierto, Juanma Moreno va con retraso en sus promesas al respecto).
El soberanismo de los soberanistas sólo rige de puertas para adentro: reclaman más competencias pero se ponen de los nervios si las demás regiones utilizan los mismos instrumentos. El clásico embudo, con la parte ancha para sí y la estrecha para el resto; una falta de respeto a las reglas del juego que ellos mismos impusieron cuando forzaron el límite del autogobierno pensando en el exclusivo disfrute de sus privilegios. Tan constitucional y tan legítimo es suprimir o bajar impuestos como subirlos e inventar otros nuevos. Y más eficaz, vistos los efectos.
Naturalmente, el PSOE y sus socios ven con simpatía la posibilidad de castigar a esos bastiones rebeldes a su dominio, los territorios en que la odiosa derecha se empeña en demostrar la existencia de un modelo de sociedad más libre y con mayores incentivos.
El credo exactivo del progresismo considera poco menos que un delito que a la gente le quede algún dinero en el bolsillo. Pero esta batalla no es sobre dinero sino sobre algo mucho más importante: se trata de la libertad, de los derechos individuales siempre amenazados bajo la coacción de un colectivismo insaciable.
Ignacio Camacho ( ABC )

miércoles, 9 de octubre de 2019

Pedro Sánchez aprobará una subida de impuestos de 6.000 millones diez días antes de las elecciones

Bruselas ha puesto como fecha límite el 31 de octubre para que el Gobierno presente el plan presupuestario con el que prevé cumplir el déficit el año que viene.
Pedro Sánchez y María Jesús Montero. 

Pedro Sánchez trabaja en una subida de impuestos para 2020. Pero el mayor contratiempo es que tendrá que anunciarla a tan solo diez días de las elecciones generales por imposición de Bruselas. En Moncloa asumen que esa circunstancia va a desgastar al PSOE en plena campaña electoral.
En la Comisión Europea no se pasa por alto que Sánchez se acaba de comprometer a subir las pensiones de 2020 en diciembre, de acuerdo con la inflación, aunque para entonces continúe en funciones. La promesa -un guiño dirigido a nueve millones de jubilados-, se produce a un mes del 10-N.
El presidente anunció también este lunes 35 medidas sociales más como anticipo de su programa electoral.
Tras las pensiones, la segunda gran promesa del PSOE es subir de nuevo el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) -tras el incremento del 22% de este año- hasta situarlo al final de la legislatura en el 60% del salario medio, según lo establecido en la Carta Social Europea (unos 1.200 euros anuales).

No hay ni rastro en el programa electoral
Sin embargo, Pedro Sánchez ha pasado de puntillas por las subidas de impuestos que debe afrontar dentro del giro que ha protagonizado en los últimos días, que incluye un cambio de tono con el independentismo catalán.


Por el momento, el PSOE ha evitado, en el escueto documento de apenas nueve páginas presentado este lunes, casi cualquier referencia explícita a las subidas de impuestos en las que está trabajando desde hace unos meses.
Tan solo hay una mención a una “fiscalidad justa”, con “más progresividad”, que inmediatamente se diluye con el objetivo de proseguir con el proceso de reducción del déficit y la deuda pública, que se encuentran entre los más elevados de Europa.

No podrá ocultar la subida de impuestos
Sin embargo, fuentes de la cúpula económica del Gobierno han admitido a Confidencial Digital que Pedro Sánchez no podrá ocultar esta vez la subida de impuestos hasta después de las elecciones, como hizo en los comicios del pasado 28 de abril.
Entonces, el Ejecutivo pudo aprovechar el límite del 30 de abril establecido por Bruselas para remitir la actualización del Programa de Estabilidad Financiera 2019-2022.
Así las cosas, Sánchez obvió durante la campaña el aumento de la presión fiscal y comunicó a la Unión Europea, dos días después de ganar las generales, un incremento de la recaudación de 26.000 millones de euros acumulados en los próximos cuatro años.
Detalló que los ingresos procederían del aumento de la presión fiscal (entendida como ingresos públicos en porcentaje del PIB), que pasaría del 38,9% del 2018 al 40,7% en 2022.
Las críticas no se hicieron esperar. “Sablazo intolerable a las clases medias”, “escándalo” o “fraude” fueron algunos de los calificativos empleados por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que censuraba que Sánchez lo hubiera “ocultado” para no perder votos el 28-A.
Pablo Casado también se unió a los reproches por la “subida de impuestos de 26.000 millones en los próximos años” y reclamó “explicaciones inmediatas”.

Plan presupuestario antes de acabar octubre
Pero el escenario será esta vez totalmente distinto. No habrá flexibilidad por parte de Bruselas y el Gobierno tendrá que retratarse antes de final de mes, según ha podido confirmar a ECD por fuentes comunitarias.
Deberá remitir a la Comisión Europea el plan presupuestario de 2020, pese a encontrarse en funciones, con el que prevé cumplir con el déficit autorizado por la UE para el año que viene.

Hacienda incluirá buena parte de las medidas recogidas en el proyecto de Presupuestos para 2019, que finalmente no salió adelante, así como las cifras macroeconómicas y la previsión de ingresos y gastos acorde con las medidas fiscales previstas.

Una subida de impuestos de 6.000 millones
El envío del borrador presupuestario a la Comisión Europea se producirá después de que el documento reciba el aval del Consejo de Ministros. En todo caso, el Ejecutivo es consciente de que la fecha límite para aprobarlo está fijada diez días antes de las elecciones.

Fuentes conocedoras de las cifras que se perfilan estos días en el Ministerio de Hacienda explican a ECD que el Gobierno tiene previsto detallar su hoja de ruta en materia fiscal en esa comunicación oficial a Bruselas, donde reconocerá ya una subida de impuestos de casi 6.000 millones de euros para el próximo año.

Un nuevo tributo verde sobre el CO2
Pese a ello, en el anticipo del programa socialista de cara al 10-N, que acaba de presentar el propio Sánchez tan solo figura un nuevo impuesto verde sobre el dióxido de carbono.
Han desaparecido, al menos de forma explícita, las ocho subidas de impuestos anunciadas en su propuesta abierta para un programa común progresista -con la que buscaba el apoyo de Unidas Podemos a un Gobierno socialista- a principios de septiembre.
En aquel momento, el PSOE proponía un tipo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades de las grandes empresas, un subida del IRPF a las rentas altas, crear la ‘tasa Tobin’ (sobre las transacciones financieras) la ‘tasa Google’ (sobre las grandes plataformas digitales), y la puesta en marcha de impuestos verdes. Unos tributos que, con toda seguridad, volverá a incluir ahora en el plan presupuestario para 2020.

ECD

miércoles, 8 de mayo de 2019

Sánchez reconoce ante la UE que 7 de cada 10 euros de subidas fiscales saldrán de empleados y empresas

Pedro Sánchez,

 El saqueo fiscal que ha previsto Pedro Sánchez para los próximos años, según las cuentas presentadas ante la UE alcanzaría lo 95.505 millones de euros en 2022, afectará especialmente a las familias –sobre todo clase media– y a las empresas. Siete de cada 10 de euros recaerán básicamente sobre el conjunto de los pagadores del IRPF, del Impuesto sobre Sociedades y de las cotizaciones sociales. Y, por lo tanto, golpearán al empleo de forma prioritaria.
El PSOE afirma que sus subidas de impuestos se limitarán a 5.654 millones de euros y a otros 3.786 millones a través de subidas de las cotizaciones sociales. Es decir, 9.440 millones en total. Y asegura que, además, la práctica totalidad de ellos saldrán de rentas altas y grandes empresas. Pero los documentos del Programa de Estabilidad remitidos a Bruselas no confirman ese mensaje. Todo lo contrario: para empezar, al cierre de la legislatura, Pedro Sánchez cuenta con extraer de los bolsillos de los particulares y empresas españolas un volumen de impuestos muy superior, 95.505 millones de euros más que en la actualidad.
Las estimaciones trasladadas ya a la Comisión Europea por el equipo de Pedro Sánchez recogen un alza del pago por impuestos directos (principalmente Impuesto de la Renta y de Sociedades) de aquí al cierre de la legislatura (2022) de 36.947 millones de euros. La última estimación de recaudación anual del IRPF, por poner un ejemplo que permita comparar la magnitud del golpe fiscal, apuntaba a unos ingresos totales de 84.000 millones de euros por este impuesto. Por lo tanto, es literalmente imposible que un aumento equivalente a esos 36.947 millones de euros anunciados ante Bruselas por el Gobierno socialista pueda salir sólo de las rentas más altas (por encima de 60.000 euros de renta declarada anual sólo se encuentra el 3,5% de los trabajadores españoles) o de las grandes empresas.

Dicho de otra manera, el PSOE sabe que sus subidas fiscales afectarán a un universo muy superior de contribuyentes, o, lo que es lo mismo, a las clases medias y empresas de menor dimensión.
Por impuestos indirectos (donde los principales tributos son el IVA y los Impuestos Especiales), el Gobierno espera lograr un aumento de recaudación fiscal de 22.665 millones de euros.
Y por cotizaciones sociales -de nuevo, otro impuesto que recae sobre el conjunto de los trabajadores, la totalidad de las empresas y el empleo en definitiva- Pedro Sánchez espera recaudar 31.169 millones de euros más, es decir, prácticamente lo mismo que por la subida de los impuestos sobre la Renta y Sociedades.
En resumen, que sobre los 95.505 millones de euros más que pretende extraer Sánchez de los bolsillos de los contribuyentes españoles, siete de cada 10 euros saldrán de los trabajadores y las empresas. Todo un golpe fiscal que tendrá efectos económicos en la capas medias y en la creación de empleo.


viernes, 3 de mayo de 2019

Hachazo fiscal de ¡20.000 millones!, estaban avisados, que nadie se lamente

Pues nada, ya tenemos aquí la primera consecuencia inmediata, directa, en vena, del triunfo de Pedro Sánchez en las elecciones generales: una subida de impuestos de 20.000 millones de euros.
Nada nuevo bajo el sol, lo que ya se sabía y se avisó, que no era ninguna broma que el candidato socialista siguiera al frente del Gobierno. Así que pocos lamentos y aflojar el bolsillo, sobre todo la clase media, ese 40% de la población que no llega a los 60.000 euros y que tendrá que hacer frente a esta facturilla de nada que nos ha puesto Sánchez sobre la mesa.
Porque a los ricos de verdad, no se engañen, esto les da igual, tienen su Sicav y si no se llevan su dinero a Suiza, y hacen muy bien. No es agradable pagar las ínfulas de grandeza de una izquierda que, como se ha visto, tira el dinero en Planes E o en pagar sus campañas electorales, por poner un ejemplo.
Esto era lo que, a mi juicio, se tenía que haber evitado en estas elecciones, que nos lleven de nuevo a la ruina, a la subida del paro (ya lo han advertido hoy los autónomos, que el desempleo puede incrementarse un 40%)  y del déficit. Y sobre todo, que se acometa una reforma educativa que atente contra la concertada y la religión católica.
Cada momento político es distinto, a la hora de decidir a quién votar entre las opciones que más se acercan a lo que pensamos cada uno, y este, era la economía, el futuro del país y el prestigio exterior de España como país moderno, moderado y europeo.
Cuando no hay crecimiento económico, el trabajo se resiente y empieza una crisis más importante que la económica, la de valores y de la propia autoestima de la sociedad.
Todo el mundo estaba avisado, pero España ha elegido este camino, y hay que respetarlo.
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