Nuevo recorte de libertades para imponer a todos las tesis transexualistas
PSOE, IU y Verdes amenazan con convertir Andalucía en un gag de los Monty Python
Un disparate ideológico que empezó propiciando dos suicidios
Ayer Profesionales por la Ética alertaba de una proposición de ley con carácter urgente que votará mañana miércoles el Parlamento de Andalucía, proposición con la que la izquierda pretende imponer a todos los andaluces una ideología perversa cuyo creador, John Money, condujo al suicidio a dos hermanos a los que sometió a sus aberrantes experimentos sexuales, experimentos que partían de la misma absurda tesis ideológica que defiende la citada proposición de ley (ver PDF, pág. 4)
“En la persona imperan las características psicológicas que configuran su forma de ser y se ha de otorgar soberanía a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física. La libre autodeterminación del género de cada persona ha de ser afirmada como un derecho humano fundamental.”Llevada al pie de la letra, esta majadería implica que si uno decide que tiene 18 años aunque en realidad tenga 65, la sociedad ha de decir que tiene 18, bajo pena de acabar ante un tribunal. De igual forma, si uno se siente moreno, aunque sea pelirrojo, la Junta de Andalucía estaría dispuesta a sancionar a todo aquel que se le ocurra llamar “moreno” al pelirrojo imaginario. Y si uno es gordo y un medio de comunicación dice que está delgado, a ese medio se le multa o se le censura en aras de la “libre determinación” personal. Que la izquierda andaluza limite ese disparate -de momento- al sexo demuestra que ni siquiera ella misma se traga tan absurda premisa.
¿Una ley para castigar a quien diga lo mismo que la OMS?
De hecho, la propia proposición de ley indica a las claras que en este caso se está tratando de imponer a la sociedad una visión de la sexualidad que la OMS aún asocia con un transtorno. La exposición de motivos de dicha proposición señala lo siguienta a propósito de la transexualidad:
“Aún hoy, los manuales internacionales de enfermedades mentales DSM-IV-R y CIE-10, elaborados por la American Psychiatric Association (APA) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS), respectivamente, la recogen y califican como «trastorno de la identidad sexual» o «desorden de la identidad de género». El diagnóstico médico asociado a la transexualidad es «disforia de género».”El resto de la ley se dirige a criminalizar premisas como la citada de la OMS, lo cual hace procedente que nos preguntemos si la izquierda andaluza pretende sancionar a quien sostenga, como lo hace la OMS, que la transexualidad es un transtorno.
La izquierda disfraza un documento privado como un tratado internacional
Los autores de esta proposición deciden enmendarle la plana a la OMS alegando que “es cada vez mayor el número de personas expertas e investigadoras de prestigio que considera seriamente la despatologización de la transexualidad, en línea con los principios de Yogyakarta de la ONU“. Y he aquí la trampa: no hay tales “principios de Yogyakarta de la ONU”. La ONU no ha ratificado dichos principios, promovidos por ciertos particulares y respaldados por una ONG denominada “Comisión Internacional de Juristas”. Así pues, dicha proposición de ley falsea dichos principios disfrazándolos de tratado internacional, lo cual es incurrir en una falsedad en documento público, hecho tipificado como delito por el Artículo 390 del Código Penal y castigado con pena de prisión de tres a seis años.
Lo que se les viene encima a los funcionarios andaluces
Pasemos ahora a ver las medidas que contemplan los promotores de esa disparatada proposición de ley para imponer a la sociedad andaluza sus tesis ideológicas. En su artículo 8, bajo el título de “Medidas contra la transfobia”, establecen una “protección especial a las mujeres transexuales”, lo cual es una paradoja: ¿cómo saben que un transexual es mujer si afirman que uno es lo que quiere ser? También pretenden desarrollar “programas de capacitación, sensibilización u otros dirigidos a contrarrestar entre el personal funcionario, laboral, estatutario y sanitario de las administraciones y de los organismos, sociedades y entes públicos las actitudes discriminatorias, los prejuicios y la imposición de estereotipos en relación con la expresión de la propia identidad de género”. Teniendo en cuenta las esperpénticas premisas ideológicas de la que parte esta proposición de ley, ¿obligarán a los funcionarios, si ven aparecer a un tío de traje y corbata, a preguntarle si quiere ser tratado como “señor” o “señora”, so pena de ser señalados como “transfóbicos”?
La mordaza transexual llegará también hasta los medios, incluso los privados
Las medidas que reclama la izquierda andaluza van más allá de las administraciones públicas. El punfo f del citado artículo 8 señala: “Asegurarán que la conducta de los medios de comunicación de titularidad pública o privada sea plural, abarque un tratamiento correcto de las personas en función de su identidad de género y evite la difusión de los prejuicios y estereotipos dominantes en relación con la identidad de género.” Esto supone mandar a hacer puñetas a la libertad de información y de expresión en los medios de comunicación, sometiendo estos derechos fundamentales a los caprichos del poder político. Unos caprichos que, dicho sea de paso, resultan muy selectivos. ¿Los mismos que dan rienda suelta a sus prejuicios anticatólicos son los que van a vigilar los prejuicios ajenos? ¿Será que consideran que los ciudadanos no han de ser discriminados ni ofendidos por su forma de vida, a menos que estén bautizados y vayan a Misa?
Disparates ideológicos que sirven para tener un chollo en la universidad
La citada proposición también pretende obligar a las universidades a desarrollar las tesis ideológicas impuestas por la izquierda como si fuesen proyectos científicos, con programas de formación e investigación y convenios de colaboración -atento, contribuyente, que van a por tu bolsillo- apelando a conceptos como éste: “Impulsar la investigación y la profundización teórica sobre la identidad de género.” Todo un chollo para que los ideólogos afines se dediquen a vivir del cuento. A fin de cuentas estamos hablando de la forma de aprovecharse del dinero público que ha desarrollado la izquierda durante décadas en Andalucía.
Un nuevo recorte a la libertad de educación de las familias
Pero por si no bastaba con lo visto, el título III de dicha proposición entra a saco en el ámbito educativo, señalando que la Junta de Andalucía “velará por que el sistema educativo sea un espacio de respeto y tolerancia libre de toda presión, agresión o discriminación por motivos de identidad de género, con amparo a los estudiantes, docentes y familias que lo componen. Asimismo, asegurará el respeto a todas las expresiones de género presentes en el ámbito educativo.” Que la izquierda andaluza se erija en veladora del respeto y la tolerancia suena a chiste, teniendo en cuenta su intolerancia a los cristianos. Una vez más nos encontramos con que esa izquierda se vale de una idea muy selectiva de la “tolerancia”, que aprovecha, además, para cercenar derechos fundamentales. Y es que lo entrecomillado implica que la Junta se va a pasar por el arco del triunfo la libertad de educación y el derecho constitucional de los padres a decidir la formación moral que desean para sus hijos. Si los colegios o las familias discrepan de las disparatadas tesis transexualistas de la Junta, según las cuales uno no nace niño o niña, sino que elige su sexo como quien elige el color de la ropa, entonces los colegios y las familias se arriesgan a ser sancionados e incluso llevados ante un tribunal por el simple hecho de discrepar de los postulados de la izquierda. Aunque este año se cumple el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín, algunos nostálgicos de las dictaduras socialistas siguen empeñados en que el Estado decida por las familias usurpando a los padres sus derechos más elementales.
¿Obligarán a las niñas a compartir baños con niños que ‘elijan’ ser niñas?
Pero la izquierda ni siquiera se detiene ahí: “Los estudiantes, personal y docentes que acudan a los centros educativos de la Comunidad andaluza tienen derecho a ver su identidad de género libremente determinada y el nombre que hayan elegido”, señala la proposición de ley. Teniendo en cuenta la maximalista premisa ideológica de la que parte, ¿pretenden preguntar al comienzo de la escolarización cuál es el sexo que elige cada alumno, obligando a toda la comunidad educativa a ratificar el disparate? No estamos hablando de un mero juego en el que uno elige el sexo como quien elige una asignatura, sin más consecuencias que las estrictamente personales. ¿Obligará la Junta a permitir la entrada en baños de chicas a chicos que hayan elegido ser mujeres? ¿La elección podrá cambiar de curso en curso? El absurdo es tan colosal que se me ocurren muchas preguntas sobre las posibles implicaciones que tendrá este proyecto de ingeniería social que recuerda muchísimo a esta escena de la película “La vida de Brian” de los Monty Python:
Y es que al final, lo que pretende a la izquierda en Andalucía es un símbolo de su constante lucha contra la realidad, recortando libertades y desgraciándole la vida a los más pequeños en aras de los experimentos ideológicos de unos pocos fanáticos.
Fuente:Contandoestrelas
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