domingo, 4 de noviembre de 2012

Entidades como UBS, Nomura y JP Morgan desmontan los argumentos del pulso independentista



Cuando el «tirón» sentimental del llamamiento independentista de Artur Mas comenzaba a dar los primeros síntomas de flaqueo, el giro en el discurso del presidente de la Generalitat era de libro. En plena crisis económica, tocaba apelar al maltrecho bolsillo de los ciudadanos para sumar adeptos contra Madrid. El germen del agravio económico llevaba años madurando en la sociedad catalana y era una baza políticamente infalible.
Pero los argumentos económicos deben cuadrar con los números y profundizar en las tesis del movimiento independentista supone dejar al descubierto un cúmulo de trampas que no han pasado por alto los principales bancos de inversión internacionales. La Unión de Bancos Suizos (UBS), el banco japonés Nomura o la entidad norteamericana JP Morgan, verdaderos lazarillos de miles de inversores en todo el mundo, han publicado respectivos informes en los que derrumban buena parte del argumentario utilizado por la Generalitat. En resumen, más deuda y más déficit, y, por descontado, mayores reticencias de los inversores internacionales hacia un territorio que, independiente, muy previsiblemente estaría fuera del euro y de la Unión Europea.
Es cierto que ese hipotético nuevo estado se quedaría íntegramente con los impuestos que se generaran en el territorio (la Agencia Tributaria recauda actualmente unos 32.000 millones en Cataluña, dinero que iría a parar al nuevo estado si este mantuviera la actual estructura de impuestos). Dado que en 2012 los ingresos presupuestados de la Generalitat superan los 24.750 millones, la recaudación íntegra para las arcas catalanas supondría unos recursos adicionales de unos 7.250 millones. Pero esos ingresos serían insuficientes para cubrir los nuevos gastos.
La Cataluña independiente debería asumir la parte correspondiente de la actual deuda públicadel Estado y tendría que hacer frente a nuevos gastos que ahora son cubiertos con la caja común. El pago de las pensiones, de las prestaciones por desempleo, el servicio de política exterior y la estructura de defensa militar son tan solo unos ejemplos que han sacado a relucir los expertos de la gran banca internacional, que han dejado claro que no se creen la quimera independentista de Mas.

«Económicamente inimaginable»

La firma Nomura no duda en dar un baño de realidad al amago del presidente de la Generalitat, Artur Mas: «La posición financiera de Cataluña sugiere que un referéndum es muy poco posible debido a su dependencia de los fondos estatales». La solicitud de Cataluña de más de 5.000 millones al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para hacer frente a gastos, como la nómina de funcionarios o el pago a proveedores, es, sin duda, una de las principales contradicciones del desafío independentista. Y así lo expone el banco japonés, una de las firmas de inversión más influyentes en los mercados: «En términos de implicaciones de mercado y eventos de riesgo, creemos que un voto sobre la independencia es el peor escenario posible».
Pero el principal argumento de la entidad nipona se asienta sobre la imposibilidad de llevar el desafío a la práctica: «Sería económicamente inimaginable, especialmente por el tamaño del sector bancario catalán» que, asegura, sufriría «consecuencias negativas como la fuga de depósitos». Y es que los dos grandes bancos con sede en Cataluña, La Caixa y Sabadell, hace mucho que dejaron de ser catalanes en términos de negocio y cuentan con una importante -y creciente- presencia en el territorio nacional. Y esto no solo le ocurre a los bancos. Buques insignias del empresariado catalán como Gas Natural son, en la práctica, grandes multinacionales que operan a nivel nacional e internacional.
El banco Nomura también destaca el daño que la inciativa de Artur Mas está haciendo al conjunto de España en un momento de especial sensibilidad de los mercados. La entidad asegura, de hecho, que el avance electotal podría «acelerar las dinámicas que conducen a una petición de rescate para España». «Los acontecimientos en Cataluña no han podido llegar en peor momento para el Gobierno de Mariano Rajoy», afirma. No obstante, la entidad matiza: «En nuestra opinión, se trata de un discurso con el que, en realidad, la región pretende ampliar su autonomía fiscal». Porque el ruido que generarán las elecciones y la retórica independentista no hace sino multiplicar la imagen de inestabilidad del país de cara a unos inversores ya de por sí reticentes con España, concluye la firma japonesa.

«Un futuro sombrío y desastroso»

«¿Puede Cataluña dejar España? La respuesta corta es no». Así de tajante se muestra el banco suizo de inversión UBS en un informe repartido entre sus clientes y en el que desmonta uno a uno los argumentos económicos esgrimido por Mas en su pulso independentista. La entidad parte de la base de que «la Constitución española es bastante clara» y en su artículo 149 expone que solo el Gobierno central puede autorizar un referéndum. Aún así el ejercicio del banco va más allá: «Asumiendo que la consulta se lleva finalmente a cabo y Cataluña se declara independiente, ¿cuáles serían las previsiones económicas? Pensamos que sombrías y desastrosas».
Veamos por qué. La deuda de Cataluña garantizada por España a finales de año ascenderá a 42.000 millones de euros, lo que representa el 21% de su PIB. «Esto le convertiría en uno de los países menos endeudados de Europa», asegura. Eso sí, luego matiza: esos números no incluyen la división de los activos y pasivos del conjunto del Estado. «Y esa es la clave», afirma UBS. Haciendo un traspaso de forma proporcional, el banco estima que, realmente, la deuda de la Cataluña independiente se dispararía al 78,4%, en línea con la registrada por el conjunto de España.
El punto más «peliagudo» es, en plabras del banco suizo, el efecto que la independencia tendría sobre el déficit. Cataluña cerró 2011 con un déficit del 3,7% de su PIB, por lo que, dando por buenos los números que proporciona el Gobierno de Mas, que defiende que su región aporta el 8% del PIB de España, la secesión supondría un superavit para Cataluña del 4%. Sin embargo, UBS pone en duda esos cálculos pues «ignoran cómo se dividirían los activos del Estado» así como «los grandes obstáculos fiscales» que tendría la nueva nación. Para empezar, Cataluña debe hacer frente al pago de más de 7.000 millones en vencimientos de deuda en 2013 y su acceso a los mercados de financiación se ha cerrado. De hecho, UBS recuerda que la región ha tenido que recurrir al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), «por lo que la renegociación de la deuda con los inversores sería muy difícil».
Pero la gran pregunta que se harían los inversores, según UBS, sería esta: «¿Dónde se ubicaría Cataluña financieramente hablando?». El propio banco da la respuesta: «En Europa parece que no. Estaría fuera de la UE y de la Eurozona», sostiene. Un problema mayúsculo a la hora de medir el riesgo del nuevo país. «Sería desastroso», asegura UBS, que afirma que se le cerraría el mercado de las exportaciones y que los costes se multiplicarían por tener que lanzar una nueva moneda. «La quiebra, la salida de los bancos y una fuerte caída de la riqueza y de los ingresos serían muy probables» por el efecto imparable de la huída de los capitales. Además, las entidades financieras locales, como La Caixa o el Sabadell, no tendrían la red de seguridad del BCE.

«No mejoraría la situación fiscal»

El banco estadounidense JP Morgan dispara al corazón del discurso independentista: a las supuestas ventajas económicas de la Cataluña como país. «Cataluña no mejoraría su senda fiscal en un entorno de independencia», afirma. En su reciente informe titulado «El desafío catalán formula preguntas reales a Europa», la entidad considera que el supuesto apoyo mayoritario de los catalanes a la secesión no es creíble, destaca la ilegalidad de un referendum independentista en Cataluña, afirma que, en caso de secesión, Cataluña quedaría fuera de la Unión Europea y pone negro sobre blanco que CiU, en realidad, se conformaría con una mayor autonomía fiscal para la la región.
No obstante, JP Morgan alerta del riesgo que supone el movimiento, que puede dar pie a que otras comunidades autónomas, e incluso otros países de la UE, inicien reclamaciones similares. Además, el banco destaca los costes que, en caso de una hipotética independencia, debería asumir Cataluña y que actuamente asume el Gobierno, como los gastos de administración, defensa o seguridad. «En un escenario favorable, con unos costes de transición mínimos, sin que se produjera una ruptura significativa del comercio con el resto de España, tomando como referencia el déficit fiscal por el método más favorable a los intereses nacionalistas y calculando los costes que asume el Gobierno de forma moderada, el beneficio de la secesión no alcanzaría el 3% del PIB», asegura.

No hay comentarios: