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viernes, 13 de enero de 2023

El Gobierno pagará por la deuda española la mayor factura en casi una década

 

El Tesoro acelerará las emisiones ante el repliegue del BCE y colocará más de 46.000 millones antes del verano. Anima a los particulares a comprar bonos españoles como alternativa a los depósitos.


No hay remedio. El Estado tendrá que pagar más por endeudarse en pleno ciclo histórico de subidas de los tipos de interés y una vez que pierda el sostén del Banco Central Europeo (BCE) como comprador de los bonos soberanos desde marzo. El Tesoro Público volverá a emitir unos 70.000 millones de euros en 2023, pero lo hará al coste más elevado en nueve años.

El tipo medio de financiación de las nuevas operaciones saltó al 1,35% en 2022 desde el -0,04% de un año antes, sobre todo por el endurecimiento de la política monetaria en la segunda mitad del ejercicio. Entre julio y diciembre, el Eurobanco subió los tipos en 250 puntos básicos, el mayor ritmo en la historia de la institución. El Tesoro asume que tendrá que pagar más, como reconoció ayer su secretario general, Carlos Cuerpo, aunque confió en que el aumento de los costes sea "contenido".

En cualquier caso, el tipo las nuevas emisiones superará el 1,35% de 2022 y romperá casi con toda probabilidad máximos de 2014, dos años después del rescate financiero. A partir de ahí, el Estado se endeudó a un coste por debajo del 1%, una tendencia que se mantuvo precisamente hasta el pasado año, según los datos facilitados por el Tesoro.

El Gobierno reivindica que ya se ha vivido sin compras del Eurobanco antes de 2015 y apela al apetito de los inversores extranjeros"

"Ya hemos vivido sin compras del BCE antes. A futuro cabe esperar, dada la buena demanda y el buen acceso al mercado, que la retirada del BCE sea un aterrizaje sin ninguna disrupción", afirmó el secretario general del Tesoro, quien dejó claro que la era de tipos negativos fue excepcional.

El reto, sin duda, será enorme a medida que se esperan nuevas subidas del precio del dinero. El mercado descuenta que el BCE lleve los tipos del 2,5% actual a al menos el 3,25% en las dos próximas reuniones de febrero y marzo. Y coincidirá además con el inicio de la retirada del BCE, que desde marzo y hasta junio recortará su balance a un ritmo de 15.000 millones al mes.

La banca no da el relevo al BCE

A octubre, según los últimos dados disponibles, el Eurobanco atesora 413.532 millones, casi un 34% del total, mientras que los bancos españoles conservan un 13,5% del total de la deuda en circulación. En este último caso, la posición es superior en 25.000 millones respecto a un año antes, pero las entidades han congelado su inversión en bonos españoles en los 166.000 millones durante tres meses, como publicó este medio.

El Tesoro marca distancias con Italia, en el foco de los inversores por el elevado peso de su deuda pública, por encima del 140% del PIB"

El Gobierno defiende que hay apetito por la deuda del Estado y argumenta que más del 40% está en manos de inversores extranjeros. Se compara con Alemania y Francia, y quiere marcar distancias con Italia, cuestionada por el mercado como el eslabón más débil de la zona euro por tener una deuda pública superior al 140% del PIB.

La estrategia del Tesoro para 2023 mantendrá la práctica habitual de otros años y colocará el grueso en la primera mitad del año: más de 46.000 millones antes del parón del verano y en pleno repliegue del BCE, que desde 2015 se ha convertido en un comprador activo de deuda pública.

El Estado ya notó en su primera subasta del año el encarecimiento de los tipos. La rentabilidad de las letras se disparó a su nivel más alto desde abril de 2012, casi en el 3%, muy por encima de lo que ofrecen los depósitos bancarios. El tipo medio ponderado que pagan las entidades financieras está anclado en el 0,7%, sobre todo por la inapetencia de los grandes bancos por entrar en la batalla por captar pasivo.

VOZPÓPULI

jueves, 18 de noviembre de 2021

La subida desbocada de la deuda amenaza con recortes de empleo y sueldos

 Los expertos explican que España está en «quiebra técnica» y que se mantiene a flote gracias a las políticas europeas

Nuestra economía es la que más aumenta su endeudamiento desde que estallara la pandemia en la UE

Teresa Sánchez VicenteTeresa Sánchez Vicente


La deuda pública sigue desbocada sin que el Gobierno tenga previsto elaborar un plan de consolidación y a pesar de que los datos publicados por el Banco de España nos acercan peligrosamente a otros países con altos niveles de endeudamiento y en riesgo de quiebra. La deuda aumenta en España a mayor ritmo que los países de su entorno por el crecimiento del gasto, sobre todo en materia laboral, durante la pandemia. Una situación que amenaza el funcionamiento futuro de la economía española.

Los datos de Eurostat muestran que la deuda pública española ha aumentado desde el 95,5% del PIB a cierre de 2019 hasta el 122,8% a cierre del segundo trimestre (últimos datos disponibles del organismo estadístico europeo).

 Es decir, nuestra economía es la que más ha incrementado esta partida en la UE desde que estallara la pandemia, situándose en cuarto lugar tras superar a Francia y a Bélgica. Grecia, Italia y Portugal son los únicos países que tienen más deuda que España.

Ayer se conoció que la deuda del conjunto de las administraciones públicas en septiembre alcanzó un nuevo récord en términos absolutos tras alcanzar los 1.432.301 millones de euros, el 122,1% del PIB. La subida de septiembre se explica por el incremento en el endeudamiento de la Administración Central, mientras que comunidades autónomas, corporaciones locales y Seguridad Social redujeron su endeudamiento o se mantuvieron en niveles parecidos a los del mes anterior.

España fue ya en 2020, año marcado por un gasto disparado debido a la pandemia, el segundo país que más se endeudó del mundo, según datos del Instituto de Finanzas Internacional. Además, la deuda cerrará el año en el 121% del PIB, es decir, lejos del objetivo del Gobierno del 119,5%, según cálculos realizados por el Instituto de Estudios Económicos (IEE). En esta línea, el economista Daniel Lacalle pronostica que el mayor problema se deriva de que nuestro país será también uno de los países que más se van a endeudar en 2021 y 2022 debido a que «el impulso fiscal concedido por la Unión Europea no se está utilizando para crecer y crear empleo, sino para aumentar el gasto corriente y el déficit estructural». Lacalle va más allá: «Estamos en una situación de quiebra técnica con un rescate encubierto por parte del Banco Central Europea (BCE) y de la Unión Europea (UE). En condiciones normales, España estaría en una auténtica crisis de deuda, pero la política del BCE disfraza el riesgo real».

Por su parte, el director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, Pedro Del Pozo, subraya que España está ya entre los países con mayores niveles de deuda y alerta del riesgo de sufrir «una italianización de la economía» en la que se conviva de forma estructural con niveles de deuda elevados a la vez que se reducen las posibilidades de crecimiento. «Esta situación conllevará un deterioro de los servicios públicos a largo plazo. Si hay que dedicar más dinero al coste de la deuda, caerán las prestaciones de los servicios a los ciudadanos y también disminuirá la inversión pública», destaca Del Pozo.

Lacalle también avisa de que el bolsillo de los españoles notará el endeudamiento porque vendrán futuros «recortes». «La deuda de hoy se traducirá en un menor crecimiento en el futuro, en una menor prosperidad y también en menos empleo y en salarios más bajos», avisa el economista.

Sin plan fiscal

Pese a que la deuda vuelve a marcar máximos, el Gobierno sigue empeñado en no presentar un plan de consolidación fiscal para atajar estos niveles. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró hace unos días en el Congreso que implantar un programa con esta intención y de forma «prematura» puede llegar a dañar la economía. El mensaje del Gobierno supone un rechazo a las peticiones que han llegado en los últimos meses desde instituciones como la Airef o el Banco de España.

La tranquilidad del Gobierno también contrasta con los avisos de los expertos. La economista sénior de Funcas María Jesús Fernández cree que el Gobierno debería presentar ya un plan de ajuste creíble con reformas que no supongan un incremento del gasto. Fernández advierte de la situación de «vulnerabilidad» que conlleva la elevada deuda y del daño que supone para la economía. «Si el déficit estuviera controlado, el actual nivel de deuda en relación al PIB iría descendiendo a lo largo de los años», apunta Fernández. «Partíamos de un déficit estructural muy elevado, que ha aumentado durante este tiempo y que lo seguirá haciendo sin un programa de ajuste. Además, la indexación de pensiones al IPC imprimirá un ritmo de crecimiento al gasto muy importante año tras año», añade la analista de Funcas.

La situación de endeudamiento podría llegar a estallar si hay cambios en la política monetaria del BCE. «El problema de nuestra deuda es que dado su volumen cualquier subida de tipos podría hacer inasumible el servicio de esta», indica la profesora de Economía de la Universidad Europea de Valencia, Leticia Poole Derqui. Si los tipos de interés suben al 1%, «la carga financiera en porcentaje del PIB sería de 0,5 puntos y los gastos adicionales acumulados en intereses superior a 15.000 millones de euros. Una cantidad mayor que los ingresos previstos en la Actualización del Programa de Estabilidad y que el ingreso mínimo vital en el mismo periodo», avisa Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director general de Eurocofin.

Leticia Poole Derqui también expone el riesgo de que si no se ataja el crecimiento de deuda, Europa decida cortar el grifo de dinero. «La pandemia ha supuesto un crecimiento del gasto público, cuya carga ha sido aliviada por los programas de ayudas de la UE, tanto a través de subvenciones a fondo perdido como de préstamos. Los prestamistas quieren recuperar su dinero, y para ello quieren que sus prestatarios sean capaces de ello. Si España no tiene superávits primarios no va a poder hacer frente a la deuda», argumenta.