Desde hace unos meses la Catedral de Córdoba es víctima de una agresiva campaña de manipulación ante la opinión pública en la que se insta a la Junta de Andalucía a expropiar este templo, Patrimonio de la Humanidad y toda una joya arquitectónica internacional. Como suele ser habitual, una larga lista de tontos útiles, movidos por su anticlericalismo y su afán de trincar subvenciones públicas, se han sumado a esta campaña, aparentemente inocente y revestida de “ciudadana”, pero cuyas conexiones con diferentes grupos islámicos son cada día más evidentes.
Córdoba y su Mezquita, convertida en Catedral católica hace 775 años, son una constante reivindicación para el yihadismo. Así lo pude comprobar en primera persona en el viaje que hace unos días realicé a Irak para conocer in situ la amenaza del islamismo radical y el horror que está provocando en forma de asesinatos, torturas y decapitaciones. Allí, durante esos intensos días en los que pude visitar campos de refugiados y reunirme con varios ministros del Gobierno, comprobé que el nombre de Al Andalus y el de Córdoba en particular están más vigentes que nunca en el discurso islamista.
El nombre de Al Andalus y el de Córdoba, en particular, están más vigentes que nunca en el discurso islamistaEsta campaña de propaganda ha conseguido movilizar a una larga lista de medios de comunicación internacionales como Al Jazeera, la cadena qatarí, así como otros canales de países árabes. En los últimos meses, han visitado la ciudad de Córdoba convocados y aleccionados por alguien. Sorprende que un pequeño grupo ciudadano sea capaz de movilizar de esta manera a la prensa internacional. ¿Quién financia todo este despliegue?, ¿a quién beneficia que se cuestione que la Catedral de Córdoba es de la Iglesia? ¿por qué se reivindica de manera constante el carácter islámico del templo?
El pasado mes de mayo el senador de Izquierda Unida José María Mariscal despejó la hoja de ruta. En una rueda de prensa defendió que sería favorable a que la Junta de Andalucía expropiara la Catedral de Córdoba y que, posteriormente, se permitiera en su interior el rezo islámico. En este sentido, son muchas las voces que en los últimos meses están mandando mensajes a la opinión pública diciendo que, si los musulmanes pudieran rezar dentro de la Catedral de Córdoba, toda la polémica desaparecería.
Toda esta polémica artificial supone un gran balón de oxígeno para los que anhelan que los territorios de Al Andalus vuelvan a ser parte del Califato.Me niego a pensar que todo esto es fruto de las casualidades. Por desgracia, ante la ceguera de muchos, Córdoba está en la diana del yihadismo. Por ello, toda esta polémica artificial supone un gran balón de oxígeno para los que anhelan que los territorios de Al Andalus vuelvan a ser parte del Califato. En Occidente, en Europa y en España millones de personas no quieren ser conscientes de que el avance del yihadismo crece cada día y su amenaza se cierne contra nosotros, en nuestras calles, en nuestras plazas y en nuestras ciudades. Nueva York, Londres, Madrid, Boston, Toulouse u Ottawa son solo algunos de los escenarios en los que ha golpeado el zarpazo del yihadismo, ejecutado por terroristas que normalmente viven en nuestras sociedades como uno más, pero atraídos por el radicalismo y conectados con el horror a golpe de ratón.
Occidente lleva muchos años odiando a Occidente, renegando de su esencia y de su pasado. En los momentos de la Historia como los que vivimos, en los que nuestra cultura, nuestra forma de vida y nuestra civilización son cuestionados y atacados, es cuando más se necesita reafirmar y defender nuestros valores. Muchos ya hemos dado el paso.
*Santiago Abascal es presidente de Vox.
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