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viernes, 10 de diciembre de 2021

España 1933: cuando la ultraizquierda descarriló tres trenes tras una victoria electoral derechista

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Anteayer fue el aniversario de unos hechos muy graves ocurridos el sábado 9 de diciembre de 1933: tres atentados terroristas contra trenes de viajeros en España, que acabaron en tragedia.

Cuatro documentos que muestran la retórica golpista del PSOE en la Segunda República
La izquierda ensalza en Oviedo el sangriento golpe de Estado de 1934 contra la República

Las primeras elecciones con voto femenino dieron la victoria a la derecha

El 19 de noviembre de 1933 se celebraron en España las primeras elecciones generales en las que pudieron votar las mujeres. Tal vez en previsión de que el voto femenino inclinase la balanza electoral hacia la derecha, en julio de ese año las Cortes republicanas -dominadas por el PSOE y otros partidos de izquierda- habían aprobado una reforma electoral que beneficiaba claramente a los partidos más votados. Sin embargo, un mes antes de las elecciones se formó una coalición, la Unión de Derechas y Agrarios, impulsada por el principal partido de la derecha, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), y que agrupaba al Partido Agrario, a los monárquicos de Renovación Española, los carlistas de la Comunión Tradicionalistas y otros partidos más pequeños. Esta coalición de derechas venció en las urnas con el 40,57% de los votos y 197 de los 473 escaños de las Cortes. Los radicales de Lerroux, que habían formado una coalición centrista, quedaron los segundos con 138 escaños. La izquierda, que acudió dividida a las elecciones y afrontando una llamada de los anarquistas de la CNT a la abstención (en protesta por la masacre de Casas Viejas ordenada por el gobierno de Manuel Azaña en enero de ese año), sumó 100 escaños, 59 de ellos para el PSOE, que perdió así casi la mitad de los escaños obtenidos en 1931.

El mal perder de la izquierda: el PSOE amenazó con “una guerra civil”

El resultado electoral fue un mazazo para la izquierda, que había asumido la idea de que sólo ella tenía legitimidad para gobernar en la Segunda República. De hecho, el nuevo régimen había sido configurado de una forma sectaria, lesionando derechos y libertades para imponer los dictados de la izquierda. Ese sectarismo, de hecho, se volvió contra sus autores, pues las herramientas autoritarias con las que se había dotado la izquierda para gobernar -especialmente la Ley de Defensa de la República de 1931, que instauraba una amplia censura gubernativa- ahora podían quedar en manos de la derecha. La izquierda, que ya venía promoviendo una retórica totalitaria (empezando por socialistas y comunistas, que proponían abiertamente una “dictadura del proletariado”) empezó a lanzar amenazas contra los ganadores de los comicios. Unos días antes de las elecciones, previendo ya una victoria a la derecha, el presidente del PSOE, Francisco Largo pronunció un incendiario discurso en un mitin socialista celebrado en Don Benito (Badajoz), y que fue publicado por el periódico oficial del partidoVamos legalmente hacia la evolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente. Esto, dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil. Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil”.

El tren correo expreso 204 de Bilbao a Zaragoza, descarrilado en Zuera (Zaragoza) a las tres de la madrugada del 9 de diciembre de 1933, a causa de un sabotaje anarquista (Foto: diario Ahora)

Azaña propuso a Martínez Barrio un golpe de Estado encubierto

Las presiones hicieron mella en el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, que encargó a Lerroux la formación de un gobierno a pesar de no ser el vencedor. Para que nos hagamos una idea de las presiones recibidas, Alcalá Zamora reconoció en sus memorias que el ministro de Justicia, el socialista Juan Botella Asensi, “propuso la firma de un decreto anulando las elecciones hechas”, a pesar de que los comicios habían sido legales. A su vez, el ministro de Industria y Comercio, el radical socialista Félix Gordón Ordás, le propuso disolver las Cortes recién elegidas. Diego Martínez Barrio, entonces presidente en funciones, señaló en sus memorias que dos días después de las elecciones recibió una visita del expresidente Manuel Azaña (de Acción Republicana), acompañado del exministro de Agricultura Marcelino Domingo (Radical Socialista) y del exministro de Gobernación Santiago Casares Quiroga (Partido Republicano Gallego), para pedirle que impidiese reunirse a las nuevas Cortes y formase un gobierno republicano de izquierdas que convocase unas nuevas elecciones. Habría sido un golpe de Estado encubierto.

Un golpe de Estado anarquista que se tradujo en una ola de terrorismo

El 8 de diciembre de 1933 se inauguró la nueva legislatura en las Cortes. Esa misma noche, a las doce, los anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) declararon una “huelga revolucionaria”, un golpe de Estado en toda regla para imponer el comunismo libertario contra el resultado de las elecciones. Grupos anarquistas desataron una ola de violencia y terrorismo por toda España, con atentados con bombas, quemas de iglesias, incendios de fábricas, intentos de asalto a cuarteles de la Guardia Civil, ataques a infraestructuras y líneas telegráficas y telefónicas, etc. Los socialistas del PSOE y de la UGT se quedaron indecisos: no querían desautorizar a los anarquistas para no crear división entre las fuerzas obreras, pero tampoco eran favorables a sumarse al golpe, al menos hasta comprobar si tenía éxito o no. Según señalaba Abc el 12 de diciembre de 1933, el día anterior las ejecutivas del PSOE y de la UGT estuvieron reunidas hasta la madrugada para decidir su postura ante el golpe anarquista. Finalmente emitieron un comunicado ambiguo, diciendo que no tenían participación en ese movimiento, pero sin condenarlo y culpando al gobierno “por su menosprecio de las reivindicaciones sociales”. ¿Se referían a las reivindicaciones de ciertos grupos de desconocer el resultado de las elecciones?

Más imágenes del descarrilamiento del tren correo expreso 204 en Zuera (Zaragoza). El atentado anarquista provocó once heridos, uno de ellos de gravedad (Fotos: diario Abc)

A las once de la noche del día 8 ya habían estallado en La Coruña cuatro bombas en otros tantos transformadores eléctricos en la Plaza de Orense, la Plaza de Pontevedra, el puerto y la Avenida de la Marina, dejando la ciudad a oscuras. Los golpistas cortaron todas las comunicaciones telefónicas y el tendido eléctrico en diversas localidades. En Logroño se enfrentaron a tiros con las fuerzas de seguridad, matando a un guardia civil, y en Zaragoza incendiaron el convento de las Capuchinas, y cuando los bomberos llegaron a apagar las llamas, los anarquistas les encañonaron con una pistola e incendiaron el camión de bomberos. En la capital aragonesa los golpistas también hirieron de un tiro a un anciano de 78 años que quiso quitar una bomba que los anarquistas habían colocado en la entrada de una iglesia. Un confitero, vecino de la calle zaragozana de Manuela Sancho, resultó muerto de un disparo cuando simplemente se asomó al balcón a ver lo que ocurría. Ese día hubo en Zaragoza tres muertos a causa del golpe, además de bastantes heridos, entre ellos varios agentes de la Guardia de Asalto que quisieron hacer frente a los golpistas. En Calatayud los golpistas incendiaron la Iglesia de la Virgen de la Peña. Estaba en ciernes una nueva guerra civil.

Los atentados anarquistas contra trenes en Briones, Zuera y La Coruña

Esa misma noche, los golpistas se lanzaron a intentar a provocar descarrilamientos de trenes. Según informaba el diario Ahora del domingo día 10en Briones (La Rioja) el tren expreso 831 fue víctima de un sabotaje, descarrilando su locomotora y nueve vagones sin que se produjesen muertos. En Calatayud (Zaragoza) los golpistas volaron dos puentes ferroviarios, que obligaron a detenerse al expreso correo de Madrid a Barcelona. En Zuera (Zaragoza), cerca de la estación, los golpistas levantaron una vía de la línea férrea y cortaron los hilos telegráficos. A causa del sabotaje, a las tres de la madrugada descarrilaron la locomotora y cinco vagones del tren correo expreso 204 de Bilbao a Zaragoza, produciéndose once heridos, uno de ellos de gravedad. Los ataques a los trenes siguieron en los días siguientes. Por ejemplo, Abc dio noticia de un tiroteo a un tren cerca de la ciudad de La Coruña. El convoy se dirigía a Caspe cuando empezó a recibir disparos, resultando heridos el maquinista y el fogonero.

El expreso 702 Barcelona-Sevilla tras su descarrilamiento en el barranco del Puig (Valencia) en la noche del 9 al 10 de diciembre de 1933, a causa de un atentado anarquista (Foto: diario Ahora)

El atentado contra el expreso “El Sevillano”: 23 muertos

No obstante, el hecho más grave de todos se produjo en esa noche del 9 al 10 de diciembre de 1933. Los anarquistas hicieron estallar varias bombas muy potentes en un puente ferroviario situado sobre el barranco del Puig, entre las estaciones de Puzol y Puig (Valencia), en la línea Valencia-Tarragona, y levantaron las vías situadas antes del puente. En torno a las once de la noche llegó el expreso 702 Barcelona-Sevilla, apodado “El Sevillano” y muy conocido por ser el medio con el que viajaban muchos de los andaluces que emigraron a Cataluña. A causa del atentado, descarrilaron la locomotora y cinco vagones. Entre las unidades más afectadas por el desastre había dos coches de tercera clase, que transportaban a los viajeros menos pudientes, que fueron los más perjudicados por el atentado.

Otra imagen del descarrilamiento del expreso 702 Barcelona-Sevilla en el barranco del Puig (Valencia). El atentado anarquista provocó 23 muertos y 38 heridos y mutilados (Foto: diario Ahora)

Las escenas provocadas por el atentado fueron dantescas. Uno de los coches de primera clase quedó literalmente incrustado en uno de los coches de tercera. En su número del 12 de diciembre, el diario Ahora relataba el rescate de un mozo de tren, Vicente Planells, que resultó con las dos piernas totalmente fracturadas. Cuando sus compañeros le trasladaron a un vagón de primera clase, gritaba: “¡Mis hijos! ¡Mis seis hijos! ¡Los hijos que tengo y me he quedado sin pan para ellos!” El diario también relataba como en uno de los coches de tercera “se ha descubierto una pierna de mujer”. Ese mismo día Abc daba más detalles del horror, señalando que un chico “resultó con las piernas cortadas”. El acto terrorista provocó 23 muertos y 38 heridos y mutilados.

Un golpe de Estado con más de un centenar de muertos

El golpe de Estado obligó finalmente al gobierno en funciones a declarar el Estado de Guerra y movilizar al Ejército el 14 de diciembre, cuando los golpistas ya llevaban varios días cometiendo toda clase de atrocidades. A causa de la conmoción que provocó en la opinión pública la ola de terrorismo anarquista, el PSOE acabó condenando la intentona golpista de la CNT (en octubre de 1934 sería el propio PSOE el que se lanzase a dar un golpe, tras la entrada de varios ministros de la CEDA en el gobierno). El golpe anarquista se saldó con más de un centenar de muertos entre los golpistas, las fuerzas del orden y la población civil, además de multitud de heridos. Finalmente, a los golpistas se les incautaron 1.000 armas cortas, 825 fusiles, más de 2.600 bombas y más de 21.000 cartuchos de munición, siendo detenidos los cabecillas de la rebelión, entre ellos el líder anarquista Buenaventura Durruti. Curiosamente, pocos se acuerdan hoy tanto de aquel golpe como del grave atentado que provocó una tragedia en el barranco del Puig. Espero que esta entrada sirva para rendir homenaje a las víctimas de aquella salvajada.

Bibliografía:

(Foto principal: diario Ahora. El tren expreso 831, descarrilado en Briones (La Rioja) a causa de un atentado anarquista el 9 de diciembre de 1933)

sábado, 26 de octubre de 2019

(El saqueo del banco de España) El “Decreto de Negrin”


El “Decreto”. Por Honorio Feito

Escrito por Honorio Feito  
La misma sagacidad que Pedro Sánchez, y su cuadrilla al frente de los ministerios de lo que se viene llamando Gobierno de España, aplica en gestionar la exhumación del cadáver de Francisco Franco, Caudillo de España, ex jefe del Estado durante casi cuatro décadas, debería haberla mostrado, por ejemplo, para reunir a Las Cortes en un pleno extraordinario y dar cuenta de la gestión de los fondos expoliados del Banco de España que su partido, y sus camaradas y colegas de la Segunda República, con el doctor Juan Negrín a la cabeza, y con el visto bueno del ácido Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, que firmó el decreto del 13 de septiembre de 1936, efectuaron al comienzo de la guerra civil. Negrín, ministro de Hacienda del gobierno de Largo Caballero, tuvo muy claro desde el comienzo de la guerra civil del fabuloso tesoro que guardaban las cámaras acorazadas del Banco de España, y la importancia que tenía el control y el manejo de aquellos fondos, valorados en 15 mil millones de euros actuales.
El decreto, que nació con la condición de “reservado”, contaba con dos artículos, el primero de los cuales, facultaba al ministro de Hacienda, Juan Negrín, a disponer a su antojo de aquel tesoro: Para que en el momento que lo considere ordene el transporte, con las mayores garantías, al lugar que estime de más seguridad, de las existencias que en oro, plata y billetes hubiera en aquel momento en el establecimiento central del Banco de España”. A tenor de cómo se desarrollaron los hechos, está claro que Negrín, salvo alguna distracción, que la hubo, tenía como lugar preferido con las mayores garantías de seguridad la capital de la Unión Soviética, Moscú. Y parece claro, porque no creo que sea una coincidencia, que la llegada a España del camarada Orlov tenía como objetivo verificar que aquellas diez mil cajas salían de su lugar de origen, el Banco de España en Madrid, con destino al puerto de Odesa, donde posteriormente serían trasladadas a Moscú. Porque Orlov apenas pisar suelo español viajó a Madrid e inmediatamente a Cartagena, donde se ocupó de controlar el embarque de las diez mil cajas que contenían el tesoro. Digo que hubo distracciones porque no parece que cuadren las cifras: de las diez mil cajas, siete mil ochocientas llegaron a Rusia, dos mil fueron con destino a París y otras doscientas “se perdieron”, según cuentan historiadores que han estudiado esta etapa.
El segundo artículo del decreto decía textualmente: El Gobierno dará cuenta en su día a las Cortes de este decreto. Los españoles llevan esperando ochenta y dos años a que algún miembro del Partido Socialista explique, en un pleno extraordinario, dónde fue a parar ese tesoro y qué tipo de gastos justifica la tremenda inversión, porque el Banco de España contenía el cuarto tesoro más importante del mundo. Y no deja de resultar curioso cómo, poco después del expolio, los capitostes soviéticos anunciaban el aumento de reservas de Moscú, aunque atribuían ese incremento a las excelencias del régimen marxista.
Pero hay más. A finales de 1938, el embajador español en París, el socialista Marcelino Pascua, intensificó sus contactos con las autoridades francesas por orden de Juan Negrín, ya entonces presidente del Gobierno de la Segunda República, para lograr que un convoy de varios camiones que salió cargado desde Madrid, con destino a Francia, gozara del tratamiento de valija diplomática a su paso por el puesto fronterizo de Le Perthus, lo que consiguió. Los camiones fueron cargados con documentos procedentes de archivos personales de mandatarios del régimen republicano, archivos personales y el tesoro procedente de la Caja General de Reparaciones, lo que pronto sería conocido como el tesoro del Vita. La Caja de Reparaciones fue un organismo creado el 23 de septiembre de 1936, poco después de comenzar la guerra civil, por el propio Juan Negrín, con el propósito de recoger bienes expropiados para contrarrestar los gastos que la guerra ocasionaba en el bando republicano. Expolios, requisas, incautaciones de bienes inmuebles, dedicados a atender las necesidades del ejército republicano en este caso, muebles, obras de arte, joyas, dinero efectivo y divisas… todo bajo el control de un miembro del sindicato socialista UGT, Amaro Del Rosal, que, ya en el exilio, alzó la voz contra su jefe y criticó las órdenes recibidas. Según los propios cálculos de Del Rosal, el valor del cargamento rondaba los 4800 millones de dólares actuales; Negrín habló de 650 millones de dólares actuales, y el periodista e historiador Juan Ernesto Pflüger calcula que la equivalencia sería semejante a una anualidad de los presupuestos del Estado del año 1934 ¡casi nada!
Sería aconsejable que Pedro Sánchez, entre vuelo y vuelo al parecer a precio de chárter con que distrae su mandato, y entre decreto y decreto con que trata de paliar la falta de diputados de su grupo parlamentario, justificara a las españolas y a los españoles lo ocurrido con tanto dinero, tanto tesoro, tanta joya. Del cargamento del Vita, por ejemplo, sabemos que las cajas terminaron en Méjico, con la intervención del entonces presidente Lázaro Cárdenas y la manipulación del experto (en manipulaciones) don Inda (Indalecio Prieto), que le ganó la mano al propio Negrín, aunque las cuentas auditadas por la propia República en el exilio nunca aclararon mucho, ya que los auditores (el que fuera subsecretario de Hacienda, Gabriel Bonilla; el miembro del Cuerpo de Intendencia de la Armada, Virgilio Botella, y el magistrado del Tribunal Supremo, Iglesias Portal), denunciaron que no se disponía de un inventario previo ni de un libro mayor, y no había contrapartidas contables, sino asientos sobre donaciones y ayudas sin más.

domingo, 25 de noviembre de 2018

El oro de Moscú y México que los socialistas no quieren recordar

Ángel A. ViCo 
Parece haber llegado la hora de que las momias se levanten de sus tumbas. Lo exige la izquierda y aun así, Franco no puede ser el único en resucitar del valle de los muertos. El socialismo de Zapatero que se encargó de imponer la Ley de la Memoria Histórica a los 68 años de acaba de la Guerra Civil española no tuvo en cuenta que recuperar implica también recordar algunas de las más significativas hazañas que el socialismo cometió durante y después de la Guerra Civil española. Hechos que por su inconveniencia política han permanecido ocultos durante los últimos cuarenta años de democracia.
Seguir leyendo El 13 de Septiembre de 1936 Madrid se despertaba con las noticias del intenso bombardeo republicano al Alcázar de Toledo en donde resistía el general Moscardó. Oviedo estaba siendo bombardeada y la artillería cañoneaba Teruel. España llevaba escasos dos meses de “levantamiento militar” mientras el gobierno de la República infravaloraba públicamente el avance de los “nacionales” exigiendo a los ciudadanos resistir hasta la muerte el empuje de los facciosos. Presidia el gobierno, el socialista Largo Caballeroquien nombró como ministro de Hacienda al socialista Juan Negrín y como ministro de Marina y Aire al socialista Indalecio Prieto, aquel cuyos guardaespaldas asesinaron el 13 de Julio de 1936 al diputado de la derecha Calvo Sotelo precipitando la Guerra Civil.
Azaña que presidía la República firmó aquella mañana un decreto reservado del que nunca tuvo conocimiento las Cortes por el cual se autorizaba al ministro de Hacienda Juan Negrín a extraer de las bóvedas del Banco de España todo el oro, la plata y los billetes allí acumulados y transportarlo al “lugar que estime de más seguridad” (1). ¿Cuál fue el verdadero motivo de aquel saqueo? ¿Salvaguardar las reservas de oro, pago a la generosa y desinteresada contribución rusa en la incipiente guerra española cuando aún no había entregado cargamento alguno de armas? ¿O quizás previsión ante la más que probable sospecha de que la República perdería la guerra y había que garantizarse el futuro? Aquel Decreto reservado que jamás conocieron las Cortes garantizaba el expolio.
En la madrugada del 14 de septiembre un grupo de carabineros socialistas y anarquistas acompañados de 50 metalúrgicos y cerrajeros accedió al Banco por la puerta de la calle de Alcalá. Durante días se cargaron en secreto siete mil ochocientas cajas de oro de 75 kg. de peso cada una conteniendo monedas de alto valor numismático y lingotes que fueron trasladadas por tren a Cartagena y custodiadas por la Brigada Motorizada del PSOE.
Del recuento inicial de 7.900 cajas de oro, el 25 de Octubre se embarcan en los buques Kine, Neve y Volgoles con destino al puerto ruso de Odessa 7.800 cajas que certifica Méndez Aspe, director General del Tesoro. Un error, o deliberadamente desaparecen 100 cajas con 7,000 kg. aproximados de oro de 24 Quilates. Nunca se sabrá porque el cargamento no se inventarió. Había prisa por sacarlo de España. Por aquel entonces las reservas de oro españolas eran la cuartas más grandes del mundo.
De aquel tesoro regalado a Stalin nunca hubo ni tan siquiera un recibo que justificase la entrega y Negrín durante su dorado exilio se negó a rendir cuentas.
Acompañaron al cargamento de 585.000 kilos cuatro funcionarios (claveros del Banco de España). Arturo Candela, Abelardo Padín, José González y José María Velasco que fueron retenidos por Stalin hasta octubre de 1938 y sólo entonces se les permitió salir para lugares dispersos del extranjero: Estocolmo, Buenos Aires, Washington y México. El embajador español en Moscú, Marcelino Pascua, fue trasladado a París y los funcionarios rusos que participaron en el saqueo del oro de España tuvieron aún peor suerte; la mayoría fueron fusilados. Es evidente que había interés por ambas partes a la hora de silenciar un expolio injustificable; considerado aún hoy como el mayor atraco perpetrado al Estado.
Más allá de aquellas 7.800 cajas de oro enviadas a Rusia, los saqueos e incautaciones de oro, plata, divisas de particulares, Montepíos é instituciones religiosas se institucionalizaron a partir del decreto firmado el 6 de Octubre de 1936 por el presidente Azaña. En él se decretaba que el oro de particulares y corporaciones debía ser entregado al Estado (2).
A partir de entonces comenzaría el mayor de los expolios culturales que ha sufrido España en guerra alguna. Palacios, Instituciones, Catedrales como la de Toledo vieron desaparecer para siempre algunos de sus tesoros más preciados. Custodias, mantos como el de las ochenta mil perlas de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo, piezas de gran valor del Museo Arqueológico, cuadros de gran valor de colecciones particulares, fueron incautados con el fin de proteger los bienes culturales ante el avance de los “nacionales” quedando al amparo de la Caja General de Reparaciones.
La realidad terminó siendo bien distinta. Los republicanos convencidos de la derrota que intuyeron a los dos meses de iniciar la guerra amasaron una descomunal fortuna fuera de España con la que garantizarían el futuro. Y todo mientras la población sufría una cruenta e innecesaria Guerra Civil prolongada artificialmente por el bando republicano que provocó el mayor éxodo de nuestra historia.
En febrero de 1939 -faltaban dos meses para el fin de la guerra- el que había sido el yate Giralda del rey Alfonso XIII, adquirido secretamente por Negrín en Reino Unido partía del puerto de El Havre (Francia) con destino al puerto de Veracruz ( México). Rebautizado como Vita fue cargado con un inmenso tesoro en oro, piedras preciosas, piezas religiosas; entre ellas uno de los clavos de Cristo, y cuadros de grandes pintores españoles e italianos que a su llegada a México fue hábilmente incautado por Indalecio Prieto -por entonces ya enemistado con el presidente Negrín-. Un tesoro robado a particulares e instituciones que jamás fue devuelto a España.
Prieto, en una audaz maniobra política , digna de un Golpe de Estado, se erige en el único representante oficial del gobierno republicano en el exilio y gracias a su amistad con el presidente mexicano Lázaro Cárdenas, logra hacerse con el cargamento del Vita. En la vivienda anexa que Prieto tiene en la Ciudad de México en la calle de Nuevo León, en el número 64 de la Avenida Michoacán, hoy un restaurante de moda en la Colonia Condesa, ocultaron el preciado cargamento e instalaron un taller en donde desmontaron las piezas con el ánimo de fundirlas. Un primer lote da cuenta de 1.488 kilos de oro de 24K vendido al Banco de México. Parte de la plata se vendió a los EE.UU. y los objetos artísticos, joyas y cuadros a particulares. La leyenda dice que parte de los cuadros robados formaron la colección de algún que otro expresidente mexicano. Prieto jamás dio cuenta alguna sobre el destino final de aquel expolio hasta que en 1941 comenzaron a aparecer piezas de aquel tesoro en el fondo de la laguna del volcán del Nevado de Toluca (Estado de México). Se trataba de relicarios, cajas de seguridad en la que aún hoy puede leerse, Montepío de Madrid, restos de cajas de relojes pertenecientes al tesoro del Vita cuyo valor no pareció interesar en su momento a quienes decidieron hundirlo en las frías aguas de la laguna.
Hoy, algunas de estas piezas, testigos del expolio socialista republicano, pueden verse en el Museo Subacuático de Playa del Carmen(México). Son el recuerdo del asalto en nombre de la República que protagonizaron unos valientes a quienes la Ley de la Memoria Histórica no quiere recordar.
Tesoro cargado en el Vita. Bultos:
1 al 10.   Objetos  entregados  por  la  Caja de Reparaciones.
11.    Depósitos Banco de España de gran valor.
12.    Monte de Piedad de Madrid. Gran valor.
13.    Monte de Piedad y Depósito Banco de España.
14.    Monte de Piedad y Depósito Banco de España, de gran valor.
15.    Depósitos Banco de España.
16.    Depósitos y una custodia de gran valor.
17.    Depósitos Banco de España.
18.    Depósitos Banco de España y una cus­todia Caja de Reparaciones.
19.    Depósitos Banco de España y especial de Caja de Reparaciones.
20.    Depósitos Banco de España y una cus­todia de Caja de Reparaciones.
21.    Depósitos Banco de España y dos cus­todias Caja de Reparaciones.
22.    Depósitos Banco de España y una cus­todia Caja de Reparaciones.
23.    Depósitos Banco de España.
24.    Depósitos Banco de España y una cus­todia de la Caja de Reparaciones.
25.    Objetos religiosos Caja de Reparacio­nes de excepcional interés.
26.    Depósitos Alicante.
27.    Depósitos Banco de España.
28.    Depósitos Banco de España y objetos religiosos Caja de Reparaciones.
29.    Depósitos Banco de España y dos cus­todias Caja de Reparaciones.
30.   Depósitos Banco de España y Castellón.
31.    Depósitos Banco de España.
32.    Depósitos Banco de España y entregas al Ministerio de Hacienda, de gran valor.
33.    Depósitos Banco de España y entregas al Ministerio de Hacienda.
34.    Depósitos Banco de España.
35.    Depósitos Banco de España y entregas Ministerio de Hacienda.
36.    Depósito.
37.    Objetos varios.
38.    Cajón entrega Generalitat de Cataluña oro amonedado.