Hoy ha llegado a España en visita oficial Xi Jinping, que gobierna el mayor régimen antidemocrático del mundo y el que más población tiene sometida: la dictadura comunista de China.
Después de dedicarse durante meses a clamar contra Francisco Franco, contra el que ha dirigido una campaña que tiene como fin la profanación de la tumba del general ferrolano, Sánchez ha dado hoy una cordial bienvenida al dictador chino. Como ya pasó hace unos días con su viaje a Cuba, el presidente socialista español no ha tenido ni una sola palabra para acordarse de la falta de libertades y de la violación de derechos humanos en China.
Para los que desconozcan la realidad del gigante asiático, aquí van algunos datos:
- La dictadura comunista china es, a día de hoy, el régimen que ha cometido el mayor genocidio registrado por la historia. Establecida en octubre de 1949, Su primer dictador, Mao Tse-Tung, a quien el régimen de Xi Jinping sigue venerando como a un ídolo, emprendió una campaña denominada “Gran Salto Adelante” entre 1959 y 1961, que provocó la mayor hambruna de la historia de la humanidad. El historiador chino Yu Xiguang cifró en 55 millones los muertos provocados por ese genocidio. Hoy la dictadura mantiene el culto público a Mao, el mayor genocida de la historia.
- Aún hoy China mantiene una extensa red de prisiones y campos de concentración llamada Laogai, la versión china del Gulag soviético. En ella son recluidos presos comunes pero también presos políticos. La historiadora británica de origen chino Jung Chang, en su libro “Mao: The Unknown Story” (2005), cifró en 27 millones los prisioneros muertos en el Laogai a causa de las pésimas condiciones de vida, los trabajos forzados, las torturas y las ejecuciones. Según la Laogai Research Foundation, la red del Laogai abarca en la actualidad a un millar de centros de detención que mantiene encarceladas a millones de personas.
- China es un régimen de partido único, sin pluralismo político y sin elecciones libres. Todo está bajo el control del Partido Comunista de China (PCCh), incluso las fuerzas armadas. Xi Jinping es el secretario general de ese partido. En la Asamblea Popular Nacional hay también una oposición ficticia formada por una serie de organizaciones agrupadas en el Frente Unido, cuya dirigente, Sun Chunlan, es miembro del PCCh. En la práctica, todos los cargos de ese Frente Unido son seleccionados por el PCCh. Se convocan elecciones cada cinco años mediante un sistema piramidal y jerarquizado, en el que el PCCh ejerce un dominio absoluto. En la práctica, los ciudadanos chinos no ejercen ninguna forma de control sobre su gobierno.
- Xi Jinping ha llevado a cabo estos últimos años una amplia purga, con la excusa de luchar contra la “corrupción”, para depurar a los miembros desafectos del partido y afianzar su poder. Su objetivo es convertirse en dictador del país con carácter vitalicio. A esta campaña hay que añadir un aumento del culto a la persona del dictador sin parangón desde los tiempos de Mao.
- China mantiene una política de control de la población que incluye los abortos forzados, que afectan a las mujeres que se quedan embarazadas por segunda o más veces. Estas políticas antinatalistas, unidas a la promoción del aborto provocado entre la sociedad china, han provocado un fuerte desequilibrio demográfico en el país a causa de la aplicación selectiva de los abortos. En 2012, por cada 100 niñas nacían 117 niños en el país. En China no hay protección para los hijos por nacer. Desde la aplicación de esas políticas se han perpetrado más de 330 millones de abortos en el país: un genocidio silencioso del que pocos hablan.
- China no respeta la libertad religiosa. El Partido Comunista mantiene organizaciones títeres para controlar la práctica de las grandes religiones. Los que no se someten a esas organizaciones títeres son perseguidos. La dictadura comunista ha encarcelado a lo largo de los años a obispos católicos fieles a Roma y a pastores protestantes. La dictadura lleva a cabo en la actualidad una política de demolición de cruces que tiene como fin eliminar los símbolos cristianos. Recientemente, el régimen comunista incluso ha prohibido a los minoristas y a los sitios web la venta de la Biblia.
- China es una de las dictaduras comunistas que con más dureza ha perseguido a los homosexuales. Como ya señalé aquí, en su libro “Diccionario de la homofobia” (2015), Louis-George Tin señala que en el Laogai, fueron recluidos “decenas de millares de homosexuales, con frecuencia asimilados a otras categorías sospechosas de traición (los extranjeros, los mestizos, los católicos, los intelectuales occidentalizados) y siempre tratados muy duramente”. El escritor chino-francés Jean Pasqualini, un superviviente del Laogai, relató en su libro “Prisonnier de Mao” (1974) la ejecución de dos prisioneros homosexuales en el campo de Qinghe en 1960, asesinados de un tiro en la cabeza, por mantener relaciones entre ellos. El trato a los prisioneros homosexuales en el Laogai chino era parecido o incluso peor que en las prisiones soviéticas.
- China aplica una amplia censura por motivos ideológicos, que incluye el bloqueo de páginas web y la censura de libros, videojuegos, películas, canciones, obras de teatro y emisiones de radio y televisión. La censura incluye aquellos contenidos que sean de tipo religioso. A modo de ejemplo, películas como “Ben-Hur” (1959) y “La Pasión de Cristo” (2004) fueron prohibidas en China por sus mensajes cristianos. Hay casos de censura que ya son ridículos. Por ejemplo, los dibujos animados del osito Winnie the Pooh están prohibidos en China por su parecido físico con el dictador, que ha dado lugar a muchos memes. En Internet, la dictadura comunista tiene un sistema denominado Proyecto Escudo Dorado que sirve para vigilar los contenidos de todo tipo de sitios web y también el correo electrónico. Sitios como YouTube, Instagram, Twitter, Flickr, Pinterest, Vimeo, la mayoría de servicios de Google, las versiones china y japonesa de la Wikipedia, así como diversos medios digitales, están bloqueados en China. El régimen no ofrece ninguna explicación sobre estos bloqueos.
Me alarma ver al presidente del Gobierno de España hablando de “consolidar una relación de confianza” con una dictadura como China, como si fuese un país homologable a cualquier Nación democrática. A ver con qué cara viene luego Sánchez a presumir de antifranquista mientras se muestra tan obsequioso con la más grande de las dictaduras del mundo.
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