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domingo, 22 de octubre de 2023

Puigdemont reacciona a la advertencia de Illa: la independencia es "la única manera de continuar existiendo" de Cataluña

 

En una de sus oraculares apariciones en Twitter/X, diseñadas calculadamente, publicada en este caso tras las manifestaciones de esta mañana del líder del PSC Salvador Illa advirtiendo a Junts que no es momento de personalismos ni partidismos, el dirigente de la marca independentista, expresidente de la Generalitat de Cataluña y prófugo de la justicia española, Carles Puigdemont, ha insistido este domingo en que Cataluña "es una nación" que ve "en su independencia política la única manera" de seguir siéndolo.

Lo ha hecho en un mensaje en las redes sociales después de que el diario La Vanguardia publicara en su edición de este domingo que PSOE y Junts trabajan en un posible reconocimiento de Cataluña como minoría nacional.

"Por si alguien ha perdido este fragmento de mi conferencia del 5 de septiembre en Bruselas, lo vuelvo a repetir", ha escrito en la red social anteriormente conocida como Twitter, incluyendo una captura de pantalla de dicho discurso, en el que exigía a Sánchez un "acuerdo histórico inédito desde 1714", para resolver el supuesto conflicto entre Cataluña y España. "Cataluña es una nación, una vieja nación europea, que ha visto atacada su condición nacional por los regímenes políticos españoles desde 1714, hecho por el que ve en su independencia política la única manera de continuar existiendo como nación", reza el fragmento recuperado por Puigdemont en su cuenta oficial en Twitter/X, @krls. Con ello, Puigdemont recuerda su protagonismo en una negociación encallada en dos aspectos: el nombramiento de un relator y el reconocimiento de Cataluña como nación.

El Independiente

viernes, 1 de septiembre de 2023

Urkullu plantea una reforma del Estado que liquida la igualdad de los españoles

 

 

El Gobierno acogió favorablemente el plan del lendakari, Íñigo Urkullu , para desarrollar una reforma del modelo de Estado que permita privilegiar a las llamadas nacionalidades históricas -el País Vasco, Cataluña y Galicia- y que éstas alcancen un mayor «autogobierno». El jefe del Ejecutivo de Vitoria, del Partido Nacionalista Vasco (PNV), planteó la cuestión en un artículo publicado en el diario 'El País' en el que plantea establecer una Convención Constitucional para reformar el texto de 1978 por la puerta de atrás. El ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, aseguró que «es una propuesta muy legítima, que yo valoro. No es la nuestra, pero siempre valoro muy en positivo todas las propuestas que se hacen para buscar puntos de equilibrio, puntos de acuerdo entre diferentes, dentro del marco constitucional, que es lo que propone el lendakari».

Sin igualdad entre españoles

Félix Bolaños concede valor y legitimidad a un artículo en el que el lendakari establece una hoja de ruta contraria a la igualdad entre españoles y al orden constitucional.




Iñigo Urkullu ha publicado este jueves un artículo en 'El País' en el que con indisimulada claridad planteaba una voladura controlada del pacto constitucional de 1978 y en el que, abiertamente, defiende la desigualdad entre españoles. El texto del lendakari parte de una premisa falsa, a saber, que las elecciones generales del pasado 23 de julio habrían refrendado la diversidad y pluralidad del Estado tal y como las interpretarían los nacionalistas y parte de la izquierda. Lo cierto y seguro es que, salvo EH Bildu y el BNG, todas las fuerzas independentistas (ERC, Junts o el propio PNV) han visto disminuida su representación en el Congreso. Este hecho incontestable, e incluso la pérdida de protagonismo específico de su formación, no le ha impedido a Urkullu aprovechar el marco negociador del inicio de la investidura para exponer la hoja de ruta del nacionalismo vasco.

El texto, que dice partir de dos preguntas, se circunscribe a un objetivo: diluir la unidad de la nación en lo que, según sus palabras, sería un Estado plurinacional. Es de agradecer que en ningún momento disimule su intención y que exponga, abiertamente, su compromiso con el federalismo asimétrico asistido por una crítica de lo que tendenciosamente denomina «café para todos». Olvida que la simetría es, precisamente, una propiedad formal en la que se sustancia la igualdad entre españoles y el café para todos una metáfora malograda con la que se intenta saldar la equidad de la ciudadanía.

Más allá del conjunto de imprecisiones presentes y pasadas del texto (su referencia sesgada al siglo XVIII es un paradójico recurso para quien aspira a defender un ideal de progreso), resulta especialmente inquietante la mención que Urkullu realiza a una eventual convención constitucional que, en esto sí acierta, es una figura propia de la cultura política anglosajona y que es ajena a nuestro ordenamiento jurídico. El lendakari plantearía, así, quebrar la soberanía nacional para conformar una convención como solución «flexible y creativa» que permitiera, a través de la mera interpretación de la Constitución, avanzar en un supuesto carácter plurinacional de España sin modificar la literalidad del texto. Forzar la hermenéutica hasta que la ley diga lo que no dice es la estrategia que plantean quienes no tienen ni la mayoría ni la legitimidad para operar una transformación de régimen. Nuestra Constitución es clara al destacar que «la soberanía nacional reside en el pueblo español» (art. 1) y en su artículo 66 consigna que «las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado». Es decir, en el caso de que los españoles legítimamente decidiésemos alterar o modificar nuestro pacto de convivencia habríamos de recurrir a los mecanismos recogidos en el Título X y que exigen un amplísimo consenso cualificado de dos legislaturas sucesivas y un referéndum.

Que alguien con la responsabilidad política del lendakari acaricie la posibilidad de alterar la igualdad entre españoles a través de la conformación de cámaras ilegítimas y asimétricas en su representatividad y que pudieran decantar interpretaciones contrarias a la letra o al espíritu de la Constitución es preocupante. Esta preocupación se acrecienta cuando, en el mismo día, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se mostró capaz de saludar esta propuesta advirtiendo que la consideraba legítima y digna de valor. Bolaños llegó a afirmar que se trata de una aportación al debate y que eso siempre es positivo. Considerar que la desigualdad entre ciudadanos puede ser una aportación legítima a un debate es, sin duda, una excentricidad de difícil asimilación en una democracia liberal. De igual modo, conceder valor a la posibilidad de explorar fórmulas que puedan desactivar nuestra norma fundamental da cuenta de hasta qué punto el Partido Socialista está dispuesto a sacrificar nuestro pacto constituyente con tal de garantizarse una investidura.

En las últimas semanas se está intentando introducir en el debate público medidas que abiertamente lesionarían nuestro Estado de derecho y nuestro orden constitucional. La amnistía, instrumento específico de los contextos de justicia transicional en los que se impugna el régimen previo al olvido, es un instrumento derogatorio de facto de nuestro acuerdo civil. De igual manera, la desigualdad entre españoles que propugna Urkullu y que Bolaños dice saludar, así como la posibilidad de inventar una cámara alternativa a las Cortes Generales para mutar nuestra norma fundamental es una tentativa extraordinariamente temeraria a la que todos los demócratas, independientemente de su ideología, deberían oponerse con total rotundidad.

viernes, 5 de marzo de 2021

La apisonadora de la amoralidad

 Sánchez ha traído una novedad a nuestra política: todo le da igual

Luis VentosoLuis VentosoS

Me entra un guasap de un amigo. Es un vídeo, con Sánchez muy sonriente y una advertencia de esas que pone Zuckenberg de ‘reenviado muchas veces’. Me da pereza el protagonista, pero por aprecio al remitente pincho. Resulta que se trata de un audio de Cope, en el que habla Carlos Herrera, quien ha tenido el sentido de la oportunidad de repescar frases de un mitin de Sánchez ‘de hace un par de años en Cataluña’. Se trata de unas declaraciones que según el gran comunicador deberían obligar al presidente ‘a dar explicaciones o a meterse debajo de un agujero’. Lo que dice Sánchez literalmente es lo siguiente: «¿Os imagináis, amigos, esta crisis en Cataluña con la mitad del Gobierno

 defendiendo la Constitución y la otra mitad, con Podemos dentro, diciendo que hay presos políticos en Cataluña y defendiendo el derecho a la autodeterminación? ¿Dónde estaría España? ¿Y dónde estaría la izquierda?». Pues bien, ya estamos ahí, y gracias al propio Sánchez.

La Factoría de la Propaganda, lo único que funciona en una Moncloa especializada en escaquearse de los problemas, se inventó ayer una ceremonia que Sánchez ensalzó como ‘el primer acto de estas características en Europa’. Es el primero, sí, porque a ningún gobernante vecino se le ocurriría organizar un ‘show’ de autobombo con algo tan serio. Un acto además falsario, pues su protagonista, Sánchez, nada pintó en lo que se pretendía simbolizar: la derrota de ETA. La ceremonia consistió en la destrucción en el patio de una escuela de la Guardia Civil en Madrid de 1.337 armas decomisadas a ETA y el Grapo. Fueron colocadas en tres hileras y una excavadora les pasó por encima ante la mirada de Mi Persona, seis ministros y algunas asociaciones de víctimas (otras dieron el plantón por la doblez del Gobierno con ellas). Ninguno de los expresidentes del Gobierno quiso asistir, ni siquiera Zapatero. Tampoco Aznar, que fue quien realmente desfondó a ETA, al desmontar su entramado monetario y político. Sánchez, inasequible al concepto rubor, manifestó que «no podemos olvidar; no podemos consentir que se deforme la memoria de las víctimas». Unas manifestaciones muy notables. Pues vienen de quien ha blanqueado a Bildu, la sucesión política de ETA, y pastelea con ella; de quien ha otorgado las mayores gracias jamás vistas a los sicarios etarras; de quien acaba de conceder al PNV la gestión de las cárceles vascas, lo que se traducirá en una amnistía por goteo mediante mercedes penitenciarias; y de quien se apresta a reformar los delitos de odio para que amenazar y vejar a las víctimas salga totalmente gratis.

En la política española también ha irrumpido una apisonadora: la de la amoralidad táctica. Tenemos al primer presidente de nuestra democracia al que todo le resbala, que es capaz de sostener impertérrito, y hasta altivo, una cosa y su contraria según le convenga. ¿De qué pasta moral estará compuesto? ¿Dormirá bien nuestro doctor cum laude cada vez que engaña a los españoles? Probablemente a pierna suelta y encantado de haberse conocido.


jueves, 26 de noviembre de 2020

El regalo del Gobierno a ERC


El despropósito ha llegado ahora al extremo de que el gobierno de España ha pactado con los independentistas de ERC un ataque contra Madrid



No me sorprende el odio a Madrid de los independentistas. Es algo visceral que he vivido en mi tierra durante muchos años y que resulta enfermizo. Era habitual escuchar las lamentaciones antimadrileñas para desviar la atención frente a la corrupción, la mala gestión, el despilfarro o las equivocaciones que se cometían en Cataluña. Es la estrategia de buscar un enemigo externo en lugar de hacer autocrítica e intentar recuperar el terreno perdido.

Eran quejas, muchas veces infundadas, por el gasto público estatal, los

grandes museos o la captación de inversiones gracias a la capitalidad, aunque nunca aplicaban este criterio por las ventajas que tiene Barcelona frente al resto del territorio catalán por ser, precisamente, la capital. El despropósito ha llegado ahora al extremo de que el gobierno de España ha pactado con los independentistas de ERC un ataque contra Madrid.

El objetivo es armonizar la fiscalidad en los impuestos de patrimonio y

sucesiones o donaciones. Es un intento de laminar las competencias

autonómicas, como si viviéramos en una república bananera, así como una muestra de la cobardía del Gobierno socialista-comunista que en cambio no se atreve a intentar lo mismo con el concierto vasco y el convenio navarro.Madrid se ha convertido en el motor económico de España y esto es algo que no soportan los independentistas, los socialistas y los comunistas. En lugar de extender el modelo al resto del Estado estableciendo un sistema más liberal,abierto y eficaz se prefiere un intervencionismo de marcado carácter comunista. Es algo muy alejado, incluso, de la socialdemocracia. Al comunismo le conviene una España débil y empobrecida para avanzar en su proyecto revolucionario.

No lo conseguirán sino se cargan los contrapesos y cuanto mayor sea el índice de paro, déficit público y deuda más fácil resultará avanzar en esa dirección.

Pedro Sánchez aseguró que los presidentes del PP le dirían a Ayuso que

«tenemos un problema que resolver de armonización fiscal». No es verdad. Lo que se trata es de complacer a ERC. No tenemos que sorprendernos ante la euforia de Rufián, porque ve en la destrucción de Madrid una nueva victoria del independentismo.

No importa que se ignore el Estado de Derecho, que sea una medida

inconstitucional y una vergonzosa humillación frente a los que han querido romper la unidad de España, porque no importa el precio que se pague con tal de aprobar los Presupuestos. Hace muy bien Ayuso advirtiendo que Madrid no permitirá este atropello que quieren perpetrar los liberticidas. No contentos con cercenar la libertad educativa ahora quieren impedir la fiscal.



FRANCISCO MARHUENDA

miércoles, 1 de mayo de 2019

¡ JUDAS NO PUEDE SER CATALÁN !



Hace unas semanas en Coripe, un pueblo de Sevilla, quemaron la figura de un muñeco, un Judas, con la imagen de Puigdemont. España entera salió a denunciar lo que consideraba un acto de anticatalanismo. Como catalán, España me ofendió. La denuncia solo tenía sentido bajo el supuesto de que todos los catalanes somos delincuentes.
Porque al muñeco lo quemaban por representar a un delincuente. Por eso, en años anteriores habían quemado imágenes de Rato Urdangarin. A todos los unía la misma condición, la que da sentido a los Judas: la sanción de un acto que se reprueba moralmente.
Quienes se escandalizaban ahora y no se escandalizaron antes nos estaban diciendo que aprobaban los actos del fugado de la justicia. No habrían condenado a un Judas que representara a un violador. Con Otegi, tengo mis dudas.
No desatiendan las asimetrías. En Cataluña no hay fiesta de pueblo en la que no se realice un acto equivalente con las figuras del Rey o del presidente de turno. Eso sí, no se les quema por delincuentes sino por españoles. Puigdemont, en Coripe, resulta intercambiable, lo ha sido en años anteriores, por cualquier otro delincuente.
El Rey lo sería por cualquiera de nosotros. Los del «unos y otros son lo mismo» mienten. Se comprobó hace un par de meses, cuando Madrid, el supuesto epicentro del nacionalismo español, recibió con indiferencia a miles de nacionalistas con banderas y símbolos que condensaban dos mensajes: España es una dictadura y nuestro objetivo político es privaros de los derechos de ciudadanía en una parte de vuestro país. Ahora comparen con Rentería, la Autónoma o Vic.
Seguramente concurren otras circunstancias. Pero hay una fundamental, que sella el círculo de la perpetua adolescencia. La dimisión de quienes tienen la obligación moral de emplazar a las criaturas. La campaña electoral es la última prueba. La asimetría en el trato a los dos nacionalismos.
Al español, cuyos delitos están por demostrar, había que derrotarlo. A los otros, con pasado delictivo confirmado, perdonarlos y allanarles el camino: Iceta diciendo que el problema es España, que a los golpistas hay que indultarlos y que el separatismo contiene un fondo de verdad y de justicia.
Naturalmente, en esas condiciones, cuando cualquier comportamiento se perdona, nadie se marcha de casa, las consoladoras mentiras de Iceta siempre vencerán a la precisa racionalidad de Álvarez de Toledo desmontando los sobreentendidos en los que se han recocido varias generaciones y España entera tendrá que disculparse por recordar que hay delincuentes catalanes.
Félix Ovejero ( El Mundo )

martes, 12 de marzo de 2019

SILENCIO, SE JUZGA EL FRANQUISMO

SILENCIO, SE JUZGA EL FRANQUISMO
La Cataluña nacionalista no ha tenido jamás su propia leyenda negra por dos razones, y ninguna de ellas es la falta de material con que alimentarla. La primera es que Cataluña jamás ha sido un imperio, ni un reino, ni una nación, ni nada que se le parezca. La segunda es que jamás ha tenido enemigos de relevancia. La Cataluña nacionalista no se ha visto jamás en el espejo.
A la izquierda y al nacionalismo les gusta decir que el franquismo jamás ha pasado por los tribunales. Es mentira, por supuesto, y sólo un quinceañero literalista defendería hoy ese absurdo. Porque el tribunal del franquismo fueron la Transición y la Constitución de 1978, que demolieron los principios políticos y morales en los que se basaba el régimen.
Pero he aquí la buena noticia para los literalistas. Porque los doce acusados que se sientan hoy en el banquillo del Tribunal Supremo, junto con el resto de procesados y fugados del procés, son los herederos sociológicos de ese franquismo que sacrificó a Castilla, Extremadura, Murcia, Andalucía y Aragón en el altar de las burguesías extractivas periféricas. Sepan esos literalistas que en el Tribunal Supremo no se está juzgando el procés: se están juzgando los últimos restos de franquismo que quedan en España.
Cristian Campos ( El Español )

miércoles, 18 de julio de 2018

8.000 asesinatos en la Cataluña republicana de Companys durante la Guerra Civi

Verdadera Izquierda





Cataluña, nacionalismo, cataluña es españa, guerra civil, companys, republicaLuis Companys es uno de los padres del separatismo político catalán. Su carrera política es muy dilatada, durante la época del pistolerismo en Cataluña, en la que los empresarios tuvieron que contratar a pistoleros armados para defenderse de los ataques de terroristas anarquistas ejerció como abogado defensor de los miembros de la anarcosindicalistas CNT que habían optado por lo que denominaban “acción directa”, basada en asesinar a quienes consideraban su enemigo. Eran los años 1917 a 1923.

Encontramos a un Companys con poder a partir del 31 de diciembre de 1933, cuando tras la muerte del presidente de la recien inaugurada autonomía de Cataluña, Francisco Maciá, fue nombrado su sucesor. Una de sus primeras medidas fue el nombramiento de José Dencàs como consejero de Gobernación. Le encargó la formación de los escamots. Una milicia armada, vinculada orgánicamente a la formación Estat Català, con la que pretendía imponer el separatismo cuando tuvieran la mínima oportunidad. Una oportunidad que perdieron con la proclamación del Estado Catalán el 6 de octubre de 1934 que apenas le duró unas horas pero que costó 110 muertos en las 10 horas escasas que duró.

Tras ser indultado con la llegada al poder del Frente Popular en febrero de 1936, el líder catalanista se había radicalizado todavía más. Tras el fracaso de la experiencia de los escamots, copió el modelo de milicia armada creando, en mayo de 1936 -meses antes del estallido de la Guerra Civil-, el Comité Militar Revolucionario. Estaba compuesto por 8.000 voluntarios separatistas miembros de su partido, especialmente de las Juventudes de Esquerra Republicana-Estat Catalá, a las que dotó de 20.000 fusiles comprados con dinero público. Tras el estallido de la Guerra, estas milicias serían el núcleo del Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña, fundadas por un decreto del presidente Companys el 26 de julio de 1936 y que sembró el terror en la retaguardia durante la guerra.

Durente este periodo, bajo su mandato y responsabilidad directa fueron asesinadas 8.129 personas en Cataluña. Sin juicio ni garantías legales. En su mayor parte eran civiles pertenecientes a partidos de derechas, miembros del clero o empresarios. Ordenó la creación de campos de concentración, como el de Omells de Na Gaia y autorizó a las diferentes formaciones del Frente Popular a constituir sus propias checas. Él mismo firmaría sentencias de muerte.

Las víctimas de la represión que fue responsabilidad de Companys fueron 2.441 religiosos,1.199 carlistas, 281 miembros de la Liga Regionalista: 281, 213 de la CEDA, 108 falangistas, 70 militantes de Renovación Española, 117 de Acción Ciudadana, 110 del Sindicato Libre, 117 de Acción Ciudadana, 18 de la Federación de Jóvenes Cristianos y 34 sin identificación política