viernes, 31 de enero de 2020

¿ QUIEN MANDA EN ESPAÑA ?



Las televisiones y radios españolas lo tienen muy testado: la audiencia baja en cuanto comienza el inevitable «Día de la marmota», la dosis diaria de galimatías catalán. El público, no sin razón, está hasta la zanfoña de amenazas victimistas, regates subterráneos, enredos fuleros entre facciones, performances provincianas en el Parlament y napoleones proféticos desbarrando desde Waterloo y Lledoners.
Sin embargo es obligado sobreponerse a la pereza que provoca el envite separatista y debemos seguirlo con atención, porque ahí se juega la propia existencia de España como tal.
Así que vamos con la asombrosa entrega de ayer del serial, que reflejó de una manera cruda, casi inverosímil, cómo La Moncloa baila al son de un preso sedicioso condenado a 13 años de cárcel y otros tantos de inhabilitación. A pesar de sus ínfulas de Rey Sol, Sánchez es en realidad el presidente más débil de nuestra democracia. Vive en el alambre, sobreviviendo día a día. Pilota una coalición con varios iluminados a bordo y para poder comer el turrón en Palacio depende de que Junqueras suba o baje su pulgar.
El Gobierno de la «coalición progresista» amaneció ayer con un inusual tono constitucionalista. Torra exigió hablar de «autodeterminación y amnistía» en su próxima reunión con Sánchez. Pero el Ejecutivo le respondió de inmediato que no, que tales asuntos no figurarán en la agenda del encuentro.
A las 12.35 del mediodía, nuevo rapto de sensatez: el Gobierno anuncia que aplaza el inicio de la mesa de negociación con ERC hasta que los catalanes voten en las autonómicas y se aclare su panorama político. Pero solo seis horas y media después, a las 18.57 de la tarde, giro total: el Gobierno rectifica y anuncia que acepta constituir la mesa con ERC antes de los comicios, pretextando que no quiere que se dude de su compromiso con el diálogo.
¿Qué pasó entremedias? ¿Por qué el brusco cambio de idea? Lo ocurrido es bien sencillo: ERC se enojó con Sánchez y le leyó la cartilla, calificando el intento de retrasar la mesa como «un incumplimiento flagrante de nuestro acuerdo». Temblor de piernas en el más alto despacho monclovita.
Hay que hacer algo, y con apremio, porque Junqueras nos puede tumbar los presupuestos… Poco después de la hora de comer era recibido por Sánchez en La Moncloa un dirigente que da fe de su estilo de hacer política ya desde su apellido, Rufián. Tras leerle la cartilla a El Presidente y transmitirle las instrucciones de Lledoners, envainada total de Sánchez y «mesa habemus».
El mismo día en que ocurría este sainete más bien deprimente, pues a nadie le agrada ver a su país tutelado desde una cárcel por un enemigo declarado del mismo, el siempre entusiasta Tezanos publicaba un CIS donde PSOE y Podemos seguían subiendo como espuma de champán mientras caían PP, Ciudadanos y Vox.
Pero algunos bochornos no los puede enmascarar ni siquiera la pundonorosa propaganda del veterano «hooligan» demoscópico.
Luis Ventoso

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