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sábado, 14 de enero de 2023

El año 'en blanco' de Alberto Garzón: 10 meses sin llevar nada al Consejo de Ministros

 

La última vez que el ministro de Consumo llevó algo al Consejo fue en marzo de 2022, hace casi un año. El segundo ministro que menos propone es el de Universidades con 3 meses de vacío en 2022.


¿Recuerdan la última medida aprobada por el Ministerio de Consumo? Haciendo memoria es difícil recordar la última iniciativa de impacto del ministro Alberto Garzón, más allá de aquellas polémicas declaraciones sobre la calidad de la carne que exporta España en The Guardianuna intervención que ha cumplido ya más de un año. El 2022 ha sido un año bastante tranquilo para el ministro de Izquierda Unida como constatan las referencias del Consejo de Ministros. Garzón ha estado 10 meses sin presentar una sola propuesta al Consejo de Ministros en todo el año pasado. La última constancia de la existencia de este Ministerio en el Consejo data de marzo de 2022, hace casi un año.

Así se pone de manifiesto en las referencias del Consejo de Ministros de todo 2022, que han sido consultadas una por una por VozpópuliNo se puede decir que el pasado año Garzón haya seguido los pasos de aquel héroe de la Unión Soviética, Alexei Stajanov, minero capaz de sacar 14 veces más toneladas de carbón que sus compañeros, héroe de la propaganda de la URSS y del que procede el término estajanovismo.


El ministro de Consumo ha permanecido de brazos cruzados en el Consejo de Ministros más de un año y medio. Su participación se limita a dos propuestas, dos para un año entero. La primera tuvo lugar el 8 de febrero, y consistió en la creación de una Comisión Interministerial de Consumo. Su siguiente muestra de actividad en el Consejo llegó en marzo, concretamente el día 15. Garzón presentó entonces el anteproyecto de ley por la que se modifica la Ley 13/2011, de 27 de mayo, de regulación del juego. Esta norma reforzó el control sobre la manipulación de competiciones deportivas y el fraude en las apuestas.

vozpópuli

jueves, 18 de junio de 2020

Albertito, no metas tus sucias manos en el turismo.





El pasado 14 de mayo un muchacho llamado Alberto Garzón al que le tocó la cartera de Consumo en una tómbola se despachó, sin venir a cuento, con unas absurdas y malintencionadas declaraciones contra el turismo. Le llamo muchacho sabiendo que tiene 34 años, pero su capacidad intelectual es la de un niño de 10 años, eso sí, un niño malcriado.
Lo de este individuo es una increíble sucesión de milagros. Dedicado a la política desde que tiene uso de razón (o mejor dicho, desde la edad a la que otros empiezan a tener uso de razón), en 2016 un Partido Comunista de España en vías de extinción (emboscado como Izquierda Unida, pues en el siglo XXI no se puede ir por el mundo llamándose comunista) buscaba un “pagafantas” que asumiera el cargo de Coordinador General para ocuparse de firmar el certificado de defunción y echaron mano del becario pardillo que pasaba por allí. Le tocó a Albertito. Primer milagro. Pocos meses después, y por esas incomprensibles vueltas que da la vida, los cafres de Potemos pensaron que les venían bien los dos escaños que a duras penas había conseguido IU en las elecciones de diciembre de 2015 y ofrecieron a Albertito ir en coalición, asegurándole un puesto de trabajo, que hasta donde yo conozco consistía en tirar las cañas en las reuniones de la ejecutiva. Segundo milagro. Albertito no lo dudó, tiró por la borda los casi 100 años de historia de ese partido criminal, dejó colgados a los casi 10.000 afiliados del PCE y se echó a los brazos de estos bolivarianos recién llegados. Pero la cosa no queda ahí, pues poco más de tres años después, en ese mercado persa en que se convirtió la formación del gobierno que padecemos (soy amable, pues más que un mercado persa se trató de un trapicheo de La Cañada Real, el mayor supermercado de la droga de España, los mercaderes persas eran mucho más honrados), le tocó la cartera de Consumo. Ni más ni menos. Tercer milagro.
Albertito es un pequeño burgués, hijo de un profesor de instituto y de una farmacéutica (lo cual es muy honorable) al que, aprovechando su debilidad mental, alguien le inoculó el virus del comunismo y el pobre se lo creyó. Naturalmente una cosa es ir por la vida de comunista y otra es actuar como tal: el chaval no tuvo empacho en celebrar un bodorrio por todo lo alto, chaqué incluido (¿hay algo más burgués?), con cubierto de 300 pavos (el 50% del salario mínimo en ese momento) y luna de miel de un mesecito completo en Nueva Zelanda, no hay otro lugar más lejos. Total, 100.000 euracos de vellón para el festejo, lo que cobraban en todo un año 10 pensionistas. ¡Para eso es comunista!
Ahora que ya sabemos quien es el individuo vayamos al rebuzno.
Lo que dijo este idiota (del diccionario de la RAE: “Idiota (adj.) 1) Tonto o corto de entendimiento; 5) Que carece de toda instrucción”; he dudado si llamarle estúpido, que también le encaja: “Estúpido (adj.) 1) Necio, falto de inteligencia”) es que “el turismo en España es precario, estacional y de bajo valor añadido”. Ahí queda eso.
La idiotez (“Idiotez (f.) 2) Hecho o dicho propio de un idiota”) es extemporánea (nadie le había preguntado por el turismo, que además no es de su competencia, si es que tiene alguna), es extremadamente inoportuna (de los probablemente dos millones de desgraciados que están pasando a engrosar las listas del desempleo un porcentaje alto son, precisamente, de ese sector de actividad) y completamente errónea.
El turismo, Albertito, es con gran diferencia el sector más importante de la economía española.
El turismo genera un 15% del PIB, 190 mil millones de euros, que es -por ejemplo- el 65% de lo que aporta toda la industria, y el triple de lo que aporta el mayor sector industrial de nuestra Nación, la automoción (otro que os estáis cargando), o siete veces lo que aporta toda la agricultura. Además, por cada millón de euros que genera el turismo se generan indirectamente otros 400 mil euros, más que en cualquier otro sector económico. Como a pesar de ser licenciado en CC. Económicas probablemente no lo entiendas deberías saber que el PIB es la Renta Nacional, que es igual a la suma de las rentas de todos los ciudadanos, a cuya media se le llama Renta Per-cápita. Así, el turismo genera -en media- 4.000 € para cada español (desde el recién nacido hasta el centenario) o 10.400 € por familia (ahora a la familia le llamáis “hogar medio”) y en tu caso, que sois cuatro, 16.000 pavos. No te parecerá mucho, seguramente eso lo ganes tú todos los meses por no hacer nada útil, pero te aseguro que para el español medio es “una pasta”.
Si hablamos del empleo (¿te suena de algo lo del empleo?) ya no te quiero ni contar: antes del Covid, y de vuestra nefasta y criminal gestión, el turismo generaba 2,7 millones de empleos directos y 1,9 millones más de indirectos e inducidos, total 4,6 millones de empleos, casi uno de cada cinco personas con trabajo. Por cada millón de euros de actividad que genera el turismo se crean 24 puestos de trabajo, muchísimo más que en cualquier otro sector de actividad. Claro, eso es lo de menos, pues en España nos sobra trabajo …
El empleo creado por el turismo, chaval, no son solo los camareros de los baretos de tu barrio (si es que vives en un barrio con baretos, quizás vivas en La Moraleja, no lo sé). Son también los empleados de hotel, los de las líneas aéreas, de barcos de crucero, de empresas de alquiler de coches, los que tienen su pequeña casa rural de la que vive toda la familia, los del Museo del Prado, los de las oficinas de Turismo de muchas ciudades y pueblos, etc., etc. Si, habrá alguno precario (y mucho habría que hablar sobre cuanta de esa precariedad es culpa vuestra y de vuestra enloquecida legislación laboral y vuestra irresponsable política de subsidios que fomenta la economía sumergida), como en casi cualquier sector, desgraciadamente, pero generalizar como tú has hecho es propio de un ignorante o, como ya se ha dicho, de un estúpido.
Los turistas, esos a los que tú minusvaloras, tienen una contribución importantísima a nuestra balanza de pagos. Cada año, los turistas nos dejan en España del orden de 90.000 millones de euros, que traen en su tarjeta de crédito o en su billetera y que se gastan aquí. Eso, ceporro, es tanto como todas las exportaciones que hacen nuestros sectores productivos en cuatro meses. Y eso, alcornoque, son casi 2.000 € por español, 5.200 € por familia.
El turismo, merluzo, beneficia a toda España, incluida la que ahora llamamos “España vaciada”. No se si sabrás (seguro que no) que el 80% del PIB se genera en solo 22 provincias (y el 50% en solo 7), por lo que hay otras 30 provincias que se conforman con solo un 20% del PIB. En esa larga lista de provincias desfavorecidas, el turismo (incluido el turismo nacional) es de lo poco que tienen para vivir. 
Como no te miras los números quizás pienses que el turismo es un sector en declive. Pues no, lumbreras: antes de la catástrofe se esperaba un misero crecimiento del PIB del 1,2% anual en media para el periodo 2019 – 2029 (que lejos quedan los tiempos del “gran Dictador”, cuando crecíamos al 6 o 7% anual, ¿verdad?), mientras que para el turismo se esperaba un crecimiento del 2,5%, lo que significa, Albertito, que en 2029 hubiera aportado casi 250.000 millones al PIB y -lo que es más importante- hubiera creado 1,3 millones de puestos de trabajo adicionales. Ahora, después del cataclismo económico que habéis provocado, no se lo que pasará, pero si se que, en cualquier escenario, el turismo será clave para la recuperación.

Dices que el turismo es un sector de bajo valor añadido. Empiezo a pensar que tu licenciatura es tan falsa como el doctorado de tu Jefe: ¡no sabes lo que es el valor añadido!

El valor añadido (VA), licenciado, es la diferencia entre el valor de todo lo que produces y el coste de todo lo que compras, sin incluir las inversiones ni -obviamente- los salarios. El valor se añade (de ahí valor añadido, ¿lo pillas?) a base de capital (inversiones), trabajo (salarios) y tecnología. Tomate tu tiempo para entenderlo, no hay prisa.

Piensa en un hotel, no necesariamente uno de esos carísimos Leading Hotels of The World a los que vas con tu señora (perdón, tu compañera), un hotel cualquiera. Un señor (o señora, no soy sexista) al que todavía no habéis metido en la cárcel por ser empresario hace una inversión, construye el hotel, lo equipa completamente, contrata a los empleados que necesita y se pone a funcionar. Supongamos que factura un millón al año. De ese millón, una parte importante se va a amortizar la inversión (a recuperar lo que invirtió), otra importante también a pagar a los trabajadores, otra mucho menor a comprar suministros (la mermelada del desayuno, el papel higiénico, el champú de los baños, las sábanas que se gastan, etc.) -quédate con esto, es relevante- y mucho a pagar los innumerables impuestos con los que vosotros le esquilmáis. Si queda algo, y no siempre queda, es el beneficio. Pues bien, el VA es la diferencia entre ese millón que facturó y lo que pagó por los suministros; ¿cuánto será eso?, ¿100.000 o 150.000 € a todo tirar? … pues el VA es altísimo: 850.000 o 900.000 €, el 85% o el 90% de la facturación.

Los ignorantes como tú, ministro, que no sabéis de lo que habláis, confundís un alto valor añadido con un precio unitario muy alto. Pensaréis, por ejemplo, que el importador de los ‘i-phone’, un producto sofisticado y de alta tecnología, pertenece a un sector de alto valor añadido; pues no, mequetrefe, ese señor vende en 100 lo que le cuesta 80 o 90, así que su VA es bajísimo, un 10 o un 20% de lo que factura. ¿Sabes cuál es, por ejemplo, un negocio de alto valor añadido?: una modesta autopista de peaje, donde se pagan 3 o 4 euros por usarla (como un paquete de tabaco) y donde casi todo el coste es la amortización de la inversión gigante que hubo que hacer.

Por último, reprochas al turismo el ser “estacional”. Si, es cierto, una parte (solo una parte) es estacional, ¿y qué? Digo que solo una parte, ya que al parecer cuando piensas en el turismo solo te viene a la cabeza un inglés achicharrándose al sol y bebiendo cerveza en Benidorm en julio o agosto. ¿Qué me dices del turismo cultural? ¿Y del turismo de golf, o del turismo gastronómico?, todos ellos cada vez más importantes … estos vienen en agosto, pero también en enero. Chaval, antes de hablar de cosas tan serias hay que leer un poquito, y si es necesario, ya que te han hecho ministro, busca un profesor particular que te enseñe a leer, pero no le pagues en B, como Echeminga a su asistente, que al final te pillan.

Volvamos a la estacionalidad. Vosotros, que os habéis quedado anclados en el siglo XIX, cuando vuestro amado Marx escribió El Capital, en la lucha de clases y en todos esos ridículos anacronismos, cuando pensáis en una industria os imagináis la famosa fábrica de tractores de Stalingrado, que trabajaba día y noche, 365 días al año. No habéis evolucionado, ese es vuestro modelo de actividad económica perfecta. Así nos va.

El mundo ha cambiado. Son pocos los sectores que aseguren una carga de trabajo constante no ya a lo largo del año, sino a lo largo de la semana. La agricultura, sin ir más lejos, quizás sea la actividad más estacional que existe; ¿también te la vas a cargar? Y que me dices del comercio, que es “estacional” hasta en la semana, con puestos de trabajo solo para el fin de semana, cuando hay más actividad; ¿acabamos también con el comercio? En el siglo XXI son afortunados los que pueden trabajar 8 horas al día 200 días al año (en España en media se trabajan unas 1.600 horas al año, los que tienen trabajo). Hay que empezar a dejar de hablar de “puestos de trabajo” y hay que empezar a hablar de “horas disponibles”.

La población activa es de unos 23,5 millones (la ocupada, antes del Covid, era de unos 20 millones, pronto serán solo 18), y para ocuparla al 100% (1.600 horas al año por trabajador) son necesarias 38 mil millones de horas retribuidas al año, aproximadamente. Esas horas se tienen que ocupar cuando aparecen (siempre dentro de un orden que respete la salud física y mental del trabajador y unas condiciones de vida adecuadas en cualquier momento, no estoy pensando en que nadie trabaje 16 horas diarias durante 100 días seguidos y se pase 265 días de vacaciones), y eso puede ser en algunos casos a base de 200 jornadas de 8 horas durante 11 meses o a base de 160 jornadas de 10 horas (6 días a la semana) durante algo más de 6 meses y otros seis de vacaciones. O 800 horas durante los 3 meses de verano en un hotel de playa y otras 800 horas el resto del año trabajando a jornada reducida en cualquier otra actividad, con un montón de horas para “conciliar”, para el ocio, o para lo que le dé la gana.

Si pretendemos crear los 5 millones de puestos de trabajo que vamos a necesitar después del Covid a base de trabajos de 200 jornadas de 8:00 a 14:00 y de 15:00 a 17:00 nos vamos a estrellar. Y si renunciamos a los casi 8 mil millones de horas de trabajo que genera el turismo, nos estrellaremos mucho antes. Aunque con vosotros, me temo, nos vamos a estrellar seguro.

Garzón, cenutrio, dedícate a los botellines, que es lo tuyo, y deja en paz al turismo.

Tomás García Madrid


domingo, 14 de junio de 2020

¿Te imaginas que un ministro de España dijese que se siente nacional-socialista?

Alberto Garzón dice sentirse comunista en una entrevista en el diario El Mundo

¿Te imaginas que un ministro de España dijese que se siente nacional-socialista?

Una de las mayores anomalías de nuestra sociedad es el hecho de asumir con total normalidad la presencia de totalitarios en el gobierno de un país democrático.
Un ministro del Gobierno de España diciendo que se siente comunista
Este sábado el diario El Mundo publica una entrevista con Alberto Garzón, ministro de Consumo. El entrevistador, Carlos Segovia, pregunta al dirigente de Izquierda Unida si se sigue sintiendo comunista, hablando sobre la economía, y Garzón contesta esto: “Sí, me sigo sintiendo así. El comunismo es un movimiento político y social de transformación de la realidad que sigue teniendo vigencia. Sin él no habría democracia en España, está en el ADN de la tradición democrática de este país y me siento muy honrado de pertenecer a ello”. Y a partir de esta respuesta, el entrevistador le sigue preguntando sobre economía, como si lo que acabase de escuchar fuese algo normal.
¿El entrevistador se limitaría a hablar de economía si Garzón dijese sentirse nazi?
Me pregunto si el entrevistador sabe que el comunismo ha sembrado el mundo de brutales dictaduras y ha matado a más de 100 millones de personas, convirtiéndose así en uno de los movimientos políticos más letales de la historia. En cuanto a vorágine asesina, el comunismo rivaliza con el nazismo: de hecho, son los dos grandes movimientos antidemocráticos del siglo XX, que parecieron competir entre sí a ver cuál de los dos derramaba más sangre inocente, uno en nombre de la lucha de clases y el otro en nombre de la raza. Pero mientras el nazismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy muchos millones de personas viven sometidas a dictaduras comunistas, entre ellas la peor de todas, Corea del Norte.
La patente de corso del comunismo y su cinismo al repartir carnets de demócrata
Imaginemos por un momento lo que pasaría si un ministro español se declarase no ya franquista -el franquismo fue un régimen autoritario, y no totalitario-, sino nacional-socialista, que es políticamente lo más equiparable que hay en vileza y opresión con el comunismo. Lógicamente, el escándalo sería mayúsculo y le lloverían las peticiones de dimisión. A día de hoy sería inconcebible que un ministro dijese eso y al día siguiente continuase en su cargo. Pero el comunismo parece tener patente de corso para sembrar la opresión y la muerte por doquier y, además, dedicarse a repartir carnets de demócrata, lo cual ya es el colmo de la desvergüenza.
La culpa no es sólo del cinismo comunista, sino del silencio de los demás
Hay que decir que la culpa de que esto ocurra no es sólo del cinismo de los propios comunistas, sino también del silencio del resto de la gente. Sin ir más lejos, ¿cómo es que al entrevistador no se le ocurrió preguntar a Garzón qué pensaba de los numerosísimos crímenes del comunismo, que su partido nunca ha condenado? Y qué digo condenado… Es que ni siquiera disimulan su admiración por los tiranos rojos. Sin ir más lejos, en noviembre de 2017 Garzón ensalzó el golpe de Estado bolchevique que dio comienzo a 74 años de dictadura comunista en Rusia.
En el centenario de aquel golpe incluso se fotografió junto al retrato del dictador y genocida Lenin durante un acto del Partido Comunista de España, en el que milita Garzón. Hace sólo dos meses ese partido llamaba a seguir el “ejemplo” de ese tirano y asesino de masas. Y eso no provoca ningún escándalo, ni le preguntan por ello a Garzón en las entrevistas. Es más: mientras diversos medios, entre ellos El Mundo, llaman “extrema derecha” a un partido democrático como Vox, nunca usan el término “extrema izquierda” para referirse a Garzón y a otros nostálgicos de la URSS.
España no debe tener un totalitario en su Gobierno
Contando Estrelas no es El Mundo. Aquí a los totalitarios se les llama por su nombre, lleven una esvástica o una estrella roja. Tan aborrecible, criminal y antidemocrático es el comunismo como el nazismo, y tan escandaloso es que haya un ministro que se dice sentir comunista como lo sería un ministro que se dijese sentir nacional-socialista. Y aunque me quede solo diciéndolo, por ética y por humanidad lo digo: dimita, señor Garzón. España no debe tener ministros que ensalzan a una ideología perversa y antidemocrática que ha matado a millones de personas. Su presencia en el Gobierno es un insulto a la memoria de las víctimas del comunismo.

miércoles, 20 de mayo de 2020

GARZÓN: ¿ Y TÚ QUÉ VALOR AÑADES ?



Este salvador de salón del proletariado, acomodado ahora en el coche oficial que aparca en los espacios reservados a minusválidos, haciendo ostentación de su poderío de barrio, se ha permitido decir pocos días ha, que el sector turístico, hostelero y de restauración, poco menos que es una basura.
Lo ha llamado de todo: de poco valor añadido, precario, estacional y otras lindezas. Resulta que ahora se acuerda de las industrias, aquellas tales como la siderurgia, la construcción naval, la alimentaria y un largo etcétera, que sus ahora compañeros de viaje se dedicaron a desmantelar y malvender a partir del año 1982 cuando se hicieron con el poder.
Yo trabajaba entonces en el antiguo Instituto Nacional de Industria (INI), el mayor holding empresarial público y viví de cerca cómo se desmantelaban estas empresas, por aquellos señoritos con los que yo estudié y que, como eran señoritos, pudieron irse a hacer costosos másters a Minesota y volver con el aura de un progre-socialismo que no era más que puro capitalismo disfrazado.
Por supuesto no se les movió un músculo a la hora de poner en la calle a miles y miles de trabajadores a los que decían habían llegado para defender. Era la época de los Solchagas, los Boyer, los Solanas y compañía.
Pues este lerdo economista llamado Garzón, que le pida explicaciones a éstos de por qué en España no tenemos una industria de cabecera que hubiera estado acompañada de desarrollo tecnológico del que hoy carecemos.
Aunque ya se lo han recordado muchas voces más autorizadas que la mía, este ágrafo desconoce lo que supone el sector del turismo, la restauración y la hostelería en España en términos de producción, es decir, de aportación a la riqueza del país y de empleo.
Pues mire Garzón: de forma directa, el turismo aporta 70,200 millones de euros al PIB total y 119.820 de forma inducida. En conjunto, 190.090, el 15%. El turismo ya aporta al PIB español tres veces más que la automoción y es el segundo sector que más contribuye al empleo, con un 15% del total, cerca de los 3,0 millones, solo superado por el comercio.
Como economista que soy desde 1970, me da asco y pena tener por colega y por ministro de consumo a un indocumentado como usted que es capaz de ponernos de ejemplo de consumo sostenible a la Cuba del castrismo, cuando pasan hambre a raudales y sus casas y empresas se caen de viejas.
Claro, viven del petróleo venezolano, país al que exportaron su revolución y hasta hace muy poco de la minería boliviana y de la ayuda ruso-soviética. Pero es que acaso, lo que quieren es cargarse nuestra economía para que dependamos de sus dádivas.
Es usted el arquetipo de un pijo-progre que se dice de izquierda, que como todo el mundo sabe se ha aliado para defender los privilegios de la casta globalista mundial. Comunistas defensores y mamporreros de los grandes especuladores financieros como los Rockefeller,  Rothschild, los magnates del G-7, los patrocinadores del Club Bilderberg que año tras años invitan a los líderes mundiales para darles instrucciones. Del afamadísimo Bill Gates que detenta el monopolio operativo de más de la mitad de los ordenadores del mundo y su querida esposa Melinda.
Por cierto, que esta pareja de un inmenso patrimonio, uno de los mayores del mundo, anda metida en asuntos de multiculturalismo, antinatalidad, patrocinios de la ideología de género, con fundaciones que financian a la ONU y en investigaciones pre y post covid para vender a todo el planeta vaya usted a saber qué vacuna y con qué cosas añadidas. Son igualmente socios de Soros y de toda la patulea que les sigue.
A éstos, es a quienes rinde pleitesía este progresista, marxista y defensor de los «parias de la tierra y la famélica legión» según reza la Internacional.
Pues, con este currículo, no tiene reparo alguno en plantarse delante del Rey en el juramento  -en su caso promesa-  de  lealtad a Su Majestad y a la Constitución, cuando en ambos se cisca cuando le viene en gana, con tal de ser ministro, luego exministro del gobierno de España, cobrar por dos años el 80% del sueldo y gozar de una pensión vitalicia.
Antaño, muy antaño, no hablo de ayer, llegaban a ministros los buenos, por no decir los mejores, no necesitaban del sueldo de ministro para poder vivir y con mucho decoro, luego de dejar la cartera. Eran Abogados del Estado, Letrados de Cortes o del Consejo del Reino, Economistas del Estado, Técnicos Comerciales, Ingenieros de prestigio, tótems de la cultura, etc, etc.
Hoy llegan a ministros, individuos como el tuercebotas que nos ocupa y otra patulea adjunta.
Dios nos ampare.
Cartas al Director ( El Correo de España )

viernes, 15 de mayo de 2020

ABERTO GARZÓN, » VALOR AÑADIDO »

España es el paradójico país donde ser un fascista se considera execrable -y con razón-, pero donde ser comunista se tiene a gala, aún siendo por volumen de víctimas la ideología más criminal del violento siglo XX. El marxismo, un totalitarismo multifracasado y tan moderno como la bolsa de agua caliente para caldear los pies, ha vivido un inesperado renacimiento por aquí con la eclosión de Podemos.
Sus apóstoles están cortados por un patrón que se repite: chicos universitarios de extracción burguesa, que apenas han trabajado y quieren jabugo para ellos, pero al público le recetan mortadela, propugnando una igualación a la baja de toda la sociedad. Se presentan como paladines de «la gente».
Pero bien acomodados en la política, sus vidas son privilegiadas respecto a las de familias columna vertebral del país, padres con un par de hijos, que aspiran a progresar, que valoran los nexos familiares, que buscan la mejor educación para sus chavales y que trabajan como descosidos para salir a flote.
La visión de la economía de estos populistas neomarxianos es sencilla: los empresarios son unos sinvergüenzas que nadan en dinero y deben ser breados a impuestos. El Estado ha de tener un papel central en todos los órdenes de nuestras vidas, dirigiendo desde nuestros bolsillos hasta nuestros pensamientos, pasando por nuestra alcoba.
La persona no importa, sino «la gente». Como percibió con agudeza el gran liberal ilustrado Constant de Rebecque, «quieren que el individuo sea esclavo para que el pueblo sea libre». Su visión de la política española es pueril: los acuerdos constitucionales de la Transición son hijos del franquismo y no sirven.
Toca derogar «el régimen del 78» y transitar hacia una república igualitaria y federal, con barra libre para todo separatismo que desee romper el país. La justicia española es despreciable, porque «está dominada por la derecha». La libertad de expresión debería quedar en suspenso si un medio es conservador y crítico con el progresismo.
Paradigma de lo descrito es el dirigente comunista Alberto Garzón, que a los 26 años ya era diputado y a los 34 es ministro de Consumo, un cargo original para un simpatizante de las dictaduras de Cuba y Venezuela.
«A la derecha cavernícola le molesta que la gente de izquierdas pueda ser feliz y hacer una vida normal», se lamentaba en 2017, después de las ironías por su normal luna de miel a Nueva Zelanda tras un bodorrio con 270 invitados, cubierto de 300 euros, orquesta y figura de la canción comprometida.
El turismo, hoy en el alero, supone el 15% de nuestro PIB y casi tres millones de empleos. En partes de España todo depende de él. Pero Garzón no ha tenido mejor idea que unas declaraciones despectivas contra el sector, al que acusa de «bajo valor añadido» y de fomentar la precariedad.
A la misma hora en que este atorrante ponía a parir a la primera industria española, Francia anunciaba ayudas por 1.500 millones para su sector e Italia lanzaba su plan para evitar un pinchazo este verano.
Hablemos de valor añadido. ¿Cuál es el de Garzón para la vida de los españoles? ¿Para qué le pagamos?

GARZÓN, » VALOR AÑADIDO »
Luis Ventoso ( ABC )

miércoles, 6 de mayo de 2020

El plan de Vox para adelgazar al Gobierno ante el aumento de enchufados de PSOE y Podemos

En plena crisis, el Gobierno continúa engordando su número de altos cargos

El plan de Vox para adelgazar al Gobierno ante el aumento de enchufados de PSOE y Podemos

Mientras particulares, autónomos y empresas se ven obligados a recortar gastos por la crisis del coronavirus, el Gobierno se dedica a aumentar el número de enchufados.
Un Gobierno insolidario que aumenta sus altos cargos en plena crisis
Hace una semana el Gobierno nombró 20 nuevos altos cargos. El mayor aumento lo ha registrado el Ministerio de Consumo, en manos del comunista Alberto Garzón, que ha creado seis nuevas subdirecciones generales. Además, el Gobierno ha eximido a 25 altos cargos del requisito de estar asignados a funcionarios, lo que facilita los enchufes a afines del PSOE y Podemos. A esto hay que añadir que la estructura ministerial del Gobierno no se ha visto reducida en nada: seguimos teniendo el Gobierno más grande en cuatro décadas de democracia, con 23 miembros del Consejo de Ministros: el presidente, 4 vicepresidentes (los 4 con sus propios ministerios), otros 18 ministros y 27 secretarías de estado -en algunos casos se trata de carteras creadas sólo para colocar a miembros del PSOE, Podemos e IU tras el pacto de enero entre esas formaciones-, y esto mientras el Gobierno se niega a toda rebaja fiscal a particulares, autónomos y empresas. Y luego hablan de “solidaridad”…
Vox revela lo que nos cuesta el mastodóntico Gobierno de Sánchez
Frente a ese aumento de altos cargos y enchufados en el Gobierno, hoy Vox ha propuesto un plan para adelgazar drásticamente el ejecutivo. Desde el partido que preside Santiago Abascal denuncian el coste que está suponiendo para los españoles el Gobierno actual: “79.746 euros anuales por cada uno de los cuatro vicepresidentes del Gobierno; 74.858 euros anuales por cada uno de los restantes 18 ministros; 72.768 euros anuales por cada uno de los 27 secretarios de Estado; 64.516 euros anuales por cada subsecretario y asimilado; 53.163 euros anuales por cada director general y asimilado… Este es el gasto asociado al ‘Gobierno de coalición progresista’”.
Y eso “sin tener en cuenta los abonos por otros conceptos, como dietas, productividad y gastos de representación y sin incluir en esta suma otros muchos costes relacionados con los puestos de Subdirección General creados en los distintos departamentos ni los asimilados a éstos que existen en los distintos Gabinetes”, señala Vox. En total, Vox señala que la “mastodóntica y extensa estructura de Gobierno que cuesta a los españoles, como mínimo, 15.844.111 de euros anuales solo en sueldos de altos cargos”, a lo que habría que sumar “los sustanciosos salarios de las empresas públicas o con participación del Estado (la presidenta de Red Eléctrica de España, SA percibe 546.000 euros anuales) o de los distintos reguladores”. Unas cifras escandalosas en condiciones normales y más en la actual situación, en la que muchos españoles están sufriendo graves problemas económicos.
Vox recuerda el deber de disminuir la carga fiscal que soportan los españoles
“El grave drama económico y social que se avecina exige de quienes nos gobiernan que acompasen el gasto político a las posibilidades de los ciudadanos”, señalan desde Vox, e insisten “en la obligación ética y moral de impulsar políticas que disminuyan la carga que para los ciudadanos supone la existencia de superestructuras de Gobierno”. Vox recuerda “el deber constitucional de vigilar que el gasto público se programe y ejecute con criterios de eficiencia y economía”. Sin embargo, en la actualidad “España atraviesa una gran tragedia… pero tiene 4 Vicepresidencias y 22 Ministerios”, denuncia el partido de Abascal.
Las cinco medidas que propone Vox para adelgazar al Gobierno
En esa línea, Vox ha propuesto un plan de adelgazamiento del Gobierno, que consta de cinco puntos:
  1. “Eliminar tres de sus Vicepresidencias, dejando solo una”.
  2. “Eliminar, al menos, 10 ministerios que no desempeñen cometidos indispensables, reduciendo el número de departamentos de 22 a 12 y suprimiendo o rebajando la categoría y el sueldo de los altos cargos vinculados a estos”.
  3. “Promover las modificaciones pertinentes en la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno y en la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, así como en la normativa concordante, para fijar un máximo legal de dos Vicepresidencias del Gobierno y de 12 departamentos ministeriales, de forma que el Consejo de Ministros esté integrado por un máximo de 13 personas, incluido el Presidente del Gobierno”.
  4. “Completar en el plazo de 6 meses una auditoría de las Administraciones Públicas que detecte aquellas entidades públicas, observatorios y organismos autónomos que no realicen funciones esenciales, que tengan fines meramente ideológicos o que no sirvan al interés general, procediendo inmediatamente a su disolución”.
  5. “Dirigir todos los esfuerzos económicos del Estado a proteger la economía española, el tejido empresarial y los puestos de trabajo, así como a mantener las prestaciones públicas que aseguren la cobertura de las necesidades reales de los españoles y la provisión de aquellas que en justicia les correspondan”.
Ojalá el resto de partidos apoyasen esta propuesta tan sensata. Es indignante que el Gobierno se dedique a engordar a costa de los españoles mientras muchas familias están pasando graves dificultades.
Foto: La Moncloa. Imagen del primer Consejo de Ministros de la actual legislatura, celebrado el 14 de enero de 2020. Es el Gobierno más grande de la democracia, con un presidente, 4 vicepresidentes y 18 ministros.