Al igual que las monedas, los billetes tienen una identificación nacional, pero en este caso casi todos lo desconocen.
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Si el euro realmente se partiera en dos y la moneda original con su valor actual se mantuviera en los países «core» (comandados por Alemania) mientras que los países periféricos adoptaran una suerte de euro «B» que pudiera ser devaluado, las monedas de euro de los países en riesgo de salir de la divisa común (Grecia principalmente, aunque también Portugal o incluso Italia y España) pasarían a ser un vestigio de tiempos mejores, aunque no desaparecerían ya que seguirían siendo de curso legal. Casi diez años de moneda común han hecho que, si echamos un vistazo a nuestros bolsillos, tengamos seguramente monedas de varios países, como en otros países también hay monedas españolas.
Sin embargo, ¿qué pasa con los billetes? Muy poca gente conoce que realmente los billetes de euro también tienen identificación por país, como las monedas. Aunque ésta es más sutil, más difícil de ver.
Pueden hacer el ejercicio cogiendo cualquier billete de euro, no importa de cuánto sea. Observarán que en una de las caras está impreso dos veces el mismo código numérico precedido por una letra. Esa letra es precisamente la que indica el país que ha encargado hacer el billete (recordemos que, aunque el BCE de Fráncfort es la máxima autoridad monetaria en la zona euro, los bancos emisores, es decir los que imprimen los billetes y acuñan las monedas, siguen siendo los bancos nacionales). La letra que identifica al país es la inversa en orden alfabético de la inicial del nombre de este país en su idioma vernáculo. Así, por ejemplo, Bélgica (Belgique o Belgie en dos de sus tres idiomas oficiales) está representada por una «Z», ya que su inicial «B» sería la primera por orden alfabético. La letra que representa a España es la «V» aunque la gran mayoría de billetes que pululan por la zona euro tienen la marca «X», que representa a Alemania (un 30% del capital del BCE es suyo).
Francia es la «U», Portugal es la «M» e Italia es la «S». Los Países Bajos se representan por la «P», Austria es la «N», Finlandia la «L», Eslovenia la «H», Chipre la «G», Malta la «F», Eslovaquia la «E» e Irlanda la «T». Luxemburgo no tiene letra asignada porque su banco central no imprime billetes.
La letra que más peligra de todas es la «Y», correspondente a Grecia. Mientras tanto, algunos países que no han adoptado el euro tienen empero una letra reservada, por si en algún momento les apetece incorporarse a la moneda común, algo que por el momento está dificultando la salida de la crisis a los países. La letra «J» se reserva para la fecha hipotética en que Reino Unido abandonara la libra, la «K» iría para Suecia y la «W» para Dinamarca.
¿Quiere esto decir que ante una eventual partición del euro los billetes pasarían a valer más o menos dependiendo de si corresponden a un país «core» o periférico? No parece muy probable esta opción, ya que implicaría empobrecer sin su conocimiento a los que posean estos euros «periféricos», ya que la mayoría de la gente desconoce la manera de saber de qué país proceden los billetes que lleva en el bolsillo. Pero no podemos olvidar que, a pesar de todo, no todos los euros son iguales...
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