sábado, 6 de junio de 2020

MI QUERIDO JUEZ MARLASKA



Yo soy uno que gracias a ti creció libre y seguro. Eres mi álbum de cromos, la valentía inspiradora, mi primera noción del valor de la vida. Contigo aprendí que el Estado no era sólo una siniestra maquinaria, terrible y extractora, y que también estaba hecho de cultura y honor y hombres dispuestos a arriesgarlo todo para que los demás pudiéramos vivir en paz.
Tú eres Historia, mi historia. Nada de lo que puedas hacer como ministro, y menos en este Gobierno, con estos socios, será más importante que la luz de tus años míticos. No enjuagues tu trayectoria en turbios asuntos. No nos rompas mi álbum de cromos. No es propio de ti cesar al magistrado Azón como director de la Guardia Civil porque no fuiste tú quien lo nombró.
Tu autoestima tendría que estar muy por encima de absurdas rivalidades con Margarita Robles. Tu valentía, también. Si tú lo has olvidado, yo no: encarnas la última medida de honor de los hombres generosos y libres que dan su vida por los demás. Es por ti que los débiles, los perseguidos y los asesinados tuvieron por fin su victoria.
Sin ti, y otros hombres como tú, no lo habrían podido conseguir. No habríamos ganado. Tú nunca serás un ministro o cualquier otro oficio. Tú eres el juez Marlaska. Tú eres nuestro juez Marlaska y aunque quede raro decirlo así, y decírtelo a ti, ni tú mismo puedes robarnos este patrimonio, este orgullo, el sentido que aún das a un destino colectivo y a que cada país es su idea de lo que es justo.
Soy de Barcelona y tenía 25 años cuando ETA asesinó a Ernest Lluch y al policía Gervilla con pocos días de diferencia y muy cerca de mi casa. No mataron a Luis del Olmo de milagro. Y tuvimos miedo, yo tuve mucho miedo y no sé si sería capaz de lo que años más tarde fuiste capaz tú; y no sé si las piernas me temblarían demasiado si un día mi trabajo me pusiera ante el abismo que la Justicia te puso a ti. Formas parte del resumen de España y de mi resumen.
No tiene ningún sentido que te rebajes a mentir y que pretendas continuar mintiendo cuando te han descubierto la mentira. No guarda ninguna proporción con tu brillante y heroica trayectoria que ataques a la Guardia Civil porque no haya escrito el informe que te habría gustado, ni al coronel De los Cobos porque no se plegara a tu dudosa orden de reclamárselo; ni que hagas de tu condición sexual tu ideología, y de esta ideología tu modo de convertirte en lo que como juez combatiste: me recordaste a Otegui con lo que dijiste del ataque de las mamarrachas a Ciudadanos el día del orgullo gay.
Tú nunca hiciste de tu miedo tu resentimiento, sino nuestra libertad. Tú nunca nos has cargado la factura de tu dolor -y no me cuesta imaginar que de niño no lo tuviste precisamente fácil- sino el beneficio de tu valentía y de tu calidad. No puedes ahora dejarte arrastrar por las tropelías de este Gobierno de broma.
Te sobra talento -y gloria- para ser tan vulgar.
Salvador Sostres ( ABC )

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