La nueva casta
Susana Díaz dijo el lunes que el cogollo del meollo es que Podemos, con 69 escaños, pretenda «hablar cuatro veces más que los demás» y tener una representación «cuádruple» a la que los ciudadanos le otorgaron en las elecciones del 20 de diciembre.
Tenía razón Susana. Pablo Iglesias soñaba con cuatro grupos repitiendo su mensaje. Los plenos del Congreso serían insufribles y reiterativos, pero hay que entenderlo. Trataban de pasarse por la entrepierna el reglamento del Congreso y la prohibición de su artículo 23 para que formen grupos las fuerzas que no hayan competido entre sí en las elecciones.
Ellos nunca han tenido ideas claras sobre el respeto a la ley. Entre sus diputados y senadores hay antecedentes por agresión a policías y guardias civiles, manifiestos de apoyo a terroristas como De Juana Chaos, asesores de Chávez y Correa, ex miembros de ETA, tráfico de drogas, delitos contra el Patrimonio y un condenado por agresión a un adversario, actividades todas ellas que a Iglesias le parecen tan legítimas como los dineros recibidos de Irán y Venezuela.
Que pretendieran tener cuatro grupos era comprensible. Estaban mal acostumbrados y tendían a confundir el Pleno del Congreso con las tertulias de la telebasura que los encumbró. ¿No tuvieron acceso a los debates de campaña sin tener un solo diputado en el Congreso, mientras partidos que tenían grupo propio como Izquierda Unida y UPyD no tuvieron esa opción? A las huestes de Pablo Iglesias se les aceptó su posición en las encuestas como representación parlamentaria. También querían cobrar un millón de euros más de lo que les correspondería por los resultados, medio millón más que el PSOE e igualando lo que recibe el PP con 54 escaños más. Privilegios de casta.
No pudo ser. Colau y las Mareas han aceptado la negativa, pero los cuatro de estricto Compromís se han negado y seguían pidiendo un grupo propio. Una de dos, envainársela o el Mixto. El PSOE cedió una de sus secretarías en la Mesa del Senado al PNV para trabajarse su apoyo, así como el traspaso de senadores suyos a ERC y DiL para motivar su abstención. Ayer prometió apoyar a Podemos para que pudiera tener dos grupos en el Senado, pero es una pretensión improbable, dada la composición de la Mesa. ¿El PSOE y Podemos sin Compromís?
El Congreso es un zoco marroquí. Yo te apoyo y tú me ayudas a saltarme el reglamento. Si Pablo ha cedido es porque la repetición electoral sólo favorecería, y no mucho, al PP. A él le ponía en riesgo sus coaliciones periféricas. No ha habido negociación sobre el programa de gobierno, sólo mercadeo y simonías. Todo hace prever que Sánchez podrá presentarse el día 30 ante el Comité Federal de su partido con un verosímil de apoyo suficiente para la investidura. Y a sus compañeros, todo lo demás les dará igual. ¿A qué le llamarán nueva política?
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