Europa no se fía del amigo comunista del presidente Sánchez. Más claro no lo puedo decir. Bueno sí: EUROPA NO SE FÍA DE IGLESIAS. Ya lo he dicho. A voces. Casi como nuestros socios europeos. Y eso que la que está dando la cara ante ellos durante toda la crisis es una conocida por tierras del Viejo Continente, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. También lo más lógico por otra parte. Lleva la cartera que lleva, y a Dios gracias. Pero parece que no cuela. Que en ella confían, en ellos, no. Y donde manda patrón…
Calviño, ciertamente de un perfil técnico como requiere su departamento, por lo que sabe de lo que habla cuando expone sus argumentos -con los que se puede estar de acuerdo o no, pero vaya si conoce la materia-, y por toda su trayectoria profesional, no ha cejado ni un segundo en las últimas 48 horas -más, estoy segura, pero estos dos días pasados han sido los más intensos en los últimos tiempos para ella y sus homólogos europeos- de batirse el cobre hasta la extenuación.
Hoy retoma la maratoniana negociación con el resto de Europa, y veremos si no se pasarán día y noche, hasta el viernes, con el tira y afloja entre las exigencias de los países del Norte, y las peticiones de los del Sur. Históricamente, cumplidores frente a los más rebeldes. Esto no cambia. Hubo tal partición entre economías en la pasada crisis, y seguimos en las mismas.
¡Cómo explicar esta Unión Europea si lo del todos a una está en barbecho desde sus inicios! Los países de la Desunión demuestran constantemente a sus ciudadanos que a cada revés que surge aflora más su incapacidad para actuar con contundencia, coordinación y solidaridad.
Y hoy, con la que está cayendo con la pandemia triturando todo lo que se topa en su camino es bastante más inexplicable la inacción global. Con las economías en caída libre y miles de personas engrosando las listas del paro, de nuevo la UE aparece dividida entre los del Norte, partidarios de la austeridad y hasta el momento menos afectados por el brote del Covid-19 -que se fíen, sí, y verás-, y los del Sur (España e Italia sobre todo, y hoy también Francia), que con más casos de la enfermedad y unas cuentas menos saneadas abogan por compartir los costes de la crisis y emitir deuda de forma conjunta en la eurozona mediante los llamados «coronabonos».
Ante la reunión de hoy, básicamente, salvadas las reticencias de Alemania y Austria, se quedan solos los holandeses con su oposición a la emisión de bonos de deuda colectiva e incluso a la flexibilización de las condiciones del uso del fondo de rescate.
Y es que eso de socializar la cartera de los demás no termina de cuajar de los Pirineos para arriba. En nuestro caso concreto, eso de mandar a Calviño a negociar los dineros de todos mientras en la recámara está Iglesias repitiendo que de esta crisis no nos saca la Banca y que hay que nacionalizar todo lo que se mueve… no cuela.
María Jesús Pérez ( ABC
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