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lunes, 14 de febrero de 2022

Alguna enfermedad mental atosiga a Pedro Sánchez y no es Alzheimer. Biden recomienda su baja laboral.

 


A esta conclusión se llega, después de estudiar los síntomas peor soportados por el entorno del demente (familia y sociedad). Además son vivenciados de una forma especialmente catastrofista, denigrante y humillante. Al mismo tiempo constituyen un factor pronóstico de primer orden para la institucionalización. Generalmente, aparecen en fases leves y moderadas de la enfermedad, es decir al inicio y etapa intermedia, desapareciendo en las últimas fases en las que el grado de deterioro global es tan alto que no tienen capacidad para su expresión. Los síntomas conductuales pueden ser muy variados y floridos, adquiriendo una prevalencia elevada.

 

1.- Delirios

 

Son trastornos del pensamiento en los que se expresa una idea o realidad errónea o imposible. Existe una pérdida del contacto con la realidad y por tanto no debe pretenderse convencer al individuo de su error, ya que éste no lo percibe. Su frecuencia varía según las series consultadas, sin embargo como promedios podrían cifrarse en torno al 25-75 %. Se observan con más frecuencia dentro del ámbito institucional, y esto obedece a que efectivamente los casos más dificultosos en su manejo son derivados a este medio (ya hemos referido que son un predictor de institucionalización). Por lo general los delirios del demente no suelen tener un grado de estructuración y elaboración tan complejos como los de otras patologías psiquiátricas. Suelen acompañarse de otras manifestaciones, destacando la agresividad tanto verbal como física. Son temas recurrentes de delirios: robo, infidelidad, celos, impostores, suplantaciones, etc.

 

2.- Alucinaciones

 

Son percepciones sensoriales (visuales, auditivas, olfatorias, etc.) anómalas, que no han tenido lugar en la realidad, pero que el individuo las percibe como ciertas. La afectación de los órganos de los sentidos que acontece en el envejecimiento, predispone hacia éstas. Pueden llegar a presentar tasas entre el 15-50 %, con mayor predominio de las visuales, seguidas de las auditivas. A medida que progresa la enfermedad van haciendo aparición y se consolidan las alucinaciones siendo más frecuentes en la etapa media-avanzada de la enfermedad.

 

3.- Anomalías en el reconocimiento (Falsas identificaciones)

 

Consisten en identificaciones erróneas de personas u objetos. Se trata de actos de difícil definición ya que pueden quedar enmascarados por las agnosias así como por los delirios y alucinaciones. Aparecen en el 25-50 % de los dementes en algún momento de su evolución. Las variedades que pueden darse son múltiples: - Falsos Reconocimientos de Familiares = Prosopagnosias (confunde al marido con el hijo o con su padre, etc.) - Fantasmas en el domicilio - Relación con los espejos

 

4.- Trastornos de la personalidad

 

Probablemente, se trate del síntoma más prevalente de las demencias; apareciendo en el 95 % de los casos. En su génesis intervienen la dificultad que presenta el sujeto para adaptarse a situaciones de la vida diaria y las respuestas descoordinadas de éstos. Aparecen en estadios precoces, siendo a veces la primera señal de alarma de la enfermedad. Los dementes se vuelven más intransigentes, más rígidos y rudos, con agitación y agresividad, etc.; otras veces se tornan apáticos, retraídos, con tendencia a la desinhibición, egocéntricos. Pierden el interés por sí mismos y por el entorno, abandonan el aseo, afeitado, dejan de arreglarse, se visten desaliñadamente y con ropa sucia, etc.

 

5.- Trastornos en el comportamiento

 

Vagabundeo o Erratismo: Se denomina así a la tendencia al paseo errático y sin rumbo que presentan los dementes. “parece como si buscasen algo o a alguien”. Se exacerba por las noches como consecuencia de la desorientación nocturna. Constituye una fuente de riesgos apreciable en forma de caídas, accidentes, etc.; así como un foco de estrés de los cuidadores y familiares. Aparece en torno al 60 % de los dementes. No tienen un tratamiento específico, ahora bien, debemos evitar reprimir esta tendencia mediante sujeciones u otros artilugios, ya que aumentan el nivel de excitación y ansiedad. Por el contrario deben favorecerse mediante pistas para erráticos con medidas de seguridad en centros institucionales.

 

Inquietud o Agitación Psicomotriz: Denominamos como tal a aquella situación en la que el paciente precisa estar moviéndose continuamente o manipulando objetos. A veces se acompaña de otras alteraciones que lo exacerban como ansiedad, insomnio, etc. Aparece en fases intermedias y avanzadas de la enfermedad.

 

Agresividad: Puede ser verbal manifestada en forma de hostilidad, insultos y gritos; o bien física contra el entorno o contra sí mismos. Puede aparecer en cualquier fase de la enfermedad, aunque probablemente sea más típica de la fase intermedia o moderada. Suele originar graves problemas en el manejo de estos pacientes, hasta el punto que constituye el primer determinante de institucionalización. Evolucionan por brotes a lo largo de la enfermedad. Sin embargo esto no debe hacernos caer en la dejadez y no chequear causas añadidas de irritabilidad como dolores, infecciones, etc., de las cuales el demente no puede advertirnos.

 

Disfunciones Sexuales: En los dementes son frecuentes y pueden tener un amplio abanico de presentación desde la apatía, al exhibicionismo, tocamientos, actividad sexual compulsiva, cambio en la apetencia de sexo, etc.

 

Trastornos del Apetito: Del mismo modo encontramos situaciones que pueden ir desde la anorexia extrema a la bulimia más compulsiva. Incluso en un mismo enfermo se pueden alternar ambas.

 

Depresión: La demencia multiplica el riesgo de padecer una depresión en 3-4 veces. Así, es fácil encontrar prevalencias de depresión en dementes que sobrepasan las cifras del 30-50 %. Aparece en fases iniciales de la enfermedad, cuando el sujeto percibe sus fallos y lagunas. Además, corrobora la teoría esbozada de la conservación neuronal (es necesario conservar un nivel mínimo, para poder llegar a deprimirse). Por otra parte, parece que también en los dementes se producen modificaciones en los neurotransmisores. La depresión en el demente ha de chequearse de forma sistemática, ya que podría pasar desapercibida por la falta de queja del propio paciente.

 

Insomnio: Es un trastorno habitual en los dementes. Sin embargo no todos los autores lo entienden como insomnio sino que algunos lo interpretan como una incapacidad para mantener el sueño o alteración del ritmo nictameral. Contribuyen a ello la citada desorientación nocturna así como la irritabilidad y agitación que les produce la noche.

 Blog de Juan Pardo.

miércoles, 26 de enero de 2022

NOS HAN CONVERTIDO EN LACAYOS Y CHAPEROS DESDE LA MUERTE CARRERO

 

España, lejos de ser ambiciosa y autónoma es una potencia castrada desde 1975.

Antes de su asesinato el 20 de diciembre de 1973, el presidente del gobierno Luis Carrero Blanco ya había dejado claro que el programa español para la bomba atómica se mantendría, que el Sáhara era una provincia española irrenunciable, que las bases norteamericanas en suelo español no se utilizarían al servicio de EEUU para la guerra de Yom Kipur o que España no se convertiría en una democracia liberal para entrar en la OTAN.

La verja de Gibraltar estaba cerrada desde 1969 y en octubre de 1975, la última orden dada por el General Franco antes de su definitiva postración hacia la muerte, fue defender el Sáhara occidental con la fuerza armada frente a la invasión marroquí llamada “marcha verde”.

Esta era la política exterior de los últimos gobernantes patriotas españoles: soberanista y ambiciosa.  Pero maniobraron los traidores…

La ilegal entrega del Sáhara a Marruecos pactada por el príncipe Juan Carlos antes de la muerte de Franco, así como la disposición del monarca manifestada en 1979 ante representantes diplomáticos y políticos norteamericanos de ceder Melilla a Marruecos y convertir Ceuta en un protectorado promarroquí para evitar otra “Marcha verde”, fueron los primeros botones de muestra de la ruina de nuestra política exterior cobarde y entreguista.

El senador de EEUU Ed Muskei y el embajador norteamericano en España Terence Todman, mantuvieron un encuentro con el Rey de España en abril de 1979 que quedaría plasmado en un telegrama enviado por la misión diplomática americana al departamento de Estado. El citado documento fue desclasificado en 2014, plasma cómo el Rey de España tenía la voluntad de entregar Melilla y Ceuta, y a él hace referencia el historiador Charles Powell en el libro “Rey de la democracia”.

De aquellos polvos de la cesión y el entreguismo, vienen los lodos actuales que convierten a España en ramera de la OTAN y hoy de Joe Biden en Ucrania, donde nada se nos ha perdido.

En los años 80 Leopoldo Calvo Sotelo preparó, y Felipe González el de “OTAN de entrada NO” culminó, nuestra entrada en la OTAN. Y lo hicieron sin dignidad ni honor: abriendo la verja de Gibraltar, aceptando a los piratas del Reino Unido, sin defender nuestra integridad ni soberanía territorial y renunciando a la españolidad de Ceuta y Melilla, que quedan fuera de la cobertura de defensa del Tratado de la OTAN. Marruecos, aliado preferencial de EEUU en el Mediterráneo, se vería protegido en cualquier agresión contra España como de hecho ya lo está, cuando de forma impune se apropia de nuestras aguas territoriales en Canarias o invade Ceuta con 10.000 ilegales en mayo de 2021.

Como parte integrante de la OTAN, España se sumó al sanguinario Bill Clinton en la tarea de bombardear Yugoslavia y contribuir al levantamiento del narco estado de Kósovo, con el socialista Javier Solana como director de las operaciones de la muerte y el terror.

Del mismo modo, dimos apoyo a la ilegal y absurda guerra de Irak que hizo de esa Nación gobernada por Saddam Husein, un Estado caótico, fallido y de terrorismo constante. Perdimos más de cien soldados españoles en la no menos estúpida intervención en Afganistán, que finalizó con el abandono perpetrado por Joe Biden y la victoria de los talibanes. Apoyamos el destrozo de Libia a manos del genocida Barack Obama y su secretaria de Estado Hillary Clinton, matones de Oriente Medio, o el intento de tumbar a Al Asad en Siria, que gracias a Dios resultó infructuoso.

Contencioso con Rusia a cuenta de Ucrania. Y ponemos nuestra fuerza militar al servicio de Joe Biden: un matón globalista,  un golpista que robó elecciones a Donald Trump, un vividor de la industria bélica norteamericana desde hace más de 40 años en los cuales como Senador y luego como Vicepresidente de Obama se enriqueció a sí mismo y sus hijos y hermanos con los contratos de reconstrucción en naciones arrasadas como Irak o en la Ucrania nacida de la revuelta del Maidán en 2014.

Revuelta que impuso un gobierno pro atlantista y pro Unión Europea. Revuelta del Maidán que vendría promovida por Barack Obama  y también por George Soros, como el propio magnate ha reconocido y como el experto en geopolítico Pedro Baños ha señalado.

¿Qué se la ha perdido a España en Ucrania? Nada, salvo servir a EEUU y a George Soros, los que promovieron la mencionada revuelta ucraniana de 2014 para desestabilizar, los mismos que quieren reavivar una nueva guerra fría con Rusia que no existe, los que quieren enterrar el legado de Donald Trump basado en la distensión y la paz entre patriotas y entre naciones. Porque Putin, al igual que Trump, es un patriota.

Por eso molesta a los globalistas, a los liberales y a los magnates especuladores que necesitan de la guerra y la amenaza para pertrechar sus negocios y ambiciones.

José Miguel Pérez ( El Correo de España )

martes, 25 de enero de 2022

Hay algo en Sánchez que no convence a Biden: Podemos

 El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, deja fuera a España de su 'war room' -la de verdad, no la de Iván Redondo- para abordar la escalada bélica en Europa del Este.

Hay algo Hay algo en Pedro Sánchez que no convence a Joe Biden. Nadie puede negar el esfuerzo que ha puesto el presidente del Gobierno en situar a España como un actor mundial importante ante la escalada bélica en Europa del Este. Nuestro papel de anfitrión de la próxima cumbre de la OTAN juega a nuestro favor. Y el jefe del Ejecutivo lo ha aprovechado. Sánchez se ha movido. Ha hecho declaraciones contundentes. Y ha enviado a su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a Estados Unidos.

Pero a la hora de la verdad, Biden nos ha vuelto a dar la espalda. Y solo hay una explicación: Podemos. España tiene un Gobierno de dos partidos. Estados Unidos sabe que la coalición tiene dos almas y que Sánchez depende de la formación morada para mantener el poder. La retórica anti atlantista de Podemos molesta en Washington.

Los ecos del no a la guerra y la retirada unilateral de las tropas de Irak son recuerdos de un pasado reciente que Estados Unidos ni olvida, ni perdona. Y a buen seguro que la embajada en Madrid ha hecho constar en sus cables diplomáticos que el Ejecutivo español no está unido ante el conflicto armado en ciernes entre Rusia y Ucrania.

Biden deja fuera a España

Biden ha sentado en su situation room -no la de Iván Redondo- a la OTAN, la Comisión Europea, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Polonia. Es una especie de G-7 ampliado por la presencia polaca, que tiene frontera con Ucrania. La ausencia de España es otro duro golpe para Sánchez, que es incapaz de reconducir las relaciones con Estados Unidos.

Sánchez ha hecho de todo. Desde mover tropas hasta grabarse un vídeo al teléfono al más puro estilo Miguel Gila: "¿Es el enemigo? Que si puede parar la guerra". Da igual. No estaremos en la foto de los buenos, de momento. España sigue siendo anfitrión de la próxima cumbre de la OTAN. Un favor que, por cierto, le debe a Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal. Ellos consiguieron la organización de esa cumbre en 2018, que Sánchez aplazó en 2019 por la repetición electoral y que la pandemia del coronavirus ha retrasado hasta 2022.

Hay algo en Sánchez que no convence a Biden: Podemos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habla por teléfono sobre la crisis en Europa del Este. Pool Moncloa

Es el segundo feo de Biden a Sánchez. El anterior se produjo en otro encuentro de la OTAN en junio del 2021 en Bruselas. El Gobierno se pasó semanas anunciando una entrevista entre ambos presidentes, que acabó en una charla de apenas 30 segundos, siendo generosos, por el pasillo. El fiasco se atribuyó, de nuevo, a Washington y a la apretada agenda de su presidente. Pero tal y como informamos en Vozpópuli, España se había volcado con Estados Unidos en una cumbre sobre inmigración en Centroamérica con la intención de allanar la cita Sánchez-Biden.

Sánchez había visto en esta nueva guerra fría entre bloques asimétricos de un mundo dividido la oportunidad de recuperar el favor de Biden. Y hacerse, por fin, una foto importante en política internacional. Otro traspié. Washington no se fía de Madrid. Y España sigue en la irrelevancia mundial.

domingo, 29 de agosto de 2021

La fuerza del terror

 Las amenazas de Biden producen infinito desdén a talibanes y a Daesh, que desprecian nuestro miedo.


sabel San Sebastián

Afganistán es el último escenario de una feroz batalla librada entre la fuerza del terror y la que atribuimos al humanismo cristiano que sustenta nuestros valores occidentales. Un combate más entre los muchos que jalonan la historia, a menudo decantados en favor de la brutalidad. Porque el miedo es un motor sin igual; probablemente el estímulo más poderoso de cuantos motivan al ser humano. El miedo vence con demasiada frecuencia a las creencias, los principios, los anhelos e incluso el amor. Únicamente la valentía es capaz de hacerle frente, pero se trata de un atributo en peligro de extinción, dado que el pensamiento dominante lo ha convertido en algo inútil y hasta condenable, para encumbrar el relativismo ‘dialogante’ que ha de llevarnos a entendernos con el mismísimo diablo. De ahí que asistamos al avance imparable de las huestes cuyo estandarte es la ausencia de límites en la disposición a causar muerte y dolor. Esos jinetes de Apocalipsis nos contemplan con desprecio, porque a sus ojos nuestros titubeos solo reflejan debilidad. Las razones que esgrimimos para justificar nuestros actos erráticos no les infunden respeto alguno ni mucho menos temor. Ellos han logrado hacerse respetar aterrorizando con sus ejecuciones sanguinarias, sus lapidaciones y su barbarie a sus propios compatriotas, incapaces de plantarles cara si exceptuamos al hijo del mítico ‘León del Panshir’, que resiste heroicamente atrincherado en su valle. De igual modo han vencido a la coalición formada por las naciones más ricas y desarrolladas del orbe. No nos ha derrotado la orografía, ni la guerrilla, ni el desgaste, ni el cansancio, sino el miedo. El arma más letal de cuantas ha utilizado el hombre. Hitler pudo adueñarse de Europa por la cobardía de Daladier y Chamberlein. Stalin se aprovechó en Yalta de la fragilidad de un Roosevelt enfermo para establecer su dominio sobre medio continente. La China comunista tuvo su prueba de fuego en Tiananmén y, ante la pasividad de las Naciones Unidas y demás organismos internacionales, cerró aún más el puño de hierro con el que atenaza a su población mientras extiende por los cuatro puntos cardinales su execrable modelo de explotación económica. ETA tuvo en su mejor momento unos cuatrocientos pistoleros en nómina, pero arrodilló a toda una sociedad, acongojada ante sus matones, y acabó por doblegar al mismísimo Gobierno de España cuando Zapatero claudicó y puso en marcha un proceso infame que Sánchez honra a día de hoy convirtiendo a sus herederos en socios y consintiendo homenajes infames a terroristas y asesinos múltiples. La razón carece de fuerza cuando quien la esgrime se arruga.

Ni Daesh ni los talibanes se inmutan oyendo decir a Biden que dará caza a los autores de los atentados perpetrados en Kabul. Su vergonzosa retirada debe de producirles un infinito desdén. En Afganistán la partida se juega entre dos monstruos crecidos que compiten entre sí por ver cuál consigue imponer su propio imperio del terror.


Biden, una marioneta de Kamala Harris, hará que EEUU y Occidente seamos musulmanizados y colonizados por China.

 



Esa actitud, extremadamente cobarde, inesperada por medio mundo y parte del otro, esa imprecisa forma de encajar una derrota que nunca se produjo, esa falta de respeto a los muertos de las torres gemelas; delatan y bien claro que en EEUU manda y ordena una comunista  con ganas y espíritu de venganza al mundo civilizado.

Que el coste de la operación Afganistán ha superado el billón de dólares, sencillamente, no es cierto. EEUU ha estado abasteciendo a medio mundo de morfina y derivados durante 10 años y tiene reservas para los próximos 20 al 60%. ¿Por qué no quemó las plantaciones de opio el mismo día de la invasión? También ha explorado los yacimientos de gas en el Norte de Afganistán, de hecho en los acuerdos de Doha se reserva el derecho hasta 2035, para seguir explotando e incluso hacer nuevas prospecciones.

¿Para qué quiere el gas de Afganistán? Para que Asia no sea Gaseodependiente de Rusia, además de controlar el consumo de China.  El problema que va a tener EEUU es que hay muchos “TAN” con prospecciones  gas y petróleo que le han perdido el respeto a Rusia y venden a quien más y mejor le pagan.

Los 75.000 talibanes que no se quieren ni entre ellos, de hecho la mayoría no son ni afganos, no deberían haber sido una amenaza para los Marines y la OTAN. Además estaban muy debilitados con China y Rusia que no querían saber nada de ellos e Irán por miedo a otro bloqueo comerciar y por ende económico que no podría soportar.

Tuvieron sitiados a los talibanes en un radio de 200 Kilómetros. No  había que matarles como ellos hubiesen hecho, solo esperar al hambre del crudo invierno…y los talibanes hubiesen salido con el pañuelo blanco de su madriguera.

 Este no será el único desastre de Joe Biden. El próximo será la economía.

La debacle de Irak. La caída de Saigón al final de la guerra de Vietnam, la Bahía de Cochinos, la fallida invasión de Cuba... Se puede debatir qué lugar ocupa exactamente el colapso de Afganistán en la lista de desastres militares y de política exterior estadounidenses. Pero hay algo que ya es seguro: lo ocurrido esta semana se trata de un gran revés que socavará la credibilidad de Estados Unidos durante los próximos años. Sin embargo, ahora viene el verdadero problema. Esto no va a terminar aquí. La economía será la próxima gran catástrofe de Joe Biden.

 Blog de Juan Pardo.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Biden absuelve a Al Qaeda -talibanes de Afganistán- y terroristas de las torres gemelas 11S.

 

Puedes perdonar a tu propio asesino, porque desde allá en los cielos no hay armas represoras y los asesinos siempre juegan con ventaja. Ahora bien, conceder la libre absolución al terrorismo yihadista que golpeó con extrema dureza a tu propio pueblo y que con mucho orgullo se responsabilizó, solo en 2020 de 2.350 ataques terroristas con un total de 9.357 muertos en 39 países es más propio de ser aliado de los talibanes que de enemigo encargado de su exterminio.

 

Hace unos días escribía que ni era lógico ni justo que Biden no recibiese en La Casa Blanca al delegado de los talibanes en España, Pedro Sánchez. Pero que días antes, si lo hubiese hecho con la cúpula talibán de Aganistán me enfadó bastante, hasta el punto de llamarle “momia sectaria”.

 

Haciendo un análisis general de valores referentes a la situación del terrorismo mundial, solo podemos decir que el 100% tiene como base Afganistán, donde los “herederos” de Bin Laden son dueños absolutos de todas y cada una de las situaciones que de ámbito asesino se perpetren en el mundo. Todas las plantaciones de opio y el tráfico internacional de drogas, desde ya, le pertenecen a los al Qaeda.

 

Los más beneficiados de esta extraña circunstancia serán China, porque va a propagar el tráfico ilegal de drogas de diseño, objetivo que perseguía desde hace años y Rusia, porque será el centro neurálgico y logístico para salida de sus “productos”.  


Kamala Harris, perdón Joe Biden ha valorado muy a la ligera su decisión. Los talibanes se han apoderado en un santiamén de Afganistán para establecer un califato que será en muy poco tiempo, aunque lo quieran disimular, el Estado refugio del  terrorismo yhiadista internacional.

Blog de Juan Pardo.

domingo, 1 de agosto de 2021

El vacío de España ante la represión en Cuba inquieta a la Casa Blanca

 Biden trató en una reunión mantenida el viernes la decisión del gobierno de Sánchez de no sumarse a una condena


La negativa de España a participar en un comunicado de condena a la represión cubana ideado e impulsado por Estados Unidos se trató en una reunión del más alto nivel en la Casa Blanca. De hecho, fue de tan alto nivel que ese encuentro lo presidió el propio Joe Biden, acompañado de su equipo de seguridad nacional. La reunión tuvo lugar el viernes por la tarde, justo antes de que el presidente norteamericano se fuera a Camp David a pasar el fin de semana. Era su último punto en la agenda, una hora de encuentro con 17 invitados, según la Casa Blanca, para «debatir las recientes e históricas manifestaciones en Cuba y la respuesta de la administración».

Tras la

 reunión, tres participantes confirmaron a ABC que uno de los puntos que se trató fue el comunicado de condena a la dictadura del pasado lunes, y la ausencia de España –además de otros países– en él. Esto, según los asistentes, es algo que preocupa al presidente y a su administración. También expresó su preocupación por la ausencia de España el influyente senador demócrata Robert Menéndez, que preside la comisión de Exteriores del Senado de EE.UU., y que estuvo presente en esta reunión en la Casa Blanca.

«Por supuesto, mencionó a España y a muchos otros países»

Entre los asistentes había líderes de los sectores político, social y cultural del exilio cubano en EE.UU. Uno de ellos, Emilio Estefan, un afamado músico y productor musical afincado en la Florida y nacido en Santiago de Cuba, dijo a ABC, al preguntarle si Biden había hablado de la ausencia de España en el comunicado: «Sí lo dijo. Dijo que ha hablado con todos los países del mundo, que ha obtenido respuesta de muchos, y eso me da mucha alegría, pero hay muchos países que están de la izquierda en este momento; por eso digo, cada apoyo que tengamos de cada país [cuenta]. Lo que me encanta de esto es que en 62 años es la primera vez que vemos al pueblo de Cuba, que vemos los horrores que están pasando, y es gracias a internet». Añadió Estefan: «Por supuesto, mencionó a España y a muchos otros países, dijo, nada, que España no ha respondido y que hay muchos países que no han respondido, así que ojalá… Vemos que hay muchos países que están en un momento que quieren a la izquierda, [pero] el comunismo no funciona».

También en el Senado

Después, el cantante Yotuel, que estuvo en esa reunión, confirmó a este diario que se trató la ausencia de España en ese comunicado, y que se percibe lentitud en la reacción frente a los abusos de la dictadura. El cantante es un ídolo en estas protestas, un disidente que ha movilizado a cientos de miles de personas en todo el mundo con el lema «patria y vida», que da título a su última canción y que se ha convertido en el contrapunto a «patria o muerte», popularizado por Castro en los sesenta.

Una tercera fuente presente en la reunión confirmó esa preocupación en la Casa Blanca por la ausencia de España en las gestiones que está haciendo EE.UU. para contener a la dictadura castrista en esta ola represora. Y asegurarse asimismo de que la isla sigue teniendo internet a pesar de los cortes impuestos por el régimen, que quiere así impedir manifestaciones. Se trata de Manny Díaz, un opositor al régimen nacido en La Habana y que fue alcalde de Miami entre 2001 y 2009.

«Sí surgió el tema de que la administración se ha comunicado con prácticamente todos los países hasta este momento y que siguen luchando para lograr el apoyo de más países, que en este momento no se ha logrado la cantidad de países que queremos», dijo Díaz, quien añadió que no entiende la ausencia de España en ese comunicado.

«¿Acaso a España le preocupan más las inversiones hoteleras españolas [en Cuba] que los derechos humanos del pueblo cubano?»

El senador Menéndez, presente en esa reunión, fue muy crítico con la ausencia de España en aquel comunicado, que representa un frente de países unidos tras la estrategia de Biden de presionar a la dictadura, para que deje de reprimir a los manifestantes y de violar sus libertades civiles. El miércoles, en el pleno del Senado, Menéndez, hijo de cubanos y descendiente de españoles, dijo: «¿Acaso a España le preocupan más las inversiones hoteleras españolas [en Cuba] que los derechos humanos del pueblo cubano?».

En su visita a EE.UU. la semana pasada, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, no trató el tema de la represión cubana y simplemente dijo que el embargo debe ser levantado. Antes, la ministra de Industria, Reyes Maroto, vino a Washington y pidió a sus homólogas en la administración Biden que consideraran levantar la parte del embargo aplicada por Donald Trump que más afecta a empresas españoles hoteleras y de turismo, como Meliá.

El lunes, una veintena de naciones comandadas por EE.UU. publicó un comunicado conjunto en el que apoya a los manifestantes y advierte al castrismo de que tomará medidas si mantiene la represión. Los firmantes son los cancilleres de Austria, Brasil, Colombia, Croacia, Chipre, República Checa, Ecuador, Estonia, Guatemala, Grecia, Honduras, Israel, Letonia, Lituania, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte, Polonia, República de Corea, Ucrania y EE.UU.

Fuentes diplomáticas españolas dijeron después a ABC que decidieron no sumarse el comunicado de EE.UU. porque la Unión Europea preparaba el suyo propio. Este fue publicado por Josep Borrell, alto representante para la Política Exterior de la UE, el jueves, y en él se dice: «Apoyamos inequívocamente el derecho de todos los ciudadanos cubanos a expresar sus opiniones pacíficamente, a exigir cambios y a reunirse para dar voz a sus opiniones, también en internet».

David AlandeteDavid Alandete

miércoles, 16 de junio de 2021

El selfi de Sánchez

 

España no se merece la imagen de pedigüeño de fama que dio Sánchez ante Biden



Antonio Burgos

Ahora que estamos en el centenario de Berlanga, le faltaba al fondo una música cañí, como por ejemplo «Dame limosna de amores». Hablo de la indignante imagen para España de ese Sánchez corriendo por los pasillos de Bruselas para ganarse los 29 segundos de fotos con los que Iván Redondo pudiera vender en su mercado de manipulaciones el anunciado encuentro del presidente del Gobierno con Joe Biden durante la cumbre de la OTAN. Ni eso fue encuentro ni eso fue nada. Eso fue como cuando el fan de un cantante famoso corre tras él para hacerse un selfi y presumir ante los amigos. Eso no fue encuentro. Eso fue un lamentable paseíllo mientras los asistentes a la cumbre se dirigía a otra sala. Sánchez se le pegó a Biden, quien lo miró con indiferencia y hasta sorpresa, con cara de preguntarse: «¿Pero quién demonios es este tío que no me deja tranquilo?». Sí, España no se merece la imagen de pedigüeño de fama que dio Sánchez ante Biden. Quien lo miraba como pidiendo auxilio: «¿No me puede quitar nadie a este tío de encima?». La imagen de Sánchez me recordaba al mendigo o al drogadicto que se te pega por la calle y te acompaña con su insistencia: «Anda, dame para un bocadillo». Ni un mal bocadillo de dignidad le concedió Biden a España; quizá ni se creía que ‘aquello’ era un presidente, el sucesor del mismo partido del que no se levantaba al paso de la bandera de las barras y estrellas.

Y mientras esto ocurría en Bruselas, no saldría de su asombro en Sevilla el Rey Don Felipe VI. Tras un baño de multitudes en el muelle gaditano al desembarcar del embajador de España en forma de bergantín-goleta llamado Juan Sebastián de Elcano, presidía en el estadio Olímpico el primer partido de la selección española de fútbol, vulgo ‘La Roja’, en la Eurocopa, según costumbre de la Casa. No se lo creería. Que salía al palco de honor y le daban una ovación de tarde grande, en vez de los habituales abucheos de otros territorios de nuestra Patria que no quieren pertenecer a ella. Y luego, empezaba a sonar la Marcha Real, y no se escuchaba un solo silbido, sino aplausos, flamear de banderas de España y el canto coral de esa letra deportiva que le han puesto al Himno: «Nero, nero...»

Antes, por la mañana, en el palacio de San Telmo, donde regiamente «una dalia cuidaba Sevilla», Don Felipe había recibido la primera Medalla de Honor de Andalucía y había pronunciado un bellísimo discurso en que, entre alusiones a las graves circunstancias políticas presentes al margen, había hecho unos hermosos y casi isidorianos ‘Laudes Baeticae’ con las excelencias de nuestra tierra, leal a la Corona como pocas desde siglos. ¿Dos Españas? Pues sí: la triste España mendicante de Sánchez acosando a Biden para hacerse un selfi y decir que ha habido un encuentro de alta política, y esta España real en todos los sentidos de la palabra, de una Andalucía fiel a la Constitución del Estado de las autonomías, cuyo impulsor, el profesor Clavero, lo que son las cosas, fallecía en aquellas mismas horas, porque la muerte sí que nos sirve ‘café para todos’.


sábado, 12 de junio de 2021

El motivo de la antológica frialdad de Biden con el presidente Sánchez

 David Alandete

Nada de lo que hace Joe Biden es casual o aleatorio. Por primera vez en medio siglo, los estadounidenses han elegido como presidente a un verdadero conocedor no sólo de los usos y costumbres de Washington, sino también de la diplomacia. Los pocos miramientos que Biden tiene con el actual Gobierno español tienen en parte su raíz en una visita que hizo en 2010 a Madrid y un desplante del entonces presidente, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, al que Washington considera un aliado de Pedro Sánchez.

Según varias conversaciones recientes de funcionarios en Washington, estos ven a Zapatero como una influencia decisiva en la postura apaciguadora internacional hacia las dictaduras venezolana y cubana. Según publicó ABC, Zapatero se

 ha presentado como alguien capaz de influir sobre los demócratas para retirar sanciones.

A diferencia de Donald Trump y predecesores suyos como George Bush o Ronald Reagan, el actual inquilino de la Casa Blanca fue senador 36 años, la mayoría de ellos como miembro de la comisión de Exteriores de la Cámara Alta, y vicepresidente ocho años.

Biden no ha hablado con el presidente del Gobierno español desde que asumió el cargo. El Gobierno estadounidense parece haber relegado a Sánchez a un puesto segundón en la cumbre del clima celebrada jueves y viernes, un asunto que ha sido la gran apuesta internacional del actual ejecutivo en Washington. Y la diplomacia norteamericana incluyó hace poco duras críticas a los ataques de Sánchez y su Gobierno de coalición contra los medios de comunicación, colocando varios incidentes bajo la rúbrica de «violencia y acoso», un apartado al que muy pocos mandatarios democráticos les gustaría estar.

En 2010, Joe Biden, aterrizó en la base aérea de Torrejón de Ardoz con una serie de visitas y reuniones protocolares en la agenda pero, ante la extrañeza en La Moncloa de entonces, sólo pidió un cambio: quería hacer una visita a los soldados de la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra, que se preparaban para una misión en la provincia de Baghdis en Afganistán, cuya seguridad, junto con la de Herat, correspondía a las fuerzas armadas españolas.

A Zapatero y a la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, no les quedaba más remedio que acompañar a Biden a una visita que acabó en arenga y homenaje a unos soldados que iban a luchar junto con los uniformados estadounidenses, que llevaban la voz cantante en la guerra de Afganistán. Zapatero por aquel entonces eludía cualquier compromiso que tocara, aunque fuera mínimamente, al ejército, y su ausencia en algunos funerales de soldados españoles caídos en la guerra contra el Talibán había generado una notable polémica. De hecho, llevaba aproximadamente seis años sin pisar una base española.

Ante la insistencia de Biden, el Gobierno español se vio obligado a improvisar una revista de tropas en la base de Paracuellos del Jarama. Ambos mandatarios pasarían revista a cuatro compañías -400 soldados- de la Bandera Roger de Lauria de la Brigada Paracaidista que en cuestión se semanas iban a tomar el relevo de los legionarios de la Bandera Millán Astray. Para Zapatero, ausentarse era imposible, más cuando entonces venía meses pidiendo un encuentro con Barack Obama, que llevaba dos años en el cargo y ya tenía hasta Premio Nobel de la Paz. Tenía además puentes que tender con la Casa Blanca, pues aún pesaba el recuerdo de cuando en 2003, como líder de la oposición, se negó a levantarse en el desfile de las Fuerzas Armadas cuando pasaron tropas estadounidenses con la bandera de barras y estrellas de su país.

En mundos aparte

De hecho, Biden recordó en su discurso que empatizaba con los uniformados y sus familiares, porque era «padre de un hijo soldado que acaba de regresar de Irak». Uno de los hijos de Biden, Beau, sirvió en Irak entre 2008 y 2009 y falleció de cáncer en 2015. Biden, que entonces era senador, votó a favor de la guerra en Irak que defendió, planificó y ejecutó el Gobierno republicano de George W. Bush.

La apresurada salida de Irak, dictada por Zapatero en abril de 2004, dejó la impresión aquí en Washington de que Zapatero y su Gobierno no eran de fiar, según fuentes diplomáticas españolas. Y esos recelos se mantuvieron tanto con administraciones republicanas como demócratas. De Afganistán no salió Zapatero, ya que España estaba bajo el paraguas de la OTAN y aquella misión, que ya contaba casi una década, estaba estrechamente ligada a la respuesta a la carnicería islámica contra Washington y Nueva York del 11-S.

Biden hizo en general un discurso apasionado, el de alguien que votó también a favor de la guerra de Afganistán y, como sucede en Washington, no conoce diferencias con republicanos u otros demócratas con respecto a asuntos castrenses. El vicepresidente norteamericano proclamó que quiso verse con los uniformados españoles, verdaderos «luchadores», para «rendirles homenaje». Y añadió: «Cuando los soldados americanos pueden elegir a aquellos junto con los que combaten, siempre eligen a las mejores unidades de elite, tan valientes como estas que tengo delante». «Recuerden», acabó, «ustedes luchan por la libertad».

Según informaron los medios españoles, incluido ABC, en su día, Zapatero se mantuvo en su línea general: pacifismo, colaboración y solidaridad. «Vosotros encarnáis la solidaridad española», dijo a las tropas, a las que les encomendó la misión de «aumentar los niveles de educación» y fomentar la creación de «puestos de trabajo». Junto al presidente del Gobierno estaban el entonces Jemad, José Julio Rodríguez (hoy en Podemos) y los jefes de Estado Mayor y altos mandos de los tres Ejércitos.

Lo realmente interesante, confirmado por presentes en aquel acto en Paracuellos, es que Biden, al parecer encantado de estar con los soldados de élite españoles, se quedó más de lo previsto y en un gesto de descortesía diplomática, Zapatero y la ministra Chacón se marcharon, dejando en la base militar al presidente de EE.UU. que hoy ocupa el Despacho Oval.

Al actual inquilino de la Moncloa no le beneficia que se le considere a él y a su socio de coalición, el partido Podemos, como cercanos a Zapatero. No es un secreto que a la diplomacia de EE.UU. -ajena a partidismos- le irrita especialmente la actitud de Zapatero y de Sánchez con respecto a Venezuela, y su poco disimulado retorno a los contactos con la dictadura de Maduro, ninguneando al gobierno transicional de Juan Guaidó. Aquello provocó unas relaciones gélidas de Madrid con el equipo de Donald Trump, que optó por comunicarse directamente con el Rey, como jefe de Estado que es. El problema para Sánchez es que esas relaciones no han mejorado en absoluto con Biden en el poder.

Este diario ha solicitado en numerosas ocasiones a la Casa Blanca que explique si tiene intención de facilitar una bilateral telefónica, para que Biden y Sánchez hablen de los muchos temas pendientes que tienen ambas naciones, que son socios históricos, como por ejemplo el convenio para mantener las bases de uso compartido en Rota y Morón, la lucha contra el yihadismo, el comercio y el embargo a Cuba. La respuesta de esta nueva presidencia estadounidense ha sido el silencio: «no tenemos nada que anunciar». Sí ha confirmado una fuente a ABC que España ha hecho el ofrecimiento de facilitar la reunión.

Grupo de Puebla

La diplomacia estadounidense también está al tanto de las gestiones de Zapatero y varios miembros del Gobierno español dentro del llamado Grupo de Puebla, un foro globalista y alternativo que apoya la extensión de la izquierda por Iberoamérica, lo que a fin de cuentas significa defender, como sucede en sus reuniones, al castrismo y al chavismo. Zapatero tuvo parte a finales del año pasado en varias reuniones con periodistas y políticos a los que dijo que su supuesta sintonía con Biden le facilitaría conseguir un levantamiento de las sanciones de EE.UU. contra el régimen de Nicolás Maduro. Esas sanciones, de momento, siguen en pie.

En entrevistas y discursos, Zapatero ha definido a Biden como un político de «centroizquierda», con sintonía con «el mundo sindical», aunque a todas luces el actual presidente de EE.UU. es un centrista en su partido y en primarias las bases demócratas recelaban de su tradicional buena sintonía con los republicanos. La primera reunión que montó en la Casa Blanca con legisladores del Capitolio fue de hecho con los conservadores.

En realidad es cierto que, tras la época de Felipe González, que tejió una sólida alianza con Washington, sólo los ejecutivos populares han tenido buena sintonía con sus homólogos estadounidenses. Conocida es la amistad de José María Aznar con Bush, y su polémica entrada en la guerra de Irak, que en parte benefició a Zapatero en las urnas, según encuestas de la época. En años recientes, el encuentro de mayor perfil fue la visita de Mariano Rajoy en 2017 a la Casa Blanca, donde Trump le colocó la alfombra roja, dio una rueda de prensa con él ante el Despacho Oval y hasta defendió la unidad de España ante el pulso independentista catalán.

ABC