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domingo, 3 de noviembre de 2019

El tesoro que Indalecio Prieto manejó en México mientras otros republicanos pasaban hambre

El próximo 23 de febrero se cumplirán 80 años del mayor expolio cultural y económico cometido nunca al Estado español.
 Foto:Indalecio Prieto

El próximo 23 de febrero se cumplirán 80 años del mayor expolio cultural y económico cometido nunca al Estado español y, al que la ley de la Memoria Histórica y ese tiempo que todo lo borra, terminará cubriendo con oscuro velo. Quizás, porque quien finalmente lo perpetró en México fue un insigne socialista, Indalecio Prieto, aunque el inicio del verdadero saqueo comenzara a fraguarse a los 58 días de la sublevación militar del general Franco.
El presidente Pedro Sánchez, que en su reciente visita a México olvidaba recordar que en 2019 se cumplen 500 años de la llegada de Hernán Cortés a las costas mexicanas de Veracruz; quizás  la mayor gesta militar, cultural y social de nuestra historia, se afanó por el contrario en el recuerdo de los exiliados republicanos: “Hombres y mujeres  –dijo Sánchez–que tuvieron que huir de su patria por sus ideas”.


Pero, para ajustarnos a la realidad histórica, no solo se emigró por ideas. Una gran parte de aquellos primeros exiliados llegaron huyendo de una guerra que no era la suya, del miedo y del hambre; otros, ante el temor a las represalias franquistas por sus responsabilidades políticas antes y durante la Guerra Civil española.
En México, meses antes de que acabara la Guerra Civil, ya se encontraban dirigentes republicanos organizando el que podría considerarse el mayor saqueo cultural y económico de la Historia. La gran traición, si consideramos que la estrategia del expolio económico y cultural comenzó a fraguarse a los pocos días del denominado golpe militar de Franco, Mola y Sanjurjo, ante la certidumbre de que perderían la guerra.


La actriz ha compartido una publicación donde explica qué ocurrió en un local de la Ciudad Condal.
El exilio republicano en México comenzó en 1937. Se calcula que entre ese año y 1940 llegaron mas de 22.000 españoles. La oleada más significativa llegó el 23 de junio  de 1939 a Veracruz, a bordo del buque Sinaia. Exactamente 1.599 españoles, pertenecientes mayoritariamente al sindicato socialista UGT, que permanecieron esperando su partida en los campos de internamiento franceses de Argelés-sur-mer, Saint Cyprien, Barcarés. También periodistas, abogados, ingenieros, militares, comisarios, fiscales, espías del SIM, altos funcionarios, amas de casa y niños. Todos  en busca de un futuro mejor lejos de España y a salvo de represalias.
EL VITA
El 22 de Marzo de 1939, España aún seguía en guerra. Los aviones Savoia italianos bombardeaban Valencia y Denia. Se combatía en Córdoba y en Cartagena y Murcia. Barcelona había caído en febrero y Madrid estaba a punto de rendirse.
Frente a las costas de Veracruz (México), un barco con bandera norteamericana, El Vita, permanece fondeado frente a la dársena del puerto. En el interior hay nerviosismo porque nadie acude a recibirles y la carga no puede pasar por la aduana. No se atreven a desembarcar mientras no reciban órdenes. Viajan en él Enrique Puente, jefe de la sanguinaria “Motorizada”, los guardias de asalto vinculados al ministro Indalecio Prieto, un grupo de carabineros de la máxima confianza que ha prestado “servicios especiales” en la guerra, el capitán vasco José Odoríca, 22 de sus marineros... y algo inesperado que no era de carne y hueso: un inmenso tesoro de oro, brillantes, alhajas, reliquias, incunables y cuadros de gran formato de un valor extraordinario requisados durante la guerra a particulares e instituciones.
Habían partido secretamente del puerto francés de El Havre el 26 de febrero logrando burlarlos. O más probablemente gracias a la colaboración del gobierno francés que a pesar de su neutralidad apoyaba a la república haciendo la vista gorda a cargamentos que iban y venían de un lado al otro de la frontera. En Southampton (Reino Unido) descargaron valijas de documentos y pertenecías personales del entonces presidente de la república, Juan Negrín, y del doctor José Puche, ambos lejos de España y del frente.
El 4 de marzo, al caer la noche, el barco partió con rumbo a México, fijando el capitán una ruta inusual para evitar ser interceptado por submarinos alemanes o por la armada del Reino Unido que, por entonces, había reconocido al gobierno de Franco y alertada por los servicios de inteligencia nacionales del contenido que escondía el barco en las bodegas. Como buen marino, Odoríca fijó un rumbo por debajo de las islas Canarias y desde allí a las Antillas a donde arribó el 13 de marzo sin lograr establecer la comunicación acordada con Negrín, José Puche o Joaquín Lozano para quienes iba consignada la carga.
Mientras en la Ciudad México el que fuera ministro de Hacienda, Obras Públicas, Marina y Aire y Defensa Nacional durante la II República, Indalecio Prieto, preparaba el terreno gracias a la relación de amistad con el entonces presidente mexicano Lázaro Cárdenas, cuyo gobierno envió generosamente fusiles y cartuchos a España.
La presencia en el barco de Enrique Puente, hombre de la máxima confianza de Prieto confirma la teoría de que el ministro era plenamente conocedor de la llegada del barco y de su contenido a pesar de que la historia hable de coincidencias.
Con la connivencia del presidente Cárdenas se permitió que el Vita atracará en un puerto mas alejado de miradas indiscretas, en Tampico, en donde, el 30 de marzo de 1939, en el muelle de Petróleos Mexicanos, se procedió, con nocturnidad a la descarga sin que ésta pasara control aduanero alguno. ¿Qué motivos impulsaron al presidente Cárdenas a apoyar a Prieto y concederle el honor de ser la máxima autoridad española en México? Al parecer, Prieto era un hombre con grandes dotes de persuasión y ambos lograron entenderse y fraguar una larga amistad.


El valioso tesoro que escondía el Vita en sus bodegas se transportó hasta Ciudad de México en un vagón militar bajo la supervisión personal de Indalecio Prieto y de Núñez, un general mexicano de confianza del presidente.
La historia ha querido contarnos que cuando el doctor Puche finalmente llegó a México para hacerse cargo del botín, este se negó a recibirlo al ver –dijo- que las cajas estaban abiertas y todo en un completo desorden. Cajas con lingotes y monedas de oro, plata, brillantes, reliquias sustraídas a la Iglesia entre los que se encontraban relicarios, sagrarios, esmeraldas, miles de perlas del manto de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo, incunables, reliquias joyas sustraídas a particulares, a lo que habría que sumar los valores bursátiles que los dirigentes republicanos se encargaron de enviar al extranjero, títulos de propiedad de 22 aviones de guerra y motores de aviación que nunca llegaron a España.
Incluso en aquellos baúles llegaron cajas del montepío de Madrid donde muchos españoles guardaban sus dineros y miserias. Hoy pueden verse alguna de esas cajas en el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia de México) ya que hace años fueron encontradas junto a restos de relojes y custodias en una de las lagunas del volcán Nevado de Toluca.
Si nos atenemos al inventario de la carga que cita Amado del Rosal, director de la Caja de Reparaciones, el organismo republicano a donde fueron a parar todos los bienes incautados a Instituciones, o particulares sospechosos de simpatizar con los “nacionales”, los llamados “desafectos”, en el Vita viajaron también cuadros de un gran formato de un “valor extraordinario” de cuyo destino jamás se supo, ya que Prieto fue lo suficientemente hábil para no realizar inventario alguno de los bienes. Ni rastro de aquellas telas de Velázquez, Zurbarán, Murillo, Goya, Zuloaga y Sorolla que cuenta la leyenda siguen formando parte de la colección de altos funcionarios mexicanos, o quizás, como se dice, formen parte de alguna gran colección norteamericana de Nueva York, a donde Prieto viajó con frecuencia.
Durante años, los servicios de inteligencia del régimen franquista hicieron lo imposible por recuperar el tesoro, en algunos casos en operaciones secretas. En marzo de 1940 incautaron en Veracruz (México) de Juan Ignacio Pombo, piloto español, documentos que revelaban un plan para recuperar todos estos bienes. Al parecer el aviador trataba de contactar con el general Gustavo León, muy próximo al entonces candidato a la presidencia Juan Andreu Almazán, para proponerles hacerse con el tesoro a cambio de financiar su campaña electoral. Varias de estas operaciones secretas organizadas desde Madrid terminaron en fracaso.
Los  amplios recursos económicos de Prieto en México le permitieron organizar un red de contraespionaje que replicaba el servicio de inteligencia creado en España en 1937. El temido SIM. Pocas cosas  escaparon a su control. Nadie como él conocía el modus operandi de los servicios de inteligencia y sobre todo cómo pagar los servicios prestados.
José Gallostra y Coello de Portugal, representante oficioso de la España franquista en México murió asesinado en febrero de 1950 a manos de anarquistas españoles. El gobierno mexicano jamás condenó el crimen ni dio muestras de condolencia, limitándose a una investigación policial.
Sin embargo, lo que Indalecio Prieto no pudo evitar fue el robo permanente de los suyos. Dos de sus personas de confianza, Emilio Palomo, quien participó en el saqueo de joyas, custodias, y riquezas como el manto de la Virgen de las 50.000 de la Virgen del Sagrario de la Catedral de Toledo en 1937 que terminó formando parte del Tesoro del Vita (su firma figura en el acta de aquel expolio), y Luis García Galiano, antiguo concejal del ayuntamiento de Toledo, lograron burlar la vigilancia del taller instalado por  Prieto en un anexo a su domicilio en México, donde se fundía oro y plata y desgastaban joyas para no ser reconocidas en el futuro por sus legítimos propietarios. Ambos, reconocieron haberse hecho de un botín compuesto por dos Pulseras de platino y brillantes, broche de platino, cinco brillantes medianos, un brillante suelto antiguo, dos pulseras de oro y platino, un broche de oro para collar, seis pendientes de oro y brillantes, dos anillos de platino, tres broqueles de oro y plata, 12 coronas de platino y brillantes, dos brillantes suelto de color de 5,22 y 5,7 Kt., dos montaduras de oro y brillantitos y un fragmento de pulsera de oro y brillantes. Cuenta la historia que el robo se descubrió gracias a la “generosa” delación del joyero Mijares, que devolvió parte de lo robado.
Los datos que la historia nos ofrece de la contabilidad de aquel expolio son exclusivamente los que Prieto y los suyos  quisieron reflejar en las cuentas de la JARE (Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles).
Una primera partida de 1.488 kilos de oro que se vende precipitadamente al Banco de México, con la exención de impuestos otorgada generosament, por el presidente Lázaro Cárdenas nos da cuenta del volumen del tesoro 
Una inmensa fortuna estimada entonces en 300 millones de dólares que permitió a Prieto vivir como un gran magnate en la mansión que adquirió en la Avenida Nuevo León de Ciudad de México y convertirse el gran aliado de presidentes y candidatos a la presidencia mexicana, a los que cultivó como deseaban hasta su muerte en 1962.
Oficialmente, los beneficios del expolio estaban dirigidos a mantener al exilio republicano, la llamada JARE; pero si nos atenemos a los hechos, y las cartas enviadas a Prieto por aquellos exiliados, esa ayuda no siempre llegó a buenas manos.
“Los que suscriben, refugiados políticos españoles y como tales titulares del patrimonio que usted como presidente de la JARE tiene en su poder (…) Lejos de cumplir con aquellos deberes, la JARE, así como el Comité Técnico, han prostituido su función, distribuyendo el dinero común de modo ilícito entre los amigos y partidarios de los gestores del mismo, obligando a la masa a vivir en la más paupérrima de las miserias (…) Entre tanto, usted y sus parientes y amigos viven en casas suntuosas como la que usted posee en Nuevo León 103, y dilapidan crapulosamente el dinero colectivo (…) A cuenta del patrimonio de los refugiados, ustedes llevan una conducta en este país que hace honor a los plutócratas y terratenientes españoles contra quienes el pueblo vertió su sangre en la guerra civil", cuentan exiliados republicanos. 
Al poderoso lobby creado por Prieto en México se le debe que España no perteneciera a Naciones Unidas hasta 1955 y que México fuera el ultimo país del mundo en reconocer al gobierno español hasta 1977.
La historia del exilio español de lo que nos habla es de la extraordinaria contribución del papel desempeñado por los insignes médicos, profesores, empresarios, obreros e intelectuales como Josep Renau, Ramón Gaya, Kati Horna, Wenceslao Roces  José Bergamín (cuyo silencio ante el expolio artístico de la república es significativo), de la fundación del Colegio de México, del Ateneo español de la calle Hamburgo que visitó esta semana al presidente Pedro Sánchez. Pero omite las miserias, el hambre y el olvido que padeció la gran mayoría de exiliados españoles en contraste con la vida de lujo de aquel lobby de republicanos a quienes la historia, incomprensiblemente, continúa tratando como héroes.
Se cumplen 80 años de la llegada a México de una dolorosa diáspora de exiliados que llegaron huyendo de la miseria y del recuerdo, pero también 80 años de un expolio que la Ley de la Memoria histórica pretende que olvidemos.


viernes, 25 de octubre de 2019

1936: El PSOE expolia del Museo Arqueológico Nacional

El expolio del Museo Arqueológico Nacional

Una de las ventajas de escribir un blog y no vivir de ello es que se pueden decir cosas que a muchos no gustan oír sin estar atado a las directrices de una línea editorial. Esas editoriales hacen que algunos de los sucesos más oscuros de nuestra historia reciente no son conocidos por la inmensa mayoría de los ciudadanos, y no porque no estén adecuadamente documentados, sino porque hay intereses políticos por parte de ciertas instituciones para que no se les dé publicidad. Por ejemplo, está mal visto todo lo que no sea decir que los (supuestamente) leales al Gobierno de la Segunda República durante la Guerra Civil eran unos santos varones, y a todo aquel que ose argumentar lo contrario se le tacha de franquista, fascista y no sé cuántas cosas más. Pero como los lectores del blog ya me conocen seguro que ninguno cae en el insulto fácil.
Uno de esos sucesos menos conocidos es el expolio de las monedas de oro de Museo Arqueológico Nacional (MAN) que se llevó a cabo por los gobernantes de la Segunda República durante la Guerra Civil Española. Yo me considero una persona bastante interesada por nuestro Patrimonio Histórico, y aún así no había oído hablar de semejante robo hasta hace unos meses, cuando se estuvo comentando en el blog. Luego vi que lo citaba Alberto J. Canto García en un artículo de Panorama Numismático y me puse en contacto con él para ver si me podía pasar más bibliografía al respecto. Me recomendó el artículo de Martín Almagro-Gorbea «El expolio de las monedas de oro del Museo Arqueológico Nacional en la II República Española» (publicado en Boletín de la Real Academia de la Historia CCV,1, 2008: 1-72) que me hizo llegar el propio autor por intermediación de Canto García. En el texto no citaré este artículo, pero supone mi principal fuente bibliográfica para escribir la entrada; recomiendo su lectura a cualquiera que quiera profundizar un poco más sobre este tema. Desde ya muchísimas gracias a los dos.
Como todos sabéis, el 18 de julio de 1936 parte del ejército español se levantó en armas contra el  Gobierno de la Segunda República. El golpe de estado falló, pero inició una Guerra Civil que, sin duda, es el episodio más triste de la historia reciente de España. En los días posteriores al pronunciamento la situación era absolutamente caótica en España y los asaltos estaban a la orden del día.  Grupos de milicianos (todavía idealizados por algunos) se autodenominaron ley en sus repectivos pueblos y muchas veces ejercían un abuso de poder: bastaba una mera sospecha para entrar en casa de cualquiera, fusilarlo y apropiarse de todos sus bienes; en el caso de las iglesias, ni siquiera hacía falta sospechar nada para sustraer todo lo que hubiese dentro de valor y prender fuego al resto.  En un país en el que la envidia ha sido siempre su principal pecado, nos podemos imaginar lo que esto suponía. Intentando controlar semejantes barbaridades, el Gobierno de la Segunda República constituyo la Junta de incautación de Obras de Arte, como una manera de centralizar estas actividades, ponerlas bajo el control del Gobierno y que no quedasen a la merced del abuso de poder de unos milicianos que en muchos casos no sabían ni leer. A la postre, esto fue como pasar de los chorizos de barrio al crimen organizado.
Al empezar la Guerra Civil, el MAN contenía más de 160.00 monedas y 15.000 medallas, lo que suponía una de las principales colecciones numismáticas del mundo. De esta colección el máximo responsable era Felipe Mateu i Llopis, un joven doctor valenciano más interesado en los temas históricos y bibliotecarios que en las cuestiones políticas y militares. Viendo que el panorama se ponía cada vez más oscuro, durante ese verano los Funcionarios Facultativos del Museo fueron escondiendo algunas de las monedas más importantes del monetario en las arcas que había en la planta baja para que, si se producía un saqueo, al menos ésas se salvasen. Allí metieron los oros de los Reyes Católicos y el medieval, incluyendo la dobla de Pedro I.
Cuando la Guerra se estabilizó y el frente rebelde se acercaba más y más a Madrid, las milicias y la Guardia Nacional Republicana tomaron el poder en el MAN, detuvieron a todos sus funcionarios a finales de septiembre e incluso a alguno le  fusilaron. Los objetos se embalaron y se apilaron para evitar que los alcanzasen las bombas y el museo se cerró.
La tarde del 4 de noviembre de 1936 apareció en el MAN un alto funcionarios del Ministerio de Instrucción Pública, Wenceslao Roces, junto con un Representante de la Junta de Incautación de Obras de Arte y varios milicianos armados. Desde allí llamaron a Felipe Mateu y al director del MAN y su orden era muy clara: requisar todos los tesoros de valor, y en especial las monedas de oro, que hubiese en el MAN para que pasasen a estar bajo el control de Ministerio de Instrucción Pública. Los responsables del museo eran consciente de que aquello era un expolio en toda regla y que con la excusa de proteger las monedas y que «no caigan en manos de los fascistas», las piezas que llevasen no iban a volver nunca a la colección.
Felipe Mateu fue forzado a desarrollar tan penosa labor y lo hizo lo más lentamente que pudo con la intención de ganar tiempo. Primero empezó buscando allá donde no había piezas de oro. Luego se fue a por las onzas españolas (que son grandes pero corrientes) y hacía pasar piezas de plata por ejemplares de oro y al revés aprovechando la poca luz que había por la noche. También tuvo que entregar los áureos romanos, los oros bizantinos, luego las monedas griegas… siempre intentando despistar algunas piezas aunque bien sabía que con ello se jugaba la vida. Mateu no hacía más que insistir que se anotase el peso y los ejemplares que se llevaban, pero con la escusa de que no había tiempo, lo único que se hizo fue volcar las bandejas de monedas en los gorros de los milicianos y hacer un cómputo global.
Como ya era muy tarde, dejaron la tarea y durmieron en el museo. La penosa tarea continuó al día siguiente y Mateu seguía con su estrategia de intentar despistar algunas monedas y, en otros casos, convencerles de que su valor intrínseco era mínimo. Así consiguió que los florines aragoneses y las monedas visigodas no se las llevasen. Pero en el Ministerio no entendía de trascendencia histórica y esa misma tarde volvieron a por las monedas visigodas, volcándolas de nuevo en gorros a pesar de que Mateu insistía de que muchas estaban partidas y los trozos se mezclarían. Que a un numismático amante de la historia le obliguen a participar en semejante barbarie es como si a una madre le obligan a fusilar a sus hijos.
La siguiente imagen es un extracto del acta de entrega, donde se indican los objetos que se llevaron. Como podéis ver, poco les importaba si los áureos eran de Nerón o de Trajano.

El Ministerio cerró las cajas, las precintó y se las llevó primero a Valencia y después a Cataluña, según se iba moviendo el Gobierno cuando el frente rebelde avanzaba. En Valencia se unieron con otros tesoros que el Gobierno de la Segunda República había robado a otros museos y a particulares, puesto que la política de saqueo por parte de ese gobierno no fueron hechos puntuales.
Para que os hagáis una idea de semejantes saqueos, basta con decir que el 23 de marzo de 1938 Francisco Méndez Aspe, Ministro de Hacienda, ordenaba la «nacionalización» de todas los bienes materiales en bancos privados, cajas y montes de piedad, con la finalidad de «salvaguardar los intereses de los titulares» y «garantizar en todo momento el contenido de las cajas». Eso se tradujo en que se abrieron las cajas fuertes de todas las entidades con sopletes y sin ni siquiera registrar qué es lo que había en cada una. ¿Para qué, si no pensaban devolerlo? Que nadie se crea que en esas cajas estaban las posesiones de poderosos magnates, sino que había alfileres, alhajas, relojes viejos, arras de boda… las pocas pertenencias de mínimo valor material que pudieran tener las personas humildes en una época tan penosa, y eran sus propios gobernantes los que se lo estaban robando.
Pero lo peor es que esos bienes no harían ningún bien al pueblo, sino que desde 1938, y sabiendo que la Guerra ya estaba perdida, altos cargos del Gobierno se dedicaron a sacar todo lo que pudieron a Francia. El propio Negrín (Presidente del Gobierno) reconocía en una carta del 23 de junio de 1939 que después ha sido publicada que él estaba compinchado con Méndez Aspe «conforme a un plan minuciosamente estudiado y preparado desde hacía mucho tiempo». Ese plan consistía en «asegurar en países […] todos los medios utilizables para remediar, en lo posible, el infortunio de nuestros compatriotas en la inmigración». Enorgulleciéndose de que «con cautela y rapidez, sin precipitaciones ni atolondramientos, se ha podido salvar lo que se ha salvado, resguardado por una posición jurídica lo más sólida dentro de lo viable». Y concluyendo con: «Nunca se ha visto que un gobierno o su residuo, después de una derrota, facilite a sus partidarios, como lo hacemos, medios y ayuda que ningún estado otorga a sus ciudadanos«.
Es decir, que había una mafia gobernando los últimos años de la Segunda República cuyo objetivo no era otro que sacar provecho personal de la situación y sacar de España tanto patrimonio como pudieran. Se llegó a tal punto de corrupción que Azaña cuenta cómo Méndez Aspe intentó en febrero de 1939 crear una sociedad anónima para poner todos los bienes del Estado español en el extranjero a su nombre. Esto, en román paladino, significaría crear una cuenta en Suiza en la que colocar todo lo que esa mafia hubiera sacado del país, entre lo que se encontraba toda la colección del Museo del Prado. Por eso, Azaña consideraba la actución del PSOE (al que pertenecían Negrín y Méndez Aspe) como «una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y de botín, sin ninguna idea alta».
Esta mafia se llevó el tesoro del MAN junto con el resto de bienes expoliados a París, y allí estaba los primeros días de febrero de 1939. En total, el tesoro ocupaba más de 100 maletas, muchas de las cuales no tenían más que baratijas, pero nada se sabe a ciencia cierta. Aún así, se estima en unos 138,4 kilos de oro los que se llevaron. La idea de estos señores era llevárselo a Méjico directamente, pero tuvieron que sacarlo a toda prisa de Francia antes de que este país reconociese el gobierno de Franco, porque a partir de ese momento las autoridades francesas lo interceptarían para devolvérselo a España. Así que de París lo sacaron en barcazas hasta Rouen y de allí lo embarcaron hasta el puerto inglés de Southampton, donde les esperaba el yate de lujo Vita.
El Vita llegó a Veracruz el 1 de abril y de allí se llevó el tesoro a Ciudad de Méjico, donde pasó a estar al cargo de Indalecio Prieto, otro peso muy pesado en el PSOE que vivió estupendamente el resto de su vida en Méjico gracias a ese tesoro. A partir de ahí nada se sabe porque ha imperado la ley del silencio: ninguno de estos señores ha dicho absolutamente nada sobre qué hicieron con el tesoro del Vita; se han llevado el secreto a la tumba. Se dice que la mayor parte de las piezas de oro se fundieron aunque también se cree que algunas piezas numismáticas se vendieron en el mercado. Incluso hay quien apunta que la Hispanic Society of America se hizo con algunas.
Hoy en día a esta gentuza, lejos de considerárseles saboteadores, ladrones y expoliadores, se les está maquillando el nombre. No vale decir que eran tiempos de guerra: es un acto de sabotaje al Patrimonio de España y a ciudadanos humildes para su propio beneficio personal, abusando de su autoridad y de manera premeditada. Esto es algo que no se hizo en el bando rebelde ni tampoco en las revoluciones comunistas más salvajes (la Revolución Bolchevique, la Revolución Cultural de Mao…). Y hoy es el día en el que uno de los grandes partidos políticos de España, a la vez que pide que se investiguen los crímenes del franquismo, ponen medallas a Negrín y lo vuelven a reconocer como miembro del partido de forma honorífica. Si esto lo hubiese hecho Gila me hubiera reído, pero siendo Alfonso Guerra no le veo la gracia.
La primera foto es el aspecto del MAN en los año 30 (fuente). Los demás son trémises visigodos sacados de la próxima subasta de Áureo a nombre de Gundemaro, Suinthila, Chindasvinto y Egica. Podría haber puesto los retratos de los políticos citados, pero sólo Azaña lo merece.
Fuente: Adolfo Ruiz Calleja

domingo, 13 de octubre de 2019

MEMORIA HISTÓRICA: LA PSOE


MEMORIA HISTÓRICA: LA PSOE
El partido que participó y alentó la quema de conventos y el asesinato de cientos de religiosos en 1931.
El partido de los golpes de estado contra la República, entre ellos el llevado a cabo por Indalecio Prieto en Asturias en 1934.
El partido que dió un pucherazo y se hizo con el poder por la fuerza en 1934.
El partido que roba el banco de España, las Cajas de Ahorros, El Archivo Numismático Nacional, la Caja de ahorros y Monte de Piedad, el Museo del Prado y centenares de domicilios particulares para luego vivir en el exilio entre hoteles de cinco estrellas, putas y champagne.
El partido que provocó la guerra civil asesinando al líder de la oposición Calvo Sotelo.
El partido que asesinaba en la salvaguarda de la retaguardia a católicos, derechistas, comerciantes y a todo aquel que no entregase su patrimonio, porque su objetivo era asesinar y robar.
El partido que desaparece en la guerra civil por cobardía y por saberse los culpables de la guerra entre hermanos que ellos provocaron.
El partido que se refunda cuarenta años después con fondos de la banca Alemana y la colaboración de los servicios secretos Americanos .
El partido que crea una banda de asesinos llamada GAL para desprestigiar la labor de la policía y guardia civil favoreciendo el relato de la ETA .
El partido que pone a los Terrorista en las instituciones tras el 11M en un supuesto agradecimiento por el trabajo realizado.
El partido que siempre que gobierna manda a la gente al paro y a hacer colas para comer de los contenedores de basuras.
El partido que ha rebajado las pensiones dos veces con Felipe González y Zapatero, y que nos hace trabajar hasta los 68 años de edad para jubilarnos.
El Partido que saca a los muertos de sus tumbas por una guerra civil que ellos provocaron y de la que nunca dieron cuentas , inventando una ley de memoria histórica absolutamente revanchista y manipuladora cuya única finalidad es resucitar la guerra civil porque son unos psicópatas, unos genocidas, unos ladrones , unos delincuentes y unos hijos de mala madre.
Ya lo dicen las putas, los socialistas no son hijos nuestros..
Jesús Lopez-Maroro de Carranza

domingo, 25 de noviembre de 2018

El oro de Moscú y México que los socialistas no quieren recordar

Ángel A. ViCo 
Parece haber llegado la hora de que las momias se levanten de sus tumbas. Lo exige la izquierda y aun así, Franco no puede ser el único en resucitar del valle de los muertos. El socialismo de Zapatero que se encargó de imponer la Ley de la Memoria Histórica a los 68 años de acaba de la Guerra Civil española no tuvo en cuenta que recuperar implica también recordar algunas de las más significativas hazañas que el socialismo cometió durante y después de la Guerra Civil española. Hechos que por su inconveniencia política han permanecido ocultos durante los últimos cuarenta años de democracia.
Seguir leyendo El 13 de Septiembre de 1936 Madrid se despertaba con las noticias del intenso bombardeo republicano al Alcázar de Toledo en donde resistía el general Moscardó. Oviedo estaba siendo bombardeada y la artillería cañoneaba Teruel. España llevaba escasos dos meses de “levantamiento militar” mientras el gobierno de la República infravaloraba públicamente el avance de los “nacionales” exigiendo a los ciudadanos resistir hasta la muerte el empuje de los facciosos. Presidia el gobierno, el socialista Largo Caballeroquien nombró como ministro de Hacienda al socialista Juan Negrín y como ministro de Marina y Aire al socialista Indalecio Prieto, aquel cuyos guardaespaldas asesinaron el 13 de Julio de 1936 al diputado de la derecha Calvo Sotelo precipitando la Guerra Civil.
Azaña que presidía la República firmó aquella mañana un decreto reservado del que nunca tuvo conocimiento las Cortes por el cual se autorizaba al ministro de Hacienda Juan Negrín a extraer de las bóvedas del Banco de España todo el oro, la plata y los billetes allí acumulados y transportarlo al “lugar que estime de más seguridad” (1). ¿Cuál fue el verdadero motivo de aquel saqueo? ¿Salvaguardar las reservas de oro, pago a la generosa y desinteresada contribución rusa en la incipiente guerra española cuando aún no había entregado cargamento alguno de armas? ¿O quizás previsión ante la más que probable sospecha de que la República perdería la guerra y había que garantizarse el futuro? Aquel Decreto reservado que jamás conocieron las Cortes garantizaba el expolio.
En la madrugada del 14 de septiembre un grupo de carabineros socialistas y anarquistas acompañados de 50 metalúrgicos y cerrajeros accedió al Banco por la puerta de la calle de Alcalá. Durante días se cargaron en secreto siete mil ochocientas cajas de oro de 75 kg. de peso cada una conteniendo monedas de alto valor numismático y lingotes que fueron trasladadas por tren a Cartagena y custodiadas por la Brigada Motorizada del PSOE.
Del recuento inicial de 7.900 cajas de oro, el 25 de Octubre se embarcan en los buques Kine, Neve y Volgoles con destino al puerto ruso de Odessa 7.800 cajas que certifica Méndez Aspe, director General del Tesoro. Un error, o deliberadamente desaparecen 100 cajas con 7,000 kg. aproximados de oro de 24 Quilates. Nunca se sabrá porque el cargamento no se inventarió. Había prisa por sacarlo de España. Por aquel entonces las reservas de oro españolas eran la cuartas más grandes del mundo.
De aquel tesoro regalado a Stalin nunca hubo ni tan siquiera un recibo que justificase la entrega y Negrín durante su dorado exilio se negó a rendir cuentas.
Acompañaron al cargamento de 585.000 kilos cuatro funcionarios (claveros del Banco de España). Arturo Candela, Abelardo Padín, José González y José María Velasco que fueron retenidos por Stalin hasta octubre de 1938 y sólo entonces se les permitió salir para lugares dispersos del extranjero: Estocolmo, Buenos Aires, Washington y México. El embajador español en Moscú, Marcelino Pascua, fue trasladado a París y los funcionarios rusos que participaron en el saqueo del oro de España tuvieron aún peor suerte; la mayoría fueron fusilados. Es evidente que había interés por ambas partes a la hora de silenciar un expolio injustificable; considerado aún hoy como el mayor atraco perpetrado al Estado.
Más allá de aquellas 7.800 cajas de oro enviadas a Rusia, los saqueos e incautaciones de oro, plata, divisas de particulares, Montepíos é instituciones religiosas se institucionalizaron a partir del decreto firmado el 6 de Octubre de 1936 por el presidente Azaña. En él se decretaba que el oro de particulares y corporaciones debía ser entregado al Estado (2).
A partir de entonces comenzaría el mayor de los expolios culturales que ha sufrido España en guerra alguna. Palacios, Instituciones, Catedrales como la de Toledo vieron desaparecer para siempre algunos de sus tesoros más preciados. Custodias, mantos como el de las ochenta mil perlas de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo, piezas de gran valor del Museo Arqueológico, cuadros de gran valor de colecciones particulares, fueron incautados con el fin de proteger los bienes culturales ante el avance de los “nacionales” quedando al amparo de la Caja General de Reparaciones.
La realidad terminó siendo bien distinta. Los republicanos convencidos de la derrota que intuyeron a los dos meses de iniciar la guerra amasaron una descomunal fortuna fuera de España con la que garantizarían el futuro. Y todo mientras la población sufría una cruenta e innecesaria Guerra Civil prolongada artificialmente por el bando republicano que provocó el mayor éxodo de nuestra historia.
En febrero de 1939 -faltaban dos meses para el fin de la guerra- el que había sido el yate Giralda del rey Alfonso XIII, adquirido secretamente por Negrín en Reino Unido partía del puerto de El Havre (Francia) con destino al puerto de Veracruz ( México). Rebautizado como Vita fue cargado con un inmenso tesoro en oro, piedras preciosas, piezas religiosas; entre ellas uno de los clavos de Cristo, y cuadros de grandes pintores españoles e italianos que a su llegada a México fue hábilmente incautado por Indalecio Prieto -por entonces ya enemistado con el presidente Negrín-. Un tesoro robado a particulares e instituciones que jamás fue devuelto a España.
Prieto, en una audaz maniobra política , digna de un Golpe de Estado, se erige en el único representante oficial del gobierno republicano en el exilio y gracias a su amistad con el presidente mexicano Lázaro Cárdenas, logra hacerse con el cargamento del Vita. En la vivienda anexa que Prieto tiene en la Ciudad de México en la calle de Nuevo León, en el número 64 de la Avenida Michoacán, hoy un restaurante de moda en la Colonia Condesa, ocultaron el preciado cargamento e instalaron un taller en donde desmontaron las piezas con el ánimo de fundirlas. Un primer lote da cuenta de 1.488 kilos de oro de 24K vendido al Banco de México. Parte de la plata se vendió a los EE.UU. y los objetos artísticos, joyas y cuadros a particulares. La leyenda dice que parte de los cuadros robados formaron la colección de algún que otro expresidente mexicano. Prieto jamás dio cuenta alguna sobre el destino final de aquel expolio hasta que en 1941 comenzaron a aparecer piezas de aquel tesoro en el fondo de la laguna del volcán del Nevado de Toluca (Estado de México). Se trataba de relicarios, cajas de seguridad en la que aún hoy puede leerse, Montepío de Madrid, restos de cajas de relojes pertenecientes al tesoro del Vita cuyo valor no pareció interesar en su momento a quienes decidieron hundirlo en las frías aguas de la laguna.
Hoy, algunas de estas piezas, testigos del expolio socialista republicano, pueden verse en el Museo Subacuático de Playa del Carmen(México). Son el recuerdo del asalto en nombre de la República que protagonizaron unos valientes a quienes la Ley de la Memoria Histórica no quiere recordar.
Tesoro cargado en el Vita. Bultos:
1 al 10.   Objetos  entregados  por  la  Caja de Reparaciones.
11.    Depósitos Banco de España de gran valor.
12.    Monte de Piedad de Madrid. Gran valor.
13.    Monte de Piedad y Depósito Banco de España.
14.    Monte de Piedad y Depósito Banco de España, de gran valor.
15.    Depósitos Banco de España.
16.    Depósitos y una custodia de gran valor.
17.    Depósitos Banco de España.
18.    Depósitos Banco de España y una cus­todia Caja de Reparaciones.
19.    Depósitos Banco de España y especial de Caja de Reparaciones.
20.    Depósitos Banco de España y una cus­todia de Caja de Reparaciones.
21.    Depósitos Banco de España y dos cus­todias Caja de Reparaciones.
22.    Depósitos Banco de España y una cus­todia Caja de Reparaciones.
23.    Depósitos Banco de España.
24.    Depósitos Banco de España y una cus­todia de la Caja de Reparaciones.
25.    Objetos religiosos Caja de Reparacio­nes de excepcional interés.
26.    Depósitos Alicante.
27.    Depósitos Banco de España.
28.    Depósitos Banco de España y objetos religiosos Caja de Reparaciones.
29.    Depósitos Banco de España y dos cus­todias Caja de Reparaciones.
30.   Depósitos Banco de España y Castellón.
31.    Depósitos Banco de España.
32.    Depósitos Banco de España y entregas al Ministerio de Hacienda, de gran valor.
33.    Depósitos Banco de España y entregas al Ministerio de Hacienda.
34.    Depósitos Banco de España.
35.    Depósitos Banco de España y entregas Ministerio de Hacienda.
36.    Depósito.
37.    Objetos varios.
38.    Cajón entrega Generalitat de Cataluña oro amonedado.