Mostrando entradas con la etiqueta CEOE. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CEOE. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de junio de 2021

Los indultos no son la solución

 

Se equivocan, y mucho, la CEOE y la Iglesia en Cataluña cuando participan de la estrategia de Sánchez para concienciar a la opinión pública sobre la bondad de perdonar a los separatistas.

Lo ocurrido en el Círculo de Economía en Barcelona demuestra el grado de tensión y crispación al que el Gobierno está sometiendo a toda la sociedad española con su decisión arbitraria de indultar a los líderes independentistas catalanes. Anteanoche, en ese foro, el separatismo vendió como una concesión graciosa hacia el Rey que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, asistiera un rato al acto para saludarle aunque no se quedara a la cena institucional. Si a eso se añade que el Gobierno de Pedro Sánchez y su corifeo de propagandistas han interpretado ese saludo como una incipiente señal de distensión entre los secesionistas y el jefe del Estado, y no como un desprecio, la conclusión solo puede ser que Sánchez ya ha culminado un guión de claudicación que, además, quiere que sea aceptado por la sociedad con sumisión y sin sentido crítico. Ese guión, cuyos hitos mantiene ocultos con ERC engañando a la opinión pública, tendrá como consecuencia el desmantelamiento de la legalidad para premiar a unos golpistas a cambio de sostenerse en el poder. El precio a pagar es la desfiguración de nuestra democracia, cuyas instituciones están siendo sojuzgadas por la ambición de Sánchez y la extorsión de unos delincuentes.

Solo Pablo Casado, líder del PP, acudió al Círculo de Economía con un mensaje contundente y desacomplejado contra los indultos. Es imposible creer en el argumentario infantil de Sánchez basado en la magnanimidad, la cohesión, la convivencia, la concordia, y en su sospechosa «agenda del reencuentro», para maquillar su autoritarismo de falsa bonhomía. Casado fue concluyente y su discurso, brillante. Dijo que es un error confiar en el independentismo porque ha demostrado demasiadas veces que en su ADN está la ruptura. También señaló que los indultos no van a ayudar a restañar heridas emocionales en Cataluña, ni van a servir para que las empresas huidas regresen, o para reducir el paro y el fracaso escolar. Pero sobre todo, hizo hincapié en que Cataluña no tiene un problema con la democracia, sino con el incumplimiento obsceno de la ley. Y si eso es además tolerado por el Gobierno de la nación, entonces cualquier elogio que se haga de la decisión de Sánchez de perdonar a los golpistas, necesariamente equivale a un desprecio a la Justicia, a las leyes que a todos nos vinculan, y a la igualdad entre españoles. Sánchez está aceptando el secuestro de la voluntad soberana mayoritaria mientras los condenados presumen de querer reincidir, o mientras Junqueras condiciona la gobernabilidad de España desde la cárcel, o mientras los CDR siguen investigados por conductas cuasi-terroristas. Casado mantuvo un discurso ejemplar en lo que el PP interpretó como una encerrona del empresariado connivente con el separatismo. Por eso tiene más valor que Casado hablase alto y claro ante un colectivo que demasiado a menudo, y con demasiado cinismo, se ha puesto de perfil en los momentos cruciales de ataques a nuestro sistema. Ya no es tiempo de equilibrios imposibles ni de tibieza y humillación, sino de defensa de la solidez del Estado.

Casado habló alto y claro ante un empresariado catalán que demasiado a menudo, y con demasiado cinismo, se ha puesto de perfil. Ya no es tiempo de equilibrios imposibles ni de tibieza

Por eso no resulta comprensible que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, se mostrase ayer partidario de los indultos para que «las cosas se normalicen». Su comentario causó irritación en sectores de la patronal porque alimentan la sospecha de que Sánchez ha convertido los indultos en una suerte de mercado persa para la compra de voluntades, en un momento en que España va a empezar a recibir fondos europeos. Después Garamendi rectificó, no una, dos veces, para reparar el error cometido. ¿Qué puede «normalizarse» si la normalización pasa por sacrificar la razón jurídica del Estado y sustituir el fallo del Tribunal Supremo por la exigencia sediciosa de unos golpistas? Más suena a rendición por interés político que a conmiseración por justicia humana. El mismo argumento es aplicable a la Iglesia en Cataluña. Ayer monseñor Omella se mostró «a favor del diálogo» y aceptó los indultos por «misericordia y perdón». A favor del diálogo siempre es fácil estar. Todo el mundo lo está. O dice estarlo. Pero la misericordia y el perdón, legítimos desde luego, procede aplicarlos cuando su beneficiario no se regodee en su delito, cuando muestre arrepentimiento y resarcimiento por el daño causado, y cuando se comprometa a no delinquir más. Nada de esto ocurre con unos separatistas que no se hacen merecedores de tanta generosidad y gratitud piadosa. Al revés, Sánchez está vendiendo el Estado al mejor postor, en este caso unos trileros de la política que han hecho del odio a España su herramienta para debilitarla. Y lo que es peor, que han encontrado en Sánchez al presidente cómplice que lo jalea y consiente.

ABC

jueves, 11 de octubre de 2018

JUNQUERAS: LA CÁRCEL DE TÓCAME ROQUE

Qué sentirán los 8.000 reclusos de Cataluña sujetos escrupulosamente al régimen penitenciario cuando, día tras día, ven que la celda de Oriol Junqueras y del resto de políticos presos es poco menos que el club social de moda o un despacho de tráfico de influencias.
Los últimos en sumarse a la larga lista que visita cada jornada en la cárcel al ex vicepresident han sido el líder de la patronal CEOE y el secretario general de UGT.
 El escandaloso trato de favor del que están disfrutando estos presos es una intolerable afrenta y una burla al Estado de derecho.
En cuanto a Joan Rosell y Pepe Álvarez, su gesto resulta indignante para el grueso de afiliados a sus organizaciones, que a buen seguro no entienden a qué viene rendir pleitesía a un presunto golpista.
El Mundo
viñeta de Linda Galmor

domingo, 26 de noviembre de 2017

El Tribunal de Cuentas detalla cómo se repartieron CEOE, CC.OO. y UGT subvenciones de una fundación

Popular 1
Ramón Álvarez de Miranda, presidente del Tribunal de Cuentas/GPPOPULAR






El presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Álvarez de Miranda, presenta este jueves ante la Comisión Mixta (Congreso-Senado) para las Relaciones con el Tribunal de Cuentas el informe en el que acusa a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y a los sindicatos CC.OO. y UGT de organizar el reparto de las subvenciones en la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales de una forma de dudosa legalidad, ya que formaban parte del patronato que concedía las ayudas.

En su 'Informe de Fiscalización de la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales, ejercicio 2015', el órgano presidido por Ramón Álvarez de Miranda llega a acusar a estas organizaciones de diseñar el reparto de ayudas públicas con el fin de recibir los fondos.

En algunas de las ayudas, el Tribunal destaca que todas las solicitudes de estas organizaciones recibieron financiación y que la suma de todas ellas coincidía con el importe total del presupuesto, lo que lleva a aseverar a este órgano de control que "existe un reparto previo de los fondos entre CEOE, UGT y CC.OO.".

El Tribunal señala que una de las convocatorias de esta Fundación, la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2016, por valor de 10,7 millones de euros, no cumplía en sus bases los principios de concurrencia, igualdad y no discriminación previstos en la Ley General de Subvenciones.

Tampoco en lo referente a los beneficiarios, en cuanto a que los propios receptores de las subvenciones eran los propios patronos de la Fundación. Al resultar una concesión de subvenciones, y no un procedimiento de "autocontratación", el Tribunal sostiene que "cabe cuestionarse la legalidad de los importes pagados".

"JUEZ Y PARTE EN EL REPARTO DE AYUDAS"


Hasta septiembre de 2015, estas organizaciones copaban la mitad de los puestos en el Patronato, órgano de la fundación encargado hasta entonces de aprobar las ayudas y las normas aplicables a cada una de las convocatorias anuales de ayudas. Según el Tribunal, el control por parte de estas entidades implicaba que "en algunos cosas las normas no se aplicaran o se hubieran adaptado según sus intereses".

El Tribunal sostiene que, una vez aprobadas, se cambiaron normas aplicables para adaptarlas a acciones ejecutadas por las organizaciones, o que la distribución de los fondos no se efectuó, en otros casos, siguiendo los principios recogidos en la convocatoria.


"El Patronato de la Fundación ha sido juez y parte en el reparto de las ayudas concedidas, al establecer las normas para distribuirlas entre los agentes sociales, aprobando o denegando las acciones, y siendo sus miembros, a su vez, beneficiarios de las mismas", sostiene el Tribunal.

EXCLUIR A OTRAS ORGANIZACIONES DEL REPARTO


La Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales concede ayudas a acciones sectoriales y a acciones territoriales, decididas en órganos tripartitos con las comunidades autónomas hasta que en 2013, por la anulación de varias convocatorias por vulnerar regímenes competenciales, estas acciones territoriales fueron sustituidas por otras calificadas como 'transversales'.

Sin embargo, el órgano fiscalizador sostiene que estos fondos se siguieron distribuyendo con la misma proporción entre CCAA, y dentro de ellas entre la CEOE, CC.OO. y UGT en idénticas proporciones que en convocatorias anteriores. El Tribunal asegura haber comprobado que la valoración de las solicitudes estaba diseñado para que únicamente obtuvieran financiación estas organizaciones, y excluir del reparto a otras, como a USO.

En la concesión de ayudas a las acciones sectoriales, ejecutadas de forma paritaria, el Tribunal sostiene que los grupos de trabajo no aplicaron criterios de valoración conforme a las normas aprobadas por el Patronato, y que de haberse aplicado los baremos correctamente, muchas de las acciones aprobadas no hubieran obtenido financiación, y otras denegadas sí. Por ello, concluye que la distribución de los fondos entre los sectores y los agentes sociales se realizó según los intereses de los grupos de trabajo.