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jueves, 9 de septiembre de 2021

El cirujano de Frankenstein




Iglesias se autoasigna el papel de muñidor de voluntades del separatismo y la extrema izquierda en torno a Sánchez


Ignacio Camacho

En la reaparición de Pablo Iglesias como colaborador/agitador periodístico («periodista crítico» dice él, jejeje) destacó mucho la ilustración de la pistola nazi con los rótulos incrustados de PP, Vox y la Prensa, así en genérico, pero ese llamativo ideograma desviaba la atención del verdadero fondo de su propuesta, que consistía en aglutinar fuerzas para abordar las próximas elecciones arropando al PSOE con un frente del nacionalismo más arriscado y la extrema izquierda. Es decir, la repetición de la alianza Frankenstein como única vía para apuntalar la supervivencia de Sánchez, al que Podemos ha dejado de discutir su liderazgo para conformarse con un papel subalterno que le asegure una posición institucional confortable. Iglesias parece haberse autoasignado en ese diseño la función de muñidor externo de voluntades, el encargo de articular por segunda vez el ensamblaje de una confluencia que a medida que avanza la legislatura empieza a mostrar señales de desgaste.

La estrategia no es nueva. De hecho es la misma que pactó en agosto de 2017, vísperas de la revuelta separatista, durante una cena en casa del magnate Roures con Oriol Junqueras. Entonces se trataba de desalojar del poder a la derecha y ahora de evitar que vuelva. A tal efecto Roures pone la logística, la influencia y tal vez la pasta para ir construyendo una plataforma de terminales mediáticas a la que acaban de sumarse una cabecera independentista catalana y, atención, el periódico ‘Gara’, el veterano órgano del conglomerado etarra reconvertido en voz de la ultraizquierda nacionalista vasca. Sí, el que hasta antier por la mañana, como quien dice, marcaba los objetivos de las amenazas, el que señalaba las dianas políticas y periodísticas sobre las que los terroristas disparaban con pistolas y balas de verdad, no pintadas. Allí podrá el exvicepresidente -«es un honor», ha declarado- sentirse como en su casa. Iglesias acierta en que la continuidad de este Gobierno depende a corto y medio plazo de la consolidación de su actual liga de apoyos parlamentarios. Ya ejerció de mediador en el acuerdo que integraba a Bildu «en la dirección del Estado» (sic), y trabaja desde fuera para reeditarlo. Su objetivo es construir y tutelar un bloque fijo que al mismo tiempo dé soporte y tome como rehén al sanchismo sin que el presidente pueda zafarse -en el improbable caso de que lo pretendiese- porque cuando pudo elegir su destino voló los puentes de la moderación para alinear a su partido junto a todas las tribus del anti constitucionalismo. Destruido el espacio de centro, el marco electoral será el de una confrontación de bandos a cara de perro. Y Sánchez lleva en el suyo a los sediciosos indultados y a Podemos. El flamante ‘periodista’, que del sueño de asaltar el cielo ha pasado a resignarse de momento con una tarea de mamporrero, se va a encargar de que no pueda esconderlos.


lunes, 26 de abril de 2021

Ana Rosa Quintana, en Telecinco: "Señor Iglesias, es usted fascista. Me está señalando"

La presentadora de Telecinco ha respondido así a las últimas declaraciones de Pablo Iglesias, que este lunes ha acusado a Ana Rosa de actuar como "portavoz mediático de la ultraderecha"

· Ana Rosa Quintana condena las cartas con balas: "Es inaceptable le ocurra a Iglesias o a Abascal" 

Ana Rosa Quintana, durante su respuesta a Pablo Iglesias
Ana Rosa Quintana, durante su respuesta a Pablo Iglesias Mediaset

Pablo Iglesias ha vuelto este lunes al estudio de Hoy por hoy tras lo ocurrido el pasado viernes, cuando el candidato de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid abandonó prematuramente el debate a cinco moderado por Àngels Barceló después de que la candidata de Vox, Rocío Monasteriose negara a condenar las amenazas de muerte que había recibido días atrás en forma de sobre con cuatro balas en su interior. 

Con los ecos de esta polémica aún resonando con fuerza en la campaña electoral, Iglesias ha regresado al programa de la Cadena Ser para hablar, entre otras cosas, del impacto que ha tenido desde entonces lo ocurrido en el debate. Cuestión que ha aprovechado para criticar por partida doble a El Programa de Ana Rosa. Primero a uno de sus tertulianos, Eduardo Inda, y segundos después a la propia Ana Rosa Quintana 

Iglesias tilda a AR de "portavoz mediático de la ultraderecha"

Con respecto al primero, Iglesias cree que "ha hecho popular y famoso el mensaje de la ultraderecha, y que eso se pueda normalizar como una opinión más". Y sobre Ana Rosa, el ex vicepresidente segundo del Gobierno ha dicho que "lo grave no es que la señora Ayuso difunda el bulo de que las competencias en las residencias eran nuestras, cuando es evidente lo que ocurrió, es que si Ana Rosa Quintana lo está repitiendo en un programa de máxima audiencia tenemos a un portavoz mediático de la ultraderecha difundiendo mentiras como si eso fuese normal en democracia". 

Por alusiones, la presentadora ha respondido a Iglesias llamándole "fascista". "Fascista es el que señala al que piensa distinto. Eso no es democrático. Señor Iglesias, usted es un fascista. Y los demás somos comunicadores, tenemos información, contamos lo que ocurre", ha contestado Ana Rosa, que ha ido más allá en sus críticas hacia el líder de Podemos. 

"¿Estamos quejándonos de las cosas que nos ocurren y estamos señalando a personas concretas? Oiga, que yo no tengo 26 guardaespaldas. Yo vivo en Madrid, en una casa normal con mis hijos. Voy al mercado, voy al parque, voy de compras, voy al centro de salud. Yo no tengo ningún guardaespaldas y usted me está señalando. Esto es fascismo puro y duro", ha reiterado. 

"No hay fascismo en España porque debería estar ilegalizado"

Ana Rosa, que ha negado haber votado alguna vez en su vida a la ultraderecha, ha asegurado que "Pablo Iglesias fue invitado a este programa todos los días, pero no vino porque imagino que tendría la agenda ocupada". Además, y a pesar de haber usado previamente la palabra fascismo, ha negado que dicha ideología exista en España: "¿Pero qué co... fascismo? No hay fascismo en nuestro país porque el fascismo tendría que estar ilegalizado".

A todo esto, también ha ironizado sobre el sentimiento democrático de Iglesias: "Ahora Pablo Iglesias reparte democracia. Pablo Iglesias decide quién vota a qué, quién es demócrata y quién no, quién puede hablar y quién no. Eso es muy democrático".

Inda, por su parte, ha llamado "memo" al líder de Podemos y le ha acusado de señalar públicamente a periodistas "incómodos" como él "para que cualquier día nos rompan la crisma por la calle". Además, ha afirmado que votará a Isabel Díaz Ayuso y no a Vox, del que ha dicho que "no es un partido de ultraderecha". 

miércoles, 24 de febrero de 2021

Una confesión antidemocrática de Pablo Iglesias que explica su ataque a los medios

 

En 2013 el jefe de Podemos evidenció su rechazo a la libertad de información

Una confesión antidemocrática de Pablo Iglesias que explica su ataque a los medios

Esta semana el jefe de Podemos ha reanudado una vez más sus ataques a la libertad de información, exigiendo un “control democrático de los medios”.

Podemos… taparte la boca: así sería España con la censura que se impone en Venezuela
Las opiniones que quiso censurar Podemos, el mismo que pide ‘libertad’ para insultar a España

Pablo Iglesias quiere controlar de qué temas pueden hablar los medios

Concretamente, Iglesias se ha quejado en el Congreso de que los medios hablen mucho de ciertos temas (como ETA y Venezuela) y no de otros temas que le parece más interesantes a él. También ha afirmado que los medios tienen más poder que él como vicepresidente del Gobierno, lo cual es rotundamente falso, además de ser una manifestación de cínica demagogia por parte de alguien que precisamente está entre las personas más poderosas de España.

El jefe de Podemos y su alarmante sed de poder

Para empezar, ningún medio tiene poder para arrebatarnos parte de nuestros bienes (como hace Hacienda, controlada por el Gobierno al que pertenece Pablo Iglesias) o para suspender nuestros derechos y libertades e incluso imponernos toques de queda (como hace el ejecutivo del que es vicepresidente el jefe de Podemos, pasándose la Constitución por el arco del triunfo). Las Fuerzas de Seguridad y los Ejércitos están a las órdenes del Gobierno, y no de los medios.

Con todo este poder a sus pies, que el jefe de Podemos se queje de que no le llega da pie para preguntarse: ¿el sueño que tenía Pablo Iglesias en política era ejercer de dictador con poderes ilimitados como sus colegas de Irán y Venezuela? Teniendo en cuenta que este señor es comunista, la respuesta es fácil de adivinar. También basta con ver su trayectoria: precisamente las instituciones a las que más ha atacado Pablo Iglesias desde que llegó al Gobierno son aquellas cuyo fin es fiscalizar al poder e impedir sus abusos, desde la oposición política a la Justicia pasando por los medios de comunicación.

El chavismo ya apeló al «control democrático» para censurar a los medios

La elección de la cínica expresión “control democrático de los medios” por parte de Podemos tampoco es casual: es la misma expresión a la que apeló el régimen de Hugo Chávez un año después de su llegada al poder para emprender una campaña de censura sin precedentes. Precisamente ese régimen dictatorial que Podemos ha venido apoyando desde hace años tiene el dudoso honor de haber convertido a Venezuela en uno de los países con menos libertad de prensa de toda América, ocupando el puesto 147 de 180 países en la clasificación mundial de libertad de prensa de RSF en 2020.

En 2013 Iglesias arremetió contra la existencia misma de medios privados

Como todos los comunistas, Pablo Iglesias es partidario de que el Estado monopolice la información, como ocurre en Cuba. De hecho, en una entrevista concedida en noviembre de 2013 a Galiza Ano Cero (sólo unos meses antes de fundar Podemos), Pablo Iglesias afirmó que la mera existencia de medios privados “ataca la libertad de expresión”, como podéis ver en el siguiente vídeo:

Lo que quiere Pablo Iglesias tienen un nombre: dictadura

Da la casualidad de que los países donde hay más libertad de expresión son aquellos que disfrutan de medios privados libres, sometidos a las leyes como las demás empresas y como todos los ciudadanos, pero que en el ejercicio de su libertad de información no están obligados a rendir cuentas a los políticos por lo que publican, una obligación que parece querer imponer el jefe de Podemos aunque sea radicalmente inaceptable en una democracia. El Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es muy claro al respecto:

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Cuando un político quiere limitar ese derecho, incluso arremetiendo contra la propia existencia de medios privados -es decir, de medios libres-, lo que ese político pretende no es mejorar nuestra democracia, sino erosionarla hasta que ya no se distinga de una dictadura, que es precisamente lo que ha hecho el chavismo -tan admirado por Pablo Iglesias- con Venezuela.