viernes, 3 de noviembre de 2017

No son ‘presos políticos': son políticos presos por violar las leyes y desobedecer sentencias



Contra las mentiras del separatismo catalán y de la ultraizquierda española

No son ‘presos políticos': son políticos presos por violar las leyes y desobedecer sentencias

    
La Audiencia Nacional ha enviado a prisión preventiva al exvicepresidente y a ocho exconsejeros del Gobierno catalán por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación.
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Creían tener el privilegio de violar la ley con total impunidad
Significativamente, la orden de prisión preventiva dictada contra ellos ha sido justificada por la juez Carmen Lamela por la fuga de Carles Puigdemont y otros exconsejeros a Bélgica. El expresidente del Gobierno catalán y cuatro de sus exconsejeros han desobedecido la citación judicial, por lo que la Fiscalía ha pedido su detención. Este desenlace del golpe separatista en Cataluña era muy previsible. El Gobierno de España ha sido muy suave a la hora de tomar medidas contra los golpistas, incluso les dio la oportunidad de regresar a la legalidad, pero no hicieron caso. El separatismo catalán lleva años incumpliendo las leyes y desobedeciendo sentencias judiciales -por ejemplo, las que amparan el derecho a estudiar en español en Cataluña-, sin que ello tuviese consecuencias. Se habían acostumbrado a la impunidad de tal forma que ya creían tener el privilegio de saltarse las leyes, incluso cometiendo delitos tan graves como el de sedición y el de rebelión, delitos cometidos al violar la Constitución Española y las sentencias judiciales, a fin de promover la separación de una parte de España, usurpando la soberanía nacional.
La ultraizquierda llama ‘presos políticos’ a los golpistas encarcelados
Ejerciendo una vez más su papel de propagandista del separatismo catalán, Podemos ha salido rápidamente en defensa de sus detenidos. El líder del partido de ultraizquierda, Pablo Iglesias, ha afirmado esta tarde en su Twitter: “Me avergüenza que en mi país se encarcele a opositores. No queremos la independencia de Cataluña pero hoy decimos: libertad presos políticos“. Esta irresponsable y demagógica declaración es un nuevo episodio del apoyo que viene manifestando Podemos al separatismo catalán, en el marco de una estrategia para desestabilizar la democracia española a fin de obtener votos para una opción populista que surgió de las filas del comunismo.
Pablo Iglesias confunde la tolerancia con la impunidad
Obviamente, esos políticos separatistas no están en prisión por hacer oposición al Gobierno, como da a entender Pablo Iglesias. Prueba de ello es que Pablo Iglesias y otros políticos españoles llevan años haciendo oposición al Gobierno sin haber sido acusado nunca de ningún delito por ello. España es una de las democracias más avanzadas del mundo. En España es totalmente legal criticar al Gobierno e incluso manifestarse contra él. De hecho, la izquierda disfruta de una tolerancia que incluso podríamos calificar de excesiva. Una prueba de ello es que Pablo Iglesias incluso ha elogiado a quienes agreden a agentes de Policía e incluso ha apoyado a un miembro de Podemos encarcelado por agredir a puñetazos a un concejal socialista, y a pesar de tratarse de claras incitaciones a la violencia, ningún juez le pidió explicaciones por ello.
La estrategia de Podemos y del separatismo: cuanto peor, mejor
Algo así sería impensable en países como Venezuela. Precisamente, Podemos viene apoyando a la dictadura chavista mientras se dedica a desprestigiar a la democracia española, con absoluta desfachatez. La obediencia del partido de ultraizquierda hacia esa dictadura está por encima incluso de los derechos humanos: el partido de Pablo Iglesias se ha negado a pedir la libertad de los presos políticos venezolanos en tres votaciones parlamentarias, y eso a pesar del encarcelamiento de líderes de la oposición en prisiones militares -algo impensable en una democracia-, el asesinato de manifestantes de la oposición democrática, y las torturas perpetradas en las cárceles venezolanas, unas violaciones de derechos humanos denunciadas por la ONU y la Unión Europea. Mientras Podemos apoya a esa dictadura brutal, sus socios parlamentarios comunistas de Izquierda Unida llaman “institución criminal” a la Unión Europea pero se niegan a definir como “dictadura” a Venezuela. Indudablemente, la calificación absurda que ha hecho hoy Pablo Iglesias sobre los golpistas encarcelados no significa que sea incapaz de distinguir entre un preso político y un político preso. Conoce muy bien la diferencia. Pablo Iglesias miente y lo hace para crear tensión y fomentar una cultura de la subversión, el único escenario del que su partido extremista y populista puede obtener algún resultado que le satisfaga. El separatismo y la ultraizquierda tienen un denominador común: cuando peor le vaya a España, mejor para ellos. Una estrategia antiespañola que debe ser denunciada en todos los ámbitos posibles.

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