Fiel a su estilo provocador, el alcalde de Marinaleda ha entregado su acta de diputado un minuto antes de expirar el plazo.
El alcalde ha hecho de su localidad un parque temático del comunismo.
El baile de informaciones había sido constante en las últimas horas. Tal es así que el primer lugar en el que ha reinado la incertidumbre es en el propio seno de IU, que ya no sabe si Gordillo va o viene. Fuentes de IU declaran a Periodista Digital que la paciencia que IU está teniendo con el alcalde de Marinaleda se debe a que éste se encuentra enfermo y psicológicamente débil.
Por ello no se ha querido adoptar una decisión dura -una sanción- hasta que se agotara el plazo para dejar el parlamento. Lo ideal, señalan en IU, era que el propio Gordillo hubiera dicho de una vez a qué cargo renunciaba antes (no un minuto antes) de que la cámara andaluza pueda retirarle su escaño. IU ha querido evitar a toda costa sancionar a una figura tan importante dentro del partido, circunstancia que -aseguran- hubiera dañado la imagen de la formación.
Incluso el portavoz del grupo parlamentario de IU, José Antonio Castro, calificó de mareante la actitud del líder jornalero. "Tiene que hacer efectivo ya lo que prefiera y le vamos a respaldar en su decisión". Sorprendentemente la ambigüedad no es sólo cosa de Gordillo, ya que Castro cree que no hubiera sido justo que el parlamento declarara nula su acta de diputado. Unas palabras que no se entienden en absoluto, sobre todo después de que IU apoyase esta ley de incompatibilidades.
Nadie excepto Sánchez Gordillo sabía a ciencia cierta cómo iba a acabar esta historia. Todo podía cambiar en cualquier momento en un partido en el que reina la confusión. Tal ha sido así que en las últimas horas una fuente cercana al alcalde de Marinaleda aseguraba a Periodista Digital que la intención de Gordillo jamás ha sido la de seguir como alcalde. Es decir, que en realidad Gordillo nunca dio marcha atrás en su decisión de abandonar la alcaldía, que todo se debió a la confusión característica de un ambiente asambleario como el de Marinaleda. "A mí no me consta que vaya a seguir de alcalde", apuntaba esta fuente. Sin duda, una muestra de que ni siquiera sus más cercanos conocían las intenciones del polémico líder jornalero.
Quizá todo se trataba de un intento por llamar la atención después de pasar un periodo de sombras en el plano político y personal. En los últimos años Sánchez Gordillo participó en diversos asaltos a supermercados y ocupaciones de fincas en el campo andaluz. Aquello le costó caro. Tuvo varias citaciones judiciales, pero no fue a ninguna. Se declaró insumiso judicial. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía le condenó a siete meses de cárcel y a pagar una multa de 1.200 euros por un delito de desobediencia grave y otro de usurpación durante la ocupación de la finca militar Las Turquillas en 2012.
La condena y, sobre todo, su lucha estéril de ocupaciones y otros actos simbólicos, le dejaron tocado política y personalmente. Él nunca ha escondido su sueño de una Andalucía independiente bajo el sistema de república. Eso, claro, después de haber logrado subvertir el sistema capitalista, una pelea en la que lleva 35 años al frente del parque temático comunista en el que ha convertido Marinaleda. Quién sabe si su próxima maniobra sea el salto a Podemos. De momento, ya se ha comparado con el mismísimo Jesucristo, del que asegura que hoy estaría a la izquierda de IU.
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