sábado, 15 de noviembre de 2014

Sánchez Gordillo deja Marinaleda hecha una ruina


 
 
 

El que parecía regidor perpetuo y artífice de la "utopía de Marinaleda" deja un municipio arruinado y con una de las rentas per cápita más baja de Andalucía y un paro en aumento., al frente de una de las marchas para ocupar fincas

La legislación andaluza establece la incompatibilidad de ocupar un escaño en el parlamento autonómico y ser alcalde de un municipio. Solamente así han conseguido que Juan Manuel Sánchez Gordillo, tras 35 años, abandone el poder absoluto que ejerce en el municipio sevillano de Marinaleda, de casi 2.800 habitantes.
Marinaleda se convirtió hace unos años en el paradigma de los movimientos radicales de izquierda la utopía, dicen ellos-. Vendía un pueblo igualitario, sin propiedad privada, sin paro y volcado en el colectivismo agrario y agroindustrial. Pero ¿cuál es la realidad del pueblo que lleva tres décadas y media siendo el feudo de Sánchez Gordillo?
 
Frente a la demagogia y la propaganda, los datos dejan una visión clara de la situación. Según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), es falso que Marinaleda no tenga paro ya que, en los últimos tres años ha oscilado entre el 22 y el 18%, siendo el total de parados según datos de septiembre pasado, de 110 personas. Pero no es la única paradoja. En el año 2013 se registraron 1.704 contrataciones, de ellas 1.702 eran empleos temporales, y solamente 2 fueron contratos indefinidos. Unos datos que no casan con las exigencias de los partidos de izquierda y los sindicatos que hacen bandera de la defensa del empleo estable.
En cuanto a datos económicos se refiere, la herencia que deja Gordillo al municipio tampoco da lugar al optimismo. Actualmente presenta una deuda viva real de 2.830.000 euros, es decir: el 115% de su presupuesto anual. Una deuda que, tras ser estudiada demuestra el comportamiento poco ético del alcalde de la localidad ya que una gran parte de esta cantidad, 1,1 millones de euros, corresponde al impago de agua al Consorcio de Aguas Plan de Écija. Sin embargo, estos impagos no repercuten en beneficios para los marinaleños que deben abonar al consistorio todos los meses entre 12 y 15 euros en concepto de consumo de agua.
Otra da las alabanzas que se hacen de la gestión de Gordillo en Marinaleda es la de haber conseguido un bienestar económico importante para los vecino. Sin embargo, la renta media local es exactamente, según la Junta de Andalucía, de 9.273 euros, muy por debajo de la media nacional de España, que ronda los 18.000 euros, y la media andaluza que se queda al borde de los 14.000 euros. Además, no queda compensada por los servicios que daría el ayuntamiento ya que mientras que la media de gasto en bienes y servicios por habitante de los municipios españoles de entre 2.000 y 3.000 habitantes es de 310 euros, en este municipio sevillano apenas es de 191 euros al año.
Una pésima gestión pero bien vendida
La gestión municipal tampoco ha sido el fuerte del ídolo de la izquierda española. Los ayuntamientos de poblaciones del tamaño de Marinaleda dedican anualmente una media de 16,31 euros por habitante para hacer frente a los gastos financieros derivados de la deuda, en este caso, la mala gestión de Gordillo obliga al consistorio a casi triplicar esa cantidad, elevándola hasta 44,59 euros por habitante.
La deuda pública por cada marinaleño también es muy superior a la media nacional en municipios del mismo tamaño ya que en la localidad andaluza asciende a 86 euros, mientras que en el resto del territorio se reduce a 53 euros por vecino.
Donde tampoco sale bien parado el consistorio que ha dirigido durante 35 años el político que saltó a la fama hace unos meses por ocupar fincas y asaltar supermercados, es en el gasto en personal. Una cuenta que cuesta a cada habitante la cantidad de 374 euros anuales, mientras que la media de municipios similares españoles no llega a los 300 euros.
Lluvia de dinero, subvenciones y ayudas
Si Marinaleda ha sobrevivido a este caos en la gestión y en las cuentas públicas es porque se ha visto regado con un maná de subvenciones provenientes de la Junta de Andalucía, el Gobierno Central y la Unión Europea. Hasta tal punto se ha visto el municipio beneficiado de esta entrada de dinero que durante varios ejercicios ha supuesto hasta el 80% del presupuesto total del consistorio. Un porcentaje que choca con lo que ocurre con los pueblos del entorno, para los que las subvenciones y ayudas no superan, en ningún caso, el 33% del total del dinero disponible.
Sin embargo, frente a lo que defendía Gordillo ante sus vecinos, el maná parece agotarse y esta entrada de dinero que permitía a los gestores municipales jugar al colectivismo y a la "utopía comunista" muestra su cara real tras reducirse la ayuda pública, en el último ejercicio, en casi un 40%.
Cuando el Gobierno, la UE y la Junta empezaron a denegar la financiación, el alcalde prometió que se movilizarían porque eso eran "derechos adquiridos" que no podían ser arrebatados a los marinaleños. Pero la presión recibida desde la Junta e Izquierda Unida (IU), partido por el que resultó elegido para el escaño que ocupa, ha parado toda movilización.
Quizá sea la pérdida de la viabilidad y tener que enfrentarse al fracaso de la utopía comunista subvencionada lo que ha llevado a Sánchez Gordillo a optar por el puesto de parlamentario andaluz y no al de alcalde de Marinaleda. Aunque algo habrá influido también el hecho de que el sueldo de cualquier empleado en el municipio es de 47 euros brutos al día (unos 1.175 euros brutos al mes), y que el puesto de alcalde o concejal no está dotado económicamente por el consistorio. Quienes ejercen la función pública en el municipio sevillano deben, por tanto, tener un empleo que les permita ganar esos 47 euros diarios.
Muy diferente es la situación en la que queda el político optando por su empleo de parlamentario autonómico del grupo Izquierda Unida LV-CA por el que ingresa casi el triple: 3.113 euros brutos al mes en 14 pagas. Una cantidad de la que afirma entregar 1.000 euros al partido y hacer ciertas donaciones, pero esa es una decisión personal a la que no está obligado y de la que puede prescindir en cualquier momento obteniendo un sueldo neto que sería más del doble de lo que él obliga a ganar a los trabajadores de Marinaleda.


Además, hace meses, ya denunciamos la mafia que Sánchez Gordillo tenía en Marinaleda con los sueldos tan brutales que allí tenían, sobre todo para ser comunistas.

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