Pablo Echenique
Comenzaré haciendo una declaración de principios: soy católico… y pecador, y por consiguiente creo que la vida es un don que nos da Dios, y que se extiende desde el mismo momento de la concepción hasta la muerte natural
Por lo tanto, soy totalmente contrario al aborto, que considero es un vil asesinato, ejecutado con el consentimiento o autorización de quiénes deberían adoptar una posición de garantes del no nacido, sus padres.
Ahora bien, la gente ha cogido la mala costumbre de no morirse, y eso supone un coste cada vez más elevado para las arcas públicas, y la casta política, excuso decirles, no está dispuesta a liquidar el estado autonómico, con sus 17 gobiernos distintos, o 19, si contamos con Ceuta y Melilla, y provincias aspirantes en constituirse en nuevas autonomías, como León…
Tampoco se quiere reducir el gran “yacimiento de empleo público” que supone el medio millón de cargos políticos, de libre designación, asesores, enchufados y pelotas en general.
Se impone alguna otra solución.
A grandes males, grandes remedios.
Los podemitas, que son los únicos ideólogos del nuevo régimen –pues lo que está aflorando es otro régimen, no un simple cambio de gobierno-, con el acompañamiento coreográfico de Pedro Sánchez en el papel de tonto útil, y los restos de la PSOE, esa gigantesca máquina de “empleo público” para ineptos e incapaces, con alguna rara excepción, han diseñado dos grandes “soluciones”:
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La “liquidación” de las personas mayores, a partir de una determinada edad, que podrían ser los 70 años, por ejemplo, con lo cual después de 37 años de cotización, ¡podríamos cobrar 3 años…!, o la fecha que se determine “reglamentariamente”, en función de la situación económica del país, cada día peor.
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Apoderarse de las herencias, quedándose con la mayor parte la comunidad autónoma correspondiente, siguiendo el modelo de Andalucía, dónde hay personas que hasta se suicidan cuándo reciben una herencia.
(Es muy posible que se suprima la posibilidad de renunciar a la herencia, o de aceptarla a beneficio de inventario, pues de lo que se trata es de esquilmarnos fiscalmente, para mantener la albarda de la castuza política sobre nuestras espaldas de súbditos y contribuyentes natos. Natos y hartos de serlo…
Mientras tanto, la mayoría de la población sigue feliz, preocupada por el fútbol y el alcohol a precios razonables, sin darse cuenta de que cada día estamos todos o casi todos –excepto la clase política, repito-, más empobrecidos, y viviendo nuestra miseria con la mayor dignidad posible.
España se encamina al desastre, a su hundimiento, como el Titanic, pero eso sí, la orquesta –es decir, los políticos-, siguen tocando en cubierta, en el Congreso, como si tal cosa.
Y Echenique, ese argentino revenido en español, pero con su mala leche de siempre, se manifiesta a favor de la eutanasia, él, que debería ser el primero en estar en contra, por simples razones de autoprotección.
Porque, no nos engañemos, el primer día que deje de gozar del favor del Lenin español, y una vez aprobada la eutanasia, Echenique podría tener los días contados…
Por Ramiro Grau Morancho
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