miércoles, 12 de agosto de 2015

Los 'superpoderes' de la heroína Colau sólo llegan para enchufar a su marido

Ada Colau haciendo el mamarracho como la heroína 'Vivienda'


Lamentos de pollo Calimero cuando le piden trabajo por la calle los ciudadanos

 

" Utilizar el poder que da la alcaldía para resolver casos individuales que acceden a mí por vía personal podría ser considerado clientelismo, incluso tráfico de influencias"

 
La heroína de los antidesahucios, la reina del populismo, se ha visto superada por la realidad. Y es que no es lo mismo predicar que dar trigo o al menos eso es lo que ha debido pensar Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, quien reconoce ahora que no puede solucionar los problemas individuales de los vecinos. Eso sí, no tuvo problemas para enchufar a su señor esposo -Ada Colau, esa gran feminista que lo primero que hizo fue enchufar a su marido-.
Asegura Colau en su muro de Facebook que ella no puede actuar como agencia de colocación (otra cosa es su pareja sentimental):
Una mujer mayor me paró por la calle, llorando, y me explicó que no llega a fin de mes, con una pensión miserable, un hijo en paro y una vivienda social que no alcanza a pagar. El otro día una amiga me preguntó si podía conseguirle empleo a su marido, camionero, conduciendo algún camión de recogida de la basura. En el colegio de mi hijo, un padre me comentó que lleva cuatro años en el paro y que estaría dispuesto a trabajar de lo que sea. Desde que soy alcaldesa, se han multiplicado las peticiones de empleo: cada día en la calle, por carta, por facebook, hasta por whatsapp y sms.
Explica que:
Aparentemente tengo más poder que nunca, y sin embargo en cierto sentido me siento más impotente: a diferencia del activismo social en el que he estado muchos años, ahora no puedo actuar para dar respuesta a casos individuales. Utilizar el poder que da la alcaldía para resolver casos individuales que acceden a mí por vía personal podría ser considerado clientelismo, incluso tráfico de influencias. Ahora mi tarea (y la del equipo que me acompaña) es cambiar políticas estructurales, como aumentar las políticas sociales (becas comedor, viviendas de alquiler social); o promover políticas de empleo a través de la agencia Barcelona Activa; o aprobar planes de impulso del comercio de proximidad y la economía cooperativa, el turismo sostenible, la rehabilitación urbana y energética, etc. Políticas que estoy segura que ayudarán a crear no sólo empleo, sino empleo de calidad, pero que necesitan varios meses para ponerse en práctica y empezar a mostrar resultados sustantivos.
Y anima a los ciudadanos a que la sigan interpelando a través de las redes sociales (como si con ello la gente viera sus problemas solucionados):
Quiero aprovechar el altavoz de las redes sociales para deciros que nos vamos a dejar la piel para hacerlo lo más rápido posible, pero que ahora no puedo intervenir en casos individuales, aunque algunos de los que conozco me hagan llorar de rabia e impotencia. Eso sí: os pido que me sigáis interpelando y explicando la realidad, la que realmente importa, la de la vida cotidiana de la gente, la que -ahora y siempre- debe ser la máxima de nuestras prioridades. Miles de personas nos votaron para poner la vida digna de todas las personas en el centro de las políticas públicas, sin excusas. Lo sabemos y lo recordamos cada día, con un profundo sentido de la responsabilidad.

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