domingo, 17 de marzo de 2019

RESUCITAR EL ODIO

RESUCITAR EL ODIO
Sánchez ha vuelto a encomendar a esa mujer que habla tan malamente la pública promesa de su medida estrella. Sin respetar las medidas cautelares impuestas por el Tribunal Supremo, la mujer que se trabuca ha anunciado que los restos del general Franco serán exhumados de su tumba del Valle de los Caídos el próximo 10 de junio para ser inhumados en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, con o sin la autorización de la familia. Hasta los de Podemos han criticado el anuncio y se han tapado las narices para evitar el podrido tufo electoralista del PSOE.
No le concedo importancia a esta nueva chorrada de la marioneta egabrense de Sánchez. El problema de Carmen Calvo no es lo que dice, sino cómo lo dice. Es una mujer con el odio establecido en su gesto y en su mirada. El general Franco y el franquismo fueron enterrados el mismo día y a la misma hora, y Sánchez se ha empeñado en resucitarlos. Sucederá lo mismo, de conseguir su propósito, en El Pardo que en la cripta de La Almudena.
Colas y colas de personas que habían olvidado el fallecimiento del Jefe del Estado que triunfó en la Guerra Civil. Mejor no jugar con fuego, que se han dado casos de resurrecciones y a Sánchez se les pueden tintar los gayumbos y a la que habla mal las bragas que lleva cuando habla con los ministros durante las primeras horas de la mañana, según propia confesión.
La resurrección más divertida de la Historia de la humanidad – ya la he narrado–, fue la de Su Gracia El duque de Bedford. Se hallaba enfermo y leía las gacetillas de Sociedad de su querido diario «Times», cuando en el apartado de defunciones se topó con el pasmo. «Ayer falleció el Duque de Bedford». Llamó al «Times» inmediatamente y se alcanzó un acuerdo para resucitarlo sin herir el prestigio del «Times», que presumía de no haber errado jamás en una noticia. Y al día siguiente, el Duque resucitó de esta manera. «Natalicios. Ayer nació el Duque de Bedford».
Para mí, que el general Franco descansa en paz y en silencio, pero puede enfadarse si Sánchez insiste en resucitarlo. Y Franco enfadado no es moco de pavo, ni cuesco de colibrí ni eructillo de ratón silvestre. Aténgase Sánchez a las consecuencias si consigue su propósito.
El fundador de la empresa «Tuacerix S.L.», Tubos de Acero Inoxidable Sociedad Limitada, falleció rodeado de sus siete hijos en abril de 1977. Exhalado el último suspiro y clausurados sus párpados, ante el cuerpo presente del empresario, los hijos comenzaron a discutir la herencia. En un momento dado, el fallecido abrió los ojos, y sacando fuerzas de su propia muerte les gritó: «¡Sois todos unos hijos de la gran puta!». Y él mismo procedió a cerrarse los ojos para retornar a su descanso.
De seguir Sánchez utilizando a la pobre egabrense que habla tan mal y con tanta acidez en su mirada para anunciar lo que hasta ahora les ha salido por los antifonarios –España es un Estado de leyes para la gente, no de gente para que interpreten las leyes a su capricho–, podría recibir Sánchez en los próximos días, un sobre a la antigua usanza con una invitación en su interior con el siguiente texto.
«Su Excelencia el Jefe del Estado recibirá con mucho placer a su estimado amigo Pedro Sánchez el próximo miércoles 20 de marzo en el Palacio del Pardo en audiencia privada. La audiencia será a las 12:15 y se ruega al señor Sánchez se halle en las dependencias del Palacio a las 11:45 como muy tarde. Su Excelencia tiene previsto imponerle la Gran Cruz de la Resurrección del Franquismo que tan brillantemente ha merecido. Asimismo, ruega encarecidamente al señor Sánchez que no acuda acompañada de su esposa por si las moscas. Etiqueta. Chaqué mejor confeccionado que su último frac».
Y Sánchez acudiría, y posteriormente a la reverencia del saludo le diría: «Excelencia, yo no tengo nada contra su persona. Pero algo hay que hacer para ganar votos».
«Puez haga como yo. No ze meta en política».
Y posteriormente, le impondrá la Gran Cruz.
Alfonso Ussía ( La Razón )

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