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sábado, 9 de mayo de 2020

La miserable saga Iglesias


De entre las acepciones que hace la RAE del término “miserable”que gusta emplear Iglesias con VOX, aparecen “ruin y canalla“ y a fe mía que se quedan cortos.
Ríos de tinta han corrido desde que Pablo Iglesias denunciará a Hermann Tertsch por contar las miserias de esa familia, buscando amordazar, desinformar y re escribir la historia que con tanto empeño construye esa post verdad comunista impuesta por los sucesores de aquellos que pedían la dictadura del proletariado y la guerra civil, o iban pistola en mano en el congreso, mientras se asesinaba a Falangistas a destajo hasta que decidieron defenderse y vender cara sus vidas. 
Travestidos de demócratas como Pablo Iglesias, protagonizaron varios pucherazos y un sangriento golpe de estado en 1934, llamado “revolución” para disfrazar su ruindad, violando aquella incierta democracia traída por las derechas que la izquierda nunca aceptó; ya saben: “ la clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”. PSOE 1936.
Empecemos por el abuelo Manuel, de cuyo nombre su nieto reniega y cuya historia que venden los “Frente Populistas” difiere de una verdad muy diferente. Según el relato de izquierdas fue sentenciado a muerte por dictar sentencias desde un tribunal militar republicano, una pena conmutada curiosamente por un informe favorable de esos falangistas que asesinaban a destajo. Este relato oculta otra verdad:
Fue acusado por participar en “sacas”, es decir, caza de civiles inocentes desarmados en retaguardia. Miembro de los brigadistas de la asesina Margarita Nelken (opuesta al voto femenino), según relata el sumario identificó y participó en la “saca” del marqués de San Fernando, Joaquín Dorado y Rodríguez de Campomanes, extremeño como el, y a su cuñado, Pedro Ceballos un 7 de noviembre de 1936 en la calle del Prado, número 20. 
El sumario cuenta que Manuel Iglesias iba acompañado por los milicianos Manuel Carreiro “el Chaparro”, Antonio Delgado “el Hornachego” y otros asesinos armados, conocidos como “el Vinagre”, “el Ojo de Perdiz” y “el Cojo de los Molletes”. El abuelo, hombre de confianza de Margarita Nelken dirigía esa ilustre compañía por ser quien conocía a su vecino de Villafranca de los Barros. Tras la “saca”, el marqués y su cuñado fueron llevados a la checa de la calle Serrano, 43. Sus cuerpos aparecieron asesinados al día siguiente en la Pradera de San Isidro. Tras la guerra, Iglesias fue condenado a muerte. 
Sorprende que conmutada la pena por 30 años de prisión gracias a falangistas, Iglesias saliera en libertad tras cumplir solo cinco años, obteniendo además de inmediato un privilegiado empleo reservado a falangistas y gente afecta al movimiento, nada menos que en el Ministerio de Trabajo de José Antonio Girón de Velasco, un absoluto privilegio de posguerra, aunque Manuel Iglesias mantuvo vivo el rencor guerra civilista en su familia, pues uno de sus 6 hijos se integró en la banda terrorista FRAP;Javier Iglesias.  
¿Quien es el padre de Pablo Iglesias: Javier Iglesias?:
Agradecidos a la falange. Javier Iglesias y su mujer María Luisa Turrión, se unieron al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), banda terrorista formada al amparo del Partido Comunista y la Unión Socialista Española dirigida por el ministro de la II República Julio Álvarez del Vayo. Expulsado del PSOE en el exilio radicalizaría sus posturas para formar la Unión Socialista Española (USE) e integrar el FRAP que dirigiría desde su fundación en 1971 hasta su muerte, meses antes que Francisco Franco.
Javier Iglesias, padre de Pablo Iglesias fue también juzgado por participar en actos subversivos, aunque otro socialista, José Bono (abogado) lo salvó de la pena capital la amnistía de 1978 por la concordia. Cuánta represión dirán uds. 
Hay que recordar que FRAP se dedicaba a asesinar a esos policías y guardias civiles de los que se felicita su hijo Pablo cuando los patean, y aunque hay quienes están convencidos de que Javier Iglesias cometió delitos de sangre, su hijo Pablo afirma que sólo repartía “octavillas antifranquista”.
Criado en los algodones del régimen. fue un alto funcionario del Estado: Inspector de Trabajo y Seguridad Social o Delegado del Ministerio de Trabajo en varias provincias, además de profesor de Historia Contemporánea, esa que inculcó a su único hijo llena de rencor y odio comunista; “tu odio mi sonrisa”. Hoy es, como no, candidato en las listas de Podemos.
De Pablo “Manuel” no me molestare en escribir, salvo un apunte:
Siendo el contacto de ETA en Madrid, su primer acto político conocido fue una movilización universitaria en defensa del carnicero de ETA, De Juana Chaos  cuyo currículum “democrático” suma varios descuartizamientos de seres humanos, algunos quemados vivos.  Ya saben, la palabra “revolución”  admite todo hacia la “democracia popular”, miserable eufemismo para disfrazar la “dictadura del proletariado” y “la justicia proletaria” que sugiere Iglesias en sus mítines: dar paseos a derechistas de intereconomía, emulando el relato sumarial de su abuelo, lo que demuestra que “la concordia” de 1978 fue otra miserable hipocresía de quienes pidieron y provocaron la guerra civil.
“Lo que una generación tolera, la siguiente lo abraza”. John Wesley


sábado, 25 de abril de 2020

SÁNCHEZ FUE AUPADO POR COMUNISTAS, ETARRAS Y SEPARATISTAS



Todo en España es sumamente contradictorio. Pedro Sánchez fue aupado a la Presidencia del gobierno por comunistas, amigos de asesinos y separatistas de todo tipo y pelaje. Pedro Sánchez solicita una tercera prorroga de su estado de alarma y para ello busca apoyos en el principal partido de la oposición, el Partido Popular, que junto con Ciudadanos, se convierten en los mejores aliados del gobierno socialcomunista, del tándem formado por Sánchez e Iglesias.
El capítulo de contradicciones es inacabable y a pesar del apoyo recibido, los portavoces de comunistas y socialistas, así como todas las terminales mediáticas de la izquierda, solo critican a las formaciones que les apoyan para que los planes de este par de ineptos mamarrachos salgan adelante. Pablo Casado e Inés Arrimadas, son la mejor garantía para que Sánchez e Iglesias se mantengan en el poder, la mejor garantía para que nada cambie, para que todo siga igual.
Las terminales mediáticas cercanas al Partido Popular y Ciudadanos, que también las tienen, son sumamente críticos con la gestión que el gobierno Sánchez está realizando sobre la crisis de coronavirus. Nos hablan, y con mucha razón, de que todo lo que rodea al gobierno, es manifiestamente mejorable.
Desde la descoordinación entre las distintas administraciones a la hora de sumar cadáveres, muertos que son despojados de toda humanidad y a los que se esconde de manera vergonzante, pasando por la compra de material defectuoso y de test para pruebas masivas que no acaban de llegar y mucho menos de hacerse, excepto si eres Irene Montero, que lleva ya cinco, hasta la realización de promesas grandilocuentes a pequeñas empresas y autónomos, con nula intención de ser cumplidas y por supuesto, sin olvidarnos de la pandilla de mequetrefes, capitaneados por Fernando Simón, que de forma diaria nos dan un información sesgada, tergiversada y manipulada, para mayor gloria de los intervinientes.
El sentimiento de que estamos ante una banda de negligentes, irresponsables e incapaces, empieza a ser generalizado. A pesar de todas las evidencias y todas las quejas, son estos mismos medios, los que “jalean” al Partido Popular desde la grada, para que llegue a acuerdos con Sánchez y su gobierno. Les urge a que lleguen a un gran pacto para lo que pomposamente llaman la reconstrucción nacional.
Lo cierto es que no entiendo nada. Reconocen que estamos ante la peor de las situaciones con el peor de los gobiernos posibles, y sin embargo le dan a Sánchez un cheque en blanco, para que siga castigando a todos los españoles, y a eso lo llaman lealtad institucional, cuando yo solo veo traición.
Nos venden que estamos en la misma trinchera, cuando donde de verdad estamos es en una gran fosa común, con Sánchez e Iglesias como enterradores, a los que ahora desean sumarse Pablo Casado e Inés Arrimadas.
El Partido Popular y sus medios de comunicación afines, desean estar en Misa y replicando y eso es harto difícil, es incompatible. Buscan la cuadratura del círculo, convirtiéndose en aliados de aquellos a los que señalan como culpables, sin querer ver ni entender, que esto les convertirá a ellos en cómplices.
Llevamos tantos miles de muertos, que ni siquiera la izquierda y sus artimañas serán capaces de esconder. Es tanto el dolor, la rabia y la ira, que esto no lo pararan ni los aplausos impostados de la ocho de la tarde, ni un abrazo, ni un pacto, ni una mesa de negociación o reconstrucción.
Nos dicen que nadie se quedara atrás, como si aquí no hubiese muerto nadie, banalizan el dolor y el luto, prohíben las banderas a media asta, no se ponen de acuerdo ni para sacar una reglamentación adelante para que salgan del arresto domiciliario los más pequeños, son un atajo de incompetentes ministeriales, que ni siquiera con una mesa de coordinación, son capaces de coordinarse, y estos son a los que Pablo Casado presta su apoyo incondicional, sin querer enterarse, que la reconstrucción nacional de este país, solo será posible sin Pedro Sánchez y si Pablo Iglesias y posiblemente, también sin Pablo Casado.
Javier García Isac ( El Correo de España )

sábado, 26 de octubre de 2019

TRECE ROSAS Y MUCHAS JETAS


TRECE ROSAS Y MUCHAS JETAS
Como es sabido, el fusilamiento de trece mujeres en 1939, hecho sin precedentes ni continuaciones en el franquismo, ha sido explotado inmensamente por la propaganda comunista, en primer lugar, y luego por la izquierdista en general. Como he expuesto en Años de hierro, creo que sin que nadie haya podido rebatirlo, se trataba de un grupo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), en realidad comunistas, y precisamente el sector más fanático y stalinista del PCE, que había intervenido en multitud de asesinatos.
En este caso, el hecho concreto por el que fueron fusiladas –junto con 42 hombres de los que nadie se acuerda– fue el asesinato a sangre fría de un militar, su hija adolescente y un soldado conductor en la carretera de Extremadura, un atentado típicamente terrorista. El fusilamiento fue, desde luego, un crimen legal, pues la mayoría de los encausados no estaba implicado de manera inmediata en el triple asesinato de las JSU, aunque sí en los aledaños del núcleo que lo perpetró. El motivo de tan inusual reacción del régimen fue aplastar de raíz aquel tipo de actividad y, sobre todo, destruir la esperanza de reorganización comunista. Así venía a explicarlo la nota oficial:
Todo esfuerzo contra este país puesto en pie a través de horribles sacrificios; todo esfuerzo encaminado a perpetuar los hábitos de la criminalidad política (…) apenas se haya producido quedará inexorablemente aplastado (…) Terrible ha sido el fallo (…) Cada vez que se produzca un hecho semejante al de la carretera de Extremadura, la decisión de la justicia (…) será tan implacable como en esta ocasión (…) Nadie, y por ningún motivo, podrá volvernos a la tragedia y al espanto que exigieron una guerra.
Típicamente, la izquierda ha cultivado una tremenda sentimentalidad personalista en torno al caso, lo que puede admitirse. Pero con la inadmisible trampa habitual, ha presentado a las víctimas no como estalinistas –es decir, insertas en la ideología y el aparato político que mayores genocidios ha cometido en el siglo XX–, sino como campeonas de la libertad, de la democracia, etc.: «la constante mentira comunista» de la que hablaba Marañón.
La trampa ha sido doble por parte de los (y especialmente las) sinvergüenzas del PSOE que, con su mentalidad, al parecer indesarraigable y tan reiteradamente demostrada, de simples chorizos, han querido apropiarse una bandera que no es suya. No está mal que estos señoritos y señoritas rojos y rojas explayen su identificación con el estalinismo; sirve como una de tantas señas de identidad. Pero con razón han protestado los comunistas y otros: lo que hacían aquellas células de las JSU era exactamente lo contrario de lo que hacían los jefes socialistas de entonces, que era pelearse en el exilio por los inmensos tesoros que habían robado a todos los españoles y que habían llevado consigo en su fuga, mientras abandonaban en el interior a sus sicarios, expuestos a la venganza de Franco.
Por mucho que haya llegado a repugnarnos el estalinismo y sus crímenes, no hay duda de que seguir reorganizándose dentro de España, expuestos a una terrible persecución, tiene algo de heroico, o al menos de respetable. La actitud del PSOE nunca ha tenido ese rasgo: todos sus actos, sin faltar los terroristas, abundantes en su historial, los ha cometido desde una posición de fuerza o en la esperanza de la impunidad y en medio de una enorme corrupción. Impunidad que se cumplió para sus dirigentes huidos, a quienes nada importó el destino de los suyos dentro de España.
Pío Moa ( Libertad Digital )