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viernes, 5 de noviembre de 2021

Andalucía maltratada

El Gobierno deja fuera a la región de las ayudas europeas para combatir el paro juvenil

 El PSOE ha gobernado Andalucía treinta y siete años. Ni se logró la convergencia con las regiones más ricas de España, tampoco se alcanzó la media nacional. Después de esas casi cuatro décadas Andalucía que, según pregonaba quien fuera su presidente, José Rodríguez de la Borbolla, iba a ser la California del Sur, resulta que en 2018 seis de las ocho provincias andaluzas se encontraban entre las diez más pobres de España. Las tasas de paro en Andalucía no sólo son las más elevadas de España, sino que su paro es de los más altos de las regiones europeas, incluyendo el paro juvenil.

En estas circunstancias el gobierno que preside Pedro Sánchez ha recibido de la Unión Europea la cantidad de nueve millones de euros para combatir ese paro juvenil, acrecentado por los efectos negativos que ha tenido la pandemia. La ministra de Trabajo y Economía Social, y vicepresidenta segunda del gobierno, la podemita Yolanda Díaz, ha decidido dejar a Andalucía fuera del reparto de esos nueve millones. Irán destinados a Extremadura, Comunidad Valenciana, Navarra y País Vasco. En todas esas comunidades gobierna el PSOE en solitario, como socio mayoritario de gobierno o actúan como apoyo parlamentario al gobierno regional. En esos gobiernos participan siglas como Compromís en el caso valenciano o Bildu de Navarra donde se sienten cómodos. Llama la atención el hecho de que en ese reparto no hay ninguna comunidad gobernada por el Partido Popular. No está, como dicho queda, Andalucía, ni Castilla y León, tampoco Galicia, ni Murcia. También resulta llamativo que dos de esas comunidades, País Vasco y Navarra, sean de las que menos paro tienen, pero Diaz destina casi la mitad del dinero llegado de Europa.

A los podemitas andaluces todo lo que se les ha ocurrido decir para justificar lo injustificable -dejar fuera de las ayudas al empleo juvenil a la comunidad que por población y niveles de desempleo más lo necesita- y, aunque parezca increíble, que ese dinero se ha repartido equitativamente y utilizando el criterio de justicia social. Sólo con grandes dosis de desvergüenza política se pueden hacer, ante la situación que nos ocupa, declaraciones como esa, además de tomarnos por imbéciles. En el PSOE, como no saben como explicar un maltrato tan evidente a Andalucía, se salen por la tangente y señalan que el gobierno de Sánchez ha enviado grandes cantidades de dinero (sic) a Andalucía, aunque la ministra Montero se niega a devolver lo cobrado indebidamente por el Estado y corresponde a Andalucía. Pero esto de mentir en política se convertido en una forma de actuación muy común y un ejemplo relevante lo tenemos en Sánchez, capaz de defender en horas veinticuatro una cosa y la contraria

El maltratado a Andalucía, también a otras comunidades autónomas, es tan flagrante que tiene difícil calificación, salvo que tratándose de una ministra de Podemos actúe del modo como los podemitas aconsejaron fórmulas de gobernar no haciendo frente a las necesidades sociales, sino a sus conveniencias ideológicasEste caso es tan palmario que resulta de libro.

José Calvo Poyato Web Oficial.

domingo, 8 de agosto de 2021

La herencia envenenada del PSOE en la Junta de Andalucía

 Hoteles en ruinas, cortijos y una fundación olímpica.


Las auditorías sacan a la luz parques tecnológicos sin empresas y villas turísticas cerradas hace una década y en pérdidas.

El Parque Empresarial Sanlúcar La Mayor S.A. (Soland) iba a ser «una referencia tecnológica y de innovación» en España, el icono de un nuevo modelo productivo orientado a la energía solar. Con semejante carta de presentación, el Gobierno de José Antonio Griñán en Andalucía y el ayuntamiento de esta localidad sevillana anunció una inversión de 16 millones para ponerlo en marcha a partir de 2010. Pero, como otras muchas infraestructuras y proyectos, las buenas intenciones se quedaron en un espejismo.

Once años después, los 156.750 metros cuadrados reservados para este polígono puntero son un secarral donde no se afinca ninguna empresa. No se ha logrado vender ni una sola de las parcelas asfaltadas que languidecen entre jaramagos. En los

 últimos dos años no registra ninguna actividad. Soland encarna una de las inversiones espectrales que dejaron los 37 años que el PSOE gobernó la comunidad más poblada del país (8,4 millones de habitantes). Pero hay muchos más ejemplos de infraestructuras ruinosas y costosas de mantener repartidas por la geografía andaluza.

Las auditorías contratadas por el Ejecutivo de Juanma Moreno para analizar 54 entes públicos instrumentales de la Junta de Andalucía, han sacado a la luz cuatro villas turísticas y cinco albergues juveniles fantasmas, obsoletos y clausurados desde hace tres lustros; casi 5.000 fincas agrícolas sin uso, algunas de ellas con almacenes y cortijos; una bodega en Montilla con sus barricas de vino que se utilizó «de manera puntual y aislada en el pasado», y hasta una fundación olímpica que los informes fiscalizadores recomiendan liquidar e integrar a su único trabajador en la Consejería de Educación y Deporte. El objetivo de esta radiografía era averiguar si hay que liquidar, mantener o fusionar la maraña de agencias, empresas y fundaciones que ha heredado el nuevo Gobierno del PP y Ciudadanos tras las elecciones del 2 de diciembre de 2018.

La radiografía muestra cómo el socialismo construyó un enorme aparato político y administrativo en torno a la Junta de Andalucía, convertida en la mayor empresa de la región. Exprimiendo al máximo el presupuesto público y el dinero que llegaba a espuertas desde Europa, el Gobierno autonómico actuó como gestor hotelero, terrateniente de fincas agrícolas e incluso hizo sus pinitos como viticultor.

El ‘Silicon Valley’ renovable

La ruta por el despilfarro de la etapa socialista comienza a las puertas del Parque Nacional de Doñana. En un terreno próximo a las centrales eléctricas de termosolar de Abengoa, a las afueras de Sanlúcar la Mayor, el 20 de enero de 2012 el entonces consejero de Economía, Antonio Ávila, clavó la pala con su pie simulando a un obrero en el acto simbólico de la primera piedra del futuro ‘Silicon Valley’ de las energías renovables. Sobre los planos se dibujaba un parque puntero de 30 hectáreas, ampliables hasta 200, donde iban a desembarcar más de cien empresas que crearían 2.500 empleos.

La Junta firmó un acuerdo con Abengoa para la puesta en marcha de un centro de I+D con un laboratorio de caracterización de materiales, células fotovoltaicas y nanotecnología. El Gobierno andaluz aportó 3,4 millones de euros a través de incentivos de distinta clase. Otra parte de la financiación provenía del Gobierno español y la multinacional sevillana, en concurso de acreedores desde febrero e intervenida por un juez.

El parque de las energías renovables de Sanlúcar la Mayor, donde se gastaron 3,4 millones, es un secarral con una «ocupación del 0%»

Una mole de hormigón gris, el edificio arrendado a Abengoa, se yergue en medio de un paisaje desolador, como testigo mudo de lo que pudo ser y no fue. Soland tiene «una ocupación de 0%», destacan los auditores que han estudiado la sociedad pública. Sin ingresos ni actividad, el parque se ha depreciado en 3 millones de euros y mantenerlo costó 291.585 euros en 2019.

Aún más profundo es el agujero que ha dejado el Parque Científico y Tecnológico de Rabanales 21 en Córdoba en las cuentas de la sociedad pública Soprea. La entidad de la Junta enterró 4,71 millones de euros en un complejo igual de fantasmal y en quiebra.

Santana, un pozo sin fondo

La fábrica de Santana Motor constituyó otro pozo sin fondo para el dinero público. En 1995 la Junta compró a Suzuki la factoría de Linares, en Jaén, por una peseta. Fue un regalo envenenado porque el Gobierno de Manuel Chaves se gastó 99 millones de euros en levantar la suspensión de pagos que pesaba sobre ella tras la marcha de los japoneses. Fracasados todos los intentos por hallar a otro socio capitalista que la reflotara, después de invertir 600 millones de euros, a Santana se le acabó la gasolina. En febrero de 2011 el Ejecutivo socialista echó el candado y desde 2020 ya no figura en la cartera de empresas participadas por la Junta.


Un secarral es hoy el Parque Empresarial de Sanlúcar la Mayor




Un secarral es hoy el Parque Empresarial de Sanlúcar la Mayor - JUAN JOSE UBEDA

La Red de Villas Turísticas S.A. es la siguiente estación en este recorrido por las infraestructuras espectrales. En septiembre de 2009, la Administración constituye una sociedad anónima con el único objetivo de explotar nueve establecimientos hoteleros y fomentar el turismo en zonas rurales de la comunidad. De las nueve instalaciones, cinco están funcionado y las cuatro restantes permanecen cerradas desde hace más de una década, la mayoría no contaba siquiera con licencia de actividad. Se trata de las villas de Pinar de la Vidriera (Granada), Fuenteheridos (Huelva), Axarquía (Málaga) y Cazalla de la Sierra (Sevilla). Representan «un lastre relevante para la cuenta de explotación de la sociedad debido a que no aportan ingreso alguno pero sí suponen unos costes fijos significativos, entre ellos el canon pagado a Patrimonio Andaluz, el personal de servicio de vigilancia, el impuesto de bienes inmuebles y el coste de determinados suministros», alertan los auditores.

El Gobierno del PP y Ciudadanos heredó hasta 245 fincas agrícolas sin explotar que trata de vender

Los andaluces aún están pagando la factura de la pólvora del rey. La Administración destina cada año 5 millones de euros a mantener una sociedad con 114 trabajadores cuyas pérdidas rozan los dos millones. El nivel de ocupación media era del 47% en el año 2018, diez puntos por debajo de la media del sector hotelero. En la villa de Cazalla, que echó el candado en 2006, la suciedad y el abandono ha ganado el terreno cedido por los turistas.

En cinco albergues no se escucha desde hace años el ruidoso trasiego de las maletas. Para los auditores, la empresa pública Inturjoven, que gestiona veinte instalaciones de la Red Nacional de Albergues Juveniles, tampoco va sobre ruedas. Dispone de la cesión de uso de cinco instalaciones que no explota y que generan a los andaluces unos costes fijos de 3,5 millones de euros al año. Se trata de Río Madera, Maribáñez, La Puntilla, Campamento Chipiona y El Chaparral. Con una ocupación media del 33%, la actividad de once de ellos resulta «insostenible a medio y largo plazo», señala el informe. La gestión del personal tampoco ayuda. En Málaga, por ejemplo, hay tres directores por cada uno de los albergues abiertos. La auditoría pide «evaluar la carga de trabajo».

La Junta, terrateniente agrícola

La Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía, dependiente de la Consejería de Agricultura, es uno de los principales latifundistas de la comunidad. La Junta de Andalucía dispone de 245 fincas infrautilizadas con más de 4.912 hectáreas, que pertenecían al desmantelado Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA). La Junta planea deshacerse de ellas vendiéndolas a asociaciones y cooperativas, como la que fundó el alcalde comunista de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que se hizo popular por sus simbólicas ocupaciones de fincas y asaltos a supermercados en verano.

En 2011, el Gobierno de José Antonio Griñán intentó subastar 19.851 hectáreas de terrenos agrícolas por 75 millones de euros. «La Junta no es agricultora», se justificó entonces su consejera de Agricultura, Clara Aguilera. La operación no salió como esperaba: la mayoría de fincas se quedó sin vender y sólo se ingresaron 10 millones. Fue esta misma exconsejera y hoy eurodiputada del PSOE la que en marzo de 2011 inauguró una bodega para vinos tintos, sala de embotellado, degustación y cata en una estación enológica de Montilla. Estas instalaciones, donde se gastaron 1,2 millones, carecen por completo de actividad.

Antonio R.Vega

viernes, 5 de marzo de 2021

LA DESCOMPOSICIÓN DEL » PODEMISMO «

 

Con paso firme y seguro el antiguo mundo «podemita» se descompone. El paso del tiempo trata muy mal a Iglesias y los compañeros con los que inició el viaje para conquistar el cielo. Es verdad que consiguieron alcaldías, entrar en gobiernos autonómicos y, finalmente, el éxito de coaligarse con Sánchez, pero la «nueva política populista» envejece muy mal.

Desde la Guerra Civil, los comunistas y antisistema no se sentaban en el consejo de ministros. Si mal recuerdo dejaron entonces, todo indica que sucederá lo mismo por culpa de Iglesias y su nefasto culto a la personalidad. Nunca imaginé que sucedería algo similar.

Los datos muestran un retroceso debido a los problemas internos dentro de ese confuso mundo de Podemos, sus confluencias y sus escisiones. La ruptura de Más Madrid, escisión de Podemos como consecuencia del enfrentamiento entre Iglesias y Errejón, dos padres fundadores del invento para reciclar y modernizar el comunismo, es una nueva muestra. Higueras, Cueto y sus otros dos compañeros serían una buena incorporación para el PSOE que languidece en el ayuntamiento madrileño.

Manuela Carmena fue un icono morado, pero enseguida le resultó insufrible el líder y prefirió a Errejón. La división en las pasadas municipales permitió que el centro derecha consiguiera la mayoría suficiente para gobernar la capital de España.

No hay duda que fue un gran éxito de Iglesias al que consiguió sumar la buena noticia de que Ayuso consiguiera los apoyos suficientes para ser la presidenta de la comunidad. Esta misma división pasó factura en las generales. Por lo visto, no cabían dos gallos en el gallinero y el vicepresidente se dejó muchas plumas en la batalla con su antiguo amigo del alma por lo que aceptó agradecido la oferta de Sánchez.

La historia nos demuestra que los comunistas se odian entre ellos y son muy aficionados a las purgas y escisiones. Andalucía es otro territorio donde Podemos tenía una buena posición, pero Iglesias no soportaba la independencia de Teresa Rodríguez y Quichi.

Al final rompieron dando, además, el enésimo ejemplo de estalinismo. Los amigos de antaño son ahora enemigos mortales. No me extraña que el vicepresidente sea aficionado a la serie Juego de Tronos, porque lo que se trata es de liquidar a todo hijo de vecino que le pueda hacer sombra.

El politólogo tan aficionado al periodismo como deseoso de agradar a los periodistas ha dado paso a un político bronco que se siente perseguido por todos.

Francisco Marhuenda ( La Razón )

viernes, 26 de abril de 2019

Quim Monzó y Andalucía

Hace unas semanas, Xavier Díez explicaba el origen del falso retrato de los catalanes como supremacistas, agarrados, muy suyos, etc. Con la excepción del manido recurso a Quevedo, en la búsqueda de las causas de esos estereotipos no iba más allá del franquismo y del poder manipulador y malintencionado de la caverna mediática españolista. Las fuentes son muchas y más antiguas. Pongamos un ejemplo entre miles, el de la opinión sobre los catalanes de Giovanni Botero a fines del siglo XVI: “La gente es sagaz, liberal en ocasiones de honor, a su Señor fidelísima, estimadora sobremanera de sus fueros, más pronta de manos que de lengua, nada ambiciosa ni soberbia, enemiga de novedades, celosa de la limpieza de su sangre, y en quien resplandece grandemente la tercera y más principal parte de la prudencia, que es ser próvidos y mirar siempre en lo por venir, sin saber ser superfluos desperdiciadores”.
Para Díez, la realidad catalana plural y relativa es el mejor ejemplo de esa gran mentira que relaciona identidad catalana con racismo y genealogía. Y como botón de muestra no duda en destacar la exitosa proyección de los “cero apellidos catalanes” cupaires --los Antonio Baños, David Fernàndez, él mismo, etc.-- porque “es catalán todo aquel que quiere serlo. Una Cataluña étnica es inviable”. Sin embargo, su confusión entre catalán e independentista es recurrente y algo más que preocupante.
Entonces, si no es racista ¿cómo calificar el reciente comentario de Monzó Gómez, en el que se refiere a Andalucía como esa “puta mierda”? Algunos lo han justificado como la respuesta adecuada al ajusticiamiento simbólico del Judas puidegmontiano en el pueblo sevillano de Coripe. Si ese es un razonamiento admisible, ¿se ha de concluir que cuando queman al rey o a Rivera o a quien sea, Cataluña es también el mismo excremento prostituido?
Decía el inolvidable José Antonio Garmendia en su Florilegio de chorradas que no pesa lo mismo un kilo de paja que un kilo de plomo, por la sencilla razón que la paja es barata y el plomo caro: “Así, cuando se compra plomo, lo normal es que le engañen a uno en el peso”. La numerosa grey con “cero apellidos catalanes” que ha comentado con gusto y regocijo el supremacismo de Monzó da qué pensar sobre la cantidad de plomo que les ha vendido el separatismo, y que ellos han comprado por estulticia o por guerracivilismo.
Ese retorno de Monzó Gómez al útero materno granadino para calificar con tanto desprecio a la tierra andaluza recuerda otro aforismo del referido Garmendia: “Los locos más peligrosos son los hombres que no han dejado de ser niños”. Es posible que Díez tenga razón y que el independentismo no padezca de supremacismo, aunque difícilmente pueda negar que el nacionalcatalanismo sufre de una grave inmadurez infantil, al margen del número de apellidos catalanes que tenga. Y, como Pablo Iglesias por fin sabe, quien con infantes pernocta excrementado alborea. Quizás el mejor antídoto a ese delirio sea leer la Constitución, como hace ahora el líder podemita. Léanla si de algo les sirve, pero antes hagan el favor de practicar un poco de higiene bucal y, señor Monzó, déjennos tranquilos con sus obsesiones con el círculo de la mierda absoluta. Desde Andalucía estaremos hasta agradecidos.

Manuel Peña Díaz

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba y director de Andalucía en la Historia. Es autor de varios libros, entre los que destacan Cataluña en el Renacimiento: libros y lenguasEl laberinto de los libros, y Escribir y prohibir.

martes, 4 de diciembre de 2018

Andalucía, pobre entre las pobres después de 100.000 millones de fondos europeos




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Andalucía vuelve a estar entre las regiones más pobres de Europa, según confirmó Bruselas la pasada semana. Por debajo incluso de algunos países del Este que entraron en la UE hace solo seis años con unas tasas de convergencia menores a las andaluzas. La comunidad, tras seis años en la categoría de «regiones en desarrollo» por una carambola de cifras, regresa al grupo de las zonas menos desarrolladas, al bajar su PIB por debajo del 75% de la media europea, como ya adelantó ABC de Sevilla el pasado otoño cuando advirtió del informe de la Comisión Europea sobre la falta de convergencia andaluza con Europa.

La Unión Europea divide sus regiones en tres categorías. Como se indica en el mapa que ilustra esta información, están las zonas que tienen un PIB por encima de la media europea. Son las que no tienen derecho a ayudas de convergencia. Regiones ricas. Luego están las regiones «en desarrollo», que tienen un PIB que está entre el 75 y el 90% de la media de la UE y tienen derecho a ayudas. Por último están las regiones más pobres. Su PIB no alcanza siquiera el 75% de la media europea. Ahí ha vuelto Andalucía.

La comunidad, que ha recibido desde 1986 más de 100.000 millones de euros en fondos de la Unión Europea, no ha conseguido ni con esa lluvia de dinero salir de la división de las regiones subdesarrolladas. A razón de 3.000 millones de euros al año de media, Andalucía se ha llevado en estos 30 años de Europa dinero de cuatro fondos: del Feder, del Fondo Social Europeo, del Feader y del Fondo de Cohesión.

Según la Junta de Andalucía, el Feder (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) busca «fortalecer la cohesión económica y social en la Unión Europea corrigiendo los desequilibrios entre sus regiones»; El Feader perseguía «la modernización y la diversificación de la economía andaluza, el apoyo a la competitividad de la agricultura y la mejora del medio ambiente y la calidad de vida de sus ciudadanos»); El Fondo Social Europeo es para «apoyar las medidas de prevención y lucha contra el desempleo, desarrollar los recursos humanos e impulsar la integración social en el mercado laboral»; y el Fondo de Cohesión, que pretende «contribuir a reforzar la cohesión económica y social de la comunidad».

Más dinero para Andalucía
A estas líneas de ayudas hay que sumarles «muchos otros fondos como los derivados de Horizonte 2020 (el instrumento PYME para ayudar a las pequeñas y medianas empresas), el EFSI del Plan Juncker que apoya a empresas andaluzas a crear empleo o el mecanismo conectar Europa (connecting Europe Facility)», puntualizan desde la Comisión Europea.

Andalucía, desde que España se incorporase a Europa -entonces Comunidad Económica Europea- ha sido una de las zonas prioritarias. Así, la comunidad perteneció a las regiones pobres durante 28 años. Desde 1986 y hasta 2014. Ese año, y coincidiendo con la llegada de un nuevo periodo de ayudas (2014-2020), la Unión Europea determinó que Andalucía había superado la barrera del 75% de PIB de la UE. ¿Cómo? Por una carambola.

Por un lado, por la burbuja inmobiliaria y los años de bonanza económica que se vivieron antes de 2008-2009, cuando estalla la macrocrisis económica. Por otro, por la incorporación de los nuevos países de la Europa del Este a la Unión Europea, que bajan la media del PIB de forma drástica.

Según confirman desde la Comisión Europea, el cálculo del PIB para clasificar a las distintas regiones se hizo con datos de 2007 a 2009. Justo antes de estallar la crisis. Con esas cifras hinchadísimas, Andalucía se acercaba al 75% de convergencia. Pero el empujón final para pasar la barrera que daba acceso al grupo de «regiones en desarrollo» fue la llegada al club de nuevos países. Países más pobres.

En 2004 se incorporan a la UE Chequia, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia. En 2007, Bulgaria y Rumanía. Así, el PIB medio de Europa baja enteros a toda velocidad, lo que hace que Andalucía, pese a no mejorar económicamente, suba en la lista de regiones, simplemente porque por debajo se le sitúan muchas.

El resultado es que Andalucía ha pasado seis años entre las regiones «en desarrollo». No porque haya mejorado su economía sino porque las circunstancias le ayudaron. Pero esa ayuda, señalan los expertos, era en realidad un regalo envenado. Al abandonar el grupo de regiones pobres sin ser más rica (en términos absolutos, sí lo era comparada con otros), perdió hasta un tercio de los fondos que hubiera recibido de permanecer en su grupo «natural».

Cuando el año pasado un informe de la Comisión Europea ya anunció que Andalucía estaba «estancada» en su crecimiento pese a los miles de millones que Europa estaba invirtiendo, la respuesta de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, fue acusar al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de escatimar en financiación para la comunidad, lo que frenaba el proceso de convergencia andaluz. «Andalucía no puede converger con España y Europa si sigue castigada financieramente», afirmó.

Díaz, como luego hizo su consejera de Hacienda, María Jesús Montero, decidió no darse por aludida ante la amenaza que hoy es una realidad: Andalucía vuelve al grupo de las regiones más pobres de Europa y, tras 30 años de ayudas gestionadas por gobienros socialistas y 100.000 millones de euros, la comunidad ve cómo países del Este de Europa la adelantan en su desarrollo económico. Así las cosas, la situación se resume en que Andalucía sigue siendo igual de pobre que en 1986 a ojos de Europa. Pero que, gracias a eso, recibirá más fondos. Cuántos, dependerá de la negociación futura en el Parlamento Europeo. Pero sobre la mesa hay 340.000 millones para España en el periodo 2021-2027.