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jueves, 17 de febrero de 2022

La envidia obsesiva

La envidia descontrolada puede producir, desde su quebranto anímico, fiebres y enfermedades físicas. El ánimo y el físico van de la mano, y cuando el desequilibrio impera, el físico se desmorona.


 La envidia es una enfermedad. Todo enfermo necesita cariño, paciencia, misericordia y dedicación. Se trata de un mal con difícil remedio porque llega a afectar al organismo. Los envidiosos terminan, al cabo de los años, con problemas hepáticos. Un envidioso dedica a la envidia más de la mitad de su vida, descontando las horas de sueño. La mal llamada «envidia sana» no es envidia, sino una rama de la admiración. La envidia es insana, perforante, y metastásica. Una enfermedad devoradora. El acomplejado, el descontento con su incapacidad de escapar de la mediocridad, se convierte en un envidioso obsesivo, en un acaparador de deseos del mal ajeno. Los animales no conocen la envidia, si bien tampoco saben establecer las diferencias entre Mónica Oltra y Sharon Stone. Ese desconocimiento de la envidia carece de mérito. Luis Vives se refería a las dos peores bestias que hacen más estragos en el ser humano, la envidia y la adulación. El envidioso se daña a sí mismo, se carcome y se aflige, mientras el envidiado, en muchas ocasiones, no se da por enterado del mal que causa al envidioso. Echenique es un enfermo de envidia, y su envidiado favorito, al que admira profundamente al tiempo que deplora su triunfo en la vida, es Amancio Ortega. Amancio Ortega nació en la humildad y la pobreza. Y se dedicó a lo que más odian los comunistas y los sindicalistas: a trabajar. A trabajar veinte horas cada día y durante muchos años reservando cuatro para la recuperación y el descanso. Tanto trabajo, sumado a la inteligencia, da siempre resultados. En el caso de Amancio Ortega, resultados asombrosos. Echenique no tiene una vida deslumbrante y le dedica a la envidia muchas horas de cada jornada, para no aburrirse. El comunismo nada tiene que ver con un pensamiento o un movimiento social. Es la explosión ilustrada de la envidia más elemental y miserable. La envidia al individualismo que sobrevuela la vulgaridad del colectivo. Se disfraza en frases sin sentido y en un clamor de idiotas, en el caso específico de Podemos. Los comunistas inteligentes, que también los ha habido, terminan siendo millonarios. Pasan de ser envidiosos a envidiados. Pero sin saña.

Echenique quiere y desea que los millonarios paguen más impuestos, y pone como ejemplo y objetivo a desplumar al creador y dueño de Inditex. Quiere que pague miles de millones de euros más de los que ya ingresa en el Tesoro. He leído los datos comparativos entre Amancio Ortega y Echenique. El primero ha creado en el mundo 175.000 puestos de trabajo, de los cuales 49.000 se establecen en España. El 75 por ciento de esos puestos de trabajo los ocupan mujeres. Es decir, que se trata del mayor feminista que hay en España. Echenique, al contrario, sólo ha creado un puesto de trabajo, el de su asistente y enfermero, por el que no cotizaba a la Seguridad Social. Le pagaba, con su dinero o el de Podemos, con dinero negro. Es lógico que admire y sienta una envidia corrosiva hacia el humilde trabajador que se ha hecho multimillonario trabajando. Pero no le conviene a su estado de salud, que es lamentablemente, muy delicado. La envidia descontrolada puede producir, desde su quebranto anímico, fiebres y enfermedades físicas. El ánimo y el físico van de la mano, y cuando el desequilibrio impera, el físico se desmorona. De ahí que no debe ser tratada la envidia de Echenique con virulencia y desprecio. Como todo enfermo de envidia es, ante todo, un enfermo, y precisa del cariño, la misericordia, la paciencia y la dedicación que todo enfermo merece. Por la Salud Pública o la Privada, que esa elección es discrecional. Cuente con mi comprensión.

 Alfonso Ussía


  • sábado, 4 de diciembre de 2021

    ¿Por qué odian tanto a Amancio Ortega?

     Opinión de

    Teodoro León Gross


    «A Amancio Ortega no se le perdona su éxito, porque hay algo en el español que le emponzoña las tripas de forma atrabiliaria contra quien triunfa»


    ¿Por qué odian tanto a Amancio Ortega?
    Raúl MartínezEuropa Press


    domingo, 26 de abril de 2020

    LA ÚLTIMA VICTORIA DE AMANCIO


    De lo verdaderamente importante a los detalles personales, la coherencia de los líderes del movimiento populista tiende a lo zarrapastroso, por llamar de alguna manera al imposible matrimonio entre su discurso y su comportamiento.
    Por ejemplo, hace cuatro meses Iglesias prometía «por su conciencia y honor» guardar «lealtad al Rey» y sin embargo, una vez sentado en su despacho de La Moncloa, la emprendió en público contra Don Felipe anhelando una república.
    Tan grave falta a su solemne promesa ha pasado desapercibida, quizá porque ya estemos curados de espanto y casi nada en el dirigente populista llama la atención. Seguramente, y con un presidente del Gobierno cabal, o Iglesias rectificaba o a los cinco minutos de aquel tuit del 14 de abril ya tenía que estar con Irene en el chalé de Galapagar y no en La Moncloa. Pero tenemos a Sánchez…
    Pasemos por tanto a los detalles. Ahí sí que no ha pasado inadvertido esta semana que después de desgañitarse contra Amancio Ortega sepamos que Iglesias se viste de Zara. Así quedaba demostrado en el forro de la chaqueta que llevó el otro día al Congreso, dos tallas por encima de la suya (como es habitual en él) pero de Zara, con lo que el discursito que se trae contra el empresario gallego quedaba deshecho y su emisor, en ridículo ante toda España.
    No es el único, muchos miembros del orfeón anti-Amancio están en las mismas. Irene Montero, que comparte chalé y esa fobia con el padre de sus hijos, ha sido retratada con bolsas de la firma Stradivarius (también de Inditex), aunque trate de ocultar el «pecado» en las fotos poniendo un monigote para que pase desapercibido que también se rinde a Ortega.
    Otro conspicuo anti-Amancio es Rufián, para muchos un ejemplar único del «bocachanclismo ibérico» y que lleva años intentando burlarse de él (ya saben, habló el mudo y dijo lo que pudo) criticando el compromiso social de quien lleva donados cientos de millones a la sanidad. Eso sí, según termina cada tuit contra el empresario, se pone su abriguito de Zara de temporada, que es fiel a la marca.
    La ultraizquierda, separatista o no, no aguanta un set en el partido de la coherencia. Todo el edificio de su discurso social, político o económico se levanta sobre tardoadolescentes columnas de plastilina.
    ¿Recuerdan a Ramón Espinar con dos botellas de Coca-Cola en la bandeja del Senado tras pedir el boicot al refresco? ¿Y a aquel presunto Robin Hood maño, Santisteve, pasando al Ayuntamiento hasta la gomina del pelo?
    ¿Y a Echenique, que pagaba en B y no tenía dado de alta a su único empleado mientras pontificaba contra el compromiso fiscal de Ortega, que tiene en la Seguridad Social a sus 48.000 empleados, a los que paga en A?
    ¿Y a la ministra de Trabajo, gran defensora de la sanidad pública que contrata los test de sus funcionarios a una clínica privada? ¿Y al chaval de la beca-black? ¿Y Monedero y sus dinerales chavistas? El filón es inagotable.
    Estos días Inditex ha donado 63 millones (miles de respiradores, millones de mascarillas, centenares de camas, decenas de miles de batas para sanitarios…) y puesto a disposición del Gobierno su red logística para traer material por valor de 430 millones.
    Toneladas de solidaridad en la peor y más trascendental hora de España. Mientras, Iglesias y su tropa parlotean contra él… vestidos de Zara. Esa es la victoria definitiva de un gigante de la prosperidad, primer donante del país, sobre unos diminutos adanes cuya coherencia anda aún en cueros.
    Álvaro Martínez ( ABC )

    sábado, 25 de abril de 2020

    TRAGADERAS


    Con la venia del presidente, Pablo Iglesias volvió ayer a humillar a uno de sus compañeros del Consejo de Ministros. El turno del oprobio le tocó al de Sanidad, Salvador Illa, que hubo de soportar en vivo cómo el vicepresidente blasonaba de haberle enmendado la plana en las medidas de alivio a la reclusión de los niños.
    Con Illa ya ha escarnecido de una u otra manera a un tercio del Gabinete, a saber: Escrivá, Robles, Montero (María Jesús), Planas y Calviño. No sólo les ha pasado por encima y doblado el pulso sino que ha presumido de ello con desdén gratuito, porque quiere que se note su influencia a base de grandes dosis de exhibicionismo.
    La realidad es que tiene motivo: hasta ahora ha salido victorioso de todos los conflictos que ha planteado en el seno del equipo gubernativo, aunque a base de dejar víctimas por el camino está formando un ilustre sindicato de enemigos. Pero cada disputa interna le sirve para ensanchar su territorio político y enviar el mensaje de que Sánchez, el que no iba a dormir tranquilo, ha acabado por confiarle su propio destino.
    El jefe del Gobierno ha renunciado incluso a desmarcarse de los excesos bravucones de su aliado. Le ha permitido fanfarronear de que le come en la mano; amenazar a la clase media con expropiaciones confiscatorias; insultar a empresarios que, como Amancio Ortega, han colaborado en la compra de material sanitario y hasta cuestionar de manera directa las competencias del Jefe del Estado.
    Ni siquiera ha defendido al Poder Judicial que Iglesias ha agraviado al acusar a los jueces de prevaricar absolviendo a los corruptos «por sus privilegios y contactos». (Por cierto, el órgano de gobierno de los magistrados se ha limitado a emitir una nota de protesta en vez de enviar las declaraciones al fiscal por si procede una querella).
    Y sólo existe una razón para tantas y tan evidentes tragaderas, y es la misma por la que el Ejecutivo consiente sin quejas que los separatistas se nieguen a respaldar el decreto de alerta: Sánchez siente pánico al abandono de la extrema izquierda. Se ha convertido en rehén de unos socios que lo desprecian.
    Así, y ante la negativa presidencial a suscribir un acuerdo con los únicos partidos que pueden darle estabilidad en una circunstancia crítica para la salud pública, la economía y el empleo, la legislatura amenaza con un nuevo colapso de demoledores efectos.
    Y llegará un momento en que las reticencias de Podemos a asumir los inevitables ajustes que Europa exigirá a cambio de su respaldo financiero se sumarán a las prisas de Esquerra por avanzar en su proyecto del procés 3.0.
    El sanchismo puede tratar de ganar tiempo con la emergencia del coronavirus como pretexto, pero en esas condiciones su mandato no llegará muy lejos porque el bloque de investidura no le va a proporcionar suficiente respaldo estratégico.
    La duda, si hay alguna, es quién romperá primero.
    Ignacio Camacho ( ABC )

    viernes, 24 de abril de 2020

    Pablo Iglesias pidió ayuda a Inditex

    Pablo Iglesias pidió ayuda a Inditex mientras permitía a Echenique y Monedero criticar a Amancio Ortega

    Pedro Sánchez encargó al vicepresidente gestionar con Pablo Isla la compra urgente de material sanitario. El líder de Podemos reclamó sólo a sus ministros que no atacaran a Zara

    Inditex está jugando un papel decisivo en la lucha contra el coronavirus. El Gobierno ha recurrido al gigante textil para traer a España enormes cargamentos de mascarillas, guantes y respiradores en los momentos más duros de la pandemia. Unas gestiones que protagonizó Pablo Iglesias mientras dirigentes de Podemos atacaban a Amancio Ortega.

    Según ha podido confirmar Confidencial Digital por fuentes conocedoras de estos encargos, los contratos de compra del Ministerio de Sanidad, que no fueron publicados hasta el pasado martes, se formalizaron sobre todo en los últimos días del mes de marzo, en el momento más crítico de la pandemia en España.
    En esas mismas jornadas, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ya había intentado contactar con algunos grandes empresarios del IBEX como la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, el de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, y el de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán,
    Fuentes conocedoras de las conversaciones aseguran a ECD que también mantuvo contactos con el primer ejecutivo de Inditex, Pablo Isla. Les solicitó a todos ellos herramientas de apoyo a las familias en un momento verdaderamente excepcional para el país. Esas gestiones fueron un encargo directo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

    Inditex se puso a disposición de Sanidad

    El gigante textil ofreció aprovechar su implantación mundial y su amplia red de distribución para abrir un corredor sanitario con China, país que está exportando material a países occidentales, entre ellos España. Puso desde el primer momento a disposición del Gobierno, y en concreto del Ministerio de Sanidad, las instalaciones de Inditex.
    Hay que recordar que el dueño de Zara, Amancio Ortega, ya había protagonizado en el pasado donaciones a centros sanitarios, muy criticadas, sin embargo, por Pablo Iglesias, que siempre defendió que la Sanidad Pública no puede depender de la “limosna” de empresarios ni de la voluntad de las grandes fortunas.
    Iglesias fue uno de los que criticaron la donación de 300 millones de euros para renovar equipos oncológicos en toda España, especialmente los destinados a realizar mamografías.

    Ataques de Podemos pese a ayudar al Gobierno

    Las fuentes consultadas por ECD explican que, mientras Pablo Isla ya había salido al rescate del Gobierno, Unidas Podemos elevó el choque con Inditex públicamente: “Creo que un sistema impositivo justo y unos Presupuestos votados democráticamente funcionan mejor para distribuir recursos a las cosas que importan que la caridad privada decidida personalmente por un millonario particular”, afirmó por aquellos días el portavoz de Podemos en el Congreso, Pablo Echenique.
    Por si esto fuera poco, Juan Carlos Monedero había declarado solo unas horas antes: “Me estremece que Inditex haya ganado más de 3.000 millones y ahora esté dispuesto a despedir a 25.000 trabajadores para que entre todos paguemos el 75% de su salario. Ahora venid a contarnos que nos va a regalar mascarillas”, afirmó.
    Al día siguiente llegó la respuesta de la marca, a través de su servicio de atención al cliente: “Hola, Juan Carlos. Gracias por tu opinión. Es importante aclarar que Inditex ha anunciado que no va a hacer ningún ERTE en estos momentos, va a preservar todos los empleos y sufragar todos los salarios. Puedes ver nuestra posición en la imagen adjunta. Un cordial saludo”.

    Los ministros de Podemos, prohibido criticar

    Por el momento, el vicepresidente Iglesias no se ha pronunciado en público sobre Amancio Ortega y su colaboración desinteresada con el Gobierno en un momento crítico para el país.
    En cambio, la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, también de Unidas Podemos, ha llegado a celebrar la decisión de la multinacional de descartar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para sus trabajadores este mes de abril.
    Una actitud muy diferente a la de Echenique y Monedero. Fuentes del Ejecutivo revelan a ECD que Pablo Iglesias ha pedido a los ministros de Podemos que eviten las críticas a Inditex y a su fundador, Amancio Ortega, dejando así los ataques en manos de los dirigentes del partido. Pero ni un reproche en boca de los miembros del Gobierno.
    Hay que destacar que Yolanda Díaz describió la semana pasada a la firma de su tierra gallega como “un ejemplo” para el resto de empresas del país y confesó que es una habitual consumidora de los productos de Inditex. El propio Pablo Iglesias acudió este miércoles al Congreso con una chaqueta de Zara.
    En la parte socialista del Ejecutivo únicamente ha habido un posicionamiento público sobre Inditex protagonizado por la ministra portavoz, María Jesús Montero.
    Agradeció hace unos días a la firma textil “el esfuerzo que está realizando durante esta pandemia para colaborar, a través de las donaciones y la disposición de su logística”. Añadió que ha mostrado un “comportamiento ejemplar” al descartar recurrir al ERTE.



     

    lunes, 23 de marzo de 2020

    AMANCIO ORTEGA

    Amancio Ortega

    No lo conozco personalmente. Sí, por sus hechos, sus gestos y sus méritos.
    A nadie aborrecen más los vagos del nuevo estalinismo, Iglesias, Echenique, la «chica de la igualdad» –así es como moteja Carmen Calvo a
    Irene Montero-, que a este gran empresario que empezó repartiendo paquetes en una camioneta y hoy es una de las mayores fortunas del mundo. Lo que más odia un comunista es a un trabajador que triunfa, que trabaja, que arriesga y obtiene los  beneficios de su esfuerzo. Ahora están más indignados que nunca, porque voluntariamente y de su bolsillo, se ha propuesto, una vez más, ayudar de forma desinteresada a sus compatriota desamparados por la funesta gestión del Gobierno social-comunista de la pandemia del Covid 19. Lleva donados a la Sanidad Pública y la Privada
    casi mil millones de euros para dotarlas de los aparatos más avanzados para combatir el cáncer. En este caso, y sólo como principio, ha destinado diez
    millones de euros para superar las lagunas –más bien océanos-, delGobierno de España en su aparente combate contra el virus que ya ha matado a 600 españoles. Ha donado 300.000 mascarillas, fabricadas por su empresa, y nadie del Gobierno ineficaz y traidor se lo ha agradecido. Y ha puesto en marcha en sus talleres, un sector exclusivamente dedicado a fabricar ropa adecuada y aislante para los sanitarios y toda suerte de personas que se ven obligadas a permanecer en los hospitales y residencias de ancianos en contacto con los contagiados y enfermos. Y cada vez que anuncia una nueva generosidad social, el odio de los vagos de Podemos se incrementa. Los españoles enclaustrados en sus casas, aplauden todos los días a quienes velan por su salud. Primero a los sanitarios, pero sus palmas rompen también por los transportistas, que en condiciones heroicas, abastecen los mercados. Por los quiosqueros que abren para que los ciudadanos estén informados. Para los militares y Fuerzas de Seguridad del Estado, que desinfectan los establecimientos públicos y controlan el cumplimiento de las normas de la cuarentena. Para todos aquellos que en momentos tan extraordinariamente graves y trágicos, se ofrecen para mantenernos la esperanza. Pues bien, en ese aplauso unánime y voluntario, que nada tiene que ver con caceroladas resentidas e impulsadas por
    activistas comunistas inmersos en el Gobierno, tendría que estar en el pensamiento de los que muestran su gratitud libremente, Amancio Ortega,
    el empresario generoso, el español que individualmente más y con más eficacia contribuye a la salud y bienestar de sus compatriotas. Los gallitos y las gallinas cacareantes de Podemos, cuando de Amancio Ortega se trata, cacarean superando los tonos agudos del histerismo, desde los millonarios del chalé en Galapagar al científico argentino que sin haber cotizado jamás, defraudó a la Seguridad Social que le había regalado la carísima silla que le negó la Seguridad Social argentina. Y sus paniaguados de la información televisiva, desde Évole a Wyoming, todos millonarios comunistas –y en el caso de Évole, amigo de terroristas y separatista camuflado-, no han dado un paso para donar ni una migaja de sus dineros a los necesitados. La empresa privada, ya ha iniciado sus movimientos para mitigar los males de todos, que eso es la pandemia, un mal común.
    Pequeños empresarios inmobiliarios ya han ofrecido sus apartamentos para reconvertirlos temporalmente en residencias para ancianos y contagiados.
    Y los farmacéuticos – también héroes nacionales-, invierten dieciocho horas diarias en la atención de los necesitados. Pero en Podemos y el sector más podemita del PSOE, denigran a Amancio Ortega y ordenan a suspaniaguados, por orden de Iván Redondo, que minimicen su extraordinaria generosidad.
    El Alcalde de Madrid y la Presidente de la Comunidad, José Luis Martínez Almeida e Isabel Díaz Ayuso, se engrandecen cada día con la seriedad de su trabajo, y eso no cae bien en el Gobierno de España. Isabel Díaz Ayuso ha exigido al Gobierno que le haga llegar el material previamente prometido. En pocas semanas, ese material será innecesario, porque habrá cubierto la demanda Amancio Ortega, y es probable – no le deseo mal a nadie-, que gracias a él sean tratados con más eficacia y profilaxis algunos
    de los voceros del Gobierno o del estalinismo bolivariano. De tener responsabilidades políticas algún día –tan probable en mi persona como someterme a una operación de transexualidad-, sometería a votación la creación de un monumento a Amancio Ortega frente al ministerio de Sanidad. Con una leyenda: «Al Trabajo y la Generosidad con suscompatriotas».
    Como español, todavía no afectado por el contagio, pero entregado a lo que venga, considero un deber de justicia agradecer a quien desde una camioneta de reparto se ha convertido en uno de los diez empresarios más grandes del mundo –trabajando, podemitas, trabajando-, y en el más generoso con sus compatriotas. Gracias Don Amancio

    domingo, 3 de noviembre de 2019

    Los números de la verdad de Amancio Ortega que destrozan a Pablo Iglesias

    Podemos ataca al patriarca de Inditex para inaugurar su campaña electoral, una persecución que dura dos años y esconde la realidad del empresario: éstas son las cifras de su negocio.
    Pablo Iglesias ha "declarado la guerra" a Amancio Ortega, patriarca de Inditex, para estrenar su campaña electoral. Es un viejo mantra de Podemos, que su líder resucita para movilizar a sus votantes y esparce la idea de que el "señorito" gallego, como le llamó en la noche del jueves, tapa con filantropía o caridad su insuficiente contribución vía impuestos.

    Ya en mayo pasado hizo lo mismo Pablo Echenique, autor de una reflexión brutal: "Lo más grave no es que Amancio Ortega gane en un año lo que ganan 150000 trabajadores cobrando el SMI. Lo más grave (y obsceno moralmente) es que eso ocurra mientras lideramos la pobreza infantil en Europa. Sorprende lo poco cristiana que es la derecha cuando hablamos de €". 

    El desprecio llueve sobre mojado, y comenzó paradójicamente cuando Ortega invirtió millones de euros en regalar tecnología para el tratamiento del cáncer a múltiples centros hospitalarios públicos, un gesto filantrópico aplaudido por los pacientes pero detestado por ciertos partidos políticos. ¿Pero de verdad Inditex paga pocos impuestos, retribuye mal a sus plantillas y se aprovecha del llamado capitalismo salvaje?
    Las cifras dicen lo contrario y avergüenzan a Podemos a escasos días del 10N: el pago de impuestos, la inversión y la creación de empleo de calidad aparecen retratados sin margen de duda en las cuentas oficiales de la compañía. Y son espectaculares, según los datos recogidos por ESdiario.

    Amancio Ortega donó un sorprendente regalo a una pequeña aldea necesitada

    Inditex registró un beneficio neto de 3.368 millones de euros en su año fiscal 2017-2018 (del 1 de febrero de 2017 al 31 de enero de 2018, el último conocido en su totalidad), lo que supone un incremento del 7% respecto al ejercicio anterior.
    Sólo en España Inditex paga más de 1.600 millones en impuestos, el 2% de todo lo que se recauda por Sociedades
    Las ventas del grupo se situaron en 25.336 millones de euros, un 9% más, mientras que el resultado bruto de explotación (Ebitda) se situó en 5.277 millones de euros, frente a los 5.083 millones de un año antes, un 4% más.
    Las ventas a tiendas comparables crecieron un 5%, sobre el crecimiento del 10% del ejercicio anterior, con crecimientos positivos en todas las áreas geográficas y en todas las cadenas. Las ventas a tipo de cambio constante crecieron un 10%.
     


    El resultado neto de explotación (Ebit) alcanzó 4.314 millones de euros, lo que supone un incremento del 7% (+12% a tipo de cambio constante). Inditex elevó las ventas de sus plataformas online un 41% en su ejercicio fiscal 2017-2018, lo que supone el 10% del total de las ventas del grupo y el 12% de los mercados en los que existe tienda online, según ha anunciado la compañía textil, quien comunica por primera vez la facturación por Internet, que alcanza una cifra superior a los 2.530 millones de euros.

    Millones para los empleados
    Durante el ejercicio, el grupo invirtió 1.800 millones de euros, que se traducen en un "notable" impulso a su modelo integrado y sostenible de tiendas físicas y online.
    En la misma línea estratégica de integración, la compañía ha culminado el proceso de incorporación del negocio online de las diferentes marcas en cada país a las sociedades filiales de sus respectivos mercados en los que hay presencia física.
    El grupo tiene ya más de 7.000 tiendas por todo el mundo, cotiza en bolsa y da un bonus a casi 90.000 empleados


    El grupo distribuye con cargo a 2017 más de 562 millones de euros entre todos los trabajadores que integran la compañía, que se sumarán a sus respectivos salarios. En concreto, 520 millones se corresponden con primas y retribución variable, a los que se sumarán en abril otros 42 millones de euros del Plan Extraordinario de Participación Directa de los Empleados en el Crecimiento de los Beneficios.
    Este plan reparte el 10% del incremento del beneficio neto, por lo que este año la cantidad a distribuir sería de 21 millones de euros, que el grupo va a incrementar además en otros 21 millones. Esta remuneración se distribuye cada año entre aproximadamente las 88.000 personas que tengan más de dos años de antigüedad en la empresa el día 31 de marzo de 2018.
    Los jóvenes sí quieren ser Amancio Ortega

    Pago de impuestos
    Inditex ha contribuido fiscalmente a la Tesorería de los países en los que desarrolla su actividad con 5.959 millones de euros en el año 2017, un 6% más que el año anterior. De ellos, 2.711 millones fueron impuestos directos, un 7% más que en el ejercicio anterior. La contribución relativa al impuesto sobre el beneficio del Grupo ascendió a 985 millones de euros, con una tasa efectiva del 22,5% a nivel mundial.
     
    https://youtu.be/tf6pYM4FZbE

    En España, la aportación de Inditex al Estado ha superado los 1.612 millones de euros en este ejercicio, en concepto tanto de impuestos directos (1.010 millones) como de los recaudados (602) como consecuencia de la actividad económica de la empresa.
    El Impuesto de Sociedades supuso 504 millones de euros, lo que supone más del 2% de lo recaudado por la Agencia Tributaria en esta materia. De esta forma, la contribución de Inditex a las arcas del Estado en España por este impuesto supera los 2.000 millones de euros en los últimos cinco años.
    En resumen, frente a los mensajes destructivos de Iglesias e Echenique, la realidad de Ortega es bien distinta: de él dependen miles de empleos de calidad, su contribución fiscal es casi insuperable por ninguna otra marca y, además, dedica voluntariamente parte de su fortuna a ayudar al prójimo en materias tan decisivas como la asistencia sanitaria.