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viernes, 23 de junio de 2017

Hoy van a por los toreros, y mañana irán a por los que beben leche y comen carne

En EEUU animalistas han empezado a comparar a los que beben leche con nazis

Hoy van a por los toreros, y mañana irán a por los que beben leche y comen carne

Mar 20·6·2017 · 21:38 12
El pasado sábado murió el torero español Iván Fandiño a causa de una cornada, durante una corrida de toros en Francia. Inmediatamente muchos animalistas se lanzaron a celebrar su muerte.
No sólo toreros: el animalismo también va contra científicos, pescadores, ganaderos…
El animalismo y el marxismo cultural: una muy interesante entrevista a Álex Lachhein
Contra los toros pero a favor de matar a hijos por nacer
Los energúmenos no dudaron en llamar “asesino” al torero, tal vez olvidando que un asesino es aquel que matar con alevosía, ensañamiento o por una recompensa a un ser humano. Se da la circunstancia de que muchos de los que llaman “asesino” al torero no tienen inconveniente alguno en llamar “derecho” al asesinato de hijos por nacer en el vientre materno.
Brutal paliza de animalistas contra un torero en Cádiz
Ayer también se conoció la brutal paliza recibida por otro torero a manos de un grupo de animalistas, que le reconocieron cuando comía en un restaurante en Zahara de los Atunes (Cádiz). Los agresores le llamaron “hijo de puta”, “criminal” y “asesino de mierda”. Al escuchar los insultos, la mujer que acompañaba al torero salió a tomar el aire a causa de un ataque de ansiedad. El torero vio como los animalistas agarraban por el pelo a la mujer y salió en su ayuda, momento en que le agredieron a él, requiriendo atención médica a causa de los golpes recibidos.
Científicos, ganaderos y pescadores, también en el punto de mira
Estos dos episodios son sólo los últimos de un fenómeno cada vez más preocupante: la violencia de los animalistas, un grupo de gente que está actuando como una secta peligrosa, agrediendo a todos los que no comparten sus patrañas. La excusa hoy es llamar “asesinos” a los toreros, pero pronto no se limitarán a eso. Recordemos que el animalismo ha puesto también en su punto de mira a científicos, ganaderos y pescadores, a los que acusan de lucrarse con el sufrimiento y la muerte de animales. Si el animalismo prohibiese esas actividades morirían muchos seres humanos, ya no sólo por las necesidades alimenticias de la población -es imposible alimentar a un país como es debido prescindiendo de la leche, de la carne y del pescado-, sino también porque la experimentación con animales es imprescindible para lograr avances médicos en la lucha contra enfermedades, como ha recordado la Confederación de Sociedades Científicas.
Según PACMA consumir leche es ‘cruel’; PETA dice que es propio de nazis
Tampoco tardarán en verse señalados no ya los productores de leche, carne y pescado, sino también los consumidores. El Partido Animalista (PACMA) de España ha llegado a afirmar que “el consumo de animales supone la muerte de miles de millones de éstos en todo el mundo”. Recordemos, sin ir más lejos, que el año pasado, el PACMA rompió cualquier posibilidad de acuerdo con Podemos porque Pablo Iglesias se había comido una langosta. En España grupos animalistas ya se han manifestado para pedir que se prohiba ordeñar a las vacas. No es un caso aislado dentro del animalismo. En su web, el PACMA afirma: “Tendemos a pensar que consumir leche es menos cruel que comer carne, pero la realidad es otra”. El pasado mes de abril en Estados Unidos se produjo una sonada polémica cuando los animalistas de PETA equipararon a quienes beben leche con los nazis. Por si no bastaba con eso, ese mismo mes PETA arremetió contra Nintendo acusándole de promover el consumo de leche de vaca en un videojuego. Imaginemos lo que puede llegar a pasar si esta secta ideológica sigue creciendo y si no ponemos freno de una vez a sus disparates.

sábado, 17 de septiembre de 2016

¿Por qué callan los antitaurinos ante la violencia brutal contra los corderos? Con los musulmanes, los farsantes no se atreven.



¿Por qué callan los antitaurinos ante la violencia brutal contra los corderos? Con los musulmanes, los farsantes no se atreven.


En la imagen, matanza de corderos sin ningún tipo de control en un solar privado.

Lo bueno del proyecto mundialista es que resulta tan previsible como pueden comprobar casi a diario los lectores de este medio. La defensa de determinados ‘valores’ con la mascarada del animalismo, el feminismo, el ecologismo o el antirracismo, entre otros, se contradice luego con su elocuente indiferencia cuando esos mismos ‘valores’ son salvajemente atacados por los miembros de las comunidades islámicas.


¿Por qué callan los antitaurinos ante la violencia brutal contra los corderos? Con los musulmanes, los farsantes no se atreven.

Lo bueno del proyecto mundialista es que resulta tan previsible como pueden comprobar casi a diario los lectores de este medio. La defensa de determinados ‘valores’ con la mascarada del animalismo, el feminismo, el ecologismo o el antirracismo, entre otros, se contradice luego con su elocuente indiferencia cuando esos mismos ‘valores’ son salvajemente atacados por los miembros de las comunidades islámicas. Ya se sabe que el mundialismo tiene entre ceja y ceja la desintegración de las identidades nacionales y la reducción demográfica de las poblaciones autóctonas europeas. La utilización de colectivos como el de los antitaurinos responde a esa estrategia aniquiladora. Las contradicciones en las que incurren merecen ser enumeradas.

El pasado sábado, miles de personas invadieron el sábado las calles de Madrid para reclamar la “abolición de la tauromaquia”, tras haber logrado la prohibición de una célebre fiesta, el Toro de la Vega, que termina con la muerte del toro abatido con lanzas.

Antitaurinos en uno de sus habituales ‘numeritos’. 
Con el islam no se atreven.

Numerosos manifestantes llevaban pancartas con lemas como “el torear, escuela de crueldad” o “corrida, vergüenza nacional”. Ya conocen los lectores el alborozo con el que los miembros de este colectivo respondieron en las redes sociales a la trágica muerte del torero Víctor Barrio en el coso taurino de Teruel, el pasado mes de julio.

Antitaurinos con estética ‘perrofláutica’ protestan contra la tradición del toro de la Vega.

Hoy mismo, un grupo de animalistas se han enfrentado a vecinos de la localidad vallisoletana de de Tordesillas en los prolegómenos del Toro de la Peña en Tordesillas. Este festejo se ha celebrado por primera vez en la localidad vallisoletana en sustitución del Toro de la Vega, tras prohibir la Junta de Castilla y León la muerte de animales en público en festejos populares.

Pasadas las 9 horas, una decena de activistas contrarios al torneo ha cruzado insultos con aficionados y vecinos del pueblo que estaban a la salida del puente, cogiendo sitio y esperando para ver el festejo. Los dos grupos se han increpado y han intercambiado golpes, ante lo que han tenido que intervenir el jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Valladolid, el coronel Juan Miguel Recio, y el subdelegado del Gobierno en esta provincia, Luis Antonio Gómez. Ambos han mediado y el subdelegado ha resultado zarandeado.

AD ya se preguntó hace unas semanas por qué los animalistas españoles lanzan siempre sus dardos envenenados contra los aficionados de la fiesta brava y no, por ejemplo, contra los promotores y participantes de las peleas de gallos. Se trata de un espectáculo sangriento en el que los gallos son colocados en un ring y son obligados a pelear a muerte para la “diversión” de los espectadores. Pese a ser ilegal en muchos países, en España se celebran cada año en medio de grandes apuestas.

Los gallos nacen, son criados y entrenados para pelear en “granjas de juego”. Los criadores (también llamados “galleros”) matan a las aves que creen inferiores, conservando solo aquellas aves que tienen “juego”—el deseo de pelear. Muchas de estas aves pasan la mayor parte de sus vidas atadas de una pata en una vivienda inadecuada, ya sea en un cilindro de plástico o en una pequeña jaula de alambre. Los criadores “acondicionan” a las aves para pelear a través de trabajo físico, lo que incluye el atar pesas a las patas de los gallos, y “peleas de práctica” con otros gallos.


Pelea de gallos

Los criadores a menudo arrancan las plumas y mutilan las crestas y barbillas de los gallos (la carne sobre sus cabezas y debajo de sus picos) con tijeras para prevenir que otros gallos se los arranquen dentro del ring. Debido a que los gallos no tienen glándulas sudoríparas, el perder estas partes del cuerpo los priva de la capacidad de enfriarse. Algunos “galleros” cortan los espolones de las aves, que son las protuberancias naturales de sus huesos en sus piernas, y así armas artificiales más mortales puedan ser atadas a sus piernas.

Generalmente las peleas de gallo se realizan en recintos redondos o cuadrados llamados “galleras”. Son lugares absolutamente sórdidos, inundados de un vocerío ensordecedor. Con las plumas del cuello encrespadas y las alas revoloteando, las aves saltan y se esquivan unas a otras. Se patean y combaten en el aire, golpeándose entre ellas con las patas y el pico”.

Si la pelea disminuye, los galleros recogen las aves y las golpean en la espalda, le dan un estirón a sus picos, o las colocan pico a pico en un intento de “avivar el frenesí”. Las aves son, a continuación, regresadas a la gallera, y la lucha no termina hasta que un gallo muere o queda moribundo. Las aves “perdedoras” a menudo son desechadas en un barril o bote de basura cerca del ruedo, incluso cuando aún están vivas.

Además de la crueldad contra los animales, las peleas de gallos se relacionan a menudo con otros delitos, como apuestas ilegales, venta o uso de drogas, e incluso asesinato. Entre los incidentes conocidos este mismo año destaca el del pasado 4 de junio, cuando cuatro personas resultaron heridas de bala (una de ellas de gravedad), en la localidad granadina de Villanueva Mesía, en un tiroteo protagonizado por miembros de dos familias que, presuntamente, asistían a una pelea de gallos ilegal.

Es sabido que esta práctica sangrienta es cultivada y promovida sobre todo por personas de etnia gitana. ¿Será acaso esta circunstancia, o la constatación de que esa gente no reaccionaría con la candidez de un aficionado a los toros, por la que no hay datada ninguna protesta de los animalistas contra las peleas de gallos?

Otro tanto ha ocurrido estos días a cuenta del silencio de los farsantes animalistas con la celebración musulmana del Aid El Kebir, más conocido como Celebración del Sacrificio o Fiesta del Cordero. Se calcula que alrededor de un millón de corderos han sido degollados en España. Característica de esta fiesta es la violencia brutal hacia los animales. Desde el momento de la carga, donde se puede ver a los operarios pisando la cabeza de los corderos, o dándoles patadas para moverlos, hasta la matanza en sí misma, donde el horror es indescriptible. Corderos completamente aterrorizados intentando escapar de los matarifes, agonizando durante minutos cubiertos de su propia sangre. También se han visto operarios insertando un compresor en las patas a los animales para separar la piel estando aún vivos, esto causa un dolor terrible.

La Fiesta del Sacrificio, también conocida como “La Fiesta del Cordero” es la mayor festividad del Islam, y en ella los musulmanes de todo el mundo hacen una ofrenda de un sacrificio animal. Es en referencia al pasaje del Corán en el que Abraham estuvo dispuesto a matar a su hijo como muestra de su lealtad a Dios, y justo cuando estaba dispuesto a degollarlo apareció éste y lo detuvo. En agradecimiento Abraham mató a un cordero. La brutalidad de la matanza es tal que pueden verse en internet algunas calles de Melilla teñidas literalmente de sangre.

Una imagen que los antitaurinos no denunciarán nunca.

Como no es necesario aclarar, los antitaurinos han permanecido un año más ciegos y mudos ante estas salvajes matanzas. La determinación con la que defienden los “derechos” del toro se desvanece en el caso de Aid El Kebir. Los animalistas, fieles al amo que ordena y paga, consideran legítimo e incuestionable el degollamiento a cuchillo de millones de corderos en todo el mundo… a condición eso sí de que miren a la Meca.

Existen innumerables informes que acreditan cómo los participantes en estos rituales no suelen tener documentos que acrediten la procedencia del ganado ni cuentan con la presencia de un veterinario, tal y como estipula la normativa.

Grupos de ellos convierten los pisos, patios interiores, solares privados y terrenos públicos en mataderos improvisados donde llevan a cabo la matanza del cordero sin ningún tipo de control.

Nada de esto parece importar a los antitaurinos españoles, al servicio permanente de una hiper-casta mundialista, cuyos contornos se dibujan con mayor nitidez a medida que pasa el tiempo. Nada mas perverso y eficaz que apelar a los sentimientos nobles o valores éticos del ser humano insertos en la conciencia social de un pueblo o una nación con el fin de utilizarlos y manipularlos en detrimento del conjunto de intereses a los que éste representa. Eso es lo que vienen haciendo las entidades promotoras del nuevo orden. Los antitaurinos forman parte del núcleo central de la maraña de organizaciones que trabajan sin descanso contra la identidad de los pueblos europeos y en favor de la progresiva islamización de nuestros países. Por eso braman contra la Fiesta Nacional y callan miserablemente ante las matanzas rituales de corderos.