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martes, 5 de diciembre de 2023

Los mensajes que prueban que Puigdemont controló la mesa de diálogo entre Sánchez y la Generalitat

 

El sumario de Tsunami Democràtic desvela que la mano derecha de Puigdemont y otros líderes independentistas controlaron desde Suiza y Bélgica el diálogo bilateral donde se fraguaron los indultos y la derogación de la sedición

La mesa de diálogo entre Moncloa y la Generalitat contó con un supervisor externo que controló cada movimiento que ambos gobiernos daban a puerta cerrada para negociar el conflicto catalán. El sumario de la causa contra Tsunami Democràtic desvela que Carles Puigdemont monitorizó, a través de su mano derecha, Josep Lluís Alay, el avance de las reuniones en el marco de las cuales se fraguaron los indultos contra los líderes del procés o la derogación del delito de sedición.

El sumario del procedimiento, al que ha tenido acceso Vozpópuli, desvela que los asuntos clave que se abordaron entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat que entonces presidía Quim Torra se inspeccionaron desde Waterloo, sede donde fijó la residencia Puigdemont tras su huida de España en el maletero de un coche a finales de octubre de 2017.

Los agentes ponen el foco en un chat bautizado 'Harley-Davidson' inscrito el 25 de junio de 2020, en el que participaban, entre otros, Josep Lluís Alay; la secretaria general de ERC, recientemente imputada por terrorismo en esta causa, Marta Rovira, y la diputada republicana Marta Vilalta Torres. Se trató de un grupo creado en la red Signal y que cifraron con contraseñas para tratar de proteger al máximo sus reuniones online.

Supervisión del diálogo con Moncloa

Uno de los primeros mensajes que se intercambian los interlocutores fue el relativo a la reanudación de la mesa de diálogo que pactó Sánchez a comienzos de ese año con sus socios de ERC a cambio de apoyar su investidura. Alay, que es el que dirige el grupo, traslada al resto de integrantes el "orden del día" del 8 de julio de ese 2020 con tres propuestas concretas, siendo una de ellas la "actualización de la mesa de negociación".

Queremos conocerte mejor

En el marco de estos encuentros programados que fueron celebrando de manera telemática, el jefe de la oficina de Puigdemont les informa de que entre los temas a tratar se encontraba la "propuesta de segunda reunión de la mesa de diálogo/negociación, hecha por el presidente del Gobierno español".

La periodicidad de las reuniones y su carácter confidencial demuestra el interés que existía entonces por controlar desde Ginebra y Bruselas todo lo relativo a los encuentros bilaterales entre Moncloa y el Govern. Al menos se produjeron tres reuniones entre febrero de 2020 y julio de 2022. La primera tuvo lugar el 26 de febrero de hace tres años entre Pedro Sánchez y Torra, la segunda en septiembre de 2021 y la tercera en julio del pasado 2022.

Las conversaciones de los independentistas analizadas por la Guardia Civil se produjeron en el 'impasse' entre el primer y segundo de los encuentros, con Pere Aragonès ya como presidente de la Generalitat. En ese período, Moncloa buscó un acercamiento con ERC que exigía la reactivación de la mesa de diálogo si el PSOE quería ganarse su respaldo a los presupuestos.

El control directo de Puigdemont

Además, en la tercera y última de las reuniones, los independentistas lograron también el compromiso firme de solicitar formalmente al Parlamento Europeo el uso del catalán en la Eurocámara y el apoyo del Gobierno para superar la "judicialización del conflicto catalán".

Cabe recordar que estas reuniones, cuyas actas se han ocultado, han sido claves para el independentismo catalán, ya que de las mismas consiguieron los indultos a Oriol Junqueras y los otros ocho líderes del procés condenados a prisión, además de la derogación del delito de sedición por el que fue procesado Carles Puigdemont y la rebaja del castigo de la malversación de caudales públicos.

El Gobierno evitó dar a Transparencia los informes de la Mesa de Diálogo con Cataluña EUROPA PRESS.

Los mensajes intercambiados entre los líderes independentistas que huyeron de la Justicia ponen de manifiesto que siguieron la evolución de estas reuniones desde el extranjero, analizando al detalle las propuestas que llegaban desde Moncloa. Aunque en el grupo no participa Puigdemont, la Guardia Civil ha acreditado en diferentes investigaciones penales la línea directa que tenía el expresidente catalán con Alay, el cual también le llevaba la agenda diaria.

Tal era su grado de cercanía que este historiador así lo trasladó a sus interlocutores en varias ocasiones. Así, por ejemplo, el 22 de julio de aquel año rechazó una propuesta de reunión porque estaba "en Bélgica, en plena faena con el presidente", en referencia a Puigdemont. Del mismo modo, a comienzos de ese mes, también informó de los planes para organizar una reunión a tres bandas entre Artur Mas, Puigdemont y Torra, que efectivamente se celebró en septiembre de ese año en Perpiñán.

"Hasta ayer por la tarde no se confirmó un encuentro de los presidentes Mas, Puigdemont y Torra que tendrá lugar en Perpiñán el viernes para denunciar la inhabilitación del presidente Torra y eso hace que tengamos que estar allí. En principio estaba previsto en Bruselas, pero ha sido imposible. Me sabe muy mal, pero sugerimos que se traslade a la semana que viene la reunión con HD por estas razones de peso", expuso.

Buscado relatores desde 2020

Se refiere Alay a los vínculos de Marta Rovira con la fundación Henry Dunant, con la que ya desde entonces fraguaron contactos para ejercer de mediadores en el "proyecto" catalán. De hecho, y tal como desveló Vozpópuli, desde 2020 los interlocutores del grupo tuvieron especial intención en encontrar una figura de relator internacional, destacando especialmente las gestiones de Marta Rovira y el propio Alay.

Al respecto, se mantuvieron contactos y reuniones con Henry Dunant, el centro suizo al que recurrió el PSOE en la negociación del fin de ETA bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Las alusiones a lo largo de esta parte del sumario a HD son continúas llegando a figurar no solo en las conversaciones del chat cerrado, sino también en un extracto de la agenda incautada a Alay por su implicación en el caso sobre los lazos del independentismo catalán con la Rusia de Putin.

Al respecto, destaca la anotación 'Ginebra reunión HD' del 29 de agosto de 2019, en lo que para la Guardia Civil se refiere con total probabilidad a Henry Dunant. En la categoría del encuentro, Alay escribe 'president- JC', en referencia, según los investigadores a Puigdemont y a Jaume Cabaní, su contable de máxima confianza y recientemente imputado también en la causa de Tsunami Democràtic por la financiación del movimiento desde cuentas bancarias de Suiza y Alemania.

Tal es la relevancia de la figura del mediador para los independentistas que esta semana pasada volvió a ponerse el foco en Henry Dunant tras conocerse la reunión bilateral en Suiza entre Junts y PSOE. Al término de la misma, las formaciones desvelaron el nombre del negociador que habían mantenido oculto hasta este momento. La figura de relator la ejercerá el embajador salvadoreño Francisco Galindo.



Los mensajes que prueban que Puigdemont supervisó desde Waterloo la mesa de diálogo entre Sánchez y la Generalitat

VOZPÓPULI

domingo, 3 de diciembre de 2023

El PSOE mantiene en secreto el contenido de la cita con Puigdemont que pone en jaque el pacto constitucional

 


Santos Cerdán

El PSOE mantiene en secreto el contenido de la cita con Puigdemont que pone en jaque el pacto constitucional

Los socialistas y los independentistas catalanes confían en el diplomático salvadoreño Francisco Galindo la labor de coordinación de la mediación internacional con Junts

El PSOE siguió transitando este sábado la senda de lo desconocido con Junts. No solo porque mantiene en secreto el contenido de la cita que mantuvo su número tres, Santos Cerdán, con el expresidente catalán Carles Puigdemont en Ginebra (Suiza), sino porque cualquier futuro acuerdo que se materialice entre ambas fuerzas pondrá en jaque el pacto constitucional de 1978, ya que los independentistas no se apean de una consulta sobre el futuro político de Cataluña y el PSOE se abre a explotar las posibilidades del Estatuto de 2006, que puede incluir una votación sobre el encaje catalán en España, según se desprende del acuerdo de investidura.

Por el momento, el Partido Socialista solo ha notificado que ha acordado con Cales Puigdemont confiar en el diplomático salvadoreño Francisco Galindo la labor de coordinación de la mediación internacional. El resto es una gran incógnita. Eso sí, el encuentro, según una comunicación oficial de Ferraz, se desarrolló "en un ambiente cordial y de trabajo". "Se ha continuado avanzado", zanja el partido. ¿Hacia dónde? Nadie lo sabe. Tampoco el propio PSOE, porque está impregnado de una gran desconfianza hacia su nuevo socio.

No hay una sola foto de la cita; una condición impuesta por el equipo de mediación. Tampoco hubo declaraciones públicas al término del encuentro. Tan solo una sucinta mención de Cerdán: "Ha ido bien, ha sido una reunión de trabajo". Y es que ese es el mantra al que se agarra el PSOE para restar trascendencia a su negociación con Junts. También el Gobierno se aferra a él. Pero por mucho que Moncloa intente circunscribir el diálogo con Puigdemont a un intercambio entre partidos democráticos, no se puede disociar el partido del Ejecutivo en tanto en cuanto quien decide por el PSOE es su secretario general que, a la vez, es presidente del Gobierno de España.

Competición independentista

El próximo encuentro se celebrará ya al año que viene. Aunque antes, Sánchez repartirá su atención a ERC, el otro gran partido independentista del que depende su Ejecutivo. El presidente del Gobierno se reunirá el próximo 21 de diciembre con el presidente catalán, Pere Aragonès; el delegado del otro gran vigía de secesionismo: Oriol Junqueras. Pero su archirival Puigdemont se lo pone difícil. La batalla por la hegemonía independentista es feroz. Solo así se entiende la publicación en Instagram del expresidente catalán, en la que mencionó el lawfare de marras que tanto inquieta a la Justicia y a Bruselas y que el PSOE compró en su acuerdo de investidura con Junts.

Puigdemont, que viajó a Ginebra acompañado de la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, y del secretario general del partido, Jordi Turull, citó la debilidad de España. Por parte del PSOE solo estuvo Santos Cerdán, que es el responsable de la interlocución de su partido con el independentismo catalán y el vasco. Junts necesita vender que está logrando algo más que la amnistía que también se ha arrogado ERC. Por eso Puigdemont está poniendo el foco en la negociación con el PSOE, que intenta elevar por encima de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el catalán.

El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, intentó tranquilizar sobre la opacidad que mantiene su partido y el Gobierno: "Cuando haya acuerdos se explicarán", dijo, en alusión a la cita de este sábado que ya advirtió que no acarrearía acuerdo alguno. No obstante, el hecho de que no se haya dado detalle alguno sobre la reunión, no indica que no se cerrado algún pacto.

Pedro Sánchez junto a Carles Puigdemont
Pedro Sánchez junto a Carles Puigdemont

El núcleo duro de Sánchez no esconde que su intención es dilatar al máximo la negociación con los independentistas mientras se sucede la tramitación parlamentaria de la amnistía; lo cual preocupa en el mundo secesionista, porque consideran que no está claro aún quién será amnistiado y cuándo. Y todo porque la aplicación de la ley, de aprobarse, estará sujeta al la interpretación de los jueces que mantienen abiertas las causas contra los independentistas por los acontecimientos del 1-O.

En el PSOE perciben la reunión de este sábado en Ginebra como un aperitivo de lo que está por venir: inestabilidad y ruido. Sánchez, consciente del coste que está teniendo para su partido, intenta reengancharse al espíritu que le invadió en campaña. El presidente intentó hacer pedagogía este jueves en TVE, en la primera entrevista desde que ha revalidado el Gobierno. Pero no salió bien parado.

Necesidad, no convicción

El presidente reconoce que la amnistía no nace de su convicción, sino de su necesidad. Él mismo espetó que no es el siguiente paso que hubiera dado en su política para Cataluña. Y cuando lo justificó en aras de la convivencia, en realidad está diciendo que contenta y cumple con las exigencias de los socios independentistas de los que depende para permanecer en el poder. No hay mucho más. Esa es la realidad. Con lo que no contaban en Ferraz era con la ferocidad de Bruselas, porque el presidente ha contado estos años con un halo en las instituciones comunitarias que se está empezando a apagar.

Solo así se entiende que su superministro Bolaños corriera a Bruselas a explicar a la vicepresidenta de la Comisión, Věra Jourová, y al comisario de Justicia, Didier Reynders, la norma registrada en el Congreso y que ya se ha colado de lleno en el frente europeo. El ministro español aseguró, tras un intenso día de reuniones, que la Comisión Europea tenía "cero preocupación sobre la salud y la fortaleza del Estado de derecho en España". Sin embargo, fue desmentido poco después por el portavoz de Justicia del Ejecutivo comunitario, Christian Wigand: "El comisario no ha dicho por ahora que la ley de amnistía no plantea preocupaciones".

Moncloa intenta diluir sin éxito la medida de gracia. El análisis que hacen algunos dirigentes en el partido es que Sánchez ha sido incapaz de desviar la amnistía de la conversación pública una semana después de que constituyera su nuevo Ejecutivo de coalición. La medida de gracia le sigue lastrando allá donde va. Es más, le ha impedido arrancar la XV Legislatura con un anuncio potente rumbo a las Cortes y al BOE. Y ahora le persigue Puigdemont y los viajes de su fontanero fuera de España.