domingo, 22 de junio de 2014

Venezuela hace cola para comprar comida, papel y hasta para bombonas de gas

La escasez de productos se une a la inflacción, por ello, cuando encuentras algo que es difícil encontrar después de hacer largas colas, lo pagas caro.
 
 
 
 
 

El gas o el petróleo, dos productos que habían ido ligados a la riqueza del pueblo venezolano, han dejado de producirse y ahora se importan, por lo que cuando no hay dinero, también escasean.

Comprar papel higiénico en Caracas se ha convertido en una carrera de fondo







Aquí no se puede seguir viviendo. Cualquier otro país es mejor que Venezuela”. Así se expresa Andreína Sierra, venezolana y trabajadora de una firma de contadores en Caracas, acerca de la situación actual del país. No hay nada mejor para poder entender lo que está ocurriendo que hablar con gente que lo está viviendo en primera persona. El problema del que habla es el que todo el mundo conoce: la escasez de productos básicos, como la harina de maíz, con la que se hacen las típicas arepas del país y principal alimento de los venezolanos, o el arroz.
Pero la cosa no se queda ahí. No sólo es comida, o papel higiénico. La mala gestión del país ha llegado hasta el punto de dejar un país rico en recursos energéticos en la pobreza: donde había grandes empresas de producción petrolera y gasista no ha quedado nada, y el Gobierno ahora no tiene dinero para seguir importando. 
Las largas colas se pueden ver en el supermercado para comprar productos tan básicos como la leche o la harina. "Pero hasta para el gas, nosotros, que somos un país rico en gas... tenemos que hacer largas colas para comprar bombonas de butano".
La situación se ha vuelto insostenible, porque además cuando se consigue algo que escasea, hay que tener en cuenta que su precio habrá subido por culpa de la inflación. "Cuando por fin consigues algo que es escaso te quedas sin dinero. Café, azúcar, arroz, aceite, harina de maíz para hacer nuestras arepas... no sabes la lucha que es encontrarlo", asegura Andreína. "Dedicas un día completo para encontrarlo y luego tienes que hacer una cola de una o dos horas", añade.
Además, ciertos alimentos están hasta bajo la protección del Ejército, para evitar que se convierta en un caos. "El otro día fui a comprar y encontré que había leche en polvo y harina de maíz, pero tuve que hacer una cola enorme porque estaba custodiado por la Guardia Nacional", explica esta ciudadana. "Yo me siento como en África", añade.
Uno de los problemas derivados de esta crisis es que, después de toda una semana trabajando, se necesita "el fin de semana completo para poder hacer una compra, porque estás todo el fin de semana en la cola". El papel higiénico, por su parte, parece que ha dejado de ser tan escaso.  "Ahora hay más, no está disponible como antes, pero ya parece que se este ve algo más, aunque aún no se ha normalizado", afirma.
 

Desodorantes, electrodomésticos y hasta el gas butano, que antes era de producción nacional

Los productos de limpieza son otro bien más bien escaso en el país. Desinfectantes, lavavajillas... "Sólo hay lejía", explica. "El jabón líquido para lavar los platos es muy difícil de encontrar y hay gente que, cuando lo encuentra, si les dejan llevarse cuatro se llevan cuatro", asegura.  En este mismo sentido se explica una segunda ciudadana, a la que llamaremos Eva, ya que aunque también ha ofrecido su testimonio a Teinteresa.es, ha preferido mantener su identidad en secreto. Aunque Eva explica que se dan casos en que "hasta los marcan con un código en el brazo para que no puedan volver a comprar". 
"Detergente, desinfectante, papel de cocina, gel, champú... Todo lo de limpieza escasea. Ahora el mayor problema existe con el desodorante: sólo hay una marca", afirma Eva. También Andreína lo ha notado: "Tenemos un problema terrible con el desodorante: ya sólo se vende una marca y a veces hasta es difícil encontrarlo".
A Andreína también le preguntamos si el resto de productos están en la misma situación: ropa, electrodomésticos... Nos cuenta que ella no tiene dinero suficiente para comprar electrodomésticos pero "si los hay, deben de ser carísimos porque la inflación es brutal". Eva, por su parte, indica que sí, que la escasez se nota en todo, incluso en las tiendas de ropa. "Hay muchísimas tiendas, de hecho muchas españolas, que han tenido que cerrar porque no consiguen dólares para importar sus productos", asegura.
La principal causa de que las marcas internacionales sean incapaces de importar sus productos o, en su defecto, las piezas con las que los fabrican es el doble sistema de tipos de divisas que existe en Venezuela. "Hace dos años que no tenemos dólares para comprar, así que o se cierra o se va al mercado negro", explica Eva. "El dólar, que está en torno al valor de 6 bolívares, se compra en el mercado negro por cerca de 50 bolívares", un precio que es nueve veces su valor.
Todo esto es resultado de un proceso de abandono de las empresas nacionales en pos de las internacionales. "El aparato productivo de Venezuela se ha acabado", explica Eva. De hecho, esta mujer, que tiene un negocio de venta al por mayor de alimentos, conoce el sistema con el que han ido destrozando el modelo de producción de azúcar. "Estamos en un estado cañicultor, con tierras que se nos han expropiado y esas tierras ya no las cuidan, las han ido dañando". También Andreína sabe que en Venezuela han dejado de contar con empresas privadas de producción.

"Lo que más me sorprende es que la gente se acostumbre y se resigne"

A Andreína una de las cosas que más le perocupa es que los venezolanos han comenzado a resignarse y a acostumbrarse a una situación como la actual. "Yo no lo puedo soportar", explica esta joven, que pasó un año en España estudiando y que, desde su vuelta en 2012, ha visto la decadencia de su país. "Desde mi vuelta y, sobre todo, desde la muerte de Chávez, la cosa ha empeorado.
Eva también siente ese resignación en su pueblo. "Han estado durante 15 años acostumbrándonos, educándonos... Venezuela ya no es el pueblo combativo que era antes, los pobres ya no luchan", asegura. "Una de las chicas que trabaja en mi negocio estudia de noche y le dicen que las colas que hacen para comprar, al final, son como un club social donde conocen a mucha gente. Y no se quejan", asegura.
Todo esto se ha visto agravado, además, por un nivel de delincuencia e inseguridad abrumador.  "El comportamiento de la gente es horrible: el nivel de violencia es muy grande, hay intolerancia, se han perdido muchos valores...", explica Andreína, que asegura que vive en estado de ansiedad continuo porque sabe que en cualquier momento puede ser víctima de un asalto.
"El otro día asaltaron a la esposa de mi jefe. El banco la había llamado para darle los 300 dólares en efectivo que te dan como máximo si quieres comprar divisa para viajar, porque se iba de vacaciones. Al llegar a la puerta de su casa unos motoristas la atracaron y el pitazo (el soplo) sólo pudo salir del banco, sólo ellos sabían que iban a darle el dinero", explica.
Este problema también lo ha vivido Eva. "Roban las baterías de los carros (coches) y los dejan sin cauchos (ruedas)", asegura. "No fue algo de repente" sino algo que se ha ido intensificando en los últimos 15 años, para llegar a la sociedad en la que viven ahora: "una sociedad de locos".
 

"No hay solución a corto plazo... y la recuperación será muy larga"

Estas dos ciudadanas viven en primera persona lo que ocurre en Venezuela, y nadie mejor que ellas mismas para proponer una solución. Pero ¿existe alguna? Andreína cree que no. "A corto plazo no hay solución... ni siquiera a largo plazo. Porque no es sólo un problema económico y político, sino también social. Si se va este Gobierno, la gente ya está como está", asegura. esta joven, que roza la treintena, no es nada optimista con la situación del país y además, cree que la recuperación "será muy larga".
"Mi hermano ha decidido ya que se va del país, se va a Colombia: no es el país más seguro del mundo, pero al menos no es tan inseguro como Venezuela", asegura. "En mi opinión, cerca del 80% de la gente piensa así. Hasta mi mamá, que nunca había pensado en irse, ya se lo está planteando", añade.
Eva, por su parte, se pregunta cómo se puede hacer creer un país que han llevado hasta el punto actual. "Han venido a robar el país. Debería ser uno de los países más ricos del mundo: tenemos petróleo, gas, agua, terrenos fértiles... pero todo lo han destrozado", explica. "Así ni siquiera quieren venir los turistas. Mi pobre país está aislado", añade,
La única solución para Eva es que "haya una democracia de verdad". "No van a salir del poder, porque tienen tanta corrupción que el Gobierno se ha hecho con todo el poder. ¿Cómo vamos a poder salir de esto? Sólo con una democracia de verdad", añade.
También Eva es crítica con otros gobiernos y, en particular, al Gobierno de China al que "ha regalado el negocio del petróleo". En este sentido, Eva concluye lamentándose de que "los presidentes que le hacen juego a (Nicolás) Maduro también tienen la culpa" de haber dejado el país en una situación tan crítica.





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