El pasado viernes conocimos el documento que recoge las nuevas propuestas económicas de Podemos. Este documento, desarrollado por los economistas Juan Torres y Vicenç Navarro, muestra algunas diferencias respecto a lo que venían defendiendo los líderes de Podemos desde hace meses. Antes de analizar el contenido del documento, es importante resaltar que el mismo no obliga a los órganos de dirección de Podemos a seguirlo a rajatabla o a implementar las propuestas que veremos a continuación.
Lo primero que sorprende es una crítica importante a los gobiernos anteriores. Esta sorpresa no es debida a una mera cuestión política, ya que sería normal discrepar, sino a las propuestas económicas que plantean.
A nivel presupuestario, destaca su apuesta por incrementar aún más el gasto público, cuando alcanza actualmente el 46% del PIB. Desde 2008, hemos ido cerrando, año a año, con déficits públicos desmesurados, alcanzando su punto más álgido, a cierre de 2009, con un 11%. El Gobierno actual, aunque consigue aminorarlo, aún cerró 2013 con un 6,8%. Esos desfases presupuestarios han sido cubiertos con deuda pública hasta alcanzar, hoy, casi la totalidad del PIB. El problema es el déficit, no la deuda.
La propuesta de Podemos de reestructurar deuda (periodos de carencia de intereses o capital, variación de los mismos o renegociación de vencimientos), unida a su propuesta de derogación del Artículo 135 de la CE en materia de estabilidad presupuestaria daría pie a que a medio plazo se volviese al lugar de partida. Cumplirían con sus propuestas (ampliar rentas de inserción que ya existen, gasto en vivienda, etc.) a costa de un desfase presupuestario aún más acusado que generaría deuda de nuevo y de serias dificultades para financiarse posteriormente.
En materia financiera lamentan no poder dirigir su propia política monetaria para imprimir moneda y modificar los tipos de interés, con las consecuencias inflacionarias que ello tiene. Indican que la ciudadanía debe ser concienciada de lo negativo que es pertenecer a la unión monetaria, ¿primer paso, aunque dialéctico, para salir del €? Por otro lado, apoyan establecer un impuesto a a las transacciones financieras, ¿recordamos el desastre de la Tasa Tobin en la Suecia de los años 90?
Además, achacan al sector financiero privado un rescate que no asumió, ya que fue otorgado a las Cajas de Ahorros públicas quebradas por políticos de toda procedencia. Su propuesta es una banca pública, ¿vuelta a los errores del pasado?
En materia fiscal, achacan nuestros problemas a la reducida tributación de nuestras grandes empresas. Éstas, tributan por sociedades a un 18% aproximadamente, un tipo medio efectivo bastante elevado, toda vez que la imposición al capital en España está por encima de la media de la UE-25 (click aquí para ver documento con datos del BdE). Si incrementamos la tributación a las grandes empresas, corremos el riesgo de una fuga de capitales y de un descenso de la inversión empresarial extranjera en España. Pretenden, además, aplicar nuevos impuestos especiales y recuperar el impuesto de Patrimonio, un impuesto que supone doble tributación. Finalmente, plantean la necesidad, aunque sea extraordinaria, de incrementar las cotizaciones sociales de los empresarios, siendo éstas ya de las más altas de la UE. Supondría trabas a la creación de empleo.
En materia laboral, plantean reducir la jornada laboral a tiempo completo a 35 horas semanales. Esto supondría una reducción salarial y, a la vez, no garantizaría mayor oferta de puestos de trabajo. Además, al disminuir salarios, se reduciría el consumo, parte importantísima de la demanda agregada. Otra de sus propuestas, incrementar el SMI, supone imposibilidad de acceder al mercado laboral a trabajadores menos cualificados y menos productivos. Respecto de la desmesurada oferta de empleo público, su coste sería difícilmente asumible con la estructura presupuestaria actual.
Es interesante su propuesta de crear una oficina anti fraude, pero no olvidemos que este fenómeno se da, al igual que la economía sumergida, cuando la presión y el esfuerzo fiscal son elevados y este documento es una clara apuesta por incrementar ambos. En definitiva, se trata de medidas que, en general, supondrían ahondar en los errores actuales e impedir la creación de valor y riqueza empresarial y, con ello, de empleo y bienestar
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