El “Club Gola”, destino del viaje Canarias-Madrid del senador Curbelo (PSOE)
“No soy partidario de controlar la actividad del diputado que, en algunos casos tiene un carácter que, si no es secreto, al menos es discreto”, ha declarado el presidente del Congreso, Jesús Posada (PP) y corroborado el portavoz del Grupo Popular, Alfonso Alonso. Y los demás partidos del régimen han callado. No les falta razón: hay parlamentarios que en sus viajes han sido detenidos por tráfico de drogas (diputado cántabro Félix de la Fuente (AP), senador malagueño Enrique Bolín (PP), otros han organizado altercados en prostíbulos (el canario Casimiro Curbelo, PSOE), los hay incluso que se han suicidado al ser sorprendidos usando sus tarjetas del Grupo Parlamentario en locales de alterne (el aragonés Carlos Piquer, PSOE)… Otro colega, que llegó a presidente del Senado, presumía hace años ante un grupo de senadores y periodistas de confianza: conocía las mejores “salas de masaje” de toda España gracias a su tarjeta de viaje “gratis total” y se permitía incluso hacer recomendaciones. “Me cuesta menos ir en avión que coger un taxi“, señalaba el citado parlamentario cuando se le desataba la locuacidad con alguna copa de más. Esa es la “libertad” que reclaman los diputados y senadores de la actual partitocracia: libertad para sustraer de esta forma dinero público sufragado por todos los demás ciudadanos, para visitar a sus amantes o novias en otras provincias o disfrutar de las mejores casas de citas.
El actual presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo (PSOE)
El entonces senador canario, hoy líder y “cacique” del PSOE en La Palma y presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, en uno de sus viajes a Madrid, protagonizó un altercado público en el “Club Gola” de la madrileña calle del General Perón. Con él no pudo José Miguel Pérez, el canario incorporado a la nueva Ejecutiva, y con él no puede ni Pedro Sánchez. Tampoco Rubalcaba se atrevía a pedirle la dimisión pese al escándalo nacional que supuso su desgraciado y etílico “accidente”. El atestado refleja cómo en plena borrachera el senador pidió que se llamara por teléfono al presidente de la Cámara Baja, Javier Rojo, para informarle del caso. El célebre «no sabe usted bien con quién está hablando».
Club Gola: el viaje del senador a la casa de citas lo pagaron los contribuyentes. Ni devolvió ni justificó nada.
También acudió a testificar el camarero del “Club Gola“, en los bajos de Azca, que contó como a las tres de la madrugada el senador, su hijo y un amigo de éste acudieron al local en actitud «muy agresiva, grosera y chulesca hacia las señoritas». Pasaron a un reservado con varias de ellas, donde se escucharon improperios y golpes, uno de ellos rompiendo un cristal. Se oyó entonces un insulto muy concreto: «Yo me meo en las putas, yo no pago a las putas». Cuando llegó la policía encontró a los acusados «en un evidente estado de embriaguez» y con «dificultad en el habla, boca pastosa, ojos vidriosos, pupilas dilatadas, halitosis etílica y un estado de excitación propia del consumo de bebidas alcohólicas». Entonces el hijo de Casimiro Curbelo insulta a un policía, le propina un puñetazo y su padre retoma la algarada apelando reiteradamente a su condición de senador, con una nueva catarata de insultos graves, algunos de ellos racistas, y una nueva agresión. Todos estuvieron más de doce horas detenidos hasta que se les pasó la cogorza y declararon ante el juez. Actualmente están a la espera de juicio.
Alfonso Guerra en el homenaje a Carlos Piquer
El senador socialista aragonés, Carlos Piquer, protagonizó otro incidente parecido en otro viaje a Madrid. Existe un desgarrador testimonio de su amiga, la periodista Pilar Barranco, sobre su posterior suicidio. Lo describió así en el décimo aniversario de su muerte: «Doler, me duele su ausencia tanto como el día que el muy cabrito decidió que rompía la baraja y se marchaba al otro barrio. Hoy todo se me aparece como una colección de fotos fijas: la filtración de la falsa noticia. La factura de Roberto de la que casi nadie hizo caso. La firmante. Las mentiras. Las descalificaciones. El Mississippi. Testigos protegidos. Los polis de alcantarilla, las putas. La coca. El Gitano. La Chiqui. Karen. El texto para el Supremo que preparamos entre Carlos y yo en lo que hoy es el Blue Note. Su regreso a la vida política. ¿Cómo era Carlos Piquer? Un… desastre de hombre. Juerguista, alocado, mujeriego… Pero también amable, generoso, buena persona, tierno, noble. Socialista de los de carnet y con adoración a Felipe González. Sería un desastre, pero Carlos Piquer jamás pagó droga ni putas con aquella tarjeta del grupo socialista. Nunca la usó pasa eso. ¿Si estaban los cargos aquellos en ella? Estaban, es cierto. Carlos cogió la cartera y pidió que le cobraran. El camarero cogió la primera tarjeta que vio. Lamentable, Carlos”.
El senador Enrique Bolín (PP)
También es el caso del senador Enrique Bolín y del diputado Félix de la Fuente, los dos detenidos por la policía a causa de sus actividades y relaciones con el tráfico de drogas. Este último fue diputado por Cantabria en las listas de Alianza Popular y fue detenido junto a su hijo. Se le atribuyó haber distribuido 1.500 kilos de cocaína en Galicia, que fueron introducidos a través del puerto de Valencia. La coca procedía de Colombia y Venezuela y los socios del hoy ex diputado tenían previsto adquirir un submarino para futuras operaciones.
Juan Carlos y Enrique Bolín
Por su parte, el senador Enrique Bolín (PP), alcalde de Benalmádena (Málaga) y sobrino del célebre Luis Bolín, corresponsal en Londres de ABC, fue detenido y condenado en Gibraltar por «posesión e importación de cocaína», aunque en este caso la policía británica sólo decomisó en su yate 28 gramos de polvo blanco y uno de hachís. Bolín alegó que consumía coca “para superar su depresión”, pero tuvo que pasar dos meses y medio en la prisión gibraltareña de Moorish Castle. La larga lista de senadores y diputados acusados de corrupción y que desempeñaron sus actividades irregulares a través de sus viajes la encabeza el actual presidente de la Cámara Alta, Pío García Escudero (defraudó a Hacienda 24.000 euros y lo confesó ante el juez), seguido del ya famoso senador Luis Bárcenas (PP), los nacionalistas Miguel Zerolo y Dimas Martín (Coalición Canaria) por corrupción pura y dura, los conservadores Alfonso Ferrada y Francisca Mendiola y (PP) por corrupción urbanística, etc… Ninguno ha devuelto un solo euro.
El senador Alfonso Ferrada y Fabra (PP)
“Yo tengo que confiar en la responsabilidad de los diputados. Esto no es el colegio”, ha afirmado el portavoz popular, Alfonso Alonso. Y es verdad: el Congreso o el aún más inútil Senado no es una escuela, es una casa de citas donde se juntan los peores vicios y pasiones humanas a causa de la escasa moral de sus protagonistas, que disfrutan de escandalosos privilegios (alcohol de lujo a precio de taberna), bares propios de uso exclusivo y aún más altos sueldos. Además, viajes y taxis gratis para sus señorías y sus familias (aprovechan los “puntos” que ellos obtienen de las compañías aéreas para pagar los pasajes de esposas e hijos, según señalan fuentes de Iberia y Air Europa). ¿Harán públicas alguna vez las listas de estos otros “viajes”? No tienen remedio ni aún denunciándolos y sacándoles los colores: tendrá que ser un nuevo régimen el que levante las alfombras de la opacidad actual.
La senadora Francisca Mendiola (PP)
“Las Cortes no fiscalizan los viajes de los parlamentarios y los ocultan. Arguyen una norma no escrita para no ejercer ningún control: podría coartar su libertad en el ejercicio de su actividad como miembros de las cámaras”, denuncia el periodista parlamentario Juan Antonio Blay. Pese a la escandalera nacional y el colapso económico de España, siguen viajando en primera clase. Y las pruebas las tienen las compañías aéreas, fácilmente accesibles por sus programas informáticos. “El control que los diputados rechazan: fichar, justificar viajes y cobrar por productividad. Las promesas de cambio de reglamento se suceden desde los años ochenta”, subraya el periodista Javier Ruiz.
El senador Miguel Zerolo (Coalición Canaria)
“La opacidad de los gastos de los diputados se mantiene también en el montante agregado del Congreso de los Diputados. La cámara no detalla en su presupuesto global sus gastos pero el desglose de ciertas partidas permite extraer conclusiones millonarias. En el año 2013, la Cámara Baja ha presupuestado 6,75 millones de euros para los viajes de sus señorías en tren, avión y barco. Además, el Congreso incluye un presupuesto de: 558.900 euros para pagar el parking de los diputados en aeropuertos; 600.000 euros para vehículos oficiales; 850.000 euros para taxis de los 350 diputados que perciben vales de 3.000 euros anuales. En ninguna de esas partidas es necesaria justificación alguna: los diputados pueden resolver esas partidas de gasto con la agencia de viajes del Congreso, una concesión adjudicada a Viajes El Corte Inglés“, concluye Ruiz.
El senador Dimas Martín, a punto de emprender un viaje… a la cárcel de Lanzarote
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