Pocas virtudes más eficaces en una democracia que la transparencia. Obliga siempre al político a ser virtuoso y tranquiliza el posible malestar de la ciudadanía.
La cultura política del español medio suele orillar cuestión tan trascendental. Por ejemplo, en esta crisis y con el estado de alarma en funcionamiento, se ha comprometido desde organismos públicos la adquisición de mercancías y material sanitario por un monto superior a los ochocientos millones de euros.
Ahora que nos toca pagar el impuesto sobre la renta, ¿no tenemos derecho a saber a quién, qué, cómo, cuándo y dónde se han gastados esos millones de dinero público? Tal vez Carmen Calvo piense otra cosa, pero ese dinero es nuestro, de los ciudadanos, lo hemos aportado.
Por eso me inquieta que una vez más nadie se escandalice porque nos hurten una información tan relevante. Da la impresión que se esconde algo. Si es así, entonces nos encontramos en un proceso de degradación y corrupción que tampoco debemos permitir.
Sabemos que sin transparencia solo hay mal gobierno. Aquí o en cualquier otro lugar.
El Astrolabio ( ABC )
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