miércoles, 13 de marzo de 2019

QUE SE VAYA ARTURO

QUE SE VAYA AR
Si no fuera porque Pablo Echenique está anclado a la  subvención pública podría dedicarse a bufonear por otros tablaos, pero el chaval aprendió de jovencito que la mejor manera de vivir en este país  era dedicarse a la política, que es el lugar donde se cobra un sueldo seguro por proferir ocurrencias, que otros calificarían de gilipolleces, si se expresara en la barra de un bar.
El Secretario General de Podemos ha propuesto que  dimitan de su función como Académicos de la Lengua Española  un número indeterminado de varones para que  ocupen sus sillones, y la letra correspondiente, otras tantas mujeres, que sin lugar a duda  poseerían méritos suficientes para esa función tan excelsa,  y al mismo tiempo despreciada por políticos como él que se empeñan en destrozar nuestro idioma con el lenguaje inclusivo.
Si pasamos por alto  su propuesta para que uno de los primeros en salir de la Academia sea Arturo Pérez Reverte, al que distingue con su fobia, será fácil deducir que las nuevas Académicas deberían superar  una prueba de militancia feminista y de fe revolucionaria.
Menos mal que Echenique no se ha enterado aun que las sesiones ordinarias del Pleno de la RAE se inician con una oración en latín que dirige el Académico que la  preside.
Estoy persuadido de que existen escritoras y expertas en nuestro idioma que, como ya hacen algunas, realizarían la importante función de limpiar, fijar y dar esplendor al castellano con igual o superior rigor que los  académicos varones, pero a lo mucho que ignora el argentino-aragonés, hay que sumarle un pequeño detalle: no hay regla alguna que limite el acceso de las mujeres a esos sillones.
Las normas de nombramiento de nuevos académicos están recogidas en el más reciente  reglamento  de la RAE, de junio del 2014 y ,  en relación a este asunto,  yo también apuesto porque se normalice con un número más significativo de mujeres la presencia de académicas en esa Institución, pero  no por decreto ni artificialmente como sugiere el amigo de Doña Dominga .
Ya sabemos a dónde nos llevan las cuotas cuando se han aplicado en su partido: a enchufar a las amigas en puestos mejor remunerados y a mandar al gallinero a las disidentes.


Diego Armario

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