miércoles, 18 de enero de 2012

EL ‘TIGRE DE MALASIA’ SOLLOZÓ AL EVOCAR SU VIDA

El llanto desconsolado de Sandokán obliga a parar el juicio de la ‘Malaya’

 Entre risas y lagrimas, el juez José Godino ha tenido que detener la sesión del juicio del ‘Caso Malaya’ ante el llanto desconsolado del constructor Rafael Gómez "Sandokán", imputado y ahora nuevo consejero de la Gerencia de Urbanismo de Córdoba, que se emocionó hasta sollozar al reconstruir su vida: "Me enamoré de la construcción. Es la única profesión que te puede llevar al infinito, y no solo económicamente. Soy una persona honesta, sencilla en los negocios. Jamás he intentado hacer nada que perjudique".
Cuando ha empezado a relatar que empezó a trabajar a los tres años y que de adolescente se fue de inmigrante a Francia ha empezado a llorar. Saliéndose de todo guión establecido, Gómez se puso a contar su vida, su viaje de novios e incluso cuándo dejó embarazada a su mujer. Hubo carcajadas en la sala y hasta el juez tuvo que taparse el rostro para ocultar la risa.
En su alocución dijo que “desde mi humilde opinión, el 'caso Malaya' ha sido lo que ha destruido el país", y siguió negando en todo momento las acusaciones de haber pagado dinero a Juan Antonio Roca. En la contabilidad del cerebro de la trama figuran dos pagos de 300.000 euros bajo el epígrafe “Aportación S.K.A.N.", que se refieren al apodo de Rafael Gómez. El fiscal vincula estos pagos con favores urbanísticos. El lunes esta previsto que Sandokán prosiga con el interrogatorio... si el llanto se lo permite.
Olivo arremetió contra los EREs
Antes de declarar Sandokán lo hizo Tomás Olivo, otro de los empresarios más esperados en el proceso judicial del caso, por su relación personal con Juan Antonio Roca. Su comparecencia no defraudó en la Ciudad de la Justicia, y no tanto por su contenido 'aclaratorio' sino más bien por el 'vodevil' en que se convirtió.
Olivo se atrevió hasta a arremeter contra la Junta de Andalucía y la trama de los EREs. El juez Godino tuvo que reprenderle, advirtiéndole que el imputado era él y que “la sala está teniendo mucha paciencia con usted, que está hablando de cosas que nada tienen que ver en este proceso”. La Fiscalía Anticorrupción acusa a Olivo de pagar a Roca importantes cantidades de dinero y le imputa el delito de cohecho activo por el que se enfrenta a penas de cinco años de prisión y 4,8 millones de euros de multas.
Olivo, impecable en su atuendo y con Juan Antonio Roca de fondo en el banquillo, fundamentó su estrategia de defensa en la mala relación con Roca. Explicó a la sala que en toda su vida, él ha pisado una sola vez la oficina de Urbanismo de Marbella. “Cuando he ido a hacer una consulta al señor Roca, me tenía cuatro horas de pie esperando", dijo
"Yo he perdonado al señor Roca, igual que he perdonado al juez Torres, al que tengo estima". Pero no quedó ahí la cosa. Siguiendo su tono lastimero en el discurso, insistió en que ahora la relación con Roca no es buena, que antes fueron amigos. Incluso recordó que el cerebro de la trama fue en su día empleado de él y hasta tuvo que despedirle como trabajador. “Esta fue la última vez que le pagué algo a Roca. En el año 78, cuando dejó de trabajar conmigo. Creo que el señor Roca nunca me perdonó que lo despidiera por aquel terreno de Mazarrón. Creo que lo compró pensando que hacía algo interesante, pero a mí no me pareció bien. Roca es un gran empresario, su error fue meterse en el Ayuntamiento de Marbella", insistió Olivo.
Nunca nos vamos a quitar la mancha de 'malayos'
Dentro de su alocución populista, el empresario se erigió en el defensor de los constructores que están imputados en 'Malaya' aduciendo que “el señor Roca, con sus irregularidades, ha perjudicado a muchos promotores en Marbella. Y hoy no tienen nada. Los promotores no somos corruptos. Los que estamos aquí sentados hemos generado medio millón de empleos en Marbella. Y ahora nunca nos vamos a quitar la mancha de 'malayos'”.
En su arenga se preguntó “¿dónde están los cientos de empresarios que también hicieron convenios con el Ayuntamiento de Marbella de aquella época? Aquí sólo estamos los más tontos". Pero Olivo siguió sin admitir el pagó de los 600.000 euros a Roca, que argumenta como una “comisión” en la venta de unos terrenos en Córdoba en la que el ex-gerente de urbanismo intermedió.
Olivo no se achicó con las preguntas del fiscal y argumentó su inocencia en que, si fuera culpable, hubiera llegado a un pacto de conformidad con la Fiscalía para evitar la cárcel a cambio de una multa económica, como ya han hecho otros empresarios como Ismael Pérez Peña, el imputado de grúas en Marbella, que admitió los cohechos a cambio de una rebaja en las penas.     



  

                        


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