El anuncio de la alcaldesa madrileña de que cederá edificios municipales a grupos okupas es algo que resulta inspirador para cualquier asociación que quiera un local gratis.
Y digo cualquier asociación, pero tengo que hacer un matiz: cualquier asociación que se convierta en grupo okupa. Si diriges una Cáritas parroquial y ayudas a los necesitados, te quedas sin local gratis, claro. Porque además de no ser un grupo okupa, te dirán que el laicismo izquierdista impide al ayuntamiento ceder un local a un grupo dependiente de la Iglesia Católica, aunque sea una ONG de ayuda a los menesterosos, pero no impide ceder locales a grupos antisistemas que a menudo se dedican a actividades violentas e ilegales. Según la óptica de Ahora Madrid, lo urgente para acabar con la pobreza en la capital de España no es proporcionar medios públicos a las ONG que la combaten, sino ceder edificios a grupos okupas. ¿Qué no lo entiendes? Pues muy sencillo: los okupas son amiguetes de Carmena y Cáritas no. Y vale ya. ¿O no vale?
Pues no. De hecho, será interesante conocer el criterio de Carmena y su gabinete para adjudicar esos espacios públicos. Si alguien me sugiere que ese criterio consistirá en el uso a discreción de un dedo, no le quitaré la razón. No sería la primera vez que la izquierda confunde una administración pública con su cortijo particular, en el que puede hacer lo que le venga en gana, beneficiando a sus amiguetes con todo el descaro del mundo. El caso es que hay una cosa llamada Constitución Española cuyo Artículo 14 afirma: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Dicho sea de otra forma: si montas un grupo okupa de derechas, católico, provida, liberal o simplemente anticomunista, Carmena no te podrá discriminar en la adjudicación de locales alegando que tus opiniones no le gustan. O bueno, sí que podría, pero en ese caso -y ella, que ha sido jueza, debería saberlo- estaría cometiendo un delito de prevaricación.
Así pues, ¿para qué seguir manteniendo ONGs de ayuda al necesitado, asociaciones provida, think tanks liberales, grupos a favor de la libertad religiosa o cualquier otra plataforma que tenga por ámbito de actuación la ciudad de Madrid y que no coincida con la ideología de la alcaldesa? Es hora de hacer grupos okupas, que es lo que a Carmena le mola, pero hagámoslos para mantener opiniones que no sean del agrado de la alcaldesa, y veremos lo que pasa. Ya sé que alguno pondrá reparos a llevar cresta, a convertir un edificio en un cerdal, a montar ruido y molestar a los vecinos y a otros comportamientos asociados a esos grupos marginales. Tampoco hay que llegar a eso. No creo que el ayuntamiento tenga el tremendo cuajo de exigir que los grupos adjudicatarios del dedo… perdón, de esa justísima cesión de espacios públicos tengan que caracterizarse por los signos externos reconocibles de esas tribus antisistema. Vete engominado, con camisa, mocasines, lleva pantalones de tergal, y por supuesto no dudes en afeitarte y asearte como es debido. Sería divertido ver a un funcionario municipal argumentando que no te cede un espacio público por no ir hecho un guarro, pero insisto, esto no ocurrirá porque hacerlo sería un delito de prevaricación, y la señora Carmena, exjueza, no va a reclamar a sus funcionarios que cometan esos delitos, ni los va a cometer ella para beneficiar a sus amiguetes okupas, ¿a que no?
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