-La falacia del hombre de paja consiste en modificar un argumento válido de nuestro rival por otro que se le parezca, pero esté equivocado. Es una manera burda de intentar desacreditar al contrario falseando el contenido de sus propuestas y necesariamente se hace apelando a la “emoción” de los correligionarios, en vez de hacerlo desde la “razón”.
-Pedro Sánchez y su caterva gubernamental, sobre todo el ministro Marlaska, son ejemplos claros de estas prácticas que hacen de su supuesto “progresismo” punta de lanza contra el “conservadurismo” que achacan a sus contrarios políticos.
-Un ejemplo palmario de estas prácticas, es el caso de ese pobre infeliz que para ocultar una infidelidad amatoria se inventa una brutal agresión homófoba.
-El caso es inmediatamente utilizado por el sector “progresista” para atacar a grupos y partidos contrarios ideológicamente hablando y surge el falaz argumento de que los responsables de tal barbaridad, son los supuestos mensajes de odio que sin más argumentos, se adjudican a esos grupos.
-Hasta aquí, la práctica habitual de la torticería “política progresista” a la que por desgracia parece que debemos acostumbrarnos, por ser cotidiana…Lo hacen a diario.
-Pero cuando de verdad se manifiesta la bajeza ética, es cuando una vez descubierto el pastel, en vez de corregir el error, se persiste en él.
-Marlaska, ministro del interior de todos los españoles, hizo responsable a sus contrarios políticos del deleznable suceso; utilizó torticeramente la “emoción” como arma arrojadiza y cuando se demostró su irresponsabilidad, al haber dado por bueno lo que no era más que una burda e infantil mentira, en vez de reconocer su error, persistió en el mismo.
-Si alguien insinuara que su comportamiento como ministro, pudo deberse a su condición homosexual, estaría poniendo en marcha la “falacia del hombre de paja”.
-No seré yo quien lo haga.
Agustín Muro
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