domingo, 25 de noviembre de 2012

Catalibán

Definición en Diccionario para usuarios de nuestra lengua, bien sea de forma propia o impropia:“CATALIBÁN”.


Qué es un catalibán?


Según la Necional Geographic, un catalibán es un homínido bípedo, originario de Cataluña o acomplejado por no haber nacido allí, con escasa masa neuronal y aspecto no muy agraciado —a juzgar por el de sus jefes de manada—. Camina habitualmente erguido (es erectus), excepto cuando se agacha a coger una subvención. Gusta de incurrir en la repetición compulsiva de consignas absurdas y delirantes falsedades, inculcadas por los mismos líderes a quienes aupó hasta la opulencia. Cada espécimen sigue siempre el mismo patrón de actuación social:


1º Recita una letanía de mentiras y sandeces.

2º Cuando alguien con una mínima inteligencia y escolarización elemental se las rebate, el catalibán se queda sin argumentos y contraataca gritándole: «Feixista!» (‘¡Fascista!’).

3º Si su injuriado interlocutor responde con otro insulto, el catalibán recurre al victimismo cínico y le espeta con dolido mohín: «Maleducat» (‘Maleducado’).


El catalibán, en época de apareamiento y fuera de ella, adolece de comportamientos contradictorios:


– Se queja de un presunto imperialismo de España, pero ha confeccionado un collage anexionista con mapas de otras regiones al que pomposamente denomina «Països Catalans» (‘Países Catalanes’).

– Pese a incluir a los valencianos en su fantasmagórico mini imperio, les niega el agua del Ebro y prefiere tirarla al mar antes que canalizarla para paliar su sed.

– Denuncia incansablemente la existencia de un supuesto e intolerable “nacionalismo español”. En cambio, considera que el nacionalismo catalán, el suyo, ése sí que es bueno y legítimo.

– Se apropian de personajes, que la Historia da como extranjeros, como Cristóbal Colon, que dicen es de una familia de la “realeza” catalana.
– Desprecia a los habitantes del resto de España, pero no le hace ascos a su dinero cuando compran la mayor parte de cuanto produce Cataluña.

– Boicotea productos no etiquetados en catalán, pero se indigna y lloriquea por el boicot a su cava.

– Detesta España. Pero ni se le ocurre proponer que el Barça abandone la Liga y compita sólo contra el Mollerussa, el Gramanet, el Gavà o el Atlètic Roda de Barà; contra equipos netamente catalanes.

– Echa a la Guardia Civil, para luego suplicarle que vuelva a combatir a los delincuentes que asaltan sus chales.
– Echa al Ejercito, pero cuando se quema el bosque y los pueblos llaman a la (UME) Unidad de Militar de Emergencia, para que sean estos los que controlen el fuego.

El catalibán presume de demócrata y pacífico; y al que no lo crea, lo muele a palos o amenaza de muerte. Incluso hallándose en su hábitat, vive en permanente tensión por ilusorias conspiraciones maléficas que cree se ciernen sobre él y teme encaminadas a la eliminación de su especie. Posee una naturaleza cobardona y poco gallarda, que le lleva en sus rituales a taparse el rostro con caretas y pañuelos para evitar ser identificado.


Ocasionalmente, puede establecer corrientes migratorias hacia el sur de Francia para pactar con la ETA, y que esta mate a los del resto de España, o esconderse cuando la situación se le pone políticamente fea en su medio ambiente.


Numerosos vestigios indican que su número mágico es el 3: tripartito, TV3, Canal 33, corrupción del 3%… Ha evolucionado hacia costumbres funerarias asaz curiosas, como la de homenajear anualmente con honores de héroe a un antepasado (Rafael Casanova) que se hizo el muerto en una guerra y huyó, tras haber incendiado los archivos que lo involucraban y falsificado el acta de defunción de un cadáver.

El macho dominante parece presentar cierto grado de deficiencias anatómicas estructurales, pues se auxilia de costosísimos reposapiés cuando se desplaza en coche oficial.

Desde que sus ancestros cavernarios lo descubrieran hace 790.000 años, los catalibanes muestran una atávica fascinación por el fuego, el cual utilizan profusamente para:


– Quemar fotos del Rey y de la Reina.

– Quemar banderas de España.

– Quemar banderas de Francia.

– Incendiar contenedores de basura.

– Quemar ejemplares de la Constitución (se desconoce si danzan alrededor).

– Achicharrar con gasolina a los seguidores de la selección española de fútbol en tierras tarrasenses.

– Acudir anualmente con antorchas en procesión nocturna a homenajear al golpista Lluís Companys.


Aun poseyendo un indudable interés zoológico, no constituyen actualmente los catalibanes una especie protegida, pues abundan en platós de telebasura y se multiplican fuera de ellos con extraordinaria rapidez en proporción inversa a la calidad de la enseñanza impartida por la Generalidad. Son muy territoriales, es decir, desarrollan hostilidad hacia otros seres, salvo si éstos se mimetizan y emiten sus mismos sonidos guturales”.

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