miércoles, 18 de diciembre de 2019

DIME CON QUIÉN ANDAS…


DIME CON QUIÉN ANDAS…
» Dime con quién andas y te diré quién eres «, reza uno de los más castizos y certeros refranes españoles. Aplicado a Pedro Sánchez, desde alcanzar la Presidencia, eligió la compañía de la ultraizquierda y de los secesionistas. Lo hizo para desbancar a Rajoy y, con intermitencias estratégicas, siempre ha vuelto a ellos.
Nombró a Iglesias socio preferente y, tras declararle poco menos que enemigo público, hoy le ofrece la vicepresidencia y cuatro ministerios. Eligió ERC como interlocutor catalanista y ha aceptado de hecho todas sus exigencias, camuflado en el trilerismo idiomático que vengo denunciando en estas columnas desde hace tiempo: hablar de «conflicto político», cuando es «territorial», llamar diálogo a la negociación, equiparar nacionalidad y nación, autonomía y soberanía, govern y gobierno.
Su último engañabobos es sustituir la Constitución por «seguridad jurídica», para dinamitar aquella como le piden sus socios, dejándonos al resto de los españoles a la intemperie. Aunque su mayor deslealtad es con su propio partido, obligándole a aceptar los postulados del catalanismo secesionista.
Una vez barridos los restos del felipismo, se dispone a acabar con los barones opuestos al trasvase, de forma que queden sólo los dispuestos a seguirle hasta la muerte si es preciso. Otro tanto ocurrirá en el Gobierno: y en la Justicia. La actual Fiscal General del Estado, defensora de éste antes que de él, será sustituida y otro tanto pasará con los ministros «floreros» de su primer gabinete.
Sánchez quiere pretorianos a lo Carmen Calvo, la del «dinero público no es de nadie», encargada de los trabajos sucios como apuntalar a Iceta y su teoría de España «Estado plurinacional» y «nación de naciones», cuando la Constitución solo habla de una Nación, con mayúscula, «patria común e indivisible de todos los españoles», con lo que mata dos pájaros de un tiro.
Volviendo a las amistades peligrosas de Sánchez -extrema izquierda y secesionistas-, su objetivo es acabar no ya con el régimen del 78, sino con la España que ha sobrevivido cinco siglos, a la que odian por una razón u otra. Se les han unido los reyezuelos regionales, que no ven más allá de sus lindes, entre los que Andalucía era el paradigma, hasta acabársele el chollo.
El PSOE es hoy un rebaño de vividores que, faltos de otra forma de ganarse la vida, buscan sólo su provecho personal. En cuanto a Sánchez, su actuación no admite dudas: es un oportunista sin principios, sin ideas, sin palabra ni ideales.
Echar la culpa a Casado y Rivera de obligarle a buscar el apoyo de los enemigos de España es el colmo del cinismo, porque desde el principio se dirigió a los mismos y sólo buscó otro apoyo al fallarse sus planes.
Pero incluso si logra la investidura, gobernar le será imposible al no poder cumplir las demandas que van a hacerle sus promotores, empezando por la amnistía de los líderes encarcelados y terminando por la autodeterminación de Cataluña.
Cada día que pasa, se aleja de la investidura y se hunde más en las arenas movedizas de sus falacias y marrullerías.
José María Carrascal ( ABC )

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