domingo, 14 de junio de 2020

¿Te imaginas que un ministro de España dijese que se siente nacional-socialista?

Alberto Garzón dice sentirse comunista en una entrevista en el diario El Mundo

¿Te imaginas que un ministro de España dijese que se siente nacional-socialista?

Una de las mayores anomalías de nuestra sociedad es el hecho de asumir con total normalidad la presencia de totalitarios en el gobierno de un país democrático.
Un ministro del Gobierno de España diciendo que se siente comunista
Este sábado el diario El Mundo publica una entrevista con Alberto Garzón, ministro de Consumo. El entrevistador, Carlos Segovia, pregunta al dirigente de Izquierda Unida si se sigue sintiendo comunista, hablando sobre la economía, y Garzón contesta esto: “Sí, me sigo sintiendo así. El comunismo es un movimiento político y social de transformación de la realidad que sigue teniendo vigencia. Sin él no habría democracia en España, está en el ADN de la tradición democrática de este país y me siento muy honrado de pertenecer a ello”. Y a partir de esta respuesta, el entrevistador le sigue preguntando sobre economía, como si lo que acabase de escuchar fuese algo normal.
¿El entrevistador se limitaría a hablar de economía si Garzón dijese sentirse nazi?
Me pregunto si el entrevistador sabe que el comunismo ha sembrado el mundo de brutales dictaduras y ha matado a más de 100 millones de personas, convirtiéndose así en uno de los movimientos políticos más letales de la historia. En cuanto a vorágine asesina, el comunismo rivaliza con el nazismo: de hecho, son los dos grandes movimientos antidemocráticos del siglo XX, que parecieron competir entre sí a ver cuál de los dos derramaba más sangre inocente, uno en nombre de la lucha de clases y el otro en nombre de la raza. Pero mientras el nazismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy muchos millones de personas viven sometidas a dictaduras comunistas, entre ellas la peor de todas, Corea del Norte.
La patente de corso del comunismo y su cinismo al repartir carnets de demócrata
Imaginemos por un momento lo que pasaría si un ministro español se declarase no ya franquista -el franquismo fue un régimen autoritario, y no totalitario-, sino nacional-socialista, que es políticamente lo más equiparable que hay en vileza y opresión con el comunismo. Lógicamente, el escándalo sería mayúsculo y le lloverían las peticiones de dimisión. A día de hoy sería inconcebible que un ministro dijese eso y al día siguiente continuase en su cargo. Pero el comunismo parece tener patente de corso para sembrar la opresión y la muerte por doquier y, además, dedicarse a repartir carnets de demócrata, lo cual ya es el colmo de la desvergüenza.
La culpa no es sólo del cinismo comunista, sino del silencio de los demás
Hay que decir que la culpa de que esto ocurra no es sólo del cinismo de los propios comunistas, sino también del silencio del resto de la gente. Sin ir más lejos, ¿cómo es que al entrevistador no se le ocurrió preguntar a Garzón qué pensaba de los numerosísimos crímenes del comunismo, que su partido nunca ha condenado? Y qué digo condenado… Es que ni siquiera disimulan su admiración por los tiranos rojos. Sin ir más lejos, en noviembre de 2017 Garzón ensalzó el golpe de Estado bolchevique que dio comienzo a 74 años de dictadura comunista en Rusia.
En el centenario de aquel golpe incluso se fotografió junto al retrato del dictador y genocida Lenin durante un acto del Partido Comunista de España, en el que milita Garzón. Hace sólo dos meses ese partido llamaba a seguir el “ejemplo” de ese tirano y asesino de masas. Y eso no provoca ningún escándalo, ni le preguntan por ello a Garzón en las entrevistas. Es más: mientras diversos medios, entre ellos El Mundo, llaman “extrema derecha” a un partido democrático como Vox, nunca usan el término “extrema izquierda” para referirse a Garzón y a otros nostálgicos de la URSS.
España no debe tener un totalitario en su Gobierno
Contando Estrelas no es El Mundo. Aquí a los totalitarios se les llama por su nombre, lleven una esvástica o una estrella roja. Tan aborrecible, criminal y antidemocrático es el comunismo como el nazismo, y tan escandaloso es que haya un ministro que se dice sentir comunista como lo sería un ministro que se dijese sentir nacional-socialista. Y aunque me quede solo diciéndolo, por ética y por humanidad lo digo: dimita, señor Garzón. España no debe tener ministros que ensalzan a una ideología perversa y antidemocrática que ha matado a millones de personas. Su presencia en el Gobierno es un insulto a la memoria de las víctimas del comunismo.

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