Resulta inverosímil el grado de hipocresía que rige el que muy bien ha sido bautizado en estas páginas por Álvaro Martínez como Partido Sanchista. Ahora resulta, según José Luis Ábalos, secretario de Organización del partido gobernante y segundo en el escalafón del mismo, que los ERE no tienen nada que ver con el PSOE porque los condenados no son militantes.
O sea, que el PSOE no tiene nada que ver con que ocuparan la Presidencia de la Junta de Andalucía ni con todos los cargos que ostentaron los 19 condenados. Eran cargos públicos por casualidad. Y usted, querido lector, y yo somos para el ministro Ábalos completamente imbéciles.
Resulta que sólo los cuatro condenados más relevantes han ocupado cargos de mando ejecutivo 75 años. Chaves como presidente de la Junta de Andalucía y como ministro y vicepresidente del Gobierno de la nación (25 años). Griñán, como presidente de la Junta de la que antes fue consejero de Salud y como ministro de Trabajo y Sanidad (15); Gaspar Zarrías que fue vicepresidente de la Junta, consejero de Presidencia y de Industria y secretario de Estado (16). Y Magdalena Álvarez que fue ministra de Fomento, consejera de Economía y vicepresidenta del Banco Europeo de Invasiones (19). Setenta y cinco años de gobernantes corruptos puestos por el PSOE, pero el PSOE no es culpable. Que venga Dios y lo vea.
Ábalos sostuvo que «ninguno [de los condenados] ocupa cargo público» como si eso fuese una eximente. Pero sucede que fueron condenados por los cargos públicos en los que los colocó el PSOE. Por más que Ábalos tenga la desfachatez infinita de decir que no es un caso del PSOE. Y, si no es del PSOE, ¿de quién es?
El discurso de todos los medios afines al socialismo -la práctica totalidad de las televisiones de nuestro país- minimizaba la gravedad del caso aduciendo que los condenados no se habían llevado un céntimo. Supongamos que sea cierto que el dinero de los ERE no se fue directamente a sus cuentas corrientes. Ciertamente no han sido condenados por ello.
Pero han cobrado un sueldo público durante casi toda su vida laboral por malversar esos fondos en favor de su partido. Unos fondos que les permitieron ganar elecciones con trampas y cobrar sus sueldos. Es decir: Chaves, Griñán y otros 17 condenados han robado a beneficio personal aunque no hayan sido condenados por ello. Porque la relación causa-efecto es indiscutible.
Una vez más, la reacción de las antenas de la propaganda de la izquierda española fueron el antiperiodismo. En La Sexta el asunto no monopolizaba la atención de «Al Rojo Vivo» y era conveniente compartir el tiempo con las perspectivas económicas de España.
No había otro momento más adecuado para abordarlas. Y en el «Telediario 1» se justificaba el latrocinio hablando del «descontrol de las ayudas» y el «uso inadecuado» de las mismas. Hombre, si yo mañana me llevara la caja de la sucursal bancaria donde me atienden supongo que podría aducir que le estoy dando al dinero un «uso inadecuado». Pero no creo que ningún juez me mitigara la condena que me habría ganado con toda justicia.
Pero el objetivo de la tele de Rosa María Mateo era dejar claro que esto no era para tanto. Y cuando se habla de «descontrol de las ayudas» se está evitando decir que se robó. Es como si se dice de un atracador que mata a una persona involuntariamente porque le apuntó con un arma y se le disparó. Y eso se describe como un «descontrol de los medios disponibles». El acabose.
Ramón Pérez-Maura ( ABC )
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