En el entorno de Pedro Sánchez se muestran seguros de que finalmente habrá acuerdo con Puigdemont y Junqueras. Y que éste llegará en la segunda mitad del mes de octubre.
Finalizado ya el capítulo de la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, los socialistas retoman las conversaciones y la negociación con los partidos independentistas de Cataluña. El PSOE por su lado y los negociadores de Sumar por el suyo. El objetivo es común, pero cada cual lleva su propia negociación e intercambia sus papeles con la contraparte.
“El acuerdo avanza”, aseguran también desde el independentismo, al tiempo que públicamente afirman que no hay nada que hacer sin autonomía y consulta. Pero, en realidad, pelean por el dinero con uñas y dientes
Aseguran los negociadores de Sumar que ellos también les hacen llegar sus textos a los socialistas, no así a la inversa y que, por el momento, el PSOE no les ofrece respuestas claras. Son los negociadores de Sumar los que parecen tener más clara la vía legal que puede acabar concediendo la amnistía o el “acuerdo político”, como prefieren llamarle, que puede dar lugar a la fumata blanca en la negociación. Está por ver la redacción final y el recorrido que pueda tener posteriormente ante el Tribunal Constitucional.
En el entorno del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se muestran seguros de que habrá acuerdo y que éste llegará en la segunda mitad del mes de octubre, puesto que Sánchez quiere ser presidente investido ya para cuando se celebre el acto solemne de la jura de la Constitución que efectuará la Princesa de Asturias.
Uno de los negociadores, de hecho, asegura a ESdiario que “si no hemos votado la investidura en el mes de octubre, es que las cosas van peor de lo que esperábamos y que la legislatura puede estar en el aire”. Pero es mayor el optimismo que la depresión en estos momentos, dentro de la izquierda y, en concreto, de aquellos que tienen capacidad decisoria.
Sánchez quiere ser presidente investido ya para cuando se celebre el acto solemne de la jura de la Constitución que efectuará la Princesa de Asturias.
Sin embargo, tanto socialistas, como Sumar e independentistas catalanes no ocultan que el escollo más difícil de salvar, en este momento, es la cuestión económica, la deuda que reclama Cataluña le sea condonada y reconocida por el Estado y, en especial, cómo trasladar eso a uno o varios textos legislativos.
Sánchez y Yolanda Díaz, este miércoles en el debate de investidura viendo pasar a Aitor Esteban.
Saben los partidos que aspiran a cerrar un Gobierno de coalición de izquierdas que si plantean renovar el caducado e injusto sistema de financiación autonómica actual, tendrán que ser muy convincentes y eso significa ir con la chequera por delante para que las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP- un total de 12 de las 17 existentes- voten a favor, por lo que andan buscando todo tipo de particularidades, excepciones y motivos varios para compensar a unos y otros territorios, que estarán en su derecho a reclamar “que hay de lo mío” si el Ejecutivo premia a Cataluña con una lluvia de millones y de perdones.
Aseguran los negociadores de Sumar que ellos también les hacen llegar sus textos a los socialistas, no así a la inversa y que, por el momento, el PSOE no les ofrece respuestas claras. Son los negociadores de Díaz los que parecen tener más clara la vía legal que puede acabar concediendo la amnistía o el “acuerdo político”
Eso, en época de vacas gordas, no resulta excesivamente complicado. Se trataría de acallar posibles críticas con billetes de curso legal. Sin embargo, en el Gobierno temen que la Unión Europea pase definitivamente de la época del riego de dinero y fondos dé paso a una nueva etapa de contención del gasto y fiscalización que puede complicar seriamente los planes y las políticas expansivas a Sánchez y a su titular de Hacienda, María Jesús Montero.
“El acuerdo avanza”, aseguran también desde el independentismo, al tiempo que públicamente afirman que no hay nada que hacer sin autonomía y consulta. Pero, en realidad, pelean por el dinero con uñas y dientes, mientras públicamente condicionan las negociaciones a una cuestión de fuero… ¡y dos huevos duros!
ESDIARIO Esther Jaén