sábado, 15 de febrero de 2020

Sánchez premia a golpistas, separatistas y delincuentes, mientras deja sin financiación a las regiones que más lo necesitan.

Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez

Es muy complicado establecer en España, cuál de los últimos presidentes de gobierno es el que más daño ha hecho a este país. El listón esta ciertamente alto. Pedro Sánchez es la evolución lógica de lo comenzado en 1977, donde los símbolos nacionales quedaron relegados a un segundo plano, y donde lo autonómico primo sobre lo nacional. De una u otra forma, hemos permitido que aquellos que odian a nuestro país, aquellos que desean su destrucción, marquen la agenda política, decidan las leyes más importantes del estado y quiten y pongan presidentes a su antojo.
Pedro Sánchez está haciendo lo mismo que sus antecesores, cesión permanente de soberanía y dar por buenas todas las exigencias que el separatismo le impone. La cuestión con Sánchez es si cabe, más grave de lo habitual, pues ya no queda margen competencial, solo queda la ruptura de España y eso es algo, que por mucho apoyo popular que tuviera, no puede hacer.
Sánchez riega de millones al separatismo catalán, mientras abandona al resto de los españoles, lanzando un mensaje claro a los gobiernos autonómicos, que solo serán tenidos en cuentan si son desleales con el estado español. Premia a golpistas, separatistas y delincuentes, mientras deja sin financiación a las regiones que más lo necesitan. Los socialistas han culminado la traición al pueblo español, y esta vez, no han necesitado de revoluciones violentas ni huelgas revolucionarias.
El socialismo, Pedro Sánchez y su gobierno, humillan a los españoles con su genuflexión y cesión continua frente al gobierno de la generalidad catalana, que les tiene cogida la medida. Lo que los socialistas entienden por dialogo, no es más que dar por buenas las peticiones del separatismo y de todo su entorno, proteger a delincuentes y retorcer la ley para que los que ponen en jaque la unidad de España, puedan seguir con su impunidad y deslealtad.
Nos encontramos en un momento crítico y difícil, con un enemigo ambiguo que ostenta el poder del gobierno de España y con una finalidad, que posiblemente se escapa la mayoría del pueblo español. Sánchez y el PSOE no hacen esto por el mero hecho de mantenerse en el poder, con el simple objetivo de agotar una legislatura, que cada vez se antoja más difícil y complicada, Sánchez y su partido, desean culminar lo que no pudieron hacer en Octubre de 1934, lo hacen por convencimiento, porque entienden que una España sin Cataluña, Vascongadas o Galicia es posible. Porque en su modelo de nación, cabe una república federal con mini estados asociados y con una relación de igualdad respecto al gobierno central.
Llevamos años en un proceso de deconstrucción de España que puede estar llegando a su final. Sánchez ha recuperado lo peor de la tradición del socialismo español. Su alianza con la anti España, es mas por convencimiento ideológico, que por estrategia política o coyuntural. Las decisiones del ejecutivo de Pedro Sánchez, fomentan el enfrentamiento entre españoles, las desigualdades entre regiones o comunidades, e hipotecan nuestro futuro como nación.
Frente a la cobardía de muchos, frente a la inacción de otros y frente a la desidia de otros tantos, pensando que esto no va con ellos, todos tenemos la obligación de combatir a un gobierno que ha perdido toda legitimidad y que no podemos reconocer como propio, cuando sus pasos van encaminados a destruir la nación que deben proteger, encaminados a traicionarnos, regalando la soberanía de todos, regalando lo que no les pertenece. La reacción de los españoles, no se puede hacer esperar. España está en juego y los socialistas trabajan en un doble frente igual de malvado y perverso. Deconstruir España y deconstruir la sociedad, sus tradiciones y sus valores.
Javier García Isac/director radioya.es


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