lunes, 12 de junio de 2017

Expliquemos al señor embajador de Qatar lo que es de verdad un régimen autoritario

Pep Guardiola carga contra España tras haber defendido al emirato qatarí

 

 Pep Guardiola, exjugador de F.C. Barcelona y entrenador del Manchester City, participó ayer en un acto separatista en el que denunció “los abusos de un Estado autoritario”, en alusión a España.
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Guardiola fue embajador de la candidatura de Qatar para el Mundial de 2022
Se da la circunstancia de que Guardiola ha sido embajador de la candidatura de Qatar al Mundial de 2022. Por si no lo sabes, Qatar es una monarquía absoluta. La Sharia es la fuente de toda su legislación. La mujer sufre una grave discriminación legal por ello (en ciertas cuestiones su testimonio vale la mitad que el de un hombre, y en otras no vale absolutamente nada). No hay partidos políticos. Es, de hecho, uno de los pocos países del mundo que no ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. El emir qatarí, Tamim bin Hamad Al Zani, es el Jefe de Estado y el presidente del gobierno. El mero hecho de criticarle se condena con la cárcel.
Dijo que en Qatar disfrutan de “todas las libertades del mundo”
En 2010, cuando Guardiola era entrenador de dicho equipo, la Qatar Foundation se convirtió en patrocinadora del Barça. Tal vez no lo sepas, pero se trata de una fundación financiada por el gobierno de Qatar y cuya presidenta es una de las tres esposas del emir. Aquel patrocinio provocó una gran polémica precisamente por el status político de esa monarquía absoluta. Entonces, Guardiola afirmó que Qatar no es “un régimen dictatorial” y dijo que en el país se disfrutan “todas las libertades del mundo”. Este señor, que mintió así para defender a una monarquía absoluta, es el que ayer tuvo la tremenda cara de llamar “Estado autoritario” a España.
Lo que entiende el separatismo catalán por democracia
Dicho lo anterior, repasemos, además, lo que entiende por democracia el separatismo catalán:Imponer multas lingüísticas por rotular en español, y eso a pesar de ser lengua cooficial en esa comunidad. De hecho, es la lengua más usada por los catalanes.Imponerles la ideología separatista y el odio a España a los niños en los colegios, un adoctrinamiento propio de un régimen totalitario.Prohibir a las familias catalanas escolarizar a sus hijos en español, creando ciudadanos de primera y de segunda clase. Los de segunda son los que tienen por lengua el español (es decir, la mayoría). Nunca se ha hecho una encuesta escolar a los padres para que manifestasen sus preferencias (sólo puedes votar lo que al separatismo le da la gana), pero existen encuestas que demuestran que sólo una minoría apoya ese sistema de inmersión.Desobedecer las sentencias judiciales que amparan los derechos de los hispanohablantes. La citada inmersión es algo absolutamente anormal en un territorio democrático con dos lenguas oficiales, y ha dado lugar a sucesivas sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional rechazando las imposiciones nacionalistas, todas desobedecidas por la Generalidad. El gobierno separatista catalán es el único gobierno supuestamente democrático del mundo que se jacta abiertamente de desobedecer las sentencias judiciales que no le agradan, con el fin de seguir lesionando los derechos lingüísticos de los catalanes.Disponer de un órgano de censura política como es el Consejo del Audiovisual de Cataluña, que viene dedicándose a perseguir a aquellos medios que se muestran críticos con el separatismo catalán. Ese órgano de censura fue criticado por el Instituto Internacional de Prensa, la Asociación Mundial de Periódicos y el Comité Mundial de Libertad de Prensa, que denunciaron que el CAC es “un retorno a épocas pasadas de censura y represión”.Violar la legalidad constitucional que votaron los propios catalanes. La Constitución fue apoyada por el 90,46% de los catalanes, y en ella se recogen los términos precisos para su modificación. Los separatistas se creen que están por encima de las leyes y que las pueden desobedecer cuando les da la gana y con total impunidad. Esa burla del Derecho es incompatible con la democracia, puesto que en cualquier país la democracia implica que todos somos iguales ante la ley y todos estamos obligados a respetarla, sin excepciones.
Lo que está haciendo Guardiola es pedirles a los catalanes que voten un referéndum fraudulento, engañososo e ilegal, con el fin de convertir a Cataluña en algo más cercano a Qatar, en materia de libertades, que a una democracia como la española. Los políticos separatistas a los que respalda Guardiola quieren tener su propio Estado para que ningún juez se atreva a pedirles cuentas por más de tres décadas de corrupción, porque en esa Cataluña independiente con la que sueñan cualquier juez que se atreviese a ir a por ellos sería señalado, como ya ocurre ahora, como un enemigo de Cataluña. No, señor Guardiola: “Estado autoritario” es lo que usted y los suyos quieren para Cataluña, un Estado en el que nadie tenga derecho a rotular en español, ni a educar a sus hijos en español, ni a negarse a que les adoctrinen en la ideología de Guardiola. Un Estado en el que las sentencias no valgan nada si no agradan a los gobernantes, y en el que la ley sea papel mojado porque los separatistas no quieren más ley que hacer lo que les salga de las narices.

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