Poca gente sabe que los musulmanes derribaron una importante basílica cristiana y reutilizaron los materiales para construir en el mismo lugar su templo tras la invasión de la Península .
Pocos son los que dudan de que la Mezquita de Córdoba es, por su extraordinaria belleza y complejidad artística, uno de los edificios más impresionantes que se pueden ver hoy en el mundo. Un edificio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que popularmente se asocia al arte musulmán, pero del que la mayoría desconoce que fue construido sobre las ruinas del templo cristiano más importante que había en esta ciudad andaluza: la Basílica de San Vicente.
Foto:Mihrab de la Mezquita de Córdoba
Más de dos siglos estuvo en pie este gran templo dedicado al culto católico que hizo las veces de sede episcopal del obispo Osio de Córdoba, mano derecha del emperador Constantino. En concreto, desde que fuera construido en una fecha indeterminada del siglo VI, hasta finales del siglo VIII, 75 años después de la invasión musulmana. «Los cristianos del norte de España recordaron la Basílica de San Vicente Mártir hasta el Reinado de Alfonso VI, en el siglo XI. Las crónicas del Monarca aluden a que la Reina vino a Córdoba a dar a luz y quiso hacerlo, decía, “en la iglesia que se encontraba en la parte occidental de la Mezquita”, que es, efectivamente, el lugar en el que están los restos de la basílica», cuenta a ABC el canónigo archivero de la Mezquita-Catedral de Córdoba, Manuel Nieto Cumplido, considerado uno de los grandes estudiosos del monumento y autor de varios libros sobre su historia.
«Después cayó en el olvido durante siglos –añade–, porque las crónicas musulmanas son muy concisas en recoger los acontecimientos católicos de las ciudades que dominaban. Los cristianos cordobeses se convirtieron en una minoría que acabó exiliándose a Castilla tras la conquista de los almohades y la diócesis quedó despoblada, lo que sin duda influyó en el recuerdo de la existencia de esta iglesia. Tras la reconquista en 1236, tampoco se recuperó su memoria, porque ya no se tenía conocimiento de ella. No la conocía ni el mismo Alfonso X El Sabio, que contó la Reconquista de la ciudad refiriéndose a Córdoba únicamente como una antigua colonia patricia romana. Se saltó de golpe dos siglos y medio de historia».
Una mezquita con los restos de la Basílica
El 19 de julio del 711 había tenido lugar la batalla de Guadalupe, cerca de Sevilla. La derrota de don Rodrigo y las tropas cristianas dejó el paso franco a los bereberes. La invasión musulmana avanzaba inexorable y Córdoba no tardó en ser conquistada ni tres meses. Sin embargo, la Basílica de San Vicente aún estuvo en pie unas cuantas décadas, las que pasaron hasta que Abd al-Rahmán I fijó su residencia en la ciudad, en el 756, y el tiempo que pasó después moldeando en su cabeza la idea de construir un gran templo islámico digno de su dinastía, la de los Omeya de Damasco.
Fue finalmente en el 785 cuando comenzó su gran proyecto. Hasta esa fecha, la basílica se hallaba repartida, a efectos de culto, entre cristianos y musulmanes, pero Abd al-Rahmán I decidió entonces negociar con los mozárabes la compra de su parte a cambio de dinero y la autorización para reedificar algunas de las iglesias que se habían demolido durante la invación.
Pero el destino de la Basílica de San Vicente era otro bien distinto. Abd al-Rahmán I ordenó derribarla de inmediato y, un año después, levantar sobre sus ruinas la gran mezquita. Y no solo eso, sino reutilizar todo los materiales de esta para la construcción del nuevo templo, especialmente fustes, capiteles o, incluso, las mesas del altar. «Se puede decir, por supuesto, que el origen de la Mezquita es católico. La basílica se encontraba allí antes dedicada al culto católico y, además, en la parte fundacional de esta no hay nada creado por los musulmanes. Solo usaron las piedras de esta y de otros templos de Córdoba», explica Nieto Cumplido.
La Basílica olvidada
Se cerraba así un ciclo de la historia Córdoba: el que había comenzado a mediados del siglo VI, cuando se trasladó la sede episcopal a intramuros, construyéndose la Basílica de San Vicente, y se organizó aquella zona como un auténtico centro de poder. La basílica y sus alrededores debían servir como elemento integrador de una futura planificación urbanística desarrollada conscientemente desde Bizancio. Y así fue, porque actualmente el lugar conserva todavía su prestigio.
Pero la Basílica fue arrasada y su existencia cayó en el más absoluto olvido en el siglo XI, y así continuó durante los ocho siglos siguientes. «No se volverá a tener conocimiento de ella hasta el siglo XIX, con la traducción de las crónicas hispano-musulmanas que aparecieron durante la conquista francesa del norte de África. Estos textos hablan de la entrada de los musulmanes en Córdoba y de los tratos hechos para el establecimiento de una mezquita en la Basílica de San Vicente, con la compra del patio del edificio para comenzar a construirla», asegura el archivero de la Mezquita-Catedral.
Fue precisamente uno de los textos de Alfonso VI el que utilizó el arquitecto español Félix Hernández para encontrar, durante la Segunda República, la antigua Basílica de San Vicente, de la que consiguió recuperar una parte: «No se conocen las medidas exactas, porque no se excavó en su totalidad. Al comenzar la Guerra Civil, la parte de Abd Al Rahman I, que es donde se encontraba, estaba totalmente levantada por las excavaciones, pero la autoridad militar competente amenazó a Félix Hernández diciéndole que o lo tapaba o acababa con él. Tuvo que taparlas totalmente y no le dio tiempo a levantar planos de lo que había excavado. Es por eso que es imposible conocer el tamaño exacto, aunque se sabe que fue grande porque en el patio aparecieron restos de los edificios administrativos de antigua basílica», declara.
Algunos de esos capiteles y fustas que reutilizó Abd al-Rahmán I para la construcción de su templo islámico en el 786, e incluso el mosaico original de la basílica cristiana, están hoy expuestos en Córdoba como relato de aquella primera página histórica del actual edificio de la Mezquita. Una página oculta y enterrada durante muchos siglos.
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