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domingo, 2 de febrero de 2020

Mendia admite ahora lo que el PSOE lleva meses negando: han pactado con Bildu

Desde que Pedro Sánchez ascendiera por primera vez a la presidencia del Gobierno, por la vía de una moción de censura que fue apoyada, entre otros partido, por los herederos políticos de ETA, uno de los mantras más repetidos por los socialistas es que ellos nunca han pactado con EH Bildu, incluso cuando, tras las elecciones autonómicas del pasado 26 de mayo, María Chivite se convirtió en presidenta de Navarra gracias a la formación liderada por el ex condenado por pertenencia a banda terrorista Arnaldo Otegi.
Cada vez que desde el centro derecha o desde los medios críticos se ha afeado al PSOE sus pactos con los bildutarras, se les ha insultado y achacado estar en contra de la paz. Por eso sorprende ahora las declaraciones de la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia, que admite lo que era un secreto a voces en la política española.
Así, la líder del PSE-EE ha reconocido este domingo que ha habido acuerdos concretos de los socialistas con EH Bildu, pero ha precisado que "para gobernar hay que hacerlo sobre unas bases éticas".
Cuestionada por si hay un cambio del PSE-EE respecto a EH Bildu y la posibilidad de negociar con ellos, Mendia recuerda que a la gente de la izquierda abertzale se le pidió "que dejara de apoyar la violencia e hiciera política".
"Se han pasado cuarenta años fuera de las instituciones y ahora las han descubierto, están encantados y nos quieren dar lecciones a todos sobre todo: feminismo, ecologismo, euskera. Pero nada de todo eso se ha construido en Euskadi con ellos, y muchas veces ha sido en contra de ellos. Ahora, aunque sea por estrategia, han elegido el camino de la no violencia y hacen política", explica.
Mendia precisa que "una cosa son acuerdos sobre cuestiones concretas" pero asegura que "a la hora de gobernar hay que hacerlo sobre unas bases éticas". "Y, lamentablemente, no hemos conseguido que todos los que nos sentamos en Parlamento Vasco digamos que matar estuvo mal siempre. No ahora y en el futuro, sino también en el pasado. Ellos ahora son incapaces de reconocer el dolor y la ruina que trajo ETA. Todavía queda mucho recorrido, pero no por ello debemos de dejar de hacer política", afirma la dirigente del PSE-EE que "no entiende ese discurso del PP de que ETA se sienta en las instituciones".
Respecto a si ve lejos un bloque de izquierdas de PSE, Bildu y Podemos, Mendia no lo descarta categóricamente y responde con ambigüedad. La secretaria general de los socialistas vascos sostiene  que "entre derechos y bandera, Bildu siempre va a elegir bandera" y Podemos "es un partido que tiene la meta un poco difusa" porque "se intenta situar unívocamente en el lado de la izquierda y en el lado nacionalista".


viernes, 29 de noviembre de 2019

LA INDIGNIDAD DEL PSOE


En sólo unos días, el PSOE ha generado dos imágenes que resumen la absoluta falta de dignidad de un partido y de una cúpula dirigente que están demostrando ser capaces de todo con tal de ocupar o retener el poder.
La primera fue la de María Chivite, presidenta de Navarra gracias a Bildu, negociando con los proetarras los presupuestos forales de 2020. Cuando llegó al poder el pasado verano, la socialista negó por activa y por pasiva haber pactado con los herederos de ETA, pero las concesiones posteriores y esa imagen hablan por sí solas: los que han justificado, apoyado y hasta jaleado el terrorismo nacionalista vasco son ahora aliados del PSOE en una región tan sensible al problema separatista como la Comunidad Foral.
La segunda imagen ha tenido por escenario el Congreso y se ha producido este jueves: la de la reunión entre el partido que maneja el Gobierno de España, aunque sea en funciones, y el que tiene a su máximo líder en la cárcel condenado por sedición.
La indignidad del PSOE es tal que no sólo se ha reunido con ERC, siglas manchadas por los hechos de octubre de 2017 y por la insistencia de sus dirigentes en que lo volverían a hacer, sino que ha transigido con que uno de sus interlocutores sea un sujeto procesado por esos gravísimos hechos, Josep Maria Jové, al que incluso se ha llegado a llamar «el arquitecto del 1-O».
Con su habitual forma patética de expresarse, la vicepresidenta Calvo ha iniciado la labor de blanqueamiento de ERC hablando de «otra izquierda histórica». Es curiosa la desmemoria histórica de los socialistas con un partido que ha demostrado su voluntad de destruir el actual orden constitucional; que fue la primera formación que se sirvió del modo de actuar e incluso de la simbología fascista en España; que ya participó en otro golpe de Estado, el de 1934 contra la República; que fue el refugio de militantes de la banda terrorista Terra Lliure y que tuvo hasta hace bien poco un presidente –Heribert Barrera– que era un execrable racista y un xenófobo.
Si tremendo es pactar con ERC, no lo es menos hacerlo con Bildu, también imprescindible para la investidura de Sánchez. Se trata de un partido liderado por un personaje siniestro dos veces condenado por terrorismo; de un partido que aplaudía a los que daban los tiros en la nuca o que incluso ponía las dianas; que formaba parte de la estructura de la banda terrorista ETA; que organiza y llena de gente los homenajes a los asesinos etarras cuando salen de la cárcel.
Es absolutamente inconcebible e injustificable que, mientras demoniza a Vox por cada cosa que dicen o hacen los de Abascal, el PSOE confiera legitimidad democrática a partidos que no sólo tienen un historial terrible, de hecho criminal, sino que han expresado en repetidas ocasiones su voluntad de acabar con España.
Comunistas bolivarianos apoyados por regímenes dictatoriales, golpistas y terroristas: estos son los compañeros de viaje de unos socialistas que, mientras dan lecciones de ética y de memoria histórica, dejan claro que pactarían sin problemas con un partido nazi… siempre que pasase por ser de izquierdas.
Libertad Digital

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El PSOE se sienta con Bildu para negociar su voto imprescindible a los presupuestos de Navarra



PSOE, Bildu, Navarra, ETA, voto, presupuesto, La socialista María Chivite, investida presidenta de Navarra gracias a la abstención de Bildu, se enfrenta ahora al reto de aprobar sus primeros presupuestos autonómicos. Y también para este objetivo el voto de los bildutarras se antoja decisivo. De ahí que este miércoles delegaciones de ambos partidos se vayan a sentar a la misma mesa con el propósito de llegar a un acuerdo.

Para evitar una única foto con Bildu en pleno proceso de negociación para la investidura de Pedro Sánchez, Chivite también ha citado a Navarra Suma. El apoyo de la coalición constitucionalista a las cuentas navarras haría innecesario el de Bildu. Sin embargo, todos los socios del PSOE (Geroa Bai, Podemos y Ezquerra) ya han advertido que el pacto de Gobierno en Navarra tiene una orientación “progresista” y de izquierdas que hace inviable que las cuentas navarras puedan depender del respaldo de la formación de centroderecha.

En un intento por trasladar que los socialistas están abiertos al acuerdo con los constitucionalistas, su portavoz, Ramón Alzórriz, ha explicado con equidistancia que "con Bildu podemos tener diferencias en cuanto a infraestructuras y en ello podemos tener mayor connivencia con Navarra Suma, pero es cierto que en cuestiones fundamentales como los servicios públicos puede haber más connivencia con Bildu".

La realidad es que ninguno de los socios del Gobierno foral que sostienen a Chivite están por la labor de que sea Navarra Suma quien permita a Chivite aprobar sus primeros presupuestos. "Esperamos que el socio prioritario sea Bildu porque sus políticas van por la justicia social, cosa contraria en Navarra Suma, donde se siguen defendiendo privilegios y rozan el racismo", ha dicho Mikel Buil, de Podemos.

Y más taxativa aún ha sido Marisa de Simón, de Ezquerra. "Si el Gobierno se sienta con la derecha a negociar, Ezquerra no estará en esa mesa". Y como sabe que su escaño también es decisivo, ha aconsejado al PSOE que "no gire a la derecha y apueste por una mayoría progresista de izquierdas".

Durante el proceso para la investidura de Chivite, Bildu aceptó negociar su abstención con los socios de los socialistas, nunca de forma directa con el PSN-PSOE. Sin embargo, dejaron muy claro que tras la elección de la presidenta socialista, exigirían un reconocimiento de su influencia en el Gobierno foral que se pudiera visualizar por la opinión pública navarra.

Los presupuestos de la Comunidad Foral eran la primera ocasión que se presentaba y la foto se convertirá, esta vez sí, en una realidad: los socialistas con los bildutarras negociando en la misma mesa.

viernes, 21 de junio de 2019

EL PRÓLOGO NAVARRO

EL PRÓLOGO NAVARRO
La gran ceremonia de la teatralidad cínica y de la pantomima hipócrita se ha consumado sin necesidad de esperar a los desenlaces finales. Tal y como era de esperar, el socialismo sanchista se ha comportado como se esperaba de él. El laboratorio ha dado lo que cualquier prescriptor con dos dedos de frente podía haber anunciado unas semanas atrás: Sánchez revive a Frankenstein.
Y lo revive porque, indudablemente, es lo que le gusta, es lo que le pone, es el terreno en el que se mueve de manera más suelta. Sánchez ha escrito en Navarra un prólogo peligroso: permitir que sus siglas se entremezclen con el nacionalismo más reaccionario de España y que el invitado imprescindible sea el aplaudidor de terroristas y organizador de homenajes a asesinos que de forma más cruel ha envilecido la política española durante estos últimos años.
La misma María Chivite que ha dedicado una legislatura a denostar las políticas expansivas vascas sobre Navarra, es la que ha propiciado que la presidencia de la cámara recaiga en un individuo que ha hecho su discurso de investidura exclusivamente en vascuence, consiguiendo que el ochenta y cinco por ciento de los navarros no entienda una palabra de lo que decía.
La misma María Chivite que tanto ha combatido las bravatas de los bilduetarras (tal vez solo fuera con la boca pequeña) es la que ha permitido que Bildu tenga un lugar en la mesa parlamentaria. Evidentemente, de no haber querido Sánchez que ello fuera así, tal cosa no habría ocurrido. Pero Mister Fraude acaricia otros planes y esos pasan por ese entendimiento en la Comunidad Foral.
Pedro Sánchez quiere gobernar con quienes le auparon a la Presidencia de Gobierno mediante la moción de censura. No valen excusas. Quiere ser socio de Podemos, aunque no les otorgue ministerio alguno, y quiere ser socio de ERC y de Bildu. Y, por supuesto, de la derecha reaccionaria del PNV, ese espejismo que algunos cretinos de izquierda siguen creyendo que es progresista.
La izquierda española de hogaño vive en una suerte de burbuja en la que ha impuesto unas reglas del todo curiosas: cualquiera es reo de entenderse con Vox, pero ellos no son objetables por entenderse con quienes apoyan a los asesinos de Hipercor. Si Sánchez hubiera querido crear otra alternativa de gobierno, lo habría intentado. Pero no lo ha hecho.
El Rey le confió la investidura y el tipo entendió que los demás se la tenían que brindar como por ensalmo. Sánchez podía haberle ofrecido a PP y Cs un pacto indeterminado de gobierno o de investidura, tal y como hizo Rajoy en su día: esto te ofrezco y esto te pido, pactamos políticas y líneas rojas y me apoyáis en la investidura mediante vuestra abstención, olvidando, si es necesario, toda la fraseología del «no es no» con la que me hice célebre.
Pero no lo ha hecho. Ha esperado a que no se diera la adhesión espontánea por su cara bonita y, después, se ha puesto a negociar con la escoria que le gusta: la extrema izquierda y los independentistas y proterroristas. De consumarse ello, el candidato deberá echar muy bien las cuentas ya que los socios que busca y que encuentra son más inestables que cualquier gas inflamable.
Sánchez podrá superar el listón de la investidura, pero después tendrá que gobernar y con esa purria de compañía tendrá dificultad diaria con Bruselas o con el resto de la sociedad. Y España quedará lastrada por un Gobierno tan incompetente como inoperante.
Los peores presagios se cumplen y aquellos que demostraron tendencia contumaz al aventurerismo político van a obtener el botín esperado. Esa calamidad llamada Sánchez será presidente de nuevo y a todos nos quedará sólo la opción de resignarnos o de lamentar el tiempo que nos ha tocado vivir. Es lo que hay.
Carlos Herrera ( ABC )