PODEMOS: UN PARTIDO QUE NO RESPETA LA LEY NO DEBE ENTRAR EN EL GOBIERNO
Tras varios días de dilación interesada por parte de Meritxell Batet, la Mesa del Congreso acordó ayer suspender de sus funciones a los políticos presos que tomaron su escaño el pasado martes.
Siguiendo los parámetros del auto emitido por el Tribunal Supremo, el informe de los letrados de la Cámara -encargado por Batet para aplazar la decisión- señala con claridad que, en aplicación del artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y del artículo 21 del Reglamento del Congreso, los diputados independentistas acusados de rebelión que se encuentran en prisión preventiva deben ser suspendidos de sus derechos y deberes de forma automática.
Ahora queda por saber cómo afectará esto al cómputo de la mayoría absoluta, lo que dependerá en buena medida de una eventual renuncia al acta de diputado por parte de los parlamentarios suspendidos.
En todo caso, al margen de la tensión provocado por Batet con el Supremo para evitar un coste electoral para el PSOE, cabe llamar la atención sobre la irresponsable posición adoptada por Podemos en la votación de ayer en el órgano rector de la Cámara, que salió adelante gracias al respaldo de los representantes del PP y de Cs.
El partido de Pablo Iglesias, que nunca desperdicia una oportunidad de situarse al lado de los golpistas del procés y de quienes aspiran a liquidar la unidad nacional, pidió más tiempo para evaluar el informe de los letrados. Se trata de un mero subterfugio dirigido a evitar la suspensión de los diputados separatistas, coadyuvando así en la estrategia del independentismo, que pasa no solo por desgastar las instituciones sino directamente por pisotearlas en beneficio partidista.
El comportamiento de Podemos no sorprende, pero sí revela su incapacidad para asumir la separación de poderes.
Un partido que no respeta la ley y que se muestra reacio en la sede de la soberanía nacional a rubricar una medida que emana del imperativo legal no está en condiciones de acceder al Gobierno. Iglesias no esconde en absoluto su disposición a formar una coalición con el PSOE. Pedro Sánchez no puede vacilar en una cuestión medular: meter a Podemos en el Ejecutivo supondría un riesgo no solo para la economía, sino para la preservación del modelo constitucional.
El Mundo
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