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lunes, 6 de diciembre de 2021

43 AÑOS SON NADA

 

España es un gran país gobernado por discapacitados, y a pesar de eso sobrevivimos en un marasmo de contradicciones porque están más interesados en hacer una revolución hacia el pasado que en mejorar el presente y construir el futuro.

Por supuesto que no se olvidan de lo suyo y practican el deporte de los excesos con una cierta sensación de impunidad porque no sienten ninguna mala conciencia cada vez que se pasan por el escroto las normas de funcionamiento de las Instituciones, algunas leyes e incluso la propia Constitución que hoy cumple 43 años.

En condiciones normales una sociedad plural festejaría la Constitución democrática de su país, pero una legión de ignorantes, animados por una patulea de parásitos bien pagados se han asociado para subirse a la nave del tiempo y recuperar las peores pesadillas de nuestra historia.

Algún día los hijos de nuestros nietos leerán libros escritos desde el extranjero, en los que sus autores describirán cómo fue esta época, felizmente superada por entonces, en la que un gran pueblo padeció la pandemia del coronavirus y la epidemia de la estupidez integral que les llevo a no exigirles a la clase política de entonces a cumplir la única norma que nos ayudó a convivir en paz y progreso durante varias décadas.

Me cuesta trabajo ser optimista porque cuando a un gobierno le resulta gratis delinquir es porque un amplio sector de la sociedad se lo consiente, y en mi opinión no existe delito más intolerable que robar los derechos constitucionales y la libertad de los ciudadanos.

Mientras celebramos la Constitución democrática del 78, Rodríguez Zapatero, el hombre que se susurra ideas a Pedro Sánchez para que se lleve cada día mejor con Bildu y los independentistas catalanes, participa en Jalisco como ponente con el Grupo de Puebla, en un nuevo esfuerzo por blanquear las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.  

Gracias a estos lumbreras de impecable pedigrí populista, hemos dejado de ser un referente en Latinoamérica por nuestra Constituían moderna y aprobada por consenso para convertirnos en un país que quiere reeditar su peor pasado.

Diego Armario

sábado, 8 de febrero de 2020

Carta de un gallego a los amigos de Bildu

No pueden dar lecciones de democracia los aliados de golpistas y proetarras

Carta de un gallego a los amigos de Bildu: el Rey de España sí me representa, vosotros no

Ayer, en el Congreso, un grupo de diputados de Bildu y de otros partidos separatistas leyeron un panfleto en el que se permitieron hablar en nombre de la «sociedad catalana, vasca y gallega».
El panfleto se puede leer aquí. Me indigna que unos golpistas, hispanófobos y proetarras se atrevan a hablar en nombre de los gallegos, así que como hijo de esta bella tierra española, dirijo la siguiente carta abierta a los autores de ese panfleto:
A la atención de los diputados separatistas:
En vuestro panfleto publicado ayer decís lo siguiente: «La Monarquía Española y su máximo exponente, el rey de España, no nos representa. La sociedad catalana, vasca y gallega rechazan mayoritariamente la figura de una institución anacrónica bla bla bla…». Me llamó la atención escuchar ayer esta grandísima tontería. En 1978 todos los españoles tuvieron la oportunidad de votar la Constitución hoy vigente, en cuyo Artículo 1 se indica que el modelo de Estado español es la Monarquía parlamentaria. En el País Vasco el sí a la Constitución recibió un 69,1% de los votos, en Cataluña un 90,5% y en Galicia un 89%. Para que nos hagamos una idea de la relevancia de estos datos y del claro apoyo a nuestro actual marco constitucional, basta con señalar que desde entonces ningún gobierno regional ha recibido un apoyo equivalente en las urnas.
Me gustaría comparar ese abrumador apoyo a la monarquía parlamentaria con el recibido en su momento por las dos experiencias republicanas que ha tenido España, pero no es posible, puesto que ninguna de las dos Repúblicas se ratificó mediante un referéndum: ni siquiera se convocó uno para confirmar la Constitución de la Segunda República. Por eso me dio la risa cuando he leído en vuestro panfleto que le negáis al Rey «la legitimidad de nuestros pueblos». Habláis de los mismos pueblos que aprobaron en referéndum la Constitución monárquica que tiene España. Estáis poniendo vuestros desvaríos por encima de los resultados de las urnas, algo que viendo la ideología de ultraizquierda de varios de los participantes en la rueda de prensa de ayer, sólo cabe enmarcar en una tradición antidemocrática que tiene a su máximo exponente en quienes han justificado durante años el tiro en la nuca contra los demócratas, unos miserables que aún hoy se niegan a condenar los asesinatos perpetrados por la banda terrorista ETA.
Por lo que me toca como gallego, me complace recordar que en Galicia se han celebrado 10 elecciones autonómicas desde 1981: el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) no ganó ni una sola vez, ni siquiera por mayoría simple. La única vez que tuvo la oportunidad de gobernar, de la mano del PSOE entre 2005 y 2009, lo hizo tras obtener el 18,89% de los votos. Hasta ahora, el mejor resultado del BNG fue en 1997 con un 25,11%. En estos 23 años, el BNG ha perdido a las tres cuartas partes de sus votantes. En las últimas elecciones gallegas de 2016, el BNG obtuvo el 8,36% de los votos, y en las últimas elecciones generales logró un 8,13%. ¿Cómo podéis tener la cara de hablar en nombre de la «sociedad gallega» cuando no llegáis ni al 10% de los votos en Galicia?
En vuestro panfleto también acusáis a la monarquía de «imponer proyectos y valores antidemocráticos». Y esto lo decís al lado de partidos que han apoyado un golpe de Estado separatista en Cataluña, un golpe que pretendió suspender la vigencia en esa región española de la Constitución aprobada por todos los españoles (catalanes incluidos), suspendiendo además los derechos y libertades que ampara nuestra Carta Magna. Eso lo decís al lado de unos miserables que durante años han justificado que ETA tratase de imponer su proyecto totalitario mediante asesinatos, incluso de niños, atentados que -como he dicho- siguen negándose a condenar, con lo que demuestran que consideran legítimo el uso del crimen para imponer sus ideas. Y eso lo decís, además, mientras negáis a vuestros compatriotas derechos tan básicos como la libertad para elegir el idioma en el que estudian sus hijos, tratando a los hispanohablantes como ciudadanos de segunda categoría simplemente porque la lengua que hablan no encaja en vuestros proyectos ideológicos. Sois unos totalitarios, y como tales no podéis dar lecciones de democracia a nadie, y mucho menos al Rey de España, que es el Jefe de Estado de un país democrático.
Precisamente ese odio a España es el verdadero motivo de vuestro panfleto: no os molesta el Rey por ser Rey, sino porque es el Rey de España. Si el Rey fuese el dictador de un régimen comunista, otro gallo cantaría. Recordemos que el BNG, ERC, las CUP y Bildu -cuatro de los seis firmantes de ese panfleto- han apoyado a la dictadura comunista cubana, un régimen de partido único instaurado en 1959, en el que se violan sistemáticamente los derechos humanos más elementales y en donde no ha habido elecciones libres de ningún tipo en seis décadas.
Desde luego, los gallegos podemos sentirnos orgullosos de haber dado la espalda durante décadas a fanáticos como vosotros. Ya voten a uno u otro partido, mis paisanos han venido demostrando en las urnas su apoyo a la Constitución y a la monarquía durante décadas. Por mi parte, como gallego, puedo decir sin miedo a quedarme solo que el Rey de España sí me representa. Quienes no representáis a los gallegos sois los amigos de Bildu, los amigos de los golpistas y los fans de la dictadura comunista cubana. Sois la antítesis de esa sensatez -o como decimos aquí, sentidiño– de la que tanto nos enorgullecemos los gallegos.
¡Viva España! ¡Viva el Rey!