domingo, 23 de enero de 2022

Sortu intenta aplacar la disidencia e incorpora a la dirección a tres exetarras

 

La ponencia del sector crítico, que acusa a Otegi de «excesivo tacticismo», logra un 22 por ciento de los apoyos

Por ahora no hay peligro de escisión, pero el sector oficial se ve cada vez más presionado, en especial por los presos


Foto de familia de la nueva dirección de Sortu, con tres exetarras - EFE


David Pla, Elena Beloki y Haimar Altuna son los tres exetarras que se incorporaron este sábado a la dirección de Sortu, controlada por Arnaldo Otegi. El primero fue el último jefe de la banda terrorista y leyó el comunicado de «cese definitivo de la violencia» de octubre de 2011; la segunda, una histórica, dirigió Xaki, el aparato internacional de la banda; y el tercero cumplió condena en Francia seis años en Francia por pertenencia a banda armada, falsificaciones de documentos y tenencia ilícita de armas. Los tres iban en la única lista que se presentó en el congreso de los herederos de Batasuna, que contó con el 89 por ciento de apoyos.

El movimiento confirma lo que fuentes de la izquierda abertzale adelantaron el jueves a ABC

: «Somos lo que somos, y desde luego no somos unos traidores». La incorporación de estos individuos a la dirección de Sortu, tal como reconocen las mismas fuentes, se explica como una maniobra para intentar aplacar al sector crítico del partido, cuya ponencia alternativa a la oficial ha tenido el nada desdeñable apoyo del 22 por ciento de los militantes que han votado.

Presos a la calle

Este sector acusa a Otegi de hacer demasiadas concesiones al Gobierno sin contrapartidas de peso. La primera de ellas, por supuesto, debería ser la salida de los presos a la calle, que ahora se convierte en condición indispensable para que la formación abertzale apoye a Pedro Sánchez la próxima legislatura, tal como adelantó este periódico. Nacionalistas catalanes y gallegos, siempre según fuentes de la izquierda abertzale, estarían también en esa clave.

En todo caso, en el congreso de ayer no hubo sorpresas. Decenas de ikurriñas y banderas de Navarra celebraron en el frontón de Bilbao la reelección de Arkaitz Rodríguez como secretario general de Sortu. También la de David Pla, desde este fin de semana responsable de Orientación Estratégica de Sortu, fue el último jefe de ETA, y la de Elena Beloki, histórica de ETA. Se ocupará de las relaciones internacionales de la formación proetarra. Beloki, curiosamente, es una de las cabezas visibles de la ponencia crítica con la línea oficialista.

La disidencia de Sortu critica el pragmatismo institucional que ha escenificado la formación abertzale en los últimos tiempos. Cree que pactar con el Gobierno central o con el de Navarra es un error. Consideran, por ejemplo, que apoyando los presupuestos de Pedro Sánchez, indirectamente, también se apoya a la Casa Real o al AVE vasco.

Justifican el terrorismo

Este sector disidente, que junto a Beloki encabezan el exdirigente de Herri Batasuna, Joseba Álvarez, o Carmelo Landa, que estuvo condenado por el caso de las herriko tabernas, se niega a admitir que el terrorismo de ETA fue injustificable. También han criticado duramente la presión que se ha hecho sobre el colectivo de presos, el EPPK, hasta conseguir que se opongan a los 'ongi etorris' para recibir a los presos excarcelados.

En su opinión, el independentismo vasco necesita de una postura más combativa en las calles. De hecho, a este sector crítico se le atribuyen las pancartas que aparecieron hace un mes en la Universidad del País Vasco en apoyo de la huelga de hambre que había iniciado el etarra Daniel Pastor, o el 'ongi etorri' que se celebró en Pamplona a Iñaki Etxeberria la víspera de Navidad, cuando el EPPK ya había pedido que no se celebraran.

La izquierda abertzale no cree que exista un riesgo real de escisión, pero lo cierto es que en las últimas semanas se ha visto obligada a hacer ciertos guiños a este colectivo disidente. Es probablemente la razón por la que varios dirigentes del partido apoyaron con sus aplausos al exdirigente de ETA Mikel Antza, en el juicio por su presunta implicación en el asesinato de Gregorio Ordóñez y también el motivo que ha llevado a la postura oficialista de Otegi a incluir exdirigentes etarras en la dirección de Sortu.

El de este sábado era el primer cónclave abertzale que celebraba Sortu tras la disolución de ETA. Y en buena parte debido a los equilibrios que tiene que hacer el partido en los últimos tiempos para contener a su sector más crítico, había una gran expectación acerca de las palabras que pronunciara el reelegido secretario general.

Ya en el atril, Arkaitz Rodríguez comenzó su discurso con una alusión directa a los presos de ETA. Recordó que ya no existen reclusos en primer grado y que tras los últimos acercamientos, tampoco queda ninguno en cárceles más al sur de Madrid. Sin embargo, consideró que estos gestos no son suficientes y exigió una solución «integral y definitiva». Es decir; excarcelación de los etarras aún en prisión.

Rodríguez también se referió a las víctimas, pero en de sus palabras no salió ninguna autocrítica; tampoco referencias al daño causado. Se limitó a señalar que Sortu seguirá manteniendo el compromiso con «todas las víctimas». «Todas las víctimas han de ser reconocidas y amparadas», puntualizó, en un discurso en el que quedó claro que en esta materia la izquierda abertzale no va a dar ni un solo paso más, «no por supuesto vamos a asumir el diccionario que nos quieren imponer», sostienen fuentes de ese sector consultadas por ABC.

Acumular fuerzas

La independencia y la vuelta a casa de los presos, por tanto, serán los ejes de las políticas de Sortu, que desde ayer aspira a trabajar para convertirse en alternativa al PNV. Por eso Rodríguez pidió a sus simpatizantes aunar fuerzas para crear «un frente amplio soberanista y progresista». Su apuesta para los próximos años pasa por lograr que EH Bildu, la marca con la que la izquierda abertzale se presenta a las elecciones, gobierne en el mayor número de instituciones. «No nacimos para resistir, ni para responder, nacimos para ganar», recordó.

Pero el mismo día del congreso de Sortu se celebró en el cementerio de Polloe, en San Sebastián, un acto de signo muy distinto: el homenaje a Gregorio Ordoñez, asesinado por ETA. Para la presidenta del colectivo de víctimas del terrorismo Covite, Consuelo Ordóñez, lo ocurrido ayer en Bilbao no es sino la escenificación de cómo funcionan las «puertas giratorias» de la banda terrorista. Destacó lo chocante que resulta que antiguos jefes etarras sean nombrados «flamantes nuevos dirigente de Sortu», mientras su hermano fue enterrado hace 27 años.

ABC

No hay comentarios: