Radio Televisión Española, la «pública», la que pagamos todos a escote porque presuntamente nos pertenece, a pesar de que la dirija una comisaria política nombrada a dedo por Pedro Sánchez, ha empezado a emitir una serie destinada a convertir la pandemia en un motivo de chanza. «Diarios de la cuarentena» se titula el subproducto en cuestión, que está haciendo el agosto de alguien a costa de reírse de los muertos y de quienes padecen este encierro solos, angustiados, alejados de sus seres queridos.
Según su visión «cómica» de la tragedia que aflige a España, con más de quince mil fallecidos oficiales que acabarán multiplicándose por tres o por cuatro, incontables enfermos, centenares de miles de parados y otros tantos autónomos y empresarios arruinados, esta situación dramática es un guateque constante, una risa, una oportunidad para la gracieta fácil, un pretexto para colarnos de rondón todos los tópicos propios del pensamiento políticamente correcto y convertir un confinamiento terrible en algo digno de ser recordado como un paréntesis divertido en nuestras existencias grises.
¡No tienen vergüenza!
Con cargo a nuestros bolsillos vacíos se está pagando esta basura televisada cuyo propósito real no es otro que restar importancia a esta hecatombe y así salvar la cara a un Gobierno negligente, incompetente, irresponsable y mentiroso. En realidad, nos vienen a decir, esto no es tan malo. No culpen ustedes al presidente o sus ministros ni pierdan el tiempo lamentándose.
Hagan de la necesidad virtud y disfruten, porque, si lo ven con nuestros ojos, lo que estamos viviendo es incluso entretenido, podemos tomárnoslo a broma, mofarnos de los que sufren, no con el fin de humillarlos, no, sino precisamente con el empeño de aliviar ese sufrimiento, y aprovechar cada tarde para hacer fiesta en los balcones, confraternizar con el vecino y darnos al cachondeíto dado que no trabajamos. Así, además, unos cuantos adeptos al régimen se sacarán unos buenos cuartos, que falta hacen en los tiempos que corren.
¡No tienen vergüenza!
La izquierda patria es maestra en el arte de pervertir el humor para transformarlo en ariete con el cual embestir a sus adversarios ideológicos. Sus mayores mercenarios mediáticos se autodenominan «cómicos» y emplean esa herramienta con notable habilidad contra todo aquel que osa cuestionar alguno de sus dogmas. Luego ponen cara de buenos y se escudan en eso de «hay que reírse hasta de uno mismo».
Pero siempre se ríen de los mismos. En este caso, de los muertos, sus familias y el dolor de una nación postrada, que asiste al desastre causado por el Covid-19, aliado a la incalificable gestión de este Ejecutivo impotente, preguntándose cuánto más habrá de soportar este martirio en silencio.
¡No tienen vergüenza!
Uno de los pocos verdaderos maestros del humor que ha dado nuestro país en época contemporánea, Albert Boadella, ha confesado públicamente su negativa a utilizar este horror para sacarle punta. Él, que durante décadas se ha burlado de todos y de todo con extraordinaria finura, respeta este gigantesco duelo con la seriedad que merece.
Los bufones de RTVE, en cambio, se lucran de las lágrimas ajenas mofándose con sus chistes de los miles de cadáveres que esperan para ser enterrados. Y ese ejercicio de frivolidad infame, ese escarnio del peor gusto a una sociedad doliente, condenada a un confinamiento tan cruel como costoso, lo sufragamos usted y yo con los impuestos que nos cobran aun cuando nuestros ingresos se hayan desmoronado.
¡No tienen vergüenza ni la conocen!
Isabel San Sebastián ( ABC )
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